Capítulo 5. Haré que te arrepientas.

Miriam se estaba impacientando porque Lía ya había tardado un poco, se dirigía a la salida cuando Lía llegó a la habitación, Miriam la miró y grito - ¿Dónde estabas? Estaba por irte a buscar?

La chica tomo un poco de aire, ya que se sentía un poco agitada de correr como si su vida dependiera de ello. -Amiga me ha pasado algo feo, encontré a un hombre muy grosero. -La mujer se dispuso a contarle a su amiga lo que había sucedido.

Miriam la abrazo, sin duda que ambas estaban ebrias. -No te preocupes amiga, mientras estés conmigo nadie podrá lastimarte. - las chicas se empezaron a reír.

Siguieron tomando hasta terminar a segunda botella de vino. De ahí decidieron marcharse, llegaron al auto con dificultad, pero cuando estuvieron arriba se fueron directo a la finca.

En otra habitación Gustavo seguía en su cena de negocios, pero no dejaba de pensar en aquella mujer con la que se había topado unos minutos antes, sintió rabia en solo recordar lo que había sucedido. Martín se dio cuenta de la distracción de su jefe, pero no dijo nada. En eso le llegó una notificación.

Aquel hombre seguía sumergido en sus pensamientos cuando una voz lo interrumpió, susurrándole al oído. -Señor Wu, la Señorita Miriam Wu y su amiga han regresado a la finca sin problemas. - el hombre miró su reloj y notó que ya era tarde, les dijo a las personas que reunirían en otro momento, se levantó y se marchó.

Las chicas llegaron a la finca en un estado muy mal, Lía contrabajo se podía poner de pie debido a tanto alcohol que corría por todo su ser, sentía como la sobriedad estaba muy lejos de ella. Miriam por otro lado se sentía mucho mejor, al parecer tenía un poco más de resistencia a esa bebida embriagante.

Llegaron a la habitación con mucho trabajo. Lía se sentía terriblemente mal y eso no se podía negar con tan solo mirarla, Miriam a pesar de haber ingerido algo de alcohol se encontraba tranquila.

-Lía me bañaré primero para que después lo hagas tú. –La mujer acostada sobre la cama respondió que sí solo con el movimiento de su cabeza.

Miriam dio un gran suspiro al mismo tiempo que se llevaba las manos a la cabeza, pero al parecer todo estaría bien, pues les quedaba un día para reponerse de la borrachera. Se dirigió al baño.

20 minutos después la chica había salido de ducharse, solo quedaba secarse su cabello para poder descansar, se acercó a donde su amiga y le dijo con voz fuerte –Lía despierta, es momento de que te bañes. –Después de moverla por unos cuantos segundos la chica despertó. Ebria y soñolienta se dirigió al baño.

Mientras Miriam se disponía a secar su cabello le tocaron la puerta. La chica abrió y miró al hombre que estaba parado frente a ella. No pudo evitar poner los ojos en blanco -¿Qué haces aquí? –Dijo con voz molesta.

El hombre se percató que aquella chica había tomado un poco, pero se veía normal no como la otra mujer con la que se había encontrado unas horas antes. –Solo vine a una cena de negocios, y vine a preguntar si necesitas algo. –Dijo eso mientras metía las manos en sus bolsillos.

-No gracias. Solo quiero descansar. –Estaba por cerrar la puerta cuando el hombre volvió hablar.

-Sé que has venido con otra persona ¿Todo bien?

-Sí, ella se está bañando. –Cerró la puerta después de decir esas palabras.

Gustavo no hizo por insistir más pues también él estaba muy cansado debido a que llevaba días sin dormir. Se dirigió a su habitación, al estar ahí un sueño profundo lo inundo, se bañó lo más rápido posible para poder irse a descansar.

En la habitación que se encontraba a lado una chica después de 30 minutos salió del baño, se puso una pijama de color lila con un hermoso estampado de flores. Parecía que después de tomar ese baño la vida le había regresado un poco más, se secó el cabello para poder irse a la cama de inmediato. Cuando termino se dio cuenta de que Miriam dormía profundamente, se acostó junto a ella para poder hacer lo mismo aunque aún sentía como el alcohol corría por su sangre pues sentía ebria.

En la otra habitación Gustavo había hecho lo mismo y ya se había acostado, estaba tan cansado que en menos de 2 minutos ya se había dormido.

Eran las 2 de la mañana aproximadamente cuando una necesidad invadió a Lía, ella sabía que se debía a la gran borrachera que tenía sobre de ella, sentía su garganta completamente seca así que decidió ir a buscar una botella de agua, se levantó muy despacio para no despertar a Miriam, cuando miró todos los escalones que estaban enfrente de ella se sintió mareada, bajo despacio con tanta dificultad que cuando estuvo a bajo agradeció a los cielos, se dirigió a la cocina con paso lento, cuando miró que habían algunas botellas de agua no pudo evitar alegrarse, abrió una botella rápidamente pero como su sed era muy grande se la termino, abrió una segunda botella la cual la dejo hasta la mitad.

Ahora que había zaceado su sed lo único que pensaba era el volver a subir las escaleras. Lía tomo las ultimas fuerzas que le quedaban, subió esos escalones uno por uno pero al llegar arriba miró dos puertas completamente iguales, debido al estado en el que se encontraba su cerebro no logro recordar cual era la habitación donde estaba su amiga. Así que no dudo y se metió en la habitación que estaba a la derecha.

Entro despacio y lento como lo había hecho hacía unos minutos antes para no despertar a su amiga, solo miro el bulto que se encontraba en la cama. Así que camino lentamente, se acostó, se tapó con la sabana y se quedó profundamente dormida.

Eran las 6 de la mañana cuando Gustavo recobró la conciencia debido a que su cuerpo se encontraba más descansado, hizo un gesto de molestia pues sintió algo pesado en su brazo, abrió los ojos de inmediato y volteó a ver lo que sucedía. Su cara de confusión se hizo presente al darse cuenta que era una mujer y esa mujer dormía plácidamente junto a él mientras lo abrazaba.

Al instante el hombre trato de zafarse de los brazos de aquella chica, así que la empujo con fuerza para que lo soltará, la mujer cayó al suelo de inmediato se despertó, cuando se levantó gritó. -¿Por qué me empujas Miriam? –Cuando miro la cara de aquel hombre Lía sintió un escalofrío correr por todo su ser.

Gustavo la conoció al instante pues era la mujer con la que se había topado la noche anterior en el bar, al mirarla sus ojos se encendieron de mucho coraje, solo pensó ¿Cómo esa mujer había llegado a su cama? Por otro lado Lía estaba muy confundida ¿Cómo había llegado hasta ahí? ¿En dónde estaba su amiga?

Ante aquella confusión la chica se quedó ida en sus pensamientos, despertó de sus pensamientos cuando una mano la tomo por el brazo, la empujo a fuera de la habitación y gritó –Largo de aquí.

Lía sintió como su brazo le dolía en eso miro un pequeño moretón que este tenía. Sus ojos no pudieron negar su furia. Gustavo que se encontraba más molesto grito -¿Quién eres? A caso no te he dicho que salgas de aquí. –

Aquel grito despertó a Miriam que seguía dormida, cuando miro a su lado no había nadie. Así que salió de inmediato pues al parecer algo estaba sucediendo allá a fuera.

Abrió la puerta de su habitación y miró que su hermano tenía una mirada llena de coraje, Lía solo observaba aquel hombre con un temperamento horrible.

-¿Qué pasa? –Habló la chica para saber la situación.

-Está mujer no sé dónde ha salido, y ha tenido el descaro de acostarse en la misma cama que yo. –Después de decir eso sintió un retortijón.

-Ella –La chica tomo aire. –Ella es mi amiga Gustavo. –El hombre fulmino aquella chica con la mirada.

-¿Tú amiga?

Lía suspiro y dijo. –A caso está sordo, ha dicho que soy su amiga.

-Hermano –Lía miró a Miriam, ese hombre era el hermano de esa chica. - Por favor fue un error, ella ayer estaba ebria. –El hombre recordó lo sucedió en el restaurante. –Solo por esta vez déjalo pasar, además ella no es de aquí.

-Que la deje pasar, no Miriam está mujer tuvo el descaro de acostarse en mi cama, pero no solo eso, ayer me gritó, piso mis zapatos, pero sobretodo me faltó al respeto.

Lía se sintió confusa pero pregunto. -¿Faltarte al respeto? ¿Cuándo lo hice?

-Gustavo aunque tu veas mal dormir con ella, ella no lo ve así, ella es de otro lugar por favor simplemente olvídalo. –Miriam suplicaba pues sabía que Gustavo había cambiado mucho, temía lo que llegará hacer.

-No me interesa de donde venga, tiene que pagar lo que hizo. –Tomó a Lía por el brazo, en ese momento aquella chica sintió miedo, pues la estaba lastimando.

Miriam miró la cara que Lía hizo de dolor y grito. –Suéltala, te he dicho que ella es de otro lugar, en México no ven las cosas como nosotros. –Ahora Gustavo sabía de dónde provenía esa hermosa mujer.

-Suélteme. –En eso pensó en algo. –Discúlpeme si le he ofendido, pero por favor déjeme ir.

-¿A caso crees que una disculpa es suficiente? Estas muy equivocada. –Levantó la barbilla de Lía y la miró directamente a los ojos. –Dicen que las latinas son caliente y fogosas, si no te importó dormir conmigo, entonces no te importará hacer otro tipo de cosas.

Esas palabras provocaron la irá de Lía quien logró soltar su barbilla de la mano de Gustavo, y en eso sonó un fuerte golpe. Pof pof, Lía le había dado una bofetada con todas sus fuerzas a ese hombre.

Gustavo y Miriam se quedaron perplejos ante lo que acaba de suceder.

-¿Estás loca? ¿Quieres desaparecer? –Gritó el hombre muy enfadado. –Haré que te arrepientas.

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