Capítulo 9. Es una promesa.

Aún estaba cayendo la tarde cuando llegó a la casa de sus abuelos, se acostó en la cama miraba el techo cuando recordó la mirada de Gustavo y sintió escalofríos, en eso la voz de Miriam llegó a sus oídos: "Me gustaría que tú fueras mi cuñada". –No, sin duda Miriam se ha vuelto loca. Jamás podría ser su cuñada ese hombre es un idiota. –Dijo con voz quebrada.

Como ya no quería seguir pensando cosas sin sentido se levantó, se cambió de ropa pues la lavaría para entregársela a su amiga y decidió irse al restaurante de sus abuelos.

Cuando llego la sonrisa en los ancianos apareció de inmediato.

-¿Cómo te ha ido hoy? –Preguntó el abuelo Tao.

La chica se acercó a ellos y les dio un beso a cada uno. –Muy bien, fue un día normal. –Respondió a su abuelo, pero volvió a recordar lo que Miriam había dicho, así trato de que esos pensamientos se esfumarán de su cabeza.

Cuando escucharon que la puerta del restaurante se abrió, y saludaron al ver al cliente.

-Buenas tardes Señor y Señora Liu. –Dijo muy educadamente un joven.

-Buenas tardes, tanto tiempo sin verte. –Habló la abuela Mei con tanta confianza, Lía miró el trato que la abuela le daba aquella persona.

-Sí, últimamente he estado demasiado ocupado con la universidad, pero ya falta poco para graduarme. –Respondió el chico.

-Me alegra. –La abuela miró a Lía y le hizo un gesto con la mano para que se acercará, Lía obedeció de inmediato. –Marco te presento a mi nieta Lía, ella acaba de llegar al país a estudiar.

Lía sonrió de manera amable, Marco se levantó de su asiento de inmediato y estiro su mano para saludarla. –Hola Lía, soy Marco Chan, un gusto en conocerte. –La chica tomo la mano y educadamente dijo. –Hola, soy Lía Liu.

El hombre miraba a Lía de pies a cabeza pues sin duda era hermosa, él ya había escuchado sobre ella pues los abuelos Liu hablaban de su nieta que vivía en otro país, siempre decían que era hermosa pero las palabras de los abuelos se habían quedado cortas. Lía en cambio pensó que aquel chico era guapo pero que sus características eran de un hombre chino. Entonces su mente la traiciono y pensó en esos ojos llenos de furia de color miel, sus manos empezaron a sudar por qué cómo era posible que estuviera pensando en ese hombre que consideraba un idiota. Era el primer día que ella había pensado en Gustavo Wu.

Cuando una voz la despertó de sus pensamientos. –Sería bueno verdad Lía. –Dijo la abuela.

-¿Cómo? –La chica miró a su abuela al no entender.

-Ay Lía, le he dicho a Marco que sería bueno que te lleve a conocer la ciudad para que te distraigas. –La chica solo fingió una sonrisa por lo que su abuela había dicho.

-Será un gusto para mí ser tu guía. –Dijo aquel chico.

-Gracias. –Fue lo único que había respondido, pues aun no podía creer que había recordado los ojos de ese hombre.

La chica camino a donde su abuelo Tao. –Espero que tú y Marco se lleven bien, es un buen chico. –Dijo su abuelo Tao. Ella solo sonrió por lo que escucho y movió la cabeza en afirmación.

Miriam por otro lado había llegado a la mansión, se encontraba tumbada en la cama cuando tocaron la puerta.

-Adelante. –Se abrió la puerta de inmediato y entro Sandra. Al verla sonrió. -¿Pasa algo madre?

-¿Cómo te ha ido en la escuela? –La chica recordó lo de Hanna pero decidió no decir nada. –Muy bien todo normal.

-Me alegró mucho pequeña. –Le regaló una sonrisa a su hija pero dijo. –Necesito que invites a Lía para comer mañana.

Miriam recordó el plan de su mamá. –En serio sigues con eso.

-Ayúdame hija, eres la única en la que confió. –Como sabía que no tenía otra alternativa dijo que lo haría más tarde, Sandra sonrió y abrazo a su hija con amor.

La noche llegó y esa familia de 3 había llegado a casa. Lía estaba preparada para dormir pero no dejaban de retumbarle esas palabras de Miriam "Me gustaría que tú fueras mi cuñada". En voz baja se regañó así misma –Deja de pensar en cosas sin sentido Lía Liu.

Tomo su celular y entró al Instagram, cuando recordó aquel hombre que vio en el aeropuerto el día de su llegada, sintió como un escalofrío y pensó -¿Es él? ¿Realmente ese ese hombre? No, no puede ser me niego a que sea ese idiota. –Pero cayó en la realidad de que eran la misma persona.

Aún estaba tratando de analizar cuando un mensaje llegó. Tomo el celular y vio que era un mensaje de Miriam: "Lía dice mi madre que te invita a comer mañana a casa". Lía releyó ese mensaje muchas veces, hasta que tomo el valor y respondió: "Esta bien, agradécele a la Señora Wu".

Miró la chica la hora y decidió irse a dormir.

A la mañana siguiente salió muy temprano para la universidad, pero sin antes decirle a sus abuelos que iría a comer a la casa de Miriam, pues la mamá de ésta la había invitado, los abuelos se sentían más tranquilos por aquella chica porque ya no lloraba tanto, debido a la escuela que la distraía y el estar tomando el medicamento que Octavio le había recetado hacía que todo marchará mejor. Pero el que ella saliera les hacía sentir más tranquilos porque eso significaba que se estaba adaptando a su nueva vida.

Lía esperaba a Miriam en salón de clase, y como todas las mañanas Miriam traía dos cafés. –Aquí está la ropa que me prestaste. –Dijo Lía entregándole la bolsa.

-Gracias. –Solo contestó Miriam.

Las clases comenzaron para esas chicas.

Cuando el profesor dijo –Recuerden que faltan pocos días para la Conferencia del CEO Gustavo Wu.

La mente de Lía se hizo añicos, la persona que iba a ir a hablar de negocios era el Gustavo Wu con el que ella se había topado.

Miriam que estaba sentada delante de ella volteó a ver a Lía, eso confirmaba que era el mismo hombre y por inercia se llevó la mano a la cara.

En cambio Hanna no pudo negar su felicidad y dijo –Al fin algo bueno viene después de un tiempo de estar aquí.

-Señorita Han guarde sus palabras. –Le respondió el profesor. La mujer hizo un gesto con los hombros.

En cambio aquel hombre que se encontraba en su oficina firmando unos documentos, se le notaba una cara que significaba que no había dormido, pero eso no le quitaba lo guapo e impecable que se veía.

-Señor Wu, recuerde la comida con la Señora Wu. –Dijo Martín, lo cual no tuvo respuesta de él pues seguía mirando aquellos papeles entre sus manos.

Las chicas subieron al BMW que las llevaría a la mansión Wu.

-Miriam, tú sabías que era él el que iba a dar la conferencia.

Miriam hizo un gesto de afirmación. Lía suspiro y no se atrevió a decir nada más.

-Lía ¿Haz visto el edificio más grande que está en el centro de la ciudad? –Preguntó Miriam.

-Sí, claro ¿Por qué?

La chica suspiró. –Antes muchas personas solo se acercaban a mí por dinero, fingían amistad para obtener algún beneficio, como yo me sentía muy sola trataba de llenar a esas personas con regalos para que nunca se alejarán de mí, pero era algo inevitable porque después de un tiempo se iban sin decir más, todo el tiempo fue así hasta que llegaste tú y a pesar de que no hemos pasado mucho tiempo juntas me has demostrado que la amistad no es esperar nada a cambio. –La miró directamente a los ojos. –Nunca te alejes de mí, incluso nunca te vayas sin decirme nada, eres mi única gran amiga.

-Sabes que no me iría de aquí sin decirte nada.

-¿Me lo prometes?

-Claro, es una promesa. –Ambas chicas se sonrieron. –Pero y qué tiene que ver ese edificio. –Dijo Lía.

-Pertenece a mi familia. –La cara de asombro que hizo Lía le hizo tanta gracia a Miriam que se rio. –Sí es de mi familia, de hecho es la sucursal central del país, hay muchas más igual a esa en otros países. Es una larga historia muy aburrida.

Lía se rio. –Deja de hacer bromas. –Sin duda ella sabía desde el inicio que la chica tenía dinero pero no a lo que estaba diciendo.

-En serio no es ninguna broma, es de mi familia. Hay negocios por todas las partes del mundo. Además solo veo a mi padre 3 veces al año.

-¿Qué?

-Sí. Y eso que solo en eventos, si no ni lo veo. Pero esa es otra historia, Mi padre se retiró hace 1 año y medio y Gustavo tomo el control de las empresas y él desde ese tiempo está muy ocupado.

-Pero si dices que tu padre se ha retirado me imagino que vive con ustedes.

-No, Lía los matrimonios de la gente rica en este mundo es para obtener más dinero, así fue el matrimonio de mis padres, mi madre jamás pensó casarse con un chino y te apuesto que mi padre tampoco con una francesa, pero las cosas sucedieron así, además ellos nunca se amaron o nunca lo intentaron. –Aquellas palabras hicieron que Lía sintiera compasión por Miriam, pues la historia de sus papás era muy diferente. –él no vive con nosotros y jamás lo hará, lamentablemente Gustavo parece ser igual a Adolfo Wu.

-Quizás tu hermano sea un idiota pero puede ser mejor que tu padre.

-Lo sé, él no era así pero Gustavo... -Miriam se quedó en silencio. Lía la miró porque se quedó callada de repente. –Ya llegamos. –Dijo la chica pues no quería hablar de lo que su hermano había vivido.

Lía no preguntó nada más pues no quería que Miriam pensara cosas que no son, pero se quedó con la duda de saber lo que ella iba a decir. Las chicas bajaron del auto y entraron a la mansión.

Sandra esperaba a las chicas cuando las escucho llegar se acercó a ellas con una gran sonrisa.

-Bienvenida Lía.

-Gracias por invitación Señora Wu. –Respondió la chica amablemente.

-Pasemos a la sala estar. –Las 3 mujeres se dirigían cuando la puerta se abrió, y no evitaron voltear.

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