Gustavo estaba de regreso en el edifico que se ubicaba al centro de la ciudad, estaba en el último piso, estaba recostado en su silla y no podía olvidar aquella chica con la que se había topado incluso dormido.
Dio una bocanada de humo al cigarrillo que tenía entre sus dedos.
Martín se acercó al hombre y observó que tenía los ojos cerrados. –Señor Wu ¿Qué necesita?
El hombre tomo de nuevo el cigarrillo, cuando saco el humo dijo. –Investiga todo sobre la chica que acompañaba a mi hermana.
-¿A la señorita Lía Liu? –Gustavo abrió sus ojos de inmediato.
-¿Cómo sabes su nombre? –Martín miró los ojos de ese hombre sobre exaltado.
-Usted me pidió que vigilará a su hermana y a su amiga, por eso.
Gustavo sonrió sarcásticamente se levantó de su asiento y mi miró a través de la ventana la hermosa ciudad y dijo en voz alta. –Lía, Lía Liu. –Después su sonrisa se desvaneció.
Sandra de la misma manera ya le había pedido a un investigador para buscar las antecedentes de Lía.
Lía quien dormía plácidamente en su habitación, escucho su teléfono sonar y en eso vio el identificador y decidió contestar.
Hola mamá dijo Lía, en eso su madre del otro lado del teléfono sonrió. –Mi pequeña Lía ¿Cómo has estado? –Pregunto Laura con curiosidad. Lía se tocaba su frente pues sabía que no la había pasado tan bien. –Mamá he estado bien, simplemente que te extraño mucho a ti, a papá y a Alex, deseo comer tacos, quesadillas e incluso extraño las lentejas. –A Lía no le gustaba para nada comer lentejas, pero si esa fuera una condición para regresar sin duda las comería hasta convertirlas en su favorita.
-Mamá quiero regresar pronto a México. –Laura suspiro y le respondió. –Mi pequeña, tranquila el tiempo pasará rápido y cuando menos te lo esperes estarás de vuelta.
Lía ya no quería volver a escuchar lo mismo, pues sus padres no la dejaban de regresar, así que había decidido no volver a mencionar la palabra "regresar". Madre e hija platicaron de muchas cosas, hasta después de unas cuentas horas colgaron la llamada.
La chica estaba tratando de acomodar sus pensamientos cuando su abuela la habló. –Ven a cenar.
Lía salió y se sentó junto a sus abuelos. Cuando el abuelo Tao sin más dijo. –Lía ¿Estás bien viviendo aquí? Sabemos que estás sufriendo y no queremos verte así, si quieres regresar a tú país permíteme hablar con tu padre. –La chica puso una cara triste, pero ya que sus padres no la dejaban regresar no haría el intento de hacerlo.
-No se preocupen por mí, estoy mejor cada día. Gracias por todo su cariño pero me quedaré aquí con ustedes. –Corrió abrazar a sus abuelos para demostrarles su amor.
Las tres personas cenaron con mucha tranquila, Lía haría todo para estar bien.
La chica se levantó como todas las mañana muy temprano. Se había puesto un hermoso vestido azul celeste que le cubría sus hombros, se puso unas sandalias color dorado y en su cabello se agarró una coleta alta, solo se puso un pinta labios de color rosa.
Llegaba con toda la tranquilidad a la universidad cuando vio que su amiga la esperaba en la puerta del edificio. Se saludaron con gran alegría.
Se dirigían al salón de clases cuando una voz gritó. –Miriam Wu tu estándar social ha bajado demasiado. –dijo esas palabras volteando a ver a Lía.
Miriam hizo un gesto de coraje, Lía la tomó de la mano y dijo. –Vamos no hagas caso a sus provocaciones.
Hanna sintió rabia que aquellas chicas la ignoraban, así que tomo de la mano a Lía y le derramo el café que llevaba en las manos en su hermoso vestido azul celeste.
Lía sintió como su sangre hervía de rabia y gritó. -¿Qué pasa Hanna? Te haz vuelto loca.
Una sonrisa se formó en la cara de Hanna y muy complacida por su acto respondió. - ¿A casó no eres amiga de Miriam por su clase social? Dile que te compre un nuevo vestido pero que sea de marca, no uno corriente como este.
Hanna se daba la vuelta cuando Lía la tomó de la mano y derramo la botella de agua que siempre cargaba en su bolsa. La chica miró su blusa color amarilla arruinada.
Lía sonrió –Hanna Han estamos a mano.
Hanna estaba tan enfadada que tomó del cabello a Lía, Lía hizo un movimiento y logro soltarse, pero estaba tan enojada que bofeteó a Hanna. Miriam estaba asombrada por lo que observaba, era la segunda vez que Lía bofeteaba enfrente de ella.
Miriam tomo a su amiga. –Lía cálmate, no es necesario que te iguales a ella.
-No me busques porque me vas a encontrar. –Le dijo Lía a Hanna de manera amenazante, la mujer estaba asustada ante aquellas palabras.
Las chicas se fueron de inmediato al baño. Lía estaba parada frente al espejo tratando de quitarse la mancha de su vestido, Miriam observaba cada movimiento de su amiga.
-Prometo comprarte uno. –Dijo de inmediato.
Lía la miró al instante y le regalo una sonrisa –No es necesario que lo hagas, es solo una mancha que se puede quitar.
-Me siento culpable por esta situación, esto jamás hubiera sucedido si la tonta de Hanna no fuera una hueca, me hubieras dejado darle su merecido.
-Miriam es solo un vestido solo es eso. –La chica la tomo de las manos. –No quiero que te metas en problemas con ella por cosas como esas, por favor no caigas en sus provocaciones.
-Gracias Lía. –La chica recordó algo y dijo. –Espérame aquí. –Salió del baño después de decir eso.
10 minutos después Miriam llegó con una bolsa que le pasó a Lía. –Siempre suelo cargar ropa de más, por favor ponte esto para que no andes así.
Lía sonrió y agradeció su amabilidad, entro al baño y se cambió. Cuando salió Miriam hizo un gesto de asombro. –Sabes creo que eso te queda mejor que a mí.
-No lo creo. Prometo regresártelo cuando lo lave.
La ropa le quedaba un poco más a justada a Lía que a Miriam, debido a que el cuerpo de Lía era un poco más proporcionado.
En la mansión Sandra aún estaba procesando cada palabra que Miriam le había dicho, incluso pensó en lo gracioso de las cosas.
La mujer tomo su celular y marco a las oficinas.
Martín respondió. –Señora Wu ¿Qué se le ofrece?
-Necesito hablar con Gustavo.
-El CEO se encuentra en una reunión, pero si gusta puedo darle el mensaje.
Sandra sintió rabia pues ahora su hijo nunca tenía tiempo. –Dile que lo espero para comer mañana en casa, que si no viene que se atenga a las conciencias porque aunque sea el CEO sigue siendo mi hijo. –La mujer colgó de coraje.
Gustavo quien tenía uno documentos en sus manos había escuchado cada una de las palabras que su madre había dicho. Miro a Martín y dijo. –Cancela la comida de mañana, iré con mi madre.
-Sí Señor Wu. –Gustavo quería a su madre pero algo en él había muerto después de la partida de esa mujer, se había enfocado tanto en el trabajo para olvidarla, que olvido a su propia familia.
Sandra solo quería que su hijo volviera a ser el mismo hombre atento y amable que solía ser. Aunque sabía que sus responsabilidades eran mayores, él no hubiera optado esa nueva personalidad si su primer amor nunca lo hubiera abandonado como lo hizo. Él su nuevo mundo era el dinero y el poder. Todas sus esperanzas estaban en esa chica extranjera. Sus lágrimas brotaron al recordar como su hijo se desvaneció en sus brazos cuando aquella chica se fue. Desde ese momento Gustavo cambio por completo.
Las horas habían transcurrido y las chicas habían terminado sus clases, se dirigían a la salida del edificio cuando Miriam detuvo los pasos de Lía. –Lía necesito preguntarte algo. –La chica la miró y movió la cabeza con respuesta de que sí le preguntará.
Miriam la tomo del brazo hasta el jardín que estaba enfrente del edificio. Lía no entendía en absoluto la actitud de su amiga.
-Lía. –Suspiro después de decir una sola palabra, tomo el valor y hablo sin preámbulos. –Quería saber si aquella noche no pasó nada entre Gustavo y tú.
Lía sintió como se sonrojo después de escuchar, trago un poco de saliva y respondió. –Sabes perfectamente que no pasó nada, si no hubiera estado tan ebria jamás hubiera entrado a esa habitación.
-Lo sé, pero vivía una pequeña esperanza que algo hubiera ocurrido.
Lía la miró sin entender lo que Miriam acababa de decir. – ¿Esperanza?
-Me gustaría que tú fueras mi cuñada.
La mujer se quedó sin palabras por lo que había escuchado, solo sonrió y dijo –Nos vemos mañana, el autobús me dejará. –Después de decir eso la chica se alejó de Miriam.
Miriam solo miró la actitud de su amiga, le estaba remordiendo la conciencia sobre ayudar a su madre, dudaba que fuera una buena idea. Subió a su auto y se fue.
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Comments
Salomé Páez
* preguntara *
2024-07-15
2
Salomé Páez
* cambió por completo *
2024-07-15
1
Salomé Páez
* olvidó *
2024-07-15
1