Lía y Miriam iban en el auto cuando Miriam extendió la mano con una bolsa. Lía miró la bolsa y preguntó.
–¿Qué es esto? –Dijo tomando la bolsa. Miriam suspiro. –Es un medicamento que te han mandado para que te relajes, Lía no puedes seguir así, sé que es difícil para ti pero te estas enfermando y no quiero que eso suceda, por favor tómalo. El doctor Octavio Wan es muy bueno.
La chica miro en los ojos la preocupación de su amiga. –Está bien, lo tomaré. –Abrió la bolsa y se dio cuenta que ahí se encontraban las indicaciones de Octavio sobre como tomar el medicamento.
Una hora después las chicas estaban frente a la casa de los abuelos de Lía. Se despidieron y Miriam se dirigía rumbo a la mansión.
Cuando Lía entró a la casa, su abuela se sorprendió y le dijo –Lía qué haces aquí, no se suponía que regresabas hasta mañana –Lía sonrió y respondió a su abuela. –No me he sentido bien, es por eso que regresamos tan pronto.
La abuela de Lía se preocupó, la tomo de las manos, y la llevo a su habitación –Acuéstate te prepararé algo para que te sientas mejor. –La chica tomo las manos de su abuela y le dio un beso. –No te preocupes, estaré bien después de descansar. –Dijo la chica con una sonrisa, la abuela no muy convencida salió para que Lía se recostará.
Miriam llegaba a la mansión aún perpleja de todo lo que había ocurrido.
Cuando la chica subía a su habitación y poderse dar un baño escuchó. –Miriam. –En ese instante volteó a ver a su madre. - ¿Por qué has llegado tan pronto?. –Preguntó aquella mujer muy curiosa.
Miriam bajo nuevamente para acercarse a su madre, dio un suspiro y hablo. –Madre han pasado demasiadas cosas.
Sandra jaló a su hija de la mano y ambas se dirigieron a la sala de estar, sentadas en el sofá la mujer volvió hablar. -¿Qué ha pasado? Debió haber sido algo grande que hiciera que regresarán.
-Ay!! Madre, así ha sido, Lía se puso un poco mal debido a que no puede dejar de llorar, Octavio tuvo que ir a la finca para revisarla y dijo que si no logra controlar sus emociones puede entrar en depresión, pero eso no es todo, se tendría que ir a su país. –La tristeza se hizo presente en los ojos de la chica.
-Tranquila hija, verás que se va a ir recuperando. Hay que entenderla ella está pasando por algo muy difícil.
-Pero... -Un silencio apareció. Sandra miró a su hija con advertencia. La mujer habló. –Pero qué Miriam, habla.
La chica dio un gran suspiro, parecía que el oxígeno que sus pulmones inhalaban no era suficiente. –Sucede que Gustavo también ha ido a la ciudad P. y paso algo entre él y Lía.
-¿Algo? ¿Qué paso Miriam? –La voz de esa mujer sonaba preocupada.
-Lía y yo fuimos a cenar pero se nos subieron las copas. –La mujer agrando los ojos pues Miriam no tenía porque haber ingerido alcohol. –Eso hiciera que se toparan en ese lugar, madre te juro que yo no sabía que Gustavo iba a estar ahí. –Dijo Miriam casi suplicando.
-Pero necesito qué me digas que ha ocurrido.
-Solo te resumiré que Lía le piso los zapatos a Gustavo para poder huir de él. –Trago saliva. –Pero eso no es lo peor de todo, Lía... –Hizo una gran pausa, pero Sandra le dio una mirada amenazante. –Ha dormido con él. Madre te puedo jurar que no pasó nada entre ellos, cuando Gustavo despertó incluso la saco de la habitación, él la amenazó con echarla del país. Pero ella es muy valiente. –Se formó una sonrisa en sus labios con solo recordar. –Ella con tal de defenderse de Gustavo lo mordió y le dijo que sus amenazas no lo hacían hombre, y hasta lo bofeteo. Madre ahora estoy muy angustiada por Lía, temo que él cumpla sus amenazas.
La cara de Sandra se puso pálida al escuchar cada una de las palabras de su hija, se levantó y dio unos cuantos pasos, estando frente a la ventana que daba vista al jardín dejo mostrar una carcajada, Miriam miró extrañada a su madre, la mujer se volteó para ver a la chica.
-Es momento de Gustavo tomé una lección y creo que he encontrado quien se la dé. –La mujer miró que su hija no entendía sus palabras. –Sabes Miriam, Gustavo se volvió un ser muy frio y controlador, incluso lo desconozco por completo.
-Pero eso paso desde que ella se fue, él no era así.
La cara de Sandra sabía que era cierto lo que Miriam decía. –Es momento que Gustavo se distraiga y que ponga su atención en otras personas.
-Madre usted quiere que Gustavo se enamoré de Lía. –Una sonrisa se formó en la cara de Sandra. –Pero madre eso será imposible, sabes que él está enamorado de...
-Miriam, no siempre nos quedaremos con nuestro primer amor, incluso aunque nos duela muchas veces tenemos que dejarlo ir. –La chica sintió un golpe en su corazón, a su mente llego Octavio Wan, y pensó si tendría que dejar ir a su primer amor, aunque jamás él lo supiera.
-¿Entonces que está planeando? Gustavo jamás se fijaría en Lía, ella es diferente a ella.
-Así es, y de eso nos tomaremos para que él se empiece a fijar en ella.
-Pero madre yo no quiero que Lía salga lastimada por nuestra culpa.
-Tomaré toda la responsabilidad pero necesito que me ayudes.
Miriam sabía que no haría cambiar a su madre de idea, así que no tuvo de otra que aceptar.
Sandra había criado muy bien a sus dos hijos pero ambos habían heredado el carácter de su padre. Ella sabía que su hijo había tenido un primer amor que se había marchado, eso lo había vuelto frío y prepotente y solamente se había enfocado en obtener dinero y poder. Había llegado el momento en el que Gustavo se diera cuenta que no con todo el dinero y el poder que poseía dominaría a todas las personas y Lía ya se lo había demostrado.
Ella y Adolfo nunca estuvieron enamorados pues su matrimonio había sido arreglado, para que ambas familias obtuvieran un beneficio monetario extremadamente multimillonario. Sandra no deseaba eso para sus hijos, porque sabía que el matrimonio arreglado era un infierno, jamás habrá nada más que dinero de por medio.
Sandra quien se había ausentado, rápidamente volvió en sí. Se le había ocurrido una idea. –Miriam necesito que traigas de regreso a Lía. –Sonrió. –Debido a que esos dos han dormido juntos haré que él tome la responsabilidad de Lía.
-Madre, en serio ¿Es necesario? Te he dicho que no pasó nada entre ellos. –Miriam estaba muy nerviosa. –Tú conoces a Gustavo que es un idiota con las mujeres. No quiero que ella vaya a sufrir por él.
Sandra suspiró, ella igual estaba temerosa por como saldrían las cosas pero no daría marcha atrás a sus planes. –Haz aceptado. Así que has que Lía venga a comer. –La mujer salió de la sala de estar.
Miriam se tumbó por completo en el sofá y se dijo así misma en voz alta. –Espero que Lía no salga lastimada porque si no, nunca me lo perdonaré.
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Comments
Salomé Páez
* Que pena, 😔 pensé q se habían enamorado *🥺
2024-07-15
3
Salomé Páez
* llegó *
2024-07-15
1
Salomé Páez
* pasó *
2024-07-15
1