Capítulo 20. ¿Qué hice?

Lía se fue a su habitación, sin duda su ser tenía demasiado miedo de aquel hombre, ella nunca se había encontrado con una situación de acoso. Trataría estar lo más alejada de ese hombre.

Se bañó y se preparó para salir. Toco la puerta de Miriam, aquella chica se había arreglado para ir a una fiesta llevaba un vestido color morado que le quedaba hasta las rodillas, un maquillaje sutil y su cabello suelto. En cambio Miriam hizo un gesto al ver lo que Lía llevaba puesto, solo un blusa color mostaza en con olanes enfrente y nos jeans negros, solo se había puesto labial y su cabello suelto. No se veía mal pero no era lo que Miriam esperaba ver.

-¿Es una broma? -Preguntó Miriam.

-No, no lo es. -Respondió Lía.

Miriam solo hizo gesto con los hombros. -Bueno si estas cómoda, pues está bien.

Llegaron al bar del hotel, todos estaban ahí, modelos, Jean, staff y hasta Jonh.

Las mujeres buscaron un lugar para sentarse, ordenaron un poco de comida y empezaron a cenar.

Todo parecía estar muy tranquilo cuando le pasaron un trago a Miriam, Lía se le quedó viendo a la chica y le susurró al oído -No Miriam, recuerda lo que paso antes.

-Tranquila Lía, es solo por hoy. -Se empino la copa y empezó a ingerir Miriam esa bebida embriagante.

A Lía le ofrecieron pero ella se negó por completo.

Entre más tiempo pasaba Miriam más tomaba, Lía trataba de evitarlo pero no podía pues está siempre le contestaba que solo era por ese día. Llegó el límite en que Miriam no podía seguir ingiriendo alcohol.

Lía tomo a Miriam toda ebria y con mucha dificultad la llevó a su habitación. Cuando llegaron Lía se sentía tan cansada sus manos y brazos le dolían pues Miriam pesaba a pesar de ser delgada. Abrió la puerta con la tarjeta, la llevó directamente a la cama, le quito los zapatos y todo los accesorios que ésta se había puesto, la tapo con la sabana y solo dijo. -Ay Miriam, no sé por qué te hago caso.

Al ver que su amiga dormía profundamente la chica se dirigió a su habitación. Cuando entró lo primero que hizo fue quitarse los zapatos que tenía puesto. Se dirigió al baño para lavarse la cara, cuando escuchó como la puerta era abierta desde afuera.

En ese momento empezó a temblar de miedo por qué no sabía quién era.

Su expresión lo podía decir todo, corrió a ponerle seguro a la puerta del baño, pero la otra persona ya sabía dónde se encontraba y empezó a forcejear la cerradura, Lía no podía con todo su miedo.

Cuando la puerta boto el seguro después de tanto tiempo, Lía miro aquel hombre parado frente a ella que se veía muy tomado.

Jonh la miraba con ojos de lujuria. El cuerpo de la chica se tensó y se puso fría.

-Tranquila solo vine a que nos divirtamos juntos. -Dijo el hombre con una sonrisa en los labios.

-Váyase de aquí. -Grito Lía.

-No me iré sin antes estar contigo. -La tomo de la mano y la jalaba hacía él, ella forcejaba con las pocas fuerzas que le quedaban porque el llevar a Miriam la había dejado un fuerte dolor de brazos.

-Ven pequeña -Esa palabra que sus padres y abuelos le decían ese hombre la había destruido por completo, la dulzura de esa palabra se había vuelto asquerosa. -Prometo que te va a gustar.

-No, no, por favor nooo... déjeme ir, yo. -No dejo que siguiera hablando y le tapó la boca. Ella logro zafarse pero le fue imposible salir de ese lugar.

El hombre la volvió a agarrar la saco del baño y la arrastró hasta el sofá, estando ahí la aventó hacía ese mueble, ella se levantó para correr hacia afuera pero el hombre la tomo del cabello y tiro de ella con todas sus fuerzas, Lía por el tirón y el dolor provocado se fue hacia atrás y cayó al suelo. Sus lágrimas empezaron a salir y pedía piedad, pero el ver el llanto de esa chica el hombre se sentía más atraído.

Lía trato de gatear para escabullirse pero no lo logró, el hombre la cargó para llevarla a la cama, solo ella exclamo con todas sus fuerzas. -Qué alguien me ayude, por favor sálvenme. -Pataleaba con todas sus fuerzas, en la pelea con ese hombre viejo le enterró las uñas en la cara pero aun así fue imposible que él la soltará.

Jonh la aventó a la cama y ella gritó. -No me haga nada, se lo ruego.

El hombre sintió el ardor en la cara pudo sentir la sangre, la miro. -Esto lo vas a pagar muy caro.

-No, por favor no. -Nadie había llegado a su ayuda y ya no tenía fuerzas para seguir luchando.

-Desde que llegaste no pude dejar de mirarte, quise que vinieras a mí por las buenas, pero no quisiste ahora atente a las consecuencias de tu arrogancia. -El hombre se empezó a desabrochar la camisa que traía puesta.

-Que alguien me ayude. Por favor, ayúdenme. -Gritó por última vez con gran desesperación.

-Nadie vendrá, porque así lo que pedido así que nadie te ayudará, más te vale que cooperes.

Se acercó a Lía y empezó a besar su cuello y mientras rompía su blusa, ella lloraba como si su vida estuviera terminando en ese momento. -Déjeme ir, se lo ruego, déjeme ir.

Cuando la puerta se abrió automáticamente, Jonh gritó. -¿Quién demonios viene a interrumpirme?

El hombre se quedó estático al ver a la persona parada ahí. -Se, Señor, Señor Wu ¿Qué hace aquí?

Gustavo entró a la habitación con pasos largos, miró a Lía quien lloraba de manera desgarradora y miró su blusa rota.

-Señor Wu, no sé qué hace aquí, pero yo estaba...

Gustavo se acercó a la chica para mirarla más de cerca y miró al hombre. -¿Qué hace con mi mujer?

-¿Cómo? Con, con su mujer. Yo no sabía que ella fuera su mujer. -El hombre estaba asustado. -Ella Señor Wu, ella fue quien me sedujo.

Gustavo lo miró y sonrió de manera irónica. -¿A caso me cree tan estúpido para creer que ella lo sedujo?

El hombre trago saliva. -Yo no quise decir eso, pero es la verdad.

-Puedo tolerar todo pero menos que me mientan y que se metan con lo que es mío. -Tomo a Jonh por el cuello. -Cree que no sé cómo la estuvo acosando todo el día. Despídase de su carrera porque lo voy a destruir. -Una sonrisa se formó en la comisura de sus labios.

-Señor Wu, perdóneme, por favor perdóneme. -Se arrodillo pero Gustavo solo lo miro con asco.

Gustavo se acercó a Lía, pero ella sentía tanto miedo que cerró sus ojos por temor, en ese momento él sintió compasión por ella y al mismo tiempo odio por el hombre que le había hecho eso

Acarició su cabello para que ella supiera que no le haría nada. -Tranquila no permitiré que nada malo le pase. -Se quitó el saco que llevaba puesto y la cubrió.

Ella lo abrazo, quería sentirse segura por un momento. Gustavo la tomo entre sus brazos y camino hacía la salida con esa mujer.

Cuando estuvo cerca de Martín el habló. -Para mañana no quiero ver ni el polvo de él. Encárgate de Miriam hazla regresar a salvo.

-Sí señor Wu. -Respondió Martín.

Gustavo subió a la chica a su auto, era la segunda vez que la cargaba, quizo separarla de él pero ella se aferró tanto que no lo siguió intentando. Lía siguió llorando con gran intensidad durante todo el camino.

El hombre la llevó a su pent-houses. Subió con ella hasta el último piso. Se veía tan frágil no parecía la chica ruda que solía ser.

Cuando entraron ella empezó abrir todas las puertas, Gustavo no dijo nada, hasta que Lía entró a su habitación el hombre la siguió.

Lía entró con desesperación al baño, encendió la regadera, se frotaba su piel, quería olvidar ese momento, quería dejar de sentirse sucia, su integridad había sido robada, había sido utilizada como si ella no valiera nada, lloraba debajo del agua... quería morir para no pensar y no sentir.

Gustavo la observaba, sentía impotencia por lo que ella acababa de vivir, hasta que miro que de tanto frisar su piel se lastimó. Se acercó a ella y dijo. -Señorita Liu. -Ella seguía llorando como si no hubiera mañana. -Señorita Liu. -Grito y ella lo miro a los ojos. -No voy a permitir que nada malo le pase y que nadie la lastime. -Gustavo ni tan si quiera se fijó en las palabras que había dicho.

Lía toda mojada lo tomo por el cuello y lo abrazo. Él se quedó sin movimiento ahora el agua también caía sobre él. La chica lloró hasta desahogarse y él simplemente permaneció en silencio.

Un tiempo después ella se separó, ambos estaban completamente mojados, el hombre se levantó y salió por un momento, luego regreso con una pijama. -No tengo que más ofrecerle, puede ponerse eso para que no se resfrié.

Lía lo tomó y se cambió. Cuando ella salió del baño igual entro para cambiarse.

Él salió miro que ella se encotraba sentada en el sofá de la habitación. Se acercó -Debería descansar. -Señalo hacía la cama pero la mujer simplemente no respondió. Ella se levantó y camino con paso lento.

Cuando se sentó en la cama miró a Gustavo. -Por favor no me deje sola. -Sus lágrimas volvieron hacerse presente.

Gustavo no entendía porque sentía la necesidad de protegerla, pero sin duda ya lo estaba haciendo. -No lo haré.

La chica se acostó pero no paraba de llorar, él se acercó para mirarla pero Lía lo jaló hacía ella -Por favor abráseme. -Gustavo abrió sus ojos muy sorprendido. Pero lo hizo para que ella se tranquilizará, no sabía porque pero Lía lloraba en su pecho y él solo trataba de calmarla.

Después de un rato se quedó dormida profundamente, él se separó de ella. Estaba sentado en el sofá mientras tenía un whisky entre sus manos, dio un sorbo a su trago y pensó. -¿Qué hice?

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