Los rayos cálidos se filtraban por el enorme ventanal que abarcaba gran parte de la pared frente a la cama. Despertó sabiendo que no se encontraba en casa, rodeado por los brazos firmes de Anton.
La sensación de paz y tranquilidad quería invadir su cuerpo, pero pronto, todos los recuerdos que tenía sobre el hombre le hicieron sentir inseguridad. Intento moverse, pero dada su condición era un poco complicado sumando el hecho de estar rodeado de aquellos brazos.
Busco, estirando sus brazos el celular que una vez su jefe le había regalado, las probabilidades de que tuviera batería eran nulas, pero tenía esperanzas; metió su mano debajo de la almohada de Antón, encontrándolo.
"¿Se puede saber que es lo que buscas?"
"Solo quería saber si mis padres me habían llamado. No es nada para alarmarse, o sí."
Sin moverse de donde estaban, sintió como las manos de Anton se aferraban a su cuerpo, se dio cuenta de que no portaba su ropa, tal parecía que Antón le había colocado ropa de cama, un pantalón color crema con una playera blanca, todo en tela satín, fresca y suave, se sonrojó pensando que Antón había visto su cuerpo desnudo ahora que no tenía el mismo cuerpo que hacía meses atrás.
"Mande a alguien para que notifique a tus padres, así que descuida, si te necesitaran vendrían en persona."
"Pushkin..."
"Imagino que sabrá a su debido tiempo."
"Acaso no le temes, no crees que pueda tomar alguna represalia contigo."
"Entre en este negocio sabiendo los riesgos Damien, además, sé que pronto al perro lo desechan, tecnicismos del negocio, puede que Pushkin tenga fuertes conexiones, pero, llegara su momento cuando lo reemplacen."
"Hablas como si quisieras matarlo, te recuerdo que sigue siendo mi jefe."
Con una sonrisa socarrona, Anton se serñio sobre él, ambos brazos ahora se encontraban lado a lado de su cabeza, el cabello que usualmente se encontraba agarrado por un listón negro ahora estaba suelto, como una cascada oscura, hebras que reflejaban perfectamente el alma de aquel hombre.
"Descuida, aunque quiera no podría ser capaz de hacerlo, pero, te aseguro que llegaría el dia Damien...asi como tambien te aseguro estar a tu lado cuando eso ocurra."
Antes de que pudiesen hacer algo, el sonido de la puerta rompió el silencio, los ojos verdes del mas alto se dirigieron hacia la misma, con voz molesta dijo.
"¿Que?"
"Disculpe por importunar señor, pero afuera se encuentra el señor Lev, dice que busca al joven Damien."
"Lev...como sabia Lev que estaba contigo."
"Es fácil bonito, quien es la persona que sabe todo, de todos."
"Pushkin le dijo..."
"Es fácil deducirlo."
Sintió un beso en su frente, la ternura que Anton le profeso era tan maldita, cegadora, le hacia no querer salir de la cama, mandar al carajo a Lev y soñar con darle una oportunidad otra vez.
"Ya regreso."
El sonido de la puerta cerrándose indico varias cosas, la primera, que se había quedado solo; la segunda, que ahora mismo confirmo lo que Anton le había dicho, que Pushkin posiblemente solo fingía amabilidad, y la tercera y mas terrible, que Lev posiblemente ahora se encontraba enojado con él, la presencia de Damien en casa de Anton solo daría un mensaje erróneo y conociendo el caracter de Lev, sabía con certeza que este se mal interpretaría todo, Damien temía que Lev pensara que había contado sobre su plan, matar a Anton y quedarse con el negocio.
"No puede ser Damien, si eres estupido, creer en ese maniaco sin consultarlo con padre...ahora Pushkin pensara que soy un traidor, o peor, Anton se enterara de todo...no existe nadie en quien confiar, realmente todos estos malditos, solo ven por si mismos."
Cómo pudo, logro sentarse en la cama, tomo su celular y trato de encenderlo, afortunadamente seguía con la batería necesaria para poder revisar sus notificaciones. El mensaje en su bandeja de entrada de Pushkin le hizo tragar saliva, las manos volvieron a sudar frio obligándolo a encogerse de hombros. Tal vez debía quedarse donde estaba.
"Tal vez Lev no sea tan idiota para atreverse a joder a Anton."
No quiso prestar atención a lo que pudiera pasar afuera pero el ruido de voces que se acercaban le alerto, acompañado del ruido de la puerta abriéndose y siendo azotada; la figura alta de Lev hizo presencia en la habitación, la gabardina negra cubría su cuerpo, sonrió con soberbia mientras se acercaba a la cama, Damien simplemente se encogió de hombros esperando lo peor.
"Te dije que lo traería, no era necesario estropear el lugar con tú presencia."
"¿Para qué? Cogerlo antes de que yo me lo lleve, no creo; ahora tú mi querida zorra, levántate."
"Esta en cinta maldito, no puede sin ayuda."
"Mira que detalle, lograste lavarle el cerebro al maricon de Anton, sabía que estabas empezando a usar el cerebro Damien; ahora levanta el culo y vámonos."
"No puedo."
"Levanta el culo o yo mismo lo haré y no seré tan delicado como en la cama Damien."
"Eres un maldito hijo de..."
"Perra... si, ahora bonita vamos."
A pesar de la actitud despectiva de Lev, se acercó tomando las piernas de Damien, lo jalo con poca fuerza, noto al momento que este mas que enojado, se encontraba divertido, era similar a la actitud que tenía cuando se volvieron a ver en la clínica, Damien arrastró las piernas para poder ponerlas a cada lado del cuerpo de Lev que se encontraba a la orilla de la cama. No espero las protestas de Anton cuando Lev ya le había dado un beso ruidoso en el cuello, exagero el típico muack alargando la a, Damien se sonrojo viendo la cara que Anton les dio con solo verlos, la mandíbula apretada marcada por las venas de su cuello. Anton sabía que no podía golpearlo, ni decir nada, al final del día, si Lev estaba ahí, era porque Pushkin lo había mandado, golpear al desgraciado era como levantar la mano contra Pushkin.
"Nos vamos, zorra astuta."
"No traigo siquiera zapatos y esta no es mi ropa."
"No creo que al niño le importe que te lleves esos harapos."
Damien iba a decir algo pero antes de poder hacerlo fue levantado por Lev, instintivamente colocó los brazos alrededor del cuello ajeno mientras Lev colocaba su brazo izquierdo debajo de las rodillas del más chico. Comenzó a caminar rumbo a la salida sin decir nada al dueño de la casa, era evidente que aunque dijera algo, no serviría de nada.
"Sujetate, si te caes creo que estaríamos en problemas; y Anton, mi padre dice que quiere recibir el resultado de los análisis, de lo contrario, bueno es más que evidente."
Caminaba por los pasillos enormes de la mansión, el típico patrón de rojo combinado con detalles dorados, similar a la oficina de su jefe; pero con la diferencia que Anton era un amante del teatro y Pushkin del arte. El aroma de la colonia de Lev era distinta Damien no era estupido o al menos le gustaba creer que el tambien se daba cuenta de ciertas cosas, no como Lev solía decirle que era tan estupido que no sabia si lo que tenía delante era un amigo o un posible pervertido que quería joderle el culo.
"Que ocurre, estas inusualmente callado."
"Y tú estas igualmente distinto."
"A que te refieres. Vamos tenemos tiempo en lo que salimos de esta mierda de casa, odio las casas tan estúpidamente grandes."
"Hueles diferente."
"Así que por eso estás metiendo tú cabeza en mi cuello, si eres una zorra astuta Damien, enserio piensas que eres la unica puta que me cojo."
"No quiero oler a puta barata, bájame."
"O cariño, no es tan barata, pero que puedo esperar de alguien que vive encima de un local."
"Bájame."
"No. Conformate con que estoy siendo generoso contigo por cargarte, ya no eres la nutria que cargaba con facilidad, ahora cállate esa boca o te la callare más tarde."
"A donde vamos, digo, me llevaras con mis padres o iremos con Pushkin."
"A Pushkin no quiero verlo, tus padres recibieron el mensaje de aquel maricon, saben que vine por ti, pero, también recibieron un mensaje de Pushkin sobre tu estancia."
"¿Que?"
"Adivina quien sera, el hombre mas amable y atractivo que podrás encontrar en tú mierda de círculo social."
"Boris."
Se detuvo poco antes de llegar a la salida de la mansión, la escolta de Lev esperaba paciente para largarse y cuando vieron a su jefe sosteniendo al antiguo mensajero pudieron pensar que el trabajo estaba terminado.
El ceño fruncido de Lev indico en Damien que había conseguido su objetivo
Hacer enojar a Lev.
"Tienes suerte de que hoy estoy de buen humor, ignorare eso por ahora, cuando lleguemos a mi casa creo que podremos retomar el tema."
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