Cuando su padre se enteró de que ahora trabajaría con Pushkin se puso feliz por una razón que no entendía, hasta que le explicó con más detenimiento.
"Si trabajas para él, significa que estás en una posición más alta que yo, y por supuesto más alta que Kliment y los demás, son buenas noticias."
Era evidente que estaba contento y por supuesto él también lo estaba, por primera vez se sentía bien y podía manejar las cosas de forma tranquila sin miedo a ser atacado o secuestrado.
No supo que ropas usar con exactitud, simplemente vistió con normalidad, un suéter sencillo de lana roja vino y unos pantalones oscuros y tenis del mismo color; no podía vestir como Pushkin, a él no le quedaba el traje ni la corbata o los zapatos de cuero; se sujeto el cabello con un listón, ese día tenía que ir a la clínica del doctor para su primer ultrasonido.
Salió de su casa en dirección a la clínica pero al dar vuelta por el callejon choco con un cuerpo enorme y macizo lleno de tatuajes oscuros, Boris estaba recargado en la pared con los ojos cerrados. Le miro en cuanto supo que era él.
— Cualquier encargo que necesites dáselo a mi padre, yo ya no tengo nada aquel ver con esto. — quería pasar de largo, evitar ese momento con aquel hombre pero con agilidad Boris le tomo por detrás recargando su cabeza encima de la suya.
— ¿A dónde vas? — siguieron caminando en esa postura extraña.
— ¿Importa?
— A pasado tiempo desde que hablamos...no creo que sea seguro que salgas si ya no formas parte de esto, recuerda que cargas con algo muy importante para aquellos dos...
— ¿Por qué estás aquí? — se detuvieron y encaro al hombre, Boris le rodeo la cintura.
— Me enteré de algo y quería confirmarlo. Trabajas para Pushkin. —
— Así que los chismes viajan rápido; tenía que buscar una forma de protegerme, a mis padres no los pueden tocar pero conmigo se sobrepasaron, ya sabes...
— Y tú forma de protegerte fue irte a la boca del lobo... si te hubieras quedado conmigo hubieras renunciado y nadie te jodería, hasta posiblemente hubiera considerado tener diminutos seres contigo...sube, te llevo.
— No gracias.
Quería zafarse de aquel abrazo, pero Boris insistía demasiado, no entendía el motivo de sus exigencias.
— Puedo ir solo, además tengo que ir a otro lugar.
— No importa, te llevo.
— Porque lo haces. — no es que Boris hubiera sido el más romántico del mundo pero si el más sensato de los cuatro.
— Ya te dije que me enteré de algunas cosas, no es bueno que andes solo, hasta donde entendí, Lev está muy molesto y Antón por igual, el viejo de Kliment no está y se rumorea que posiblemente se jubile, pero tengo mis dudas.
— Ya no me importan, ni lo que hagan desde ahora.
— No lo entiendes — miro hacia los lados para cerciorarse de que nadie más escuchará, se agachó y metió su cabeza en el espacio de su cuello, murmurando — si Lev toma el puesto de su padre, puede matarme o matar al idiota de Antón, hasta puede matarte a tí, a él no le importará si trabajas para Pushkin o para tú padre, hará una masacre y tú estarás involucrado.
— Aunque estuviera involucrado no puedo hacer nada. —
— Te acompaño.
No le quedó más remedio que aceptar la invitación.
...ΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩ...
De los cuatro, Boris siempre había sido el más raro, era verdad que Lev era un sociopata empedernido que gustaba de molestar a todo aquel que se le cruzará, mientras que Boris era más de la índole indiferente, si su gente no cumplía con los encargos él se los perdonaba, si alguien le fallaba en producto él solo decia que podrías entregarle después; pero si intentabas sobrepasar los límites te jodía, y no era como Antón que simplemente disparaba sin pedir explicaciones, a él le gustaba la tortura extrema dónde le hacía ver a las personas que tenía dominio sobre ellos, los ridiculizaba para después torturarlos y matarlos poco a poco.
Damien sabia que Boris no era normal, y siempre supo que las relaciones con él tenían sus normas pero cuando supo de su apodo fue el momento preciso para alejarse de él, era verdad que de los cuatro le llamaba más la atención pero tampoco quería jugar mucho a su suerte.
A Boris le llamaban glotón.
Hubo un momento en el que pensó que era debido a que era el de la organización más grande e importante, incluso más que la del señor Kliment y fue Iván el que le dió el significado de ese nombre.
"En la estación y en algunos sitios lo llaman así por el animal, no sabes de lo qué son capaces esas mierdas, matan animales más grandes que ellos, imagínate a una rata matando a una ballena, pues esa mierda es Boris, no solo los mata sino también se los come y se bebe su maldita sangre...me da asco el maldito enfermo..."
Era alguien particular que jamás mostro ser un interesado por él, eso le agradaba.
Boris fue el segundo que conoció después de Antón, le tenía miedo y nunca le pudo dirigir la mirada, era un hombre muy intimidante.
Pero muy preciso también.
Cuando se metió con Boris no fue por obligación, él había sido directo e incluso amable y hubo un momento donde ambos consideraron tener algo más serio.
...ΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩ...
En aquel preciso instante se encontraba transportando un paquete pequeño, no pesaba ni era tan difícil de manejar. Ya habían pasado tres días desde la vez que conoció a Antón, estaba molesto por lo antes sucedido y solo quería entregar el paquete para poder regresar a su casa y descansar.
Una de las cosas que podía decir que le gustaba de ese trabajo era que podía entrar y salir constantemente y ver de nuevo la ciudad, había ocasiones en las que entraba en sitios que ni se imaginaba; el día anterior había entregado una carta a un burócrata dónde le habían atendido como si fuera alguien de la realeza y en otras ocasiones estaba como ahora. Tenía que dirigirse a un hospital abandonado solo porque la persona destinataria se encontraría allí.
Al principio le dijo a su padre que la idea no pintaba nada bueno que era evidente que podría pasar algo pero su padre solo le dijo con sencillez.
"Verás a Boris, ahí tiene toda su organización además de que también vive ahí."
Quién carajos decidía vivir en un hospital abandonado...
Jamás pensó que ese día sería sometido a una tortura exitante y que lo había disfrutado.
Ese día Boris le quitó los malos recuerdos que Antón le plasmó en el cuerpo.
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