La oficina era enorme y lujosa, numerosas pinturas y figuras decoraban las paredes mientras que el lugar era iluminado por faroles de estilo rústico, tenía una zona dedicada al alcohol e incluso sillones de descanso que probablemente costaban demasiado; nunca pensó en si mismo como una persona de dinero, su casa estaba por encima del negocio y siempre tubo que compartir habitación con sus hermanos, y esa oficina tenía las mismas dimensiones que su casa, era un sentimiento raro, hasta el piso tenía una alfombra color vino y estanterías llenas de libros, no pudo alcanzar a leer los títulos pero creyó que podrían ser de arte o filosofía, Pushkin parecía una especie de aficionado por el arte y la literatura.
No sabía cómo comportarse. Con aquellos hombres podía darse el lujo de intentar ser el superior y querer tener poder pero en ese momento el hombre delante suyo, se suponía que era más importante que su padre y mucho más que esos cuatro. Pushkin tomo asiento e invitándolos a copiar su gesto lo hicieron.
— Bien, a qué debo tu visita Ivanov.
— Ocurrió algo y necesito de tú apoyo.
Comenzó a contarle sobre el problema, sentía vergüenza al ser expuesto de una forma tal vil pero era eso o tener que enfrentar a los constantes tratos de Kliment o Antón, el hombre parecía una estatua, sin emoción alguna que demostrará burla o impresión; no fue cuando su padre dejo de hablar cuando el hombre se recargo en su silla y gracias a la luz, los vidrios de sus lentes se reflejaron permitiendo ver con oscuridad parte de sus ojos.
— Ya veo...es una situación bastante complicada, imagino que no deseas relacionar a tú familia. Ivanov, podrías dejarme hablar con tú hijo, te aseguro que lo llevaré a tu casa una vez que terminemos de hablar.
Su padre no mostró objeciones, se levantó y se despidió de forma militar ante ese individuo para marcharse, sus ojos se conectaron por momentos y sabía que no debía preocuparse.
— Bien. Dime pequeño Ivanov, exactamente porque estás aquí.
— Aa...porque pregunta si ya mi padre le explicó todo, aparte, llámeme por mi nombre, no me siento bien si me habla por mi apellido, es raro.
— Bien, Damien, sabías que las relaciones en el trabajo no estaban permitidas, pero aquí estamos y ahora me das a entender que faltaste al código. Porque debería ayudarte.
Era verdad que había incumplido pero no era solo su culpa.
— Tú padre menciono que los posibles padres pueden ser Kliment y Antón, explícame como fue que te involucrarse con ellos principalmente.
— Yo...o...no quería...
La impureza le empezó a picar la piel, se sentía sucio y asqueroso, recordar esos momentos donde rompía las reglas y dónde no podía hacer nada para evitarlo, aquellos episodios le regresaron a la mente y se sintió mareado; no había comido nada desde el día anterior luego de su plan fallido para abortar, siquiera se ducho o cambio de ropa, estaba sucio no solo mentalmente sino también de forma física.
— ¿Y bien?
— Rompí las reglas señor, solo eso y ya.
— Hace rato mencionaste que no querías, puedes ser más descriptivo por favor.
No sabía nada de ese sujeto y no quería contarle nada que pudiera perjudicar más la situación, pero en el fondo tenía la esperanza de que tal vez si le contaba todo desde el principio, pudiera ayudarle.
— Nada de lo que me digas, saldrá de aquí, te lo prometo.
— Yo no quería romper las reglas, siquiera sabía quiénes eran ellos hasta que me pidieron entregar un paquete, al primero que conocí fue a Antón Nielsen, fue ahí cuando todo se fue a la mierda...
......................
Hacía aproximadamente unos días que había llegado al país, tenía bastante tiempo que no regresaba; su padre le había enviado un mensaje donde le explicaba que debía regresar a casa por temas familiares. En un principio quería evitarlo, en el fondo quería abandonar todo lo relacionado con su familia, no porque odiara a sus padres y hermanos sino porque sabía que si regresaba no podría volver a tener una vida normal ni mucho menos poder salir del país.
Se había marchado para estudiar enfermería y gracias a sus hermanos logro conseguirse una beca, desgraciadamente ahora se encontraba ahí, esperando las noticias que su padre le silencio nadamás llegar a su casa, se sentía extraño pisar el negocio luego de dos años, sentía que no encajaba y vaya que tenía razón.
Lo primero que supo al llegar fue que sus hermanos estaban muertos, la noticia le desgarro el alma, aquellos dos eran los únicos con los que conversaba y podía ser sincero sin necesidad de ser juzgado; su madre era la más afectada, había perdido a dos hijos y no podía velar sus cuerpos, jamás se encontraron y nadie hizo preguntas al respecto, lo único que sabian era que habían sido atacados por personas ajenas a la organización del gobierno y por esa misma razón no se investigaba el caso.
En ese momento no lo capto bien pero su padre se encargo de explicarle el motivo real de su regreso.
..."Faltando los dos mayores el menor debía tomar su puesto para seguir ejerciendo el negocio."...
Antón fue su primer encargo, se suponía que debía darle un sobre de parte de un oficial corrupto; fue horrible y siempre recordaría la sensación del miedo a morir, no sabía con exactitud lo que ocurriría y simplemente se paralizó.
Se encontraba caminando en dirección a zona centro, le habían dicho que debía ir al restaurante de un hombre llamado Dereck, sin embargo se topo con ese hombre altísimo, pensó que era atractivo y llamativo, un hombre que con solo verlo le interesó y aterrorizó en cuestión de segundos.
Había matado un hombre sin mostrar la más mínima pizca de remordimiento. No lo conocía y aún así lloro por su vida, por su familia e incluso por su cuerpo inserte que era abandonado en ese callejón, no se pudo mover del sitio donde se escondía y fue el mismo Antón que se percató de su presencia.
— Odio a los fisgones, dime ¿cómo te llamas lindura?
Sin voz y sin valor se quedó callado, tenía miedo por lo que el hombre pudiera hacerle; con descaro aquel le quitó el sobre, no podía permitir que ajenos vieran el contenido, lo reprenderían si esa información paraba en manos extrañas, su cuerpo detono adrenalina explosiva para darle coraje y gritarle.
— ¡No puedes, eso no es mío!
Pensó que lo golpearía, que tal vez le daría un tiró en las sienes y que dejaría su cuerpo como el del sujeto a pasos de distancia, de forma rápida se despidió de su madre y padre y con ansias espero a recibir algún impacto, se sintió estúpido cuando lo único que escucho fue la risa del idiota delante suyo.
— Pfff...que tierno, eres como esos hamster agresivos, que lindo, descuida que esto es para mí. Me llamo Antón Nielsen, te gustaría acompañarme, te daré algo por tú servicio...
Con dulzura le tomo el rostro, en ese momento se sintió bien, la adrenalina mezclada con el terror hacían de él un manojo sensible, no supo el porque había aceptado semejante locura y ahora estaba pagando las consecuencias de ese día y se odiaba tanto como odiaba a aquel sujeto que por un instante le había cautivado el corazón.
Le odiaba y aborrecía porque ese día fue el primero en tomar su cuerpo sin su permiso.
Le odiaba porque por su culpa la gente pensaba que estaba bien tocarlo y usarlo.
Y peor era que se odiaba por posiblemente estar esperando a un hijo suyo.
Odiaba haber regresado a casa.
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Comments
yeimy ferrer
esta histotia esta muy buena
espero con ansias el siguiente capitulo
2023-02-25
1
Pampam
esta muy emocionante
2023-02-25
1