No entendía la situación, por mucho que pensara no podía comprender las palabras que Lev le había mencionado minutos atrás. El doctor les había comentado que los resultados tardarían unos días y que por mientras se dedicará a tomar vitaminas y guardar un poco de reposo, sin embargo, aún faltaba resolver un problema más grande.
Su padre.
Le dijo que tenía problemas y que debía irse del país para estar seguro, le importaba un bledo si se enojaba con él, se encontraría lo suficiente lejos como para ser reñido, pero ahí estaba, delante de la puerta del negocio, pensando que demonios decirle a su padre y madre.
"Felicidades, serán abuelos de un bebé mafioso, sorpresa..."
— Que día más mierda... — murmuró quedito, Kliment se había acercado a su lado, sin decirle nada.
Todo el camino desde la clínica hasta la tienda ninguno había mencionado palabra, no tenía idea de si estaban molestos; Lev era el único que se mofaba de la situación.
Aún era temprano, la tienda parecía ser una común y corriente; su madre se había puesto feliz cuando se enteró que serían los próximos encargados del negocio, una bonita y sencilla tienda de café que también ofrecía postres a la clientela, y debes en cuando, sobres con dinero o infomación a traficantes y policías corruptos.
— Hablaremos con tú padre, le explicaremos la situación.
— Porque no te deshaces de mí, no sería mucho mejor eso... — el hombre mayor le observó con cautela.
— Entremos.
Dentro del negocio todo estaba en calma, no había gente aún, se suponía que aún estaba cerrado y cuando la campañilla colgante anuncio su llegada su madre salió apresurada por el pasillo detrás de la barra, se alarmó al ver a los cuatro grandes pero al posar su mirada en él pudo tranquilizarse un poco. Llamo a su padre y casi al instante esté hizo presencia por el mismo pasillo; Antón solía decirle que el parecido con su madre era impresionante, los cabellos rubios cenizas, casi blanquecinos, sus ojos azulados y brillantes, que eran adornados por dos lunares característicos, cada uno debajo de cada párpado que resaltaba en su piel blanquecina, aunque, la única diferencia era el cabello, mientras que su madre lo tenía liso y bien peinado, el de él era una maraña ondulada con rizos esponjados.
No sé parecía a padre, sus hermanos si pero siquiera ellos que cumplían con las características buenas de la genética familiar se habían ganado su aprecio, era una persona rara; en cuanto vio a Kliment, sonrió y abrió los brazos feliz.
— Camarada, en qué puedo servirte. — Kliment regreso el gesto afectivo, ambos eran de la misma época y de ideales viejos. Siquiera noto su presencia.
— Verás viejo amigo, tenemos un tema bastante delicado que compete con tu hijo. Hablemos en un lugar más cómodo.
— Bien, síganme.
La oficina de su padre era estrecha, Antón y Kliment estaban sentados delante suyo mientras que Lev esperaba en el pasillo, Boris se había recostado en el sofá que padre tenía.
— Bien, hablen, qué ocurre.
— Felicidades señor Ivanov, será abuelo. — Antón no quiso ir con rodeos y fue directo, se escuchaba disgustado, volteo a ver a Damien que se encontraba fuera de la oficina junto a Lev.
Fedor Ivanov no reaccionó de forma inmediata y con seriedad vio a su hijo a través del umbral de la puerta, con hombros rígidos y cejas fruncidas hablo.
— ¿Quien?
No se dirigía a ninguno de ellos, era directamente hacia él, Damien se avergonzó y trato de ver el piso para evadir la pregunta, que suponía que le dijera, que no sabía quién era el padre. Tenía sus manos detrás suyo, intentaba tranquilizarse encajando sus uñas en las palmas hasta que hablo Boris, también se escuchaba molesto.
— Tal parece que todos nosotros solicitamos favores extraoficiales de tú hijo Fedor.
— Y no sabemos quién es el responsable. — Agrego Antón.
— Al menos no por ahora, claro está. — Finalizó Kliment.
— Justifica.
— Hablando con el doctor, menciono que se puede realizar una prueba de ADN cuando Damien tenga los seis meses de gestación, y así podremos saber quién es el responsable de todo esto. — la voz marcada de Boris hizo que su padre dejara de mirarlo para prestarle atención al hombre.
— Por ahora, viejo amigo, te pedimos que cuides no solo del niño sino también de tu hijo, es una situación delicada.
— Y que haré si la gente se entera, que les digo, como les explico que sus pedidos llegarán tarde porque el repartidor está haciéndose cargo de un niño bastardo.
Damien pudo ver cómo Boris le observaba, tenía la cara rígida y lucía molesto, no se quedó callado.
— Descuide señor Ivanov, el señor aquí ya se encargo de toda la situación. — con sarcasmo Antón vio a padre para luego mirar a Kliment.
— Pero porque no me explican de una vez, Kahnwald, explica.
Sabía de la gran amistad de su padre con Kliment, eran grandes amigos desde épocas pasadas, ambos habían servido para la milicia, era una coincidencia enorme que años más tarde su padre se reencontrará con aquel hombre, Kliment Kahnwald, dueño del tráfico de armas y Fedor Ivanov, dueño del comercio seguro.
El negocio era simple, recibían protección y una paga, a cambio ellos no se ensuciaban las manos de forma publica; si un político debía ser comprado, traían un sobre y el mensajero entregaba ese sobre; si ocupaban dar una amenaza, el mensajero iba personalmente a dar el recado.
Todo mundo sabía que al mensajero no se le tocaba. Era uno de los beneficios del negocio, por eso, cuando su padre se enteró que su viejo amigo de armas era parte del mismo, le dió ciertos privilegios que a los otros no. Y ahora Kliment le daría aquello que ambos añoraban por siempre.
Unificar la familia.
Sabía que su padre quería casar a alguno de sus hermanos con alguna hermana de Lev pero ahora ellos estaban muertos y el único accesible era él.
— Casaremos a Damien con Lev.
La noticia no parecía impresionar, su padre lo observo para después ver a Lev.
— Sabes que eso no se puede hacer, no con él, porque no con alguna de tus hijas.
— Hay probabilidad de que Lev sea el padre.
— Y ustedes dos que opinan.
— Amigo mío, no me molestaría acoger a un segundo hijo en mi familia, pero no puedo permitir que mi hijo se junte con alguien que probablemente no sea el padre de mi nieto, así que no, niego la oferta.
Era la primera vez que su padre abogaba a su favor, no tenía la mínima idea de cómo sentirse al respecto.
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Comments
Grecia Plata
que envidia con 4 incluido padre e hijo.
2023-10-15
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