No supo en qué momento exacto Lev había empezado a tocarlo debajo de la playera. Cuando sintió que no estaba satisfecho, Lev le quitó la playera para empezar a besar sus clavículas y cuello. Damien se avergonzó un poco por lo relleno que se encontraba, pero a Lev parecía no importarle. Solo sintió las manos ajenas meterse en sus pantalones. Mientras Lev le tocaba, Damien sujetaba su cabello. Con fuerza, lo jaló e instó a que lo viera directamente. La poca luz del lugar hacía que sus ojos brillaran intensamente.
— Prométeme que no dejarás marcas.
La respiración entrecortada de ambos solo incrementaba y Lev afiló la mirada sonriendo.
— ¿Acaso temes que tu novio se moleste, zorrita? — jaló con más fuerza el cabello.
— No me digas así.
Volvieron a besarse y Damien comenzó a mover las caderas de adelante hacia atrás haciendo fricción con el miembro de Lev. Sujetó sus caderas y se levantó un poco mientras que Lev bajaba los pantalones y la ropa interior. Damien desabrochó los pantalones ajenos y sujetó su miembro para comenzar a estimularlo. Lev se quitó la playera y volvió a besar al chico de cabellos claros.
Tomó su mano y la dirigió a su boca para lubricar y llevar dos dedos a la entrada del chico. Tembló un poco ante la acción, comenzó a estimularlo y solo podía soltar suspiros y leves jadeos.
La tensión dentro del carro comenzaba a subir al igual que la temperatura. Casi cuando Lev iba a por más, Damien lo detuvo.
— ¿Qué carajos te pasa ahora?
Vio que este miraba hacia atrás suyo y cuando vio por el retrovisor notó cómo una persona comenzaba a acercarse. Era Pushkin.
— Genial...
Damien salió de encima acomodando sus pantalones. Tomó su playera y se la colocó con rapidez. Lev simplemente lo observó.
— Eres una mierdecilla por creer que me dejarás así.
— Tengo que irme. Si Pushkin se entera de que me revuelco contigo, puede retractarse y correrme.
Con ironía, Lev presionó el botón del seguro. Sonreía y eso extrañó a Damien.
— ¿Qué ocurre?
— Pensaba que podía ir a visitarte en el café, ya sabes...
Ignoro sus palabras y antes de que pudiera evitar su huída, se marchó y cerró la puerta con fuerza. Busqué con la mirada a aquel hombre de traje negro y cuando se dio cuenta, estaba hablando con el guardia de seguridad. Me acerqué a ambos y cuando estuve lo suficientemente cerca para escuchar lo que hablaban, Pushkin se giró y noté cómo tenía el rostro tenso. No sabía descifrar si se encontraba molesto. Cuando me vio, cambió su expresión.
— ¿Dónde estabas? — metió ambas manos en las bolsas de su pantalón y noté el carro oscuro casi al instante. Se escuchó cómo el motor rugía y arrancaba. — No sabía que teníamos visitas...
— Es solo Lev, solo sabe molestar. No es nada importante.
Parecía pensativo, pero lo dejó estar y simplemente me regaló una sonrisa tranquila.
— Bien, entonces ya podemos irnos.
...ΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩ...
En todo el trayecto hacia su casa no mencionamos palabra alguna. En el fondo, me sentía mal por mentirle a aquel hombre que hasta ese momento solo me brindaba la máxima ayuda posible sin recibir nada a cambio.
Me sentía culpable y al mismo tiempo ansioso.
Si todo salía bien, sería libre, pero si era lo contrario, no tenía la mínima idea de lo que podría pasarle. Me recargué en la ventana del auto y vi al hombre de ropas oscuras.
— ¿Ocurre algo?
— Nada. — desvié la mirada.
— Para ser alguien tan pequeño, guardas mucho secretismo.
Una pequeña risita escapó de mis labios. Luego de unos segundos, me di cuenta de que aquel hombre me miraba fijamente. A pesar de que no podía verle directo, sabía que me observaba.
— Es la primera vez que te veo sonreír.
— No he pasado bien en estos días, así que era imposible que me vieras de esta forma.
Me recargué en la puerta observándolo. Con un poco de incomodidad, evité verlo.
— Porque Lev vino a verte...
— Solo quería molestar, solo eso. Ya te lo había mencionado.
— Tengo la sospecha de que me mientes.
Sintió cómo el carro se detenía frente al local de sus padres y con rapidez intentó salir, pero Pushkin le sujetó la mano impidiendo su escape. Estaban tan cerca el uno del otro que Damien, por primera vez, pudo ver mejor los ojos ajenos.
Los lentes se habían resbalado un poco por el puente de su nariz, sin perder tiempo los colocó correctamente y Damien solo lo veía fijamente.
De forma casi invisible, una pequeña cicatriz cubría el ojo derecho de Pushkin. Gracias a la cercanía, pudo verla con mejor nitidez. Vio cómo el hombre se ponía serio, pero no soltaba su mano.
— Tus ojos... — atónito, acercó su mano libre al rostro ajeno, pero fue detenida por la otra mano. Con delicadeza y con una pequeña caricia en sus nudillos como un regalo piadoso — son bonitos...
Eran como dos gemas rojizas que brillaban aún sin luz, tan profundas que Damien parecía verlas ahora a través de los lentes. Aquella imagen ahora era imposible sacarla de su cabeza. Además, de que ese tipo de cara seria y aptitudes frívolas tenía bonitas pestañas.
Damien era bonito, pero incluso él intentaba cuidar su piel y arreglar un poco su apariencia, y Pushkin no parecía de aquellos sujetos que le importara relucir, sino de lo contrario, no usaría aquellas gafas oscuras.
"Tal vez los usa por la cicatriz."
Era delgada, parecía ser de una cortada con alguna daga o cuchillo filoso, y jamás, de las veces en las que platicaban o se saludaban, se dio cuenta de aquella marca que parecía una delgada línea clara en su piel. Se sintió un poco idiota por no haberse dado cuenta de un detalle tan significativo en ese hombre. ¿Acaso estaba tan hundido en su mierda que no lo notó?
Salió de su ensoñación cuando sintió otra caricia en su mano. Lo volvió a ver al rostro y aquel solo le regaló una sonrisa.
— No son comunes.
— Eso no quita que sean bonitos...
— Resaltan mucho desgraciadamente para el tipo de trabajo que hago, pero me alegra que te parezcan bonitos. Tú también eres bonito, Damien.
Con un beso casto en su mano, volvió a captar su atención y se sonrojó un poco.
— Nos vemos mañana.
Salió del coche una vez que el hombre soltó sus manos. Se sintió extraño al ver el carro alejarse y recordar aquellos ojos. Se sorprendió demasiado cuando se dio cuenta de sus pensamientos.
— Con un carajo, Damien, ni lo pienses...
Debía estar completamente loco si se metía con un quinto hombre.
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Comments
Grecia Plata
yerda ya quisiera yo tener la imagen de Damián pq ese harem está bueno
2023-10-15
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Key
Me gusta es diferente a lo que he leído pero me encanta 🥰
2023-05-21
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yeimy ferrer
yo lo creo capaz 🤓
2023-04-10
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