Capítulo XI

Serena.

De verdad que me quedo asombrada por la sangre fría que tienen estos dos malnacidos. —¿Cómo es posible que mantengan a una persona mayor en esas condiciones y solo por la ambición al dinero?

Una de estas noches los escuché hablando. Creían que dormía, ya que desde hace tiempo comenté qué debo tomar somníferos y para darle veracidad a mis palabras tomaba la pastilla delante de ellos. Por eso es que muchas veces confiando en que dormía profundamente hablaban, incluso en voz alta.

Así fue qué me enteré que querían mantener secuestrado al empresario un mes más para cobrar más dinero, de hecho, el chino Zhang decía que cada día que pasaba tenía un valor más alto.—¡Desgraciados malnacidos!. No deben hacer eso, el abuelo es un señor mayor que necesita tranquilidad, necesita paz, buena alimentación, su tratamiento médico y ellos no le estaban proporcionando nada de eso. Ahora más que nunca necesitaba hacer algo, pero no tenía ni la más remota idea de qué hacer. Solo rogaba a Dios que me iluminara y me ayudara en todo lo que pudiera hacer para poder socorrer a este pobre viejito al que ya le tengo cariño. Será porque me acuerdo de mis abuelos que amo tanto.

Esa misma noche se me ocurrió un plan, pues desde mañana mismo iré afinando todos los detalles.

Al día siguiente me moví para cuadrar todo. En la tarde le dije al dúo diabólico que durante seis meses estaré en Nueva York Bueno, al chino Zhang no le gustó mucho la idea, pero no podía hacer nada, era libre, aunque pareciera que no. Luego me dijo:

—¿Estás clara que si comentas algo, igualito mataré a tu papá y a tus hermanos?

—Mira estúpido, si yo hubiese querido contar las maravillosas cosas que ustedes me han ocasionado, ya lo hubiese hecho, es más, te voy a decir algo para que te bajes de esa nube. Si no lo hago, no es porque tema por la vida de mi familia. No, en lo absoluto, si es que de algo hay que morirse en esta vida, es más, ninguno de nosotros saldrá vivo de este mundo, así que no me preocupa que elimines uno a uno a toda mi familia y a mí misma. Si no lo he comentado, es porque precisamente no quiero que se decepcionen de mí, que al enterarse cómo me han tratado me tengan repugnancia asco y en el peor de los casos lástima, solamente por eso, que te quede claro que no te tengo miedo.

El chino me observó asombrado ya que lo menos que esperaba era que le dijera todas esas cosas Es más, yo misma estaba aterrada, no sé de donde saqué ese coraje para decirle todas esas cosas que por supuesto era mentira. Y escucho cuándo Angelo dijo:

—Tu quieres hacer lo que te da la gana.

¿Se te olvida que soy tu novio?

Ni le contesté, solo lo miré de arriba abajo, sonreí burlándome prácticamente en su cara. Me levanté del sofá y dije:

—En dos días me voy, así que no me llamen, ya que tengo que arreglar todas mis valijas que me llevaré.

—Está bien,—dijo el chino, pero envíame un capture del boleto para saber lo relacionado con tu vuelo, ya que quiero estar en el aeropuerto para despedirte.

—Por supuesto señor, el que se cree dueño del mundo, no se preocupe, una vez que llegue a mi casa, le enviaré el capture del boleto para que se cerciore que no miento, no tengo porqué hacerlo. No soy de las personas que le gusta estar engañando a los demás, soy transparente como un cristal, allá los que desconocen esos valores.

Salí de esa casa. Y tal como lo imaginé sucedió todo, bueno lo referente al viaje.

Sabía que pondría en duda mis palabras, por eso adquirí el boleto, por supuesto no saldré del país, ya que tengo todo cuadrado. Obviamente tuve que pagar una buena suma, pero no importa, lo hice con gusto.

Llegó el día del viaje, para mí suerte, y así darle más credibilidad a mi plan, en el aeropuerto me despedían mis padres, mis dos hermanos, mis primas mis abuelos, y por supuesto Angelo y el chino. Hice todo el papeleo ante las taquillas de migración del aeropuerto, luego me despedí de toda mi familia y entré a la sala de abordaje a esperar la hora en que mi vuelo saldría. Treinta minutos después mi vuelo despegó. Para todos ya me encontraba rumbo a Nueva York.

Mucho rato después, vestida de señor de mantenimiento, salí del aeropuerto.

Se preguntarán cómo hice. Bueno, la verdad que días antes hablé con mi prima de Nueva York para que recibiera mi equipaje, por otro lado, me informé quién sería una de las azafatas que estaría de servicio en ese vuelo, así que la contacté para qué en el momento de abordar el avión, se hiciera pasar por mí.

Cuándo estaba en la sala, le di mi sobretodo beige que llevaba puesto y mis documentos, por supuesto, cuando saliera rumbo a la rampa de abordaje creerían que era yo. Obviamente con muy buena disposición y muy bien pagada la chica aceptó.

Luego me vestí con ropa de hombre que llevaba en mi mochila y así parecer un señor de los que hacen el mantenimiento en el aeropuerto por si aún el dúo diabólico estaba por allí, no me descubrieran.

El plan era esa misma noche entrar a la casa antigua y quedarme en el túnel, y una vez que ellos estuviesen dormidos ir a atender a mi viejito lindo.

Días antes agregué las pastillas en el envase del café instantáneo y del azúcar por si tomaba té o zumos. También en el agua de las cubetas de hielo para su whisky en las rocas como acostumbraban, pues ni así dejarían de tomar su dosis para dormir «jajaja». Estaba segura que mi plan funcionaría.

Todo fue transcurriendo tal cual lo planeé, estaba viviendo en su propia casa.

En lo que comenzaba aclarar el día salía de allí, rentaba una habitación en un hotel, me duchaba, y trataba de dormir bien, ya que en el túnel no podía hacerlo.

Días antes de llevar a cabo el plan, y aprovechando que ellos no estaban en casa, llevé hasta el túnel un mini refrigerador, allí guardè frutas, helados, refrescos y mucha agua. Sin embargo respecto a la comida tenía que comer en restaurantes, ya que no me atrevía siquiera ir a la cocina, me daba temor que por una u otra causa, alguno de ellos se levante y me encuentren allí. Así que lo que podía evitar lo evitaría.

Había transcurrido una semana, llegó el día de la estocada final. Esa madrugada mientras ellos dormían, saqué a mi querido abuelito del granero inmundo donde lo tenían desde hace mes y medio, lo llevaría hasta el túnel, y allí estaríamos escondidos hasta que la marea pase y podamos salir a otro sitio seguro. Abrí el portón principal para hacerles creer que había escapado por allí.

Sé, qué no puedo ocultarlo por muchos dias, por más que sea no están las condiciones dadas, por ejemplo la principal es la falta de ventilación, tampoco hay un sanitario, sin embargo fui precavida, compré envases que cierran herméticamente para cualquier emergencia.

También le compré ropa y tenis, obviamente ya sabía su talla.

Aaaah pero antes de llevarlo al túnel, me arriesgué y le indiqué el baño para que se diera una buena ducha. Eso lo va a ayudar bastante.

Estando en el túnel, al fin pude verlo bien, es un señor muy alto y fuerte, aunque con barba y cabello blanco imagino qué cuando joven sería todo un galán ya que aún mantiene parte de ese atractivo con su mirada infinitamente oscura.

Se ha quedado sorprendido cuando le he contado sobre este túnel, dice que no entiende como pude realizar sola toda la faena, y todo lo que hice con esos tipos al dormirlos y rescatarlo del lugar inhóspito donde lo mantenían oculto. De hecho, dice que como no sabe mi nombre me llamará Valentina, ya que ese es un nombre de una mujer guerrera, fuerte y valiente como lo que soy. Sonreí por su apreciación.

Bueno, no sé qué habrá pasado obviamente no me pude enterar cuál fue la reacción del dúo malefico cuando vieron que su secuestrado no estaba. Me hubiera gustado ver la cara que pusieron.

Sin embargo, aún me tocaba la parte más fuerte y delicada, tenía que sacarlo de allí, no podía mantenerlo durante más tiempo.

—Qué contrariedad, si hubiese encontrado la salida de este túnel, por allí podríamos haber salido, pero ni modo — comenté— entonces dice que tenía conocimiento qué las construcciones de siglos pasados qué tenían túneles, estos conducían a galerías de lo que hoy puede ser una institución financiera, un motel o un centro comercial.

—¡Ah sí claro, a media cuadra hay un centro comercial! — comenté — pero,

¿Cómo llegaríamos allí? — pregunté angustiada

—Bueno, vamos a recorrer todo el túnel y veremos que conseguimos —comenta mi tierno viejecito.

Comenzamos a caminar, observaba con detenimiento el piso, y mi abuelo con linterna en mano revisaba las paredes, era muy alto, le faltaba poco para estar a la altura del túnel y por supuesto le daba la ventaja de poder revisar desde arriba

Luego de varias horas de caminar y recorrer el túnel de arriba abajo, a los lados y observar el piso muchas veces, él, se detiene repentinamente, toca algo en la pared, y como por arte de magia esta se va abriendo, sentí mucho miedo y me escondí detrás suyo, no sabía que había allí. Este señor era bien fuerte e inteligente.

—¡Encontramos una salida! — En efecto, no sabíamos adónde conducía, lo que sí estábamos claros, que no era al interior de la casa, estaba sumamente oscura. Nos regresamos nuevamente al punto de partida, o sea a la entrada, entonces me pidió que me vistiera con la ropa de seguridad incluyendo el casco, recogiera mis pertenencias, ya que si había oportunidad de salir por allí, lo haríamos de inmediato.

Pues bueno, apagué las luces, desconecté el refrigerador en el cual quedaba tan solo un envase con agua, y alumbrando con las linternas volvimos a realizar el mismo camino por el túnel. Si logramos salir por allí, por supuesto ya no regresaríamos, quién sabe cuando volverían a descubrir este lugar, así que de cierta manera me despedí de este maravilloso sitio que me dejó un gran aprendizaje.

Apenas habíamos salido y sentimos detrás de nosotros como la puerta se cerraba sola. Asombrada le dije al abuelo que esa gente que construyó este túnel, lo tenían todo muy bien pensado.

—Así es Valentina, sabrá Dios con qué finalidad fue construido.

—Los antepasados del chino seguro tan diabólicos como él, lo usarían para cosas nefastas —dije.

Fue horrible el sitio por donde nos desplazamos, era sumamente oscuro, parecía una caverna marina, apenas recorrimos unos diez o doce metros y llegamos exactamente a un sitio que no sé cuál era. Solo que había muchos contenedores full, full de basura que apestaba. Entonces el abuelo dijo que es el cuarto de los desechos sólidos del centro comercial.

Como pudimos sorteamos uno a uno cada contenedor, al fin ya estábamos en la calle, podíamos respirar un aire distinto.

Nos abrazamos y lloramos de la emoción.

¡¡El abuelito estaba libre!!

Palabras de autor:

—¡Hola hola!

—¿Cómo están? — Espero que muy bien, tal y cómo lo merecen . Así mismo es.

—¿Qué les está pareciendo hasta ahora ésta historia?

Bueno, ojalá que les esté gustando, ha sido escrita con mucha dedicación, esmero y respeto para ustedes.

Así qué a través de un comentario pueden expresarme su opinión al respecto.

Los próximos capítulos serán decisivos y determinantes para el desarrollo de la misma.

Por favor, su like y comentarios son importantísimos para un autor. No se imaginan cuánto, es lo que nos indica que lo estamos haciendo, si no bien, por lo menos regular.

Recuerden:

«La lectura es cultura »

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Comments

Susana Santillan

Susana Santillan

Yo quiero que por fin se junten los enamorados.

2024-12-16

0

angelica vanegas

angelica vanegas

Buenísima

2025-01-15

1

Gilma Graciano

Gilma Graciano

si muy interesante tu novela autora felicitaciones

2024-10-24

3

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