Capítulo IV

Cónrad.—

Como todos los días la esperé, estaba muy ansioso. En eso la veo, no puedo evitar sentirme tan vulnerable. Sin decir una sola palabra y sin detener su andar me entrega una nota que rápidamente he leído, no entendí nada, entonces caminé los pocos pasos que ella había avanzado, y le digo que no entiendo su mensaje, que tan solo quiero una amistad con ella, pero insiste que no puede ni debe.

Entonces la invito a casa a tomarnos un café, le digo que vivo a unos cuantos metros de allí. Al principio no quería, pero le insistí y casi resignada caminó a mi lado.

Es increíble que esté aquí conmigo, se ve tan tierna, tan frágil, parece una muñequita de cristal que me inspira protegerla y abrazarla suavemente. Nos sentamos en la mesita de la cocina, serví café, la noté nerviosa mientras lo tomaba.

Para romper el hielo comienzo a hablar.

—Gracias por aceptar mi invitación, tristeza Azul.

—De nada, pero creo que ha sido muy ligero de mi parte, apenas si nos conocemos. Ni siquiera sabemos nuestros nombres.

—Bueno, quizás tengas razón, aún así para conocernos precisamente debemos conversar. Es verdad no sabemos nuestros nombres, aunque para mí tienes el tuyo ya, siempre te llamaré así, de todos modos me presento.

—Mucho gusto —me llamo Cónrad.

—Gracias — Encantada, el mío es Serena.

—¿En serio?

—¿Es ese tu nombre?

—Asi es —Serena.

—Me encanta, me encanta. Tu nombre es hermoso. Sin embargo siempre serás mi Tristeza Azul.

—¿Por qué me llamas así?

—Porque esos hermosos ojos azules siempre están tristes.

Noté como bajó el rostro ocultando su mirada, sin embargo me hice el desentendido, y continúe hablando, quería conocer de su vida. Solo dijo que tenía veintiún años recién cumplidos, tiene dos hermanos mayores, y estudia el último semestre de arquitectura.

La observaba detenidamente mientras hablaba, y cada minuto que pasaba me gustaba más. Así que no pude evitar preguntarle si tiene novio.

—No te voy a mentir, estoy en una relación desde hace casi dos años, pero es muy, muy complicada.

Sentí una punzada en el pecho, entonces le pregunto

—¿Lo amas?

—Bueno, cuando comenzamos creí que lo amaba, claro, era mi primer novio. No obstante, al pasar el tiempo comprendí que me inspiraba solo cariño, aunque me sentía bien a su lado. Pero luego, me hizo pasar por una dolorosa situación que me decepcionó tanto, que ya ni cariño siento por él. Es decir, nada en absoluto.

De nuevo la observo atentamente, y me doy cuenta que sus palabras están cargadas de odio, rencor, amargura — Pensé

¿Por qué entonces sigue en esa relación?

¿O es una relación por conveniencia?

¿Será esa situación la causa de su tristeza?

Se levanta argumentando que tiene que marcharse.

—Está bien — digo.

Entonces decido acompañarla, pero antes la alzo y como si fuese una muñequita la siento en la encimera de la cocina, la abracé e hice que hasta donde sus brazos le permitían también me abrazara, sentí como me traspasaba su energía. Fue tan intensa la sensación que me produjo, que no pude evitar besar muy suavemente sus labios, se quedó inmóvil, asustada y temblorosa. Volví a abrazarla y a su oído le dije.

—Perdóname, no sé que me pasó, no pude contenerme. No creas que soy un pervertido que quiere aprovecharse o quizás hacerte daño.

—No te preocupes, ya nada ni nadie puede hacerme daño.— Disculpa, debo irme.

Me he quedado desconcertado, aún así la ayudo a bajar, y al dirigirse a la puerta le pregunto:

—¿Somos amigos?

—Si, claro que sí.

—¿Nos volveremos a ver?.

— Por supuesto.

Y entonces se me ocurre algo y le pregunto:

—¿También te vienen a buscar cuando sales de clases?

—No siempre, si tengo algo que hacer, llamo para que no lo hagan.

—Aaaah bueno,

—¿Por qué no te quedas conmigo? — me imagino que ya no entrarás a clases.

—¿Para qué me quedaría contigo?

—Para conocernos...

—¿No te gustaría?

—No rojo, no debo, además por hoy es suficiente, acepté tu invitación, conversamos un rato, me abrazaste y hasta me besaste, pero ya está bien,

—¿No crees?

—No, no creo que haya sido suficiente, quiero más de ti. Si quieres llámame loco aunque eso no me importa, anda quédate, mira, falté a mi trabajo. Acepta por favor, es tan solo un rato más.

Me observa extrañada y dice:

—¿Y de qué trabajas que faltas así, sin más?

—Aaaah, nada importante, vendo botellas de vidrio.

—¿En serio? — pues no te ubico vendiendo nada, pero en fin rojo, debo irme.

—Por cierto, veo que me cambiaste el nombre, aún así me gusta. Además el azul y el rojo combinan muy bien. Si los unimos resultará el color violeta. Un hermoso color para el amor. Ese será nuestro color.

Sin dejarla siquiera pensar, tomé su mano y la invité a conocer la casa. Subí con ella a la terraza y le comento:

—Desde aquí todos los días te observaba pasar, desde aquí llamaste mi atención, desde aquí me atraiste con las ondas de tu energía y desde aquí comencé a interesarme por ti. Hasta una mañana que decidí verte de cerca y me aposté allá enfrente por donde sabía que pasarías, y bueno, ya sabes lo demás

—¡No puedo creerlo! — pensaba que esperabas a alguien —¡Jamás hubiese imaginado que era por mi que estabas allí!

—Es cierto, esperaba a alguien...a ti, mi tristeza Azul, y cuando vi tu mirada, ahi si fue verdad, ya sabía que esta batalla la perdería, sabía que caería derrotado a tus pies para siempre.

—¿Cómo vas a decir eso? — No lo creo, la verdad es que eres un loco, imagino que un hombre tan atractivo como tú, no le faltarán mujeres hermosas, modelos, mises, princesas, que sé yo, y sin obviar que puedes tener esposa e hijos.

—Bueno, es normal que tengas esas dudas, así que te contaré algo. —la senté en mis piernas y comencé a hablar:

—Hace un par de años maltrataron mi corazón, tanto, que juré que nunca más volvería a enamorarme. Me propuse tener muchas mujeres, eso sí, sin entregar mi alma, sin entregar mis sentimientos, no sufriría más. Y así he pasado mi tiempo, sin un amor, sin una ilusión. Nunca me he casado, y por supuesto no tengo hijos.

Pero contigo no sé que pasó, no sé explicar... Es que cuando menos lo esperaba, sin siquiera pedir permiso de imprevisto entraste a mi vida, tu luz brilló en mi amanecer, tu mirada fija en mi me puso a temblar y aquí estoy, ilusionado, esperando tener una hermosa historia de amor contigo.

La observo fijamente, y esa mirada triste me dice tanto, y a la vez no dice nada, solo baja su rostro, y veo las lágrimas correr por sus mejillas. No le dije nada, solo esperé a que se vaciara por dentro. Me di cuenta por su actitud que está viviendo una difícil situación, así que lo mejor es que suelte esas angustias, penas, frustraciones y tristezas.

Al cabo de un rato, tomé su rostro entre mis manos, miré sus ojos enrojecidos por el llanto los besé tiernamente tomando en mis labios sus lágrimas.

Suavemente me dice:

—Oye rojo, es mejor que no esperes ninguna historia conmigo, tengo demasiados conflictos internos y externos, solo te traeré problemas, y no creo que lo merezcas. Así que no avancemos más, ni como amigos, ni siquiera como conocidos.

—Mi tristeza azul, no entiendo. Pero vivamos lo que tengamos que vivir y punto.

—No, si quieres preservar tu vida, aléjate de mi, represento un peligro para cualquier persona que se me acerque, y si es hombre será peor.

—Pues no lo acepto, no le tengo miedo a nada, ni a nadie.

—¿Cuál es el problema?

—¿Qué muera? — Pues no nací para semilla, y además de algo hay que morirse en esta vida.

—¿No crees?

No esperé su respuesta, suavemente la besé en sus labios, no opuso resistencia, y en ese momento tan hermoso, tan sublime ambos nos miramos profundamente, sentí algo indescriptible, y la seguí besando sin dejar de mirar ese azul infinito. Por primera vez en mi vida he besado no con mis labios, sino con el alma.

Así seguimos, hasta que se separó, y dijo:

—No no, esto no es correcto — Debo irme ya.

—¿Por qué no es correcto? — somos adultos y libres, ya que no amas a ese hombre.

—Debo irme — Lo siento.

—Pero no entiendo, si estamos aquí tranquilos.

—¿Tranquilos rojo?

— ¿Estás seguro?

—Bueno, a lo mejor no, pero ven mi tristeza azul, no te vayas, aún es temprano, ni siquiera es media mañana. Quédate un rato más

Bueno, ha sido lo peor, o lo mejor que pude haber dicho. En ese momento seguí besándola, pero ya mis besos eran urgidos, apasionados, asi que la tomé en mis brazos, y la llevé a mi habitación. Ella no se opuso, solo se dejó llevar, y allí mismo, entre besos y caricias le hice el amor a esta chica a la que le llevo once años. Fue tan grato lo que me hizo sentir, es muy apasionada, cariñosa y a cada instante decía que la estaba haciendo muy feliz como nunca antes había sido, pues también me sentía igual. Cuando va llegando su liberación, de inmediato me uní a ella, y ambos explotamos de placer, de dicha y felicidad. Sin embargo, aún dentro de ella, seguí besando sus labios carnosos, provocativos y adictivos, como era toda ella. Aún asi, su mirada seguía triste.

Estuvimos el resto de la mañana amándonos, aunque noté que es tímida, de su parte no recibí caricias, pero bueno, es nuestra primera vez, seguro que para la próxima también me hará el amor, lo cierto es que hemos disfrutado, incluso en el jacuzzi, es como si nos conociéramos desde hace mucho tiempo. Su bellas piernas y su precioso cuerpo me atraía mucho más, y esos frutos hermosos que tanto besé.

No obstante algo me preocupa, tiene algunas cicatrices, como de azotes y hasta una que parecía hecha con navaja, cuchillo, arma blanca, que sé yo. Pensé si acaso será ex presidiaria, bueno, no lo digo por discriminar, sin embargo sé que algunas privadas de libertad viven terribles situaciones, aunque no creo que ella lo sea, pero lo que si es cierto que ha sido víctima de maltrato, de violencia. Eso me ha dejado muy, muy conmovido.

Mucho rato después conversamos allí mismo en la cama, desnuditos los dos. Traté de averiguar, y entonces pregunté

—¿Cómo fue tu niñez?

Comenzó a contarme que siempre ha sido muy consentida. Qué su infancia ha sido la etapa más feliz de su vida. Me habló de su trasplante de médula ósea, de sus padres y hermanos. Por lo visto no tuvo una niñez traumática.

Entonces será el novio que la maltrata.

Con esa interrogante me quedé, no quise preguntarle más nada, pero en el fondo me preocupa que ese malnacido sea el responsable de esa tristeza infinita que tiene en su mirada. También recuerdo lo que me dijo en la mañana,

"Ya nada ni nadie puede hacerme daño".

Definitivamente es ese hombre el que la maltrata, y si logro descubrir que es él, no sé qué le haré, pero de que pagará por eso, pagará.

Bueno, estaba consciente que se estaba acercando el momento en que tenía que marcharse. Cuánto deseaba que se quedara conmigo, por lo menos hasta mañana.

—¿Crees que puedas quedarte hasta mañana?

—¿¡Quuuéééé!? — No, claro que no.

—¿Crees que no tengo familia?

—Por supuesto sé que tienes familia, pero diles algo, no sé, qué tienes que estudiar, o hacer un trabajo, anda si, quédate.

Me sonrió, y con eso me dijo todo... Tomó su móvil, llamó, dijo algo como que no voy hoy, sino mañana. colgó y me dice:

—¿Estás feliz?.

—Claro muy feliz, te tendré todo el fin de semana para mí.

—¡Hey, hey! — ¡No te pases listillo!— será hasta mañana, no todo el finde.

—Tranquila tranquila mi tristeza azul. No discutas y vamos a disfrutar..

En eso se me lanza encima y sin dejar de mirarme comienza como poseída a besarme de arriba abajo sin omitir un solo milímetro de mi cuerpo.

¡Sencillamente me ha hecho el amor!, por cierto muy, pero muy divino.

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Comments

Mirta Liliana

Mirta Liliana

Para ser dos desconocidos,se han conocido bastante,diría yo!!!😜😍❤️♨️😘♥️💙

2024-07-31

1

Maria Perez

Maria Perez

Causa gracia que dice "vendo botellas de vidrio", cuando en realidad es el presidente de la empresa....¡¡Ay Serena si supieras!!

2024-06-27

2

yenifer marquez la escritora ✨

yenifer marquez la escritora ✨

Ojalá serena hable con Corad

2024-05-13

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