Capítulo 19

Cassandra no pudo terminar de comer todo lo que estaba en el plato, era algo que esperaba Don por el tiempo que estaba en la calle sin la capacidad de comer como corresponde.No obstante, también era la mirada de anhelo a la comida no terminada y posesividad con la cual vio a Cassandra comer.

No era de extrañar que las personas de las calles se quitaran la comida para sobrevivir y eso apareció a los animales hambrientos que ni siquiera le importaría utilizar sus dientes para lastimar a aquellos que se encontraran entre la comida y el animal hambriento. Por eso Cassandra había ocultado con sus brazos la comida, haciendo que Hernan hiciera oculta una mueca y Abizer mirara con compasión.

Fue difícil para ella decir que la comida no sería quitada, pero sabía que quizás eso no quitaría la desconfianza de a su alrededor, más cuando ninguno de ellos había pedido algo para comer.

Las frutas la mayoría fueron comidas, no habían sido muchas para no perturbar y dar la sensación de que era imposible comer toda la cantidad dada.No se lo esperaba, aquella era del tamaño de una taza de té 60 ml, que no era mucho y aún así Cassandra había dejado algo.Se había subestimado la cantidad que era capaz de soportar el estómago de la chica, lo cual indicaba para Don que debía llevar al menos algo de comida para cuando tuviera hambre.

Sin embargo, era posible que ignorara las suaves indicaciones de hambre que una persona acostumbrada a la comida no ignoraría.Solo el hambre extrema seria capaz de llevarla a la necesidad de buscar comida.

¿Cada tres horas?Sí, eso podría funcionar y ser lo más ligero posible, incluso medidas para que no se pasen y eso incluyan las comidas correspondientes que eran tres veces al día.Don también se dijo que debía cuidar su propio cuerpo (el de Rhiannon) cuando no había obtenido la cantidad suficiente para desarrollarse como correspondencia.

La camarera volvió cuando Hernan la llamó en el momento que Cassandra había terminado.Cassandra sin duda frunció el ceño cuando quitaron los platos y Don no tuvo de otra que mantener una mano en ella para que no se arrojara.Abizer pago por la comida, siendo menor cantidad que lo que pensaba Don.

—Soy Dione, por si necesitas algo —dijo la camarera aceptando el dinero, pero su nombre iba más hacía Don que solo asintió.

Algunos minutos después, los cuatro estaban en el carruaje inicial que se había dejado cerca del otro restaurante.Don ni siquiera se quejó de caminar, al menos ella estaba acostumbrada a caminar mucho para llegar a su casa y eso resultó una subida de media hora, sin olvidar las circunstancias que la rodeaba que la probablemente cansada y con solo ganas de llegar a casa para tener paz.

Fue en el momento de subir el carruaje que Hernan puso un pie en el asunto con respecto a Cassandra.

—Señorita Rhiannon, ¿Traerá con nosotros a la joven?— preguntó Hernán.

—Sí, la traeré conmigo, será mi acompañante —respondió Don con descaro haciendo que Hernan crispara un poco sus labios.

Don estaba un poco sorprendida que Hernan ya no estaba sonriendo durante todo este tiempo, casi demostrando como era realmente por dentro.No obstante, dio una leve sonrisa que no la.

—Eso es muy amable de su parte, señorita —dijo Hernan—, pero me preocupa que dirá su padre, podría no dejarle tener tal compañía.

—Eso lo hablaré con nuestro padre —respondió Abizer sabiendo que su hermana no abandonaría a una joven que parecía tener su misma edad y necesitaba ayuda.

Abizer tenía la idea de que Rhiannon adoptaría a todos los chicos que estarían en las calles.Sería complicado que eso sucediera, a menos que se creara una sociedad que ayudara a los niños de la calle, algo que quizás su padre aceptaría porque estaba en él ayudar a los demás como lo había hecho su madre, que le enseño la amabilidad a su capellán.Eso satisfaría el lado humanitario de Rhiannon.

Hernan no habló después de eso, ni siquiera cuando Don sugirió comprar alguna ropa para Cassandra en la misma tienda de antes sin importar a vergüenza de volver tan pronto.No es que le importe mucho a Don, la vergüenza no era algo que ella tenía cuando ya había estado acostumbrada a las humillaciones, en realidad, ella se encogería de hombros por ser mirada de forma juzgadora, con ciertas excepciones como en el restaurante/posada /bar que los llevo Hernán.

*********

Los cuatro habían llegado a la mansión Lefeuvre.Donde estaba sentada, Don solo pudo ver como la mansión se vio de forma imponente que casi podría causar miedo a las personas, no obstante, no era por la fachada de la casa o si estaba cubierta por malezas.Era por la sensación de la magia que parecía estar firmemente conectada con la casa que casi se podía ver que salía la magia.

No era extraño, no cuando Don se dio cuenta de que esta magia era poderosa y rivalizaba con la magia contenida en el cuerpo de Cassandra.

No podría conocer mucha magia, pero la sensación nunca se confundiría.Su hermano tenía poder, no en la cantidad de Cassandra que fue sorprendente que Abizer estuviera ciego de tal poder, casi como si pasara a través de él.Aunque eso podría ser posible para que la chica sobreviviera a su alrededor.

De cualquier manera, la mansión hacía que las personas menores se sintieran temerosos.Esa era quizás la funcionalidad de un lugar más grande, como también decir en la cara de los demás el poder que tenía esta familia y que no se metiera con ellos porque sería el motivo de la condenación de aquellos que prefirieron pinchar al dragón dormido.

Ella miró a Cassandra, que dormitaba, pero sabía que estaba atenta a su alrededor para sentir cualquier amenaza a su persona.Una chica que estaba acostumbrada a ser atacada, algo que Don podía simpatizar cuando ella también era atacada en momentos aleatorios ya veces que eran planificados que se salvaba apenas.

Al menos Cassandra tenía momentos para descansar, aunque creía que sería un tormento para ella cuando durmiera sola en una habitación totalmente desconocida.Se sentiría paranoica, incapaz de pegar un ojo en toda la noche porque desconfiaba de las personas que vivían en la mansión, y Cassandra no sería la única.Don sabía que aún quedaban sirvientas que habían estado en toda la mansión manteniéndola limpia y cuidada en el momento que Abizer hizo que las sirvientas que estaban en la cocina acabaron despedidas por sus graves faltas, y aún tenía que resolver lo que sucedería con las que abusaron de Rhiannon.

Un castigo no agradable de su parte, aunque no estaba segura si sería capaz de hacer algo que nunca haría Rhiannon. Quizá podría justificar que sentía demasiado odio en su corazón por estas personas que ni siquiera podía ser amable. Y no era realmente erróneo, Rhiannon sintió desprecio por estas mujeres que la lastimaron a una joven edad. Don no se sorprendería si Rhiannon tuviera la oportunidad, daría un castigo de acuerdo con las trasgresiones que le hicieron.

Al menos Abizer aceptaría su explicación si sus límites iban más allá de lo que se esperaba de ella para dar un castigo, porque había visto la resignación de Abizer en la habitación pensando que estas dos mujeres saldrían ilesas de un castigo bastante suave.

Oh no, Don no las dejaría en paz. Es posible que devuelva lo que ellas hicieron sin que le temblara las manos, porque detestaba y sentía repulsión por las personas abusadoras de niños.

Y debería acordarse de que su habitación no estaba en los mejores estados.La destrucción no había sido reparada solo porque Abizer no quería que ningún sirviente entrara a la habitación de su hermana después de ver el odio y el desprecio que sintió por Rhiannon (Don).

Ella podría ordenarlo, no era algo fuera de otro mundo, pero sabía que no le correspondía y en sí, no era que lo mejorara su habitación porque estaba decorada a la forma de Rhiannon, y no a su manera, que sería totalmente diferente.Quizá no teniendo demasiado lujo a la vista para no tentar a las sirvientas (si ella dejara entrar algunas de confianza, que no era ninguna en este momento) de tomarlo para sí mismos.Y sin duda la habitación estaría más iluminada de lo normal porque no le gustaban los lugares oscuros.

(Ella ignoró como todo se movía a su alrededor, como su mente jugaba con ella creando cosas que no deberían estar ahí. Ignoro los susurros, unos que no existían y que la perturbaban. Ignoró todo).

La única excepción era el momento de dormir, pero es porque se había acostumbrado y porque no había nada que pudiera lastimarla en donde era su lugar secreto.

Obviamente, Don ni siquiera pensó en la oscuridad cuando ayer había quedado dormida apenas tocando la almohada e incapaz de apagar la luz solo porque aparentemente había estado entrando en un trance que el cuerpo era capaz de dormir y descansar sin necesidad de sentirse cansado.Claro que esto último se necesitará las horas necesarias, porque ser despertado a una hora tan temprano no cumplió con tal función.

Entonces, ella exigiría otra habitación de igual medida y transportaría lo poco que quedara de la habitación, porque la ropa sin duda estaba totalmente irreparable, eso si Don no lo tomaba y lo convertía en algo más de utilidad que sin duda podría confeccionar por entretención.

(Tampoco diría que saldría algo bonito de lo que confeccionaría, no era una experta).

El carruaje se detuvo frente a la entrada de la mansión pasando por las flores de entrada que sin duda eran hermosas y Don las aprecio como correspondía.Aún necesitará recorrer toda la propiedad Lefeuvre y no iría sola, no con el riesgo de que podría haber de que la mataran, aunque la defensa de esta pulsera en forma de serpiente sería muy bienvenido de su parte.

Los dos hombres bajaron primero y ella fue ayudada por su hermano al bajar el carruaje, Cassandra tuvo la misma ayuda, pero no pudo ignorar el estremecimiento que vio al ser tocada por alguien más.Sin duda acostumbrada a toques más agresivos, no como la delicadeza que su hermano la estaba pensando.

—Bienvenida a mi casa, Cassandra —no pudo evitar decir con una sonrisa hacía quien sería su compañera y confidente, como tenía planeado.

Algo bastante frío de su parte, pero ella siempre había deseado una amistad que fuera incondicional y quizás no era la mejor manera de tenerla, solo que ella llegaría a ese punto con el tiempo que pasarían ambas.

Y ella no pudo evitar desear ayudar a Cassandra.

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