Capítulo 16

Una vez en la vida, Don la habían llamado ladrona. Había sido a la edad de cuatro años, su mente de niña pequeña no tenía el concepto de dinero, que simplemente al acompañar a su madre a la feria, ella tomó una bolsa y la llenó de manzanas con bastante ánimo. Por supuesto, ella se iba a ir con la bolsa de manzana, algo que su madre no se había dado cuenta por estar pendiente de las otras compras, pero el vendedor si se había dado cuenta y actuó de forma exagerada que la llamó ladrona y otras palabras que no eran adecuadas para los oídos de un niño, ni siquiera para llamar de esa manera a un niño.

Don estuvo muy asustada en ese momento de su vida, tan asustada que ni siquiera quería salir de la casa. Cada vez que salía y veía a un hombre con tal característica, ella solo entraba en pánico y se ponía a llorar. Su madre, que desde ese momento la defendió (e incluso pago las manzanas que a su boca sabían amargas de tal experiencia), ni siquiera sabía lo que le ocurría.

Obviamente, en ese tiempo la salud mental no estaba tan desarrollada y se tenía una perspectiva de que, si ibas al psicólogo, estabas loco. Don tampoco sabía lo que había tenido, solo que en las noches tenía pesadillas y se encontraba constantemente ansiosa vigilando a su alrededor que no apareciera de nuevo el señor que grito. Era una reacción exagerada, pero no tan equivocada cuando solo tenía cuatro años.

Ese comportamiento duro meses, casi un año que pudo superarlo, pero no era la misma niña de cuatro años.

Y ahora, el hombre que gritaba ladrona a una niña de casi su edad que estaba con harapos, demasiada delgada y llena de suciedad, le hizo recordar tal momento de su vida. Esta vez, no tenía miedo porque había pasado cosas peores, cosas que la exageración de un hombre no significaba nada.

La mano del hombre estaba en el brazo de la joven, quien sostenía una manzana roja con todas sus fuerzas, negándose a soltarla. El hambre a veces no dejaba que los pensamientos fueran claros, era solo hambre y más hambre que tenía en la cabeza que incluso los instintos primitivos se hacían cargo.

Don no pudo evitar sentir empatía por esta chica, que simplemente iba a intervenir.

—¡Rata inmunda! Ya verás, te quedarás sin mano y tendrás que pagar… —decía el vendedor con la cara roja que casi llegaba a púrpura.

La chica solo se dejó, no teniendo fuerza para defenderse de alguien más grande y ancho que ella.

—¿Qué sucede aquí? —preguntó Don casi haciendo una mueca por la pregunta tan cliché que se le pudo ocurrir. Al menos cumplía con su función de llamar la atención del vendedor y de la chica, que la miro con unos ojos azules casi muertos.

Unos que había visto el dolor y la muerte en su vida.

Don no se estremeció con la mirada, la chica no necesitaba de su lástima, solo su ayuda en esta situación porque no era agradable cortarles las manos a alguien que solo actuó para comer. Si fuera en su mundo real, esto ni siquiera sería de significancia para aquellos que tenían que cumplir la ley porque solo era una manzana que ni siquiera llenaba el estómago de una persona. No le estaba robando dinero, tampoco una gran cantidad de manzanas. Solo era una manzana.

Y tampoco era una linda manzana. O de oro.

El vendedor miró a Don con un poco de desdén, no reconociendo a Don, o Rhiannon en este caso, por lo que no era significativa para sus ojos. Sin embargo, podría ser la razón para que pudiera por fin cortarle la mano a la ladrona que oso robarle una de sus manzanas.

(Tampoco importo que esa manzana era una que el mismo descarto como mala y estaba en el piso).

—Nada, señorita, solo una ladrona que robo una de mis manzanas, pero ya verá que este asunto se resuelve —respondió con falsa amabilidad, que Don casi rodó los ojos.

—¿De verdad? Pero es extraño, esa manzana no se ve bien ni fresca, lo cual no puede ser su manzana, ya que usted vende de calidad —dijo apuntando las manzanas que estaba a la vista de todos con una falsa inocencia bastante convincente—, y no creo que vendan manzanas podridas, eso sería perjudicial para su trabajo.

El hombre se enojó más de lo posible (y eso fue sorprendente) por las palabras de Don, palabras que insinuaba que estaba a las personas vendiendo productos de mala calidad que por dentro podrían estar podridas. Estaba claro que esta chica estaba ayudando a la ladrona, lo cual a sus ojos también significaba un castigo severo. Y estaba sola, sin ningún acompañante.

—No vendo cosas podridas, señorita, y eso me ha ofendido mucho, pero esta sucia perra ha robado lo que es mío.

—Una manzana que estaba en el suelo, que está podrida y nadie compraría en su santo juicio, no, usted es un idiota avaricioso —indico Don sin morderse la lengua.

El vendedor soltó a la chica que cayó al suelo con fuerza y reprimió un gemido de dolor, pero nunca soltó la manzana.

El hombre se acercó a Don con las manos estiradas, su misión era tomar a esta chica con la ira que tenía y lastimarla hasta hacerla callar. Nadie le diría nada, tenía más poder que esta chica que solo se metió donde no debería, pero aquella misión fue terminada abruptamente cuando una serpiente lo rodeo desde el cuello hasta sus pies botándolo al suelo y manteniéndolo quieto. E incluso le dolía respirar porque apretaba más, lentamente, cuando inhalaba.

Don miró sorprendida su mano donde había estado su pulsera de serpiente que pensó que solo era la representación de sí misma en la casa de la familia Lefeuvre, pero aparentemente era una defensa bastante conveniente. Al menos no estaba tan indefensa como se esperaba.

Miró a la chica en el suelo que la miraba con sorpresa y admiración, una que nunca había sido merecedora en su vida. E incluso había gratitud ahí.

—Vamos de aquí —dijo Don hacia la chica que pestañeo, pero obedeció levantándose y acercándose a Don con una cara confundida y un poco de duda.

Don sacó algo de la bolsa que tenía amarrada en su cadera, una que no iba a ser quitada porque sabía sobre nudos (tampoco quería explicar por qué tenía conocimiento sobre los diferentes tipos de nudos, no era algo que se sintiera orgullosa). Era solo una pieza de dinero que no significaba nada más que un porcentaje mínimo. Se lo tiró al piso al hombre, que la serpiente estaba asfixiando y a Don no le importaba.

—Esto es lo que vale tu manzana, avaricioso —comentó para estirar su mano y la serpiente volviera a ser una pulsera en su muñeca.

El hombre estaba incapacitado recuperando el aire, ni siquiera se podía mover, por lo que Don no se preocupó que fuera atacada por el patético hombre.

Rhiannon, en esta situación lo hubiera resuelto de otra manera, quizá diciendo su posición o amenazando junto con su hermano. Pero Don era diferente, ni siquiera le importó el hombre, y en realidad tenía pensado de demostrar que no era confiable, que no debería comprar los productos del hombre y lo había notado con las personas que habían quedado mirando y escuchando con atención, como sus caras mostraron horror y desagrado hacia el hombre. Y el hombre ni siquiera tenía idea que su negocio bajaría, que solo vendería una cantidad mínima de productos, todo porque estaba enfocado en las dos y no a su alrededor para ganarse la gracia de las personas.

Algo que se merecía, después de todo aquella manzana no era más una que estaba podrida y estuvo en el suelo, el hombre estaba enojado solo porque le quitaron algo suyo que el mismo había descartado. Don estaba segura de que si los vagabundos o aquellos que vivían en la calle tuviera dinero (cuál dejarían de estar en esos lugares solo por tener dinero para mantenerse a sí mismos, con algunas excepciones), cobraría por las manzanas podridas.

No le sorprendía. El dinero en cualquier mundo era de gran importancia para aquellos querían darle importancia.

Dirigió a la chica hacía su hermano, que se había quedado al margen y que aún tenía su mano en el mango de la espada, una acción que se mantuvo después de ver como aquel hombre quería lastimar a su hermana, pero también había sorpresa porque la magia de la familia fue más rápida que él, en especial cuando no tenía conocimiento de que actuara de tal manera.

No obstante, sabiendo que su hermana estaba a salvo, él solo quería abrazarla y no dejarla ir.

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Comments

Estrella Reyes Reyes

Estrella Reyes Reyes

BRAVOO,POR TU,META CUMPLIDA,ESFUERZO,Y PERSEVERANCIA,RINDEN FRUTOSSSS

2023-05-04

2

Gris Lopez

Gris Lopez

¡¡Felicidades!!...¡¡que me alegra que hayas cumplido una de tus metas!!...
¡¡es maravilloso hayas estudiado Psicología!!....(tus lectoras...agradecemos que lo utilices también para enriquecer las historias)...gracias...

2023-03-10

1

Jose Daniel

Jose Daniel

muchas felicidades por tu título en una especialidad tan compleja como lo es esa. gracias por otro capítulo más de esta bella historia

2023-03-10

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