La guardia que había en la mansión Lefeuvre, llegaron a la habitación que pertenecía a la joven hija del Conde Lefeuvre. Un intento de asesinato por parte de la servidumbre que estaban aterrorizados por este hecho. No porque casi matan a la señorita de la casa, fue porque podían perder el trabajo o ser asesinados si pensaban que estaban cometiendo traición a la casa que servía.
Era también el hecho que cualquier enemigo del Conde Lefeuvre se había colado en su propia casa sin que nadie lo notará, incluso tomar un lugar tan importante como el cuidado de la señorita, que un día podría casarse con alguien importante y posiblemente ser la elegida del príncipe. Era imperdonable que temieron por su vida.
Don, quien aún no sabía que era alguien de gran importancia, miraba la taza de té que desprendía un olor dulce como el chocolate, excepto que se sentía cautelosa.
¿Qué pasaba si alguien más quería matarla? A pesar de que el té fue servido por su aparente hermano, eso no significaba que no la quisiera muerta ¡Incluso podría estar actuando!
Pero los instintos de hermanos debía ser fuerte, ella lo sintió así una vez.
Por el momento sería cautelosa.
—¿No quieres té, Rhian? —preguntó el hombre con la cara llena de preocupación.
Don llevó una mano hacia la taza, sin embargo, un pensamiento (casi como un regaño) le dijo que tomara la taza con el plato. Eso sin duda fue extraño, pero no rechazo tal ayuda cuando apenas sabía la etiqueta de este lugar.
Porque ella estaba en otro mundo.
Después de que los guardias llegaron para resolver el problema y el médico de la mansión estuvo a su lado revisando su pulso. Al darle el alta, las otras sirvientas de confianza del hombre la ayudaron a vestirse a pesar de que ella ya casi era una adulta.
Y en frente del espejo, noto que era una copia del hombre, su hermano, solo que en femenino y estuvo alegre que está vez su cuerpo no fuera tan desarrollado porque eso significaba que no tendría dolor de espalda. Sufrió mucho de dolor de espalda en su vida, y otros dolores más.
Dio un sorbo al té con una gracia que ni siquiera pensaría en años y disfruto del té con un toque de chocolate. Alguien que no había probado mucho los dulces, estuvo fascinada. Es claro que en realidad prefería los encurtidos, pero el dulce no estaba mal.
No obstante, ella estaba en una posición que quería preguntar.
—¿Por qué querían matarme? —preguntó de forma directa haciendo que el hombre tosiera.
No era momento de sutileza cuando debía saber el motivo de su casi muerte, aparte de que fuera una princesa que era la siguiente a la sucesión y necesitaban sacarla del medio. Muy poco probable, porque en realidad ni siquiera la estarían llamando señorita, sino, princesa.
—Ah, por supuesto que quieres saber —dijo con un tono resignado y a pesar de eso, Don pudo ver qué se veía gentil.
Atenta a las palabras de su hermano (ella debía verlo de esa manera, a pesar de que pudiera haber traición), dejo la taza de té en el plato que sostenía en su mano izquierda aguardando en los muslos de sus piernas que eran ocultas por un hermoso vestido celeste y blanco. Ella casi de desmaya por ver tal derroche de dinero en un vestido que tenía joyas preciosas que valía la comida de diez años, cada una por minúscula que fuera.
—Como sabes, padre es perteneciente del consejo del rey, sin embargo, está luchando para aceptar una ley que ayude a los del pueblo —comentó su hermano (cual llamaría de esta manera hasta que pudiera saber el nombre) y dió un sorbo a su té aún con la tensión en su cuerpo.
Y lentamente bajo la taza de té, que continuo con la explicación:
—De ese modo, las casas que fueron dañadas por el terremoto de hace medio mes, pueden ser ayudados a ser construidas de nuevo, excepto que los otros señores no quieren ayudar cuando tienen que poner su dinero en la ley.
Don frunció el ceño. En cualquier mundo aquellos que tenían poder se negaban a ayudar a quienes eran desafortunados, cuando estos desafortunados eran el motivo de su riqueza. Era algo que detestaba, pero no se podía hacer mucho cuando no había poder.
—Y hay un Conde que quiere arrojar a su hija bajo la nariz del príncipe, lo cual haría cualquier cosa para matarte —termino su hermano haciendo que Don pestañeara.
¿Matarla por un príncipe? ¿Qué significaba eso? ¿Estaban comprometidos?
En su cara se noto el horror y su hermano estuvo a su lado.
—Por supuesto, nada de eso pasara porque estoy aquí para protegerte y podrás comprometerte con el príncipe para casarte...
—¡No quiero comprometerme con el príncipe! —casi grito Don.
¡No quería! Si era la razón de su muerte, prefería eliminar aquel objetivo en su espalda. Al menos aceptaría la muerte si fuera por una ley que su aparente padre estaba tratando de imponer para el bien de los demás, no porque un noble quería el poder a través de su hija.
Escucho una risa por parte de su hermano que la sorprendió.
—Ja, ja, ja, mi hermana, ahora es más inteligente —hubo lágrimas en sus ojos que estaba fuertemente cerrados.
Don no encontró gracioso, a menos que Rhian pensará que era la mejor idea casarse con el príncipe y había insistido frente a su hermano.
Chica, solo porque sea famoso y quién debes venerar, eso no significa que debes codiciarlo cuando ni siquiera lo conocías en verdad.
Hubo un poco de molestia que no venía de ella, lo cual la hizo sospechar.
Más calmado, el hombre llevó una mano a la cabeza de Don acariciando y desordenado el cabello sin consideración.
—Me alegra, el príncipe es un imbécil que no dudaría en botarte por otras mujeres que considera más "lindas" —dijo con desagrado en su voz.
Bastante sincero, aceptaba eso.
—Necesitas a alguien que te aprecie.
Don no estaba segura. En su otra vida ni siquiera quería fijarse en alguien cuando podía ser objeto de burlas o se aprovechaban de una debilidad, pero sin duda ella quería felicidad a pesar de que sus manos estaban manchadas de sangre.
Quería ser feliz y en este mundo podría conseguirlo.
Se prometió a si misma que eso haría, incluso si debía derrocar imperios.
—Y padre estará feliz de que no caigas en la mano de la realeza —dijo con amargura su hermano.
Ella podía entender la amargura. Si la historia decía algo, la realeza era un peligro para su persona que estaba lleno de traiciones, apuñalamientos, ahorcamientos y cabezas cayendo por las escaleras manchando con la sangre los peldaños, siendo un lugar de satisfacer de las necesidades sádicas de algunos de la realeza.
Se estremeció pasando por eso. Ya tuvo suficiente con la humillación que la hizo llegar hasta este punto.
—Creo que la cercanía a la muerte me hizo recapacitar —mencionó Don con delicadeza.
Este hermano mayor suspiro y su cara de suavizó completamente. La abrazo ignorando el sonido de loza cayendo, Don se sintió aterrorizada internamente por la taza y no por el hecho de ser abrazada por un desconocido.
—Nunca más sucederá —prometió el hombre mayor, pero Don no le creyó porque sabía que si aún había posibilidad que ella fuera la más cercana a estar comprometida con el príncipe, habría más altercados que en un momento podían ser la realización de su muerte.
Por supuesto, Don sería una paranoica que estaría atenta a su alrededor.
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 67 Episodes
Comments
Belenchiipaz
Esta muy buena!!
2023-01-27
6
Ivon Caraballo
Interesante novela... esperando con ansias nuevos capitulos
2023-01-27
2