El "Bullicioso" no tenía una fachada para dar una primera buena impresión a los ojos de Don. Solo le hacía recordar a esos lugares insalubres que en su mundo estaban cerrados por mala salud e higiene en el lugar.
Don no quería ser discriminadora, pero era algo difícil de serlo cuando la fachada que una vez fue blanca, era totalmente gris con algunas manchas que pudo haber sido sangre, y las ventanas totalmente sucias que no dejaban ver el interior. Y tal vez por eso no las limpiaba, para ocultar lo que se hacía adentro.
Además, el lugar era bastante ruidoso que no le sorprendía que fuera llamado de esa manera para hacer un honor al lugar.
Hernan los trajo aquí porque estaba seguro de que era el único lugar que aceptarían a la chica que estaba bastante sucia que apenas se podía ver realmente el color del cabello que tenía o sus facciones más allá de los ojos y la confusión que mostraba, incluso el movimiento de sus cejas teñidas por la suciedad.
Los otros lugares tuvieron miedo de contagiarse algo de alguien que vivía en la calle, pero eso no significó que tratarlos como cualquier cosa solo porque vivían en la calle. La mayoría de los niños que estaban en la calle no tenían hogares, eran huérfanos o se habían escapado de la casa sin poder soportar los tratos que tenían. Apenas tienen para comer, ni siquiera para darse cuenta de un baño decente y tener ropa nueva.
Don se sintió bastante amarga porque ella estaba aquí con una mejor ropa y jugando a la señorita de la familia cuando no era nada más que una simple chica que cometió un crimen que si estuviera viva, estaría condenada a la cárcel oa un lugar psiquiátrico alegando que no estaba en todas sus facultades en el momento que cometió homicidio.
Pero ella no se arrepentía de lo que hizo.No le gustó haber sido orillada al cometer un crimen, sin embargo, ese grupo la presionaron y fue la gota que rebalsó el vaso cuando atacaron a una niña de siete años.
Ella podría ser considerada una criminal, pero ese grupo eran unos malditos antisociales que se creían que tenían más poder, cuando en realidad estaban tan asustados en el momento que Don fue a cazarlos.
Tenía debilidad por los niños, quizás más específico con las personas vulnerables y débiles, y quizás, solo quizás, por las personas ingenuas.Por eso detestaba a las personas ingenuas, porque alegaban en sus sentimientos de protección.
No obstante, Don no sintió que la chica fuera vulnerable, débil o ingenua. Tenía un poder que optaba no ocupar.
Debe ser un gran poder para no defenderse. Podría ser demasiado para una persona normal, y no quería lastimar a alguien a pesar de que era desagradable. Incluso quizás ese poder era tanto que lastimaría a su alrededor.
O temía de ese poder, que era un gran impedimento para ocuparlo.
—El Bullicioso es el único lugar que dejaran pasar a ambas —dijo Hernan frente al establecimiento. Aún necesitaban entrar, algo que Don no estaba emocionado por hacer.
Sin embargo, no se quejó cuando podía tener comida decente para la chica, aunque no demasiado con valor nutricional cuando podría perjudicar a la joven. En su mundo tenía un nombre que solo leyó de forma rápida en los libros de biología y que tenía el concepto claro. El Síndrome de Realimentación que se debe a una rápida reintroducción de alimentos en altos niveles nutricionales, que puede provocar ciertos signos que podrían llegar hasta la muerte.
Bueno, quizás no era un libro de biología y más un libro de medicina que tuvo la oportunidad de leer, aunque no entendió algunas cosas.
Entraron al establecimiento. No era tan iluminado, incluso parecía bastante apagado, pero eso no detuvo a las personas para hablar en voz alta, gritar. Era bastante amistoso, sin embargo, las personas no parecían amistosas con su apariencia que Don sabía que solo podría ser un engaño, en algunas circunstancias.
Hernan los llevo a una mesa vacía que al menos tenía cuatro asientos, estaba cerca a la pared y daba un poco de privacidad.
—Es un... agradable lugar —mencionó Abizer con una leve mueca en su cara tratando de ser amable.
Don podría haber soltado alguna risa por la incomodidad de su hermano, excepto que ella también se sintió incómoda con algunas miradas dada a su dirección.
—No tiene que mentir, joven maestro —dijo Hernán hacía Abizer, pero este último solo dio un sentimiento sin dar más reconocimiento.
Hernan apretó los dientes estando escondido detrás de su sonrisa.
Una camarera llegó. Estaba vestida con ropa normal, que era una camisa blanca, una faja negra y una falda negra que llegaba hasta el piso. Su cabello castaño era largo y suelto que puso horrorizado un poco a su hermano (quién trato de ocultar su incomodidad y horror).
—Hola queridos, ¿En qué puedo ayudar?— preguntó la camarera con una suave sonrisa con sus labios pintados de rojo.
Don vio que era bonita, aunque no demasiado. No era de extrañar que algunos hombres dieran algunas miradas, aunque no se hacían notar porque esos ojos marrones había una ferocidad que don conocía en las mujeres de personalidad fuerte.
—Hola, encantada de conocerte —respondió Don haciendo que los dos hombres la miraran.
La camarera soltó una pequeña risa, no era burlona, más complacida por encontrar a una joven bastante atrevida para hablar antes que estos dos hombres, uno que ella misma conocía de forma personal.
—Eres encantadora, nunca cambies —dijo la camarera, aunque sus ojos se desviaron a la chica sentada al lado de Don, quien no había levantado la cabeza en todo ese momento. Sus ojos se estrecharon levemente—.¿Qué vas a pedir, cariño?
—¿Aquí hacen papila?— Don preguntó, en los ojos de la mujer hubo comprensión.
—Lo hacemos, ¿Quieres un plato de frutas y un vaso de agua?
—Si, por favor.
Luego, la camarera se dirigió hacia los hombres.
—¿Van a pedir algo?
Abizer dio una leve sonrisa y respondió:
—No por el momento, gracias.
—Estoy igual, no pediré nada —respondió Hernán.
—Como ustedes deseen —dijo ella encogiéndose de hombros para luego retirarse.
—Rhian, pensé que pedirías algo más sustancioso —dijo Abizer con el ceño fruncido por la confusión.
—No debe recibir una gran cantidad de nutrientes, solo sería perjudicial para la salud, es mejor que coma en porciones moderadas con un bajo nivel de nutrientes hasta que su estómago se acostumbre de nuevo a tener aquellos nutrientes —comentó ella dando una mirada a la chica que solo asintió comprendiendo. Quizás ella misma se había dado cuenta en algún momento que comer demasiado le hizo bastante mal.
—Aún no comprendo —Abizer suspiro. No saber algo no era común en él, pero nunca se dedicó a la medicina a pesar de que su padre podría haber aprobado dicha profesión.
No le sorprendería que exigiera una clase de medicina para Rhiannon cuando se enterara de esto. Su hermana parecía entender mejor el tema a pesar de que no había demostrado interés, pero era quizás la vida que llevo que la hizo esconder todo lo que hacía bien, todo lo que le gustaba.
—Bueno, si ella come demasiadas cosas a la vez puede darle vómitos, diarrea, insuficiencia cardíaca, muerte súbita, puede quedar en coma, debilidad y convulsiones —enumera Don tratando de recordar lo que puede suceder con una sobrealimentación en personas con desnutrición.
Quizá la chica no parecía desnutrida porque tenía ropa que la ocultaba, pero lo había notado con la delgadez de la cara. No se arriesgaría a que muriera por no poder controlar la nutrición del cuerpo de la chica. Incluso proporcionando una porción moderada para el estómago de la chica con bajo nivel calórico y nutricional, aún podría provocar estos signos perjudiciales. Incluso el agua estaba moderada para que los riñones no funcionaran en toda su capacidad, porque también había algo sobre necrosis en los riñones.
No grababa mucho, pero lo que grababa era suficiente para darle terror a Don.
—Cuando dices muerte súbita, es muerte ¿No?— preguntó esta vez la chica que se había quedado en silencio observando con horror por las palabras que decían esta chica que apenas la conocía, pero que la estaba ayudando más allá de lo que hacían otros.
Don la miró con ojos amables.
—Sí, muerte debido a que la respiración y el flujo sanguíneo se detiene de inmediato, lo cual la persona queda inconsciente y muere —dijo Don con voz suave.
Abizer inhalo porque esto iba más allá del conocimiento básico de alguien que solo se puso a leer. Esto era talento, uno que Abizer no dejaría que quedara a un lado si su hermana quería estudiar medicina.
(Si supiera que este conocimiento en su mundo era de conocimiento público y que solo estaba ahí para ser leído por cualquier persona que tuviera interés).
—Yo no quiero morir —murmuro la chica con ojos caídos, pero la mano de Don en la suya hizo que levantara la mirada de nuevo.
—Y no lo harás, si viene en la hora indicada con las porciones requeridas, esto no puede suceder y creo en ti, eres más fuerte de lo que pareces —apoyó Don tratando de darle seguridad a la chica.
La chica asintió con la cabeza.
—Cassandra —murmuró la chica.
Don alzó una ceja hacia la chica.
—Mi nombre es Cassandra.
—Bueno, Cassandra, soy Rhiannon, encantada de conocerte —dijo Don sin ignorar que Hernan se llevaba una mano al puente de su nariz masajeándolo y que su hermano soltó una pequeña risa casi silenciosa porque aparentemente estaba adoptando a la chica.
Lo cual no estaba tan erróneo, porque ella se quedaría con Cassandra, quisieran o no quisieran.
La camarera llegó con un plato hondo que traía papilla de avenas con dos trozos de frutillas para ayudar con el sabor, un plato con una cantidad determinada de frutas y un vaso mediano de agua. Se veía que era poco, pero Don no creía que Cassandra fuera capaz de comerse todo sin tener un dolor en el estómago.
—Disfruta, cariño —dijo la camarera dejándolos en paz.
Y Don vio como Cassandra se controlaba en comer a pesar de que se veía en su cara con querer rellenarse la boca con la comida. Al parecer la había asustado lo suficiente para moderarse.
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Comments
Doris Meza
Cualquiera se espanta si le dices que si come mucho le da la muricion 😧😧😧
2023-03-17
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