El viaje al pueblo más cercano era de al menos treinta minutos que estaba matando de hambre a Don, a pesar de tal hambre, podía aguantarlo y era posible porque era el cuerpo de Rhiannon, que estaba acostumbrada a comer poco, y a veces nada, y no era su cuerpo, porque si hubiera sido de esa manera, su estómago dolería por el hambre e incapaz de sentirse satisfecha por más comida que entre a su estómago.
(Si Don hubiera investigado, se daría cuenta de que sufría de hambre emocional en su otro mundo).
Miró su mano cubierta con guantes blancos que Rhiannon siempre tenía puesto y que era un regalo de la madre de esta. Guantes hechos de un material que Don no conocía, pero parecida a la seda, aunque con una duración demasiada larga para ser normales. No creía que los géneros de este mundo tuvieran tal duración, excepto si tenían magia, lo cual podía resolver muchas cosas que Don estaba pasando por alto.
Los guantes eran para ocultar las manchas en sus dedos que no alcanzo limpiar al estar ocupada en la piedra de la familia que había sido reparado y era la “señora” (señorita) de la casa hasta que su hermano se casara, o lo más cercano, el padre de Rhiannon contrajera nupcias, algo poco probable con el trauma que le genero cierta mujer.
El asunto de la piedra central fue algo confusa porque literalmente la magia decidió que ella era una de las que tenía permiso para estar en tal habitación y eliminar al traidor de los permisos privilegiados para estar al lado de la magia familiar.
Una muestra de que la magia la acepto era la pulsera en su muñeca. Estaba hecho de plata mágica simbolizando que de algún modo la consideraba pura (Don ni siquiera tenía idea de qué, cuando su alma estaba corrompida y condenada). También tenía la forma de una serpiente que se mordía la cola, que era símbolo del infinito e inmortalidad como la sabiduría y el poder.
Don creía que era por su naturaleza más venenosa que no moriría por su propio veneno y que sería capaz de enfrentar a sus enemigos.
En cualquier caso, era un misterio que resolvería después o buscaría un libro por ahí con los significados en los animales, que quizá tenía otro significado en este mundo.
El carruaje siguió pasado entre la carretera principal. Los transeúntes gritaban para llamar la atención de algunas personas y vender algunos productos, o simplemente caminar a cualquier destino que tuvieran (trabajo o compras).
Miró con cuidado a través de la cortina que dejaba ver el exterior, pero no el interior. Todo era tan medieval combinado con la magia, que esta última quizás era la causante de que ni avanzaran demasiado en el aspecto tecnológico. Don extrañaría algunas cosas que no existían aquí como el internet.
El carruaje se detuvo en frente de un edificio de aspecto elegante y moderado a la vez. No era lo suficientemente elegante solo porque era de un pueblo, pero Don creía que Abizer no la llevaría a un lugar cualquiera para comer. Debía ser un lugar aceptable.
Dentro del carruaje no solo estaba los dos hermanos, también estaba el ayudante de Abizer que escucho que se llamaba Hernan, el traidor que su hermano decidió tener cerca para vigilarlo, porque aún no se sabía el motivo de este de bloquear a Rhiannon de la piedra familiar, tampoco para quien trabajaba. Ambos decidieron tener al enemigo cerca actuando como si nada hubiera ocurrido, excepto el descubrimiento del abuso de Rhiannon.
Bajo primero Hernan, luego su hermano que la ayudo a bajar del carruaje con sumo cuidado porque ella había decidido utilizar zapatos un poco altos.
Llevaba la misma ropa de la mañana, el desastre que se convirtió su habitación no se iba a arreglar porque Abizer no estaba seguro quien era fiel a la familia y decidió que alimentar a su hermana era más importante . Al menos no se llevaron el diario de Rhiannon, que se llevó con ella en el bolso que traía por si acaso.
Tenía que quemar tal diario y Rhiannon estaba de acuerdo con su decisión.
Sus ojos grises miraron al edificio. Era el más limpio del exterior en comparación con otros edificios o casa destacando entre la gente no tan adinerada que vivía cerca.
Al menos eso no era diferente de su otra vida, las clases sociales. Ahora ella podía ver a través de los ojos de la alta clase después de estar diecisiete años en el otro lado.
Camino al lado de su hermano siendo reconocidos de inmediato para ser llevados a un lugar apartado. Fue bastante raro que Hernan también estuviera sentado con ellos y actuar que no era un traidor y espía. Es quizá lo que hace difícil creer que lo era con su personalidad amable, pero de no ser confirmado por Rhiannon, Don podría haber dudado si no fuera porque no le gustaban las personas demasiados amables.
O tenían alto que ocultar, o eran ingenuos que no creían en la maldad a pesar de ser víctima de esto.
Los ojos de Hernan no la dejaban de mirar, quizá porque aún tenía una imagen de ella algo infantil e ingenua y solo Don jugo el papel en la mañana sin corregir el error. Pero él la estaba mirando con atención y es que estaba demasiado seria.
Era comprensible que no fuera el rayo de luz que esperaba, había salido información que salió a la luz, y que todo lo que mostró (al menos Rhiannon) era una pantalla para ocultar lo que ocurría con ella. Una cansada Rhiannon que paso suficiente por su vida para cambiar una actitud más sombría y desconfiada.
Entonces, ya no soportando la mirada, preguntó directamente:
—Señor Hernan, ¿Tengo algo en la cara?
Hernan abrió los ojos con sorpresa y tosió escondiendo la sorpresa, y dejar entrar la sonrisa dulce.
—No, mi señorita, pero usted es perfecta y bien parecido —respondió Hernan—. ¿Por qué me pregunto eso?
Don levantó la carta ignorando por un momento a Hernan, quien torció una pequeña mueca en el lado derecho del labio, único signo de que estaba irritado. Jugar con este hombre sería divertido, excepto que debía tener cuidado porque era alguien más experimentado que ella, que sería capaz de dar vuelta cualquier situación que podría ser un problema para cualquier persona.
—Fue porque no me dejaba de ver —respondió sin dejar de mirar la carta ignorando los ojos entrecerrados de Abizer hacia Hernan, que se mantuvo calmado a pesar de la mirada pesada que le daba Abizer.
—Perdone señorita, no pude evitar mirarla —se disculpó Hernan con un poco de halago en su voz, que retorció el estómago de Don, luego continuo—, y es que me sorprende que haya pasado por mucho a una joven edad.
Eso fue suficiente para que Don lo mirara de nuevo, pero esta vez tomando una expresión vulnerable que dolió el corazón de Abizer, que estaba enfurecido con Hernan. Expresión que buscaba Don para que Abizer pudiera defender a su hermana, quien sería incapaz de responder a tales palabras sin despertar sospechas.
—Hernan, eso es suficiente —regaño Abizer con los dientes apretados y viéndose feroz.
—Perdón, maestro Abizer, era más preocupación por la señorita —comento suavemente sabiendo que estaba pisando en hielo delicado por la protección de Abizer hacia su hermana, que era algo bien conocido.
Y aun así no detuvo cualquier tipo de abuso hacia la menor de la familia.
—Comprendo esa preocupación por su parte —dijo don siendo lo más parecido a la amabilidad y agradecimiento.
(Por dentro, Hernan estaba impresionado por la amabilidad de alguien perteneciente a esta familia)
Hernan asintió con la cabeza y dijo:
—Si tiene problemas o necesite algo, puede venir a mí.
—Tomaré su palabra —respondió Don, y ella sonrió internamente cuando una pequeña brisa movió su cabello.
Era magia, una promesa con magia y que Hernan no se había dado cuenta, especulo Don solo con mínimo conocimiento de magia.
Luego del intercambio -irreconocible para uno-, pidieron la comida y para suerte de Don, o había muchos utensilios. Rhiannon podría ayudarla, pero Don debía aprender por si un día Rhiannon encontraba la paz de todo lo que sufrió.
Y lo encontraría, fue una promesa.
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