Capítulo 5

—¿Estás bien? —preguntó Abizer con un ceño fruncido y preocupación pintado en su cara.

Don (Rhiannon, se dijo a sí misma) sonrió de una forma temblorosa mirando la elegante comida que podría alimentar a más de doce personas. Tanta cantidad de comida que sería un desperdicio, a menos que los sirvientes se lo llevarán a su familia. Ella no se quejaría si hacían eso, estaría tan agradecida que la comida no se botara a la basura como si no fuera nada.

En su casa nunca faltó un plato de comida, pero eso no significaba que tuviera los tres platos al día.

Ver los platos, tocó una fibra sensible en ella.

Y estaba el hecho que podría tener comida envenenada. Aunque no creía que se arriesgaran para envenenar a Abizer siendo el heredero del conde Lefeuvre. Eso podría bajar un poco sus defensas, excepto que aún estaba paranoica por cualquier muerte posible hacía su persona, y solo había pasado horas de su trasmigración y su despertar justo en el intento de asesinato.

Uno no supera eso ni siquiera con años.

Dio un suspiro. Y se preparó mentalmente para aceptar la comida.

Y tratar de acordarse cuál era el tenedor que debía ocupar para tal platillo. Habían demasiados tenedores que confundían a Don.

—Estoy bien —respondió Don a Abizer que dejó su comida en paz para verla, o lo que podía de donde estaba.

Con un sentimiento correcto, ella tomó un tenedor que estaba en el exterior. Era el correcto, que se sintió satisfecha de sí misma. Ahora, el otro utensilio.

—No creo que lo estés, no has tocado tu comida.

Don le dio una mirada que decía ”estás bromeando conmigo" que pudo haber hecho que Abizer se sintiera avergonzado.

—Sí, perdón, pero dudo seriamente que la comida esté envenenada —dijo sin importancia.

Esa sería la condena de Abizer por creer que no podían envenenarlo con comida. Don no era tan ingenua, si una asesina se coló entre la servidumbre, significaba que había muchos espías dentro que dejaron entrar a la asesina, que espero el momento perfecto para atacar. Esta vez, un mes después de ser contratada y ganarse la confianza de Rhiannon.

—Estoy un poco paranoica, hermano —confesó en voz baja.

Abizer suavizó la mirada, ahora entendiendo a su hermana. Si alguien quisiera matarte, por supuesto que estaría vigilando cada paso de las personas a su alrededor y eso incluía las comidas.

—Si quieres, probaré parte de tu comida —comentó con casualidad Abizer, pero Don negó con la cabeza al ver el horror en la sirvienta que miraba este intercambio entre hermanos.

Quizá se estaba dando cuenta de que tan lejos llegaría Abizer por su hermana.

—No, está bien hermano, creeré en ti de que nadie envenenara la comida —dijo con una leve sonrisa en su cara.

Y no dudo en dar la primera probada. Lo único que su lengua noto, a pesar de que era agradable a la boca, era que faltaba sazón. Faltaban más especias y un poco de sal. Al menos, quizás para ella porque Abizer estaba bien con el sabor de la comida, tal vez así era como Rhiannon comía.

No dijo nada más para seguir comiendo con una elegancia que nunca en su vida había portado. Sí, sus modales en la mesa no eran horrible, pero nunca llegaría al punto de la elegancia de alguien aristocrático. Era como estaba comiendo en este momento que la hizo sospechar más porque esto era memoria muscular, como si su cuerpo supiera que era correcto y que no lo era.

Mejor para ella, así no sospechaban que no era Rhiannon a pesar de que estaba en el cuerpo de esta. Aún no se acostumbraba que era esta chica de la nobleza y con muchas cosas de valor en sus manos.

Terminada la cena, Don no tuvo oportunidad de hablar más con este hermano suyo cuando el asesor de este llegó con urgencia y Abizer se tuvo que retirar con un rápido buenas noches.

¿Qué era tan importante para ver la cara de preocupación en Abizer? Don no lo sabía, pero tenía curiosidad por saber el tema de importancia que consistía a su hermano.

Sin embargo, este era el momento en que debía volver a la habitación con la insistencia de las sirvientas que aparentemente estaba a su cuidado, y estaba claro que no eran tan amables como en la mañana solo porque estaba su hermano, no presente por supuesto, pero si a una puerta de distancia que podría escuchar sus quejidos. Dentro de ella solo sentía despecho y burla hacía estas mujeres que estaban cerca de su edad.

Como la habitación que era suya tenía un baño, Don miró en la puerta del baño como la tina de piedra de mármol se llenaba de agua en un extraño grifo que tenía unos símbolos escritos y lo que la sorprendió fue ver que el agua humeaba, demasiado.

Su cuerpo se estremeció involuntariamente con solo pensar en lo caliente que estaba el agua y maldijo a estas mujeres presentes. Si en silencio había hecho una tortura a Rhiannon, Don no aguantaría lo que paso esta chica. Ya tuvo suficiente con su vida anterior.

—Fuera —ordenó con voz clara que dejo a las tres mujeres sorprendidas.

Su tonó no dejaba dudas de obedecer y por supuesto, Don estaba siendo desagradable con estas mujeres. Rhiannon era amable, considerada e ingenua, Don era todo lo contrario que ni siquiera le importaría los sentimientos de estas mujeres que eran abusadoras.

Las tres mujeres congeladas estaban incrédulas, más que nada por el comportamiento extraño de esta señorita. Lo que fue una mansa chica que estaba pronto en la adultez, ahora tenía una mirada feroz que casi le hizo recordar los cuentos de sus madres sobre una mujer poderosa que incluso llegó a ser reina querida y amada por el pueblo junto con su esposo devoto que había sido el segundo príncipe del reino hasta qué sucesos lo hicieron ser el siguiente al trono.

O eso dio ver Don hacia las tres mujeres.

—¿Acaso no escucharon? Las quiero fuera de aquí y de la habitación —casi grito para hacer actuar a las tres mujeres, que salieron del estupor y caminaron rápidamente hasta la puerta.

Una tenía una réplica en los labios, pero que nunca soltó cuando los ojos grises de Don las siguieron. Algo le decía que no era buena idea replicar, en especial con la hija del conde Lefeuvre.

Don dio un suspiro cuando la puerta de la habitación se cerró en su totalidad y ella miró la tina dónde aún se estaba llenando de agua caliente. Se acercó para girar una de las manijas y detener el grifo bastante tecnológico para este tiempo, y su curiosidad sobre los símbolos que estaban inscritos en la pared arriba del grifo.

La manija que giro tenía un símbolo que brillaba en rojo con un tono azul a los bordes, si recordaba bien, en el fuego había color azul cuando este estaba muy concentrado, o era parte de la encimera. Eso significaba que el agua sin duda estaría cerca de la temperatura de ebullición. Uno de sus dedos tocó el agua y maldijo abiertamente a las mujeres.

¡Esta agua dejaría quemaduras! Ni siquiera sabía como este cuerpo no tenía algún rastro de quemadura, sin embargo, si existía la plomería y esos signos extraños en la pared, eso significaba que la medicina estaba avanzada y curaría con eficacia cualquier quemadura.

Y si existía un veneno tan poderoso como un químico que derrite la piel. Por supuesto, ella no era experta en su mundo sobre los venenos y los procesos químicos, bastante dolor de cabeza le daba cuando pensaba en las fórmulas. Así que estaba en blanco, no obstante, ella no descarto posiblemente la magia.

No era una creyente de la magia, aunque tenía suficiente respeto hacía los practicantes del vudú y la magia negra.

Pero este mundo era totalmente desconocido, incluso podría existir dragones si lo pensaba con exactitud.

Negó con la cabeza ante ese pensamiento. Hasta para este mundo sería difícil que hubiera dragones, la magia era algo, ahora criaturas mágicas era totalmente diferente.

Don miró con curiosidad la otra manija que era azul con los bordes de un celeste claro, más que el color del cielo durante el día, llegando a blanco. Lo movió viendo como el agua fluía y el símbolo brillo, Don no se arriesgó en poner de inmediato un dedo dentro de la tina cuando esta podría estar aún caliente.

Pasó los minutos, al menos dos para estar segura y asintió satisfecha por la temperatura del agua para girar la manija y cerrar el grifo que era de cobre y bastante alargado. Estilo vintage, sin duda.

Ella se giró hacia la puerta y camino todo el recorrido hasta la entrada de la habitación. Notó que la manija de la puerta también tenía símbolos, y sintió una leve vergüenza que no pertenecía a ella.

Don suspiró y con voz calmada, dijo:

—Todavía estás aquí, ¿No?

Como respuesta, sintió algo que la dejo casi sin aire y soltó una pequeña risa.

Jodida cosa, tenía el alma de Rhiannon con ella. Desde el comienzo de esta vida, nada parecía sencillo.

Bueno, no tenía cabeza en este momento para ir más allá de este descubrimiento. Las emociones en cualquier momento podían explotar y ella quería disfrutar de este baño mágico con los elementos que podía ver alrededor. Quizá un olor agradable para su olfato, nada tan tropical o ácido, más apegado a lo dulce. El olor de las flores no era lo suyo, pero en su vida anterior los olores correspondiente con los frutos rojos o el chocolate mismo, u otros olores que podía soportar era lo que más le gustaba.

Claro, ahora debía resolver que eran esos símbolos de la puerta que estaban avergonzando al alma de Rhiannon.

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Comments

Rosa Castillo Navarro

Rosa Castillo Navarro

malditas mujeres, que corra sangre pronto...

2024-01-19

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