Capítulo 15

Don vio que el vendedor ni siquiera estaba mirando a su dirección, de seguro estando acostumbrado a que pasaran de largo o ni siquiera fueran a su dirección. Era una pena que los demás pensaran que lo que vendía eran ingredientes que eran solo para las pociones, que no tendría un sabor agradable, y si, algunos en sí solo no lo tenían (vainilla), pero cuando se agregaban a la carne resaltaban el sabor, o incluso en el arroz o para utilizarlo en ingredientes en la repostería.

La ignorancia era demasiado en las personas que podrían general un mal mayor por esto. La historia de la vida humana era testigo de tal ignorancia y prejuicio por lo desconocido, uno de esos era la cacería de brujas que mato a muchos inocentes.

Ella no estaba haciendo lo mismo.

—Hola, buen día —saludo Don haciendo que el vendedor saltara de su asiento.

—Oh, buen día —contesto el vendedor más calmado y poniendo una mano en su pecho.

El vendedor no era estéticamente agradable, tenía la edad suficiente para ser su padre y el cuerpo era robusto y demasiado grande. Don, quien solo había visto personas que se veía bien, la hizo sentir más calmada porque este mundo no fuera “perfecto”.

Con amabilidad, el vendedor pregunto:

—¿Qué se le ofrece, señorita?

Don dio una suave sonrisa, una similar a la de Rhiannon cuando quería animar a las personas.

—Quería ver las especias que tiene —dijo soltando el brazo de su hermano que la dejo con un leve puchero que el mismo negaría haber hecho.

El vendedor se sorprendió con sus palabras, quizá porque nadie lo había dicho, pero se recuperó irradiando emoción que había sido reprimido.

—Tenemos una gran variedad de especias tanto del mediterráneo, occidente y oriente, e incluso de nuestro reino —dijo emocionado el vendedor al darse cuenta de que la joven sabia lo que vendía y no se dejaba llevar por los rumores que hace unos años empezó a rondar.

—Lo veo, tienes cardamomo, clavos de olor, anís, comino, orégano, tomillo, nuez moscada, jengibre, pimienta…—ella se detuvo de hablar cuando la miraron con sorpresa y curiosidad.

Actuó avergonzada como lo haría Rhiannon al ser observada con atención que antes no había tenido con tanta atención debido a los rumores de su no inteligencia y su falta de magia familiar (que ahora se sabe el motivo de no estar conectada a ella).

—Señorita, usted de verdad conoce las especias —dijo el vendedor asintiendo en lo que él mismo asentía. Su propio conocimiento venía por los viajes a estos lugares que podían tener su propia belleza.

Una de las razones de que se dedicó a vender especias fue por el sabor que le daba a la comida, pero nunca pensó que sería menor la bienvenida de las especias por el rumor de que una de estas le hicieron daño al primer príncipe y no querían caer como el príncipe del reino.

(Hoy en día se diría que el primer príncipe tenía alergia a algunas de las especias que se le presentaran).

—Estoy sorprendido de tu conocimiento, Rhian, ni siquiera puedo mencionar algunas —admitió Abizer sin ninguna pena que su hermana supiera más de estos temas, su mente estaba más inclinado a la política y la herencia que tendría en un futuro en el retiro de su padre (o la muerte de esto, que no quería que ocurriera).

—F-Fue estudiando —tartamudeo Don con las mejillas sonrojadas y humildad que nunca había tenido más allá de no tener los recursos necesarios.

Todas esas especias eran tan normales en la cocina de su mundo que ella no podía olvidar los nombres después de meterse en el mundo culinario. No era una sorpresa para ella saber, pero que Rhiannon supiera, si era una sorpresa para quien la conocía. Al menos podía alegar que estaba leyendo de algún libro.

—Más que estudiado, sabe diferenciar las especias y que un solo ojo experto podría señalar —indico el vendedor con seriedad.

Don dio otra sonrisa y una leve inclinación.

—Gracias —respondió con humildad.

—¿quieres algo de aquí, Rhian? —preguntó Abizer que compraría lo que quisiera su hermana.

—Sí.

Abizer asintió a su respuesta, ella solo indica lo que quería de las especias, que eran la mayoría, y se dividió en bolsas diferentes hechos para que las especias no se combinaran, aunque para Don no era un problema cuando existía una mezcla de especias conocidas en el mundo y que muchos le agradaba por no ser tan fuerte, ni tan suave, ni tan picante. Era un equilibrio que maravillo y que haría sin dudar porque era algo tan sencillo de hacer.

…pero debía aprender utilizar la cocina de este mundo, que si tenía suerte, sería a leña (como si fuera capaz de ocupar una cocina a leña).

La mirada que dio Hernan fue significativamente extraña, casi alerta, como si tuviera miedo por el conocimiento que tenía. Era la misma mirada que le dio en la biblioteca.

Rhiannon debía saber algo por la mirada que le estaba dando Hernán.

Un asentimiento dentro de ella le dijo que cuando se encontrará de nuevo con Rhiannon, tendrían una conversación para aprender más. La mejor forma de aprender de un nuevo mundo y las raíces que la estaban rodeando era por parte de un miembro de este mundo, y Rhiannon ya no tenía unos lentes rosas que decía ver lo hermoso que era el mundo que vivía.

—¿Dónde aprendió esto, señorita? —preguntó Hernan lo suficientemente calmado para aparentar que no había sentido nada, ni siquiera miedo por una adolescente de quince años.

Don le dio una suave sonrisa y respondió:

—Lo leí por ahí.

Y fue suficiente respuesta, al menos para ella a pesar de que Hernan quería interrogarla, pero Abizer sutilmente se puso frente de su hermana para decir que no podía pasar más allá de los límites que estaba llegando Hernan.

El consejero se retiró sabiendo que estaba empujando más allá por una respuesta, no inteligente de su parte. Tampoco sería difícil encontrar a Rhiannon sola para interrogarla (pero dentro de él no estaba seguro si podría sacarle algo).

No obstante, algo llamó la atención de los tres que estaba pasando al final de la calle.

—¡Ladrona! Te voy a cortar las manos por robarme, miserable rata callejera —fue la voz atronadora de un hombre que estaba acostumbrado a gritar fuerte.

Don sintió aprehensión, pero no era algo suyo, sino de Rhiannon que la instó a acercarse al problema.

Rhiannon aún seguía siendo un alma bondadosa que trataría de ayudar a cualquiera que la necesitará. Este mundo no se merecía a Rhiannon.

Y no ignoró tal sentimiento, a final de cuenta era algo que Rhiannon haría, y ella era Rhiannon, la hoja del Conde Lefeuvre, por lo que no fue extraño que se dirigiera a aquella dirección.

—Rhian, espera —llamó Abizer, aunque sin querer vio la cara de ferocidad de su hermana, y no quiso ser quien se cruzará en el camino de su hermana.

En especial cuando no había visto tal expresión antes en su hermana.

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Comments

🌸Karina🌸

🌸Karina🌸

Me encanta tu manera de escribir, eres increíble sigue asi, esta novela se convirtió en una de mis favoritas

2023-08-07

3

Jose Daniel

Jose Daniel

muchas gracias por un capítulo más y suerte en tu tesis

2023-03-09

1

Ada Ponce

Ada Ponce

hola autora gracias por el capítulo me gustó mucho y mucha suerte en tu tesis

2023-03-09

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