Capítulo 17

Allen se sienta nuevamente en mi cama, al lado mío y empieza a limpiar mis heridas con algo que quema. 

-¿Duele?- pregunta él. 

-No- miento. Al menos no duele tanto como cuando estoy llorando. 

-Resiste un poco, no queremos que queden cicatrices- él duda un poco con la última palabra, seguramente dándose cuenta que las viejas cicatrices de mi cara, se crearon de la misma manera que estas heridas. Aunque cuando Lloré por primera vez, no había nadie que curara mis heridas. 

Allen se queda callado, mientras aplica algún tipo de ungüento en mi cara. -Ya está. Con esto deberían estar sanas en un par de días. Esta crema es realmente efectiva.

-Gracias- digo, un poco avergonzado porque ha tenido que cuidarme, aunque en el fondo estoy feliz de que lo haya hecho. 

-¿Esas lágrimas son peligrosas? Supongo que lo son- comenta Allen. Así que ha llegado la hora de inventar algo. 

-Es algo con lo que nací, según mi madre lo heredé de mi padre, junto con el color de mis ojos- lamento mentirle, cuando es siempre tan amable conmigo, pero no puedo decirle la verdad. 

-Ya veo- dice Allen, mirándome como si estuviera pensando intensamente. 

-¿Crees que él les dirá?- pregunto, haciendo un gesto hacia la puerta. 

-¿Axel? No tienes que preocuparte, me aseguraré de que no lo haga. Sé que es algo que es complicado de explicar- asegura. -En cambio si pudieras hacerme un favor. 

-¿Cuál?- pregunto, desconfiado ahora. 

-Te traeré algo liviano para que lo puedas comer, ¿lo harías por mí? 

Eres un idiota Willum. No puedo creer que esté desconfiando, cuando Allen lo único que hace es preocuparse. 

-Comeré- le aseguro. Allen sonríe entonces y se levanta, tomando las cosas que trajo consigo. 

-Volveré pronto- promete, antes de salir de mi habitación. 

Supongo que si alguien tenía que enterarse de que lloro sangre, es algo bueno que haya sigo Allen… Aunque hubiera preferido que Axel no lo viera. 

Ese día no me levanté, pero empecé a comer y aunque en la noche tuve pesadillas nuevamente, esta vez también sentí la presencia de Allen en algún momento de la noche, por lo que pude dormir tranquilo después de eso. 

Al día siguiente me levanté y almorcé con todos, aunque fue un poco incómodo, sobre todo entre Axel y yo. Él me lanzaba miradas cada tanto, entre curiosas y desconfiadas. Afortunadamente Allen y Ari, hablaron hasta por los codos, haciendo más agradable el momento. 

Por la tarde, decidí que me sentía lo suficientemente bien como para poder volver a mis labores de Guardián. Después de todo, tuve mucho tiempo para pensar sobre lo que quería hacer y llegué a dos conclusiones. No quería estar lejos de Allen, es por eso que necesitaba seguir en la casa y en segundo lugar, no quería que Allen sufriera o muriera porque su compañero no podía apoyarlo frente a un demonio. Es por ello que decidí hacerle frente a mis miedos y seguir patrullando con Allen, sabiendo que era cosa de tiempo antes de que volviéramos a cruzarnos con un demonio. 

-¿Estás seguro?- preguntó Allen, cuando le dije que volvería al patrullaje con él. -puedes tomarlo con calma…

-Estoy listo- digo, aunque dudo de mis propias palabras. Allen se ve dubitativo también, pero finalmente acepta. 

Así que rápidamente todo volvió a la normalidad, conmigo volviendo a integrarme a los entrenamientos por la mañana, las salidas a veces con Allen por la tarde para conocer la cuidad y cazando demonios por la noche.

Bueno, eso volvió a la normalidad, lo que cambió fue que Allen después de volver en la madrugada y esperar a que me quede dormido, va a mi cuarto y se asegura de que duerma. Lo sé porque aún estando dormido, siento su presencia y un par de veces he despertado, para encontrarlo una vez en una silla, durmiendo de manera incómoda y otra dormido a mi lado en la cama, con su cuerpo por sobre las mantas que la cubren. Ambas veces, no me moví, con miedo de que despertara y estuviera demasiado avergonzado como para volver, ya que para mí es casi un milagro que alguien se tome la molestia de hacer algo por el estilo y además, puedo dormir tranquilamente cuando él está cerca.

Ninguna pesadilla inunda mi mente en su presencia, como si ellas mismas tuvieran miedo de la bondad que brota de Allen. 

Por supuesto, nada de eso es algo que le diré alguna vez, pero de verdad estoy agradecido con él. 

Para cuando encontramos a un segundo demonio, estaba completamente recuperado y en mejor forma física que nunca antes, aunque mi estatura y músculos, sigue tan deficientes como siempre. 

Esa vez, Allen no me solicitó apoyo, seguramente no queriendo presionarme, pero fue una amabilidad innecesaria, ya que sí pude actuar. Aunque aún sentí las emociones oscuras del demonio y pude ver la oscuridad rodeando su cuerpo, algo que me enteré, nadie además de mí puede ver, decidí que no podía volver a revivir el pasado y mis miedos, cada vez que veía a un demonio. Así que apreté mis dientes y lancé mis cuchillos. 

Aunque fue un poco torpe nuestro trabajo en equipo, pudimos matar con éxito al demonio. 

Por tres meses mantuvimos una rutina similar, aunque nuestro trabajo en equipo mejoró enormemente y la presencia de los demonios dejó de ser tan impactante y desequilibrante para mí.

También Axel empezó a bajar la guardia y ya no es hostil, en su lugar, me saluda por las mañanas y a veces me hace alguna pregunta. No diré que somos amigos ahora, pero creo que ya no está decidido a correrme de la casa. 

Fueron tres meses que pasaron rápidamente, aunque fueron relativamente tranquilos, pero al inicio del cuarto mes me enteré de dos cosas que me dejaron sin saber cómo actuar.

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