Capítulo 8

ACTUALIDAD

WILLUM

-¿Estás seguro de que eso es todo lo que llevarás? Estaremos dos o tres meses en el mundo humano, antes de tener un permiso para volver- el que pregunta es Allen, quien desde ayer es mi superior y evaluador en mis prácticas como Guardián. 

-No necesito demasiado- respondo, sin querer decirle que en realidad lo que llevo dentro del bolso, es todo lo que tengo. Después de todo, entre más les provea información con la que pueden atacarte, las personas lo aprovecharán. 

-Tienes razón, viajar ligero es mejor y si te llega a faltar algo, lo compraremos cuando estemos allí- está de acuerdo él, sonriendo como lo ha hecho casi en cada momento, desde que fui asignado a él ayer. 

No respondo y me quedo parado, sin saber qué decir. Por lo general no hablo demasiado a no ser que tenga que hacerlo. Es por ello que la personalidad de Allen me parece tan luminosa e incómoda. 

-¿No hay familiares que quieran despedirte?- pregunta suavemente Allen, mientras que ve a algunos otros estudiantes, en el patio de la academia, despidiéndose de familiares. 

-No- respondo. 

-Bueno, entonces ¿Está bien si nos ponemos en marcha?- pregunta, sin comentar el tema de mi falta de familia, después de todo no es tan raro ver a personas como yo en el patio. Algunos tampoco tienen familia porque la perdieron durante la invasión de demonios, otros la han perdido porque sus padres eran Guardianes y murieron o se transformaron en el mundo humano y también están aquellos que tienen familia, pero vinieron a la academia desde pueblos alejados. 

-Sí- respondo a su pregunta y pronto nos ponemos en marcha, saliendo de los muros de la ciudad y dirigiéndonos a uno de los portales, los que funcionan de manera diferente a los que se abren en el mundo humano, ya que estos tienen localización fija. 

Mientras vamos saliendo, Allen saluda y hace pequeñas charlas con las personas que se encuentra en el camino, haciéndome preguntar si conoce a todo el mundo. 

Con quién me fue a tocar ser pareja… Hubiera preferido que mi superior asignado fuera alguien un poco más serio y silencioso, así no tendría que estar respondiendo sus preguntas a cada momento o escuchando sus conversaciones unilaterales. 

Quizá esto no va a resultar. Pienso, cuando lo veo hablar hasta con personas y comerciantes fuera de los muros, el sector donde vivía antes de ir a la academia, dando a entender que es amigable con todos y no discrimina. De seguro se sentirá incómodo y aburrido con una persona como yo. 

No han pasado ni veinticuatro horas y ya veo que habrá problemas. Puede que mi apariencia no le haya importado, lo que es en sí una rareza, pero mi personalidad será lo que creará conflictos. 

Por ahora quizá no le importe, pero pronto empezará a exigir que hable más, que sea más abierto y que sea más amable. 

Siempre puedo dejarlo, si empieza a ser demasiado. Después de todo no persigo ideales o ambiciones como otros y mis razones para unirme a los Guardianes no son nobles. Simplemente quiero ver mi mundo una vez más. 

-Lamento eso. Siempre he vivido en la ciudad y conozco a muchas personas... Generalmente era mejor conocer extraños que estar en casa- admite, cuando dejamos atrás la ciudad. 

-No importa- respondo. Y en realidad no me importa. No entiendo ni siquiera para qué se disculpa. 

El resto del camino, es algo parecido a lo anterior, con él llevando la conversación y yo respondiendo algo de vez en cuando y fue tan agotador escucharlo constantemente, que pensé que el viaje duraría para siempre, pero cuando me di cuenta, estaba cansándome por el rápido paso que estableció Allen y que no cambió aún cuando pasaron algunas horas. 

Aunque soy pequeño, como cazador y luego como estudiante de la academia, siempre he estado en forma, pero fue en este momento cuando comprendí que los Guardianes son mucho más impresionantes de lo que creí. 

Cuando miré a Allen, estaba como si nada, aún cuando había estado hablando todo el tiempo, mientras que yo empecé a tener dolor en las piernas y a costarme un poco respirar. 

Fue ese momento cuando Allen me dio un vistazo y decidió que era hora de detenerse a comer algo, aunque estoy seguro que sólo lo hizo por consideración a mí. 

Que humillante. Por supuesto, tuve que aceptar en silencio y me senté a comer, ya que no era tan estúpido como para insistir y llegar al punto en que Allen tuviera que esperar por mí, porque ya no podía seguir. 

-En la casa a la que iremos hay actualmente dos parejas asignadas. Espero que todos podamos llevarnos bien- dice, mientras reparte la comida y me tiende mi parte.

No lo creo. Es obvio que esos tipos odiarán tenerme cerca. Aunque quizá sean una rareza igual que Allen. Quizá y sólo quizá, los Guardianes de campo sean diferentes. 

-De cualquier modo, si no es así y esos tipos te molestan, avísame- pide Allen, cuando no respondo.

-Como digas- digo, sabiendo que eso nunca pasará. 

-Avísame- insiste Allen. Levanto la mirada, sorprendido por su tono un poco más serio, pero su expresión es la misma que siempre. Relajada y con una suave sonrisa, la que seriamente me está irritando. -Desde la ceremonia de ayer, ya somos compañeros y por un año, estaremos tú y yo juntos para todo. Así que espero que puedas confiar en mí. 

¿Confiar en él? ¿Cómo podría? Porque no se haya asustado de mis ojos, no quiere decir que puedo confiar en él. 

-Trataré- dejo salir, sin comprometerme en realidad, cuando sé que confiar en él será casi imposible. La naturaleza humana es demasiado cruel como para que pueda confiar en alguien sólo porque me pide hacerlo. 

Sorprendentemente Allen se conforma con esa respuesta y pronto estamos de nuevo en camino. Y aunque se dio cuenta de que estaba cansado y nos detuvimos a comer, una vez en pie nuevamente, Allen no fue otra vez gentil y siguió caminando con la misma zancada rápida que llevaba antes de detenernos, lo que me hizo respetarlo sólo un poco. 

Al caer la noche, después de caminar por todo el día, finalmente cruzamos hacia mi mundo, el mundo humano, pero para ese momento estaba tan agotado que ni siquiera me importó. Simplemente seguí a Allen hacia una casa de dos pisos y caí dormido en la suave cama que me mostró. 

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