Traición

...XIV...

 

Saya se apresuró a dirigirse a salir de ahí, recorrió el pasillo e ingreso al elevador, en cuanto las puertas se cerraron ella se desplomó al suelo y se acurrucó como si fuese una niña pequeña. Se sintió tan traicionada que su ira y celos nublaron su mente. Al final no advirtió a Ignis sobre el peligro que corría y era mejor así, él no merecía sobrevivir, le otorgaría la dicha de morir al lado de su “amor”.

Saya abrió su bolso y buscó su teléfono celular, una vez en sus manos se apresuró a buscar el número del contacto que se le fue proporcionado y llamó, al otro lado de la línea una voz lúgubre le habló:

“Confirme posición y objetivo”

―Edificios “Roses” Torre norte pent-house ―respondió Saya con voz endurecida y llena de furia ―. El príncipe se encuentra en su palacio.

Una vez Saya confirmo la información requerida para empezar el ataque la llamada se cortó y el silencio volvió a reinar dentro de ese pequeño espacio. Ya estaba hecho y no existía vuelta atrás, Saya había puesto a su familia en primer lugar como debía de ser, se supone que hizo algo que sería beneficioso para su raza, entonces ¿Por qué se sentía tan devastada? ¿Por qué a pesar de haber obtenido su “venganza” no se sentía satisfecha de su acción?

Tuvo que pasar unos minutos en soledad para que el remordimiento diera paso una vez que la furia disminuyo de su cuerpo. Cuando el enojo inicial quedó erradicado solo quedó una pequeña muchachita cobarde que se dio cuenta muy tarde de su actuar. ¿Qué había hecho? ¡Por Dios que había hecho! ¡Vendió a Ignis por un arrebato de celos y furia! Ella se maldijo y se derrumbó siendo atormentada por la sola imagen de Ignis cayendo a manos de los asesinos enviados por la reina.

Sus dedos temblaron mientras buscaba el único contacto en quien podía confiar en una situación así y quien además no se atrevería a juzgarla.

“¿Saya?, ¿Qué sucede?” ―era la voz adormitada de Yamato quien debido a la hora de la mañana todavía se encontraba conciliando el sueño ―. “Son casi el medio día, ¿Ocurre algo?”

―Yamato, ¡Hice algo horrible!

El silencio al otro lado de la línea y luego la preocupación del vampiro se dejó oír.

“¿Estás herida?, ¡Dime donde estás iré por ti!”

― ¡No vengas! ―exclamo Saya, había condenado a Ignis, pero salvaría a Yamato ―. No vengas o ellos también te lastimarán.

“¿De qué estás hablando? Saya me preocupas, dime lo que está sucediendo, habla conmigo por favor”

―No me odies Yamato.

“Cariño, nunca lo he hecho ni lo haría, confía en mí dime lo que ocurre” ―la suave y cariñosa voz de su amigo es suficiente para que Saya logre tranquilizarse, a duras penas, y poder así liberar el yugo de la culpa sobre sus hombros.

Y es así que ella le contó todo, el elevador no se detuvo hasta llegar al primer piso.

 

Por su parte Ignis y Nix desconocían la traición de Saya, aunque el mal presentimiento todavía se encontraba instaurado dentro de ellos.

― ¿Cuál es el plan ahora? ―dijo Nix intentando guardar a “Scarlet Rose” dentro de los diminutos bolsillos de los pantalones holgados de Ignis, pero era inútil hacer que su arma ingrese en un lugar tan ridículamente pequeño e inútil ―. ¡Dios, que molesto! ―añadió perdiendo un poco la paciencia ―. ¿Para qué se supone que pusieron un bolsillo aquí si será completamente inservible?

―Póntelo dentro de los pantalones.

― ¿Qué crees que soy? ¿Un delincuente? No pondré a mi “Scarlet Rose” dentro de mi ropa interior como los rufianes de los barrios bajos.

―Siento mucho que mi ropa no sea de ayuda por el momento ―dijo Ignis con diversión, no lo admitiría, pero esa actitud tan genuina de Nix le gustaba ―. Si así lo prefieres podemos ir a comprar ropa mucho más práctica y bonita cuando el sol se oculte lo suficiente.

El teléfono de Ignis sonó de pronto captando la atención tanto de Nix como la de William quien se encontraba lavando los trastes ocupados en la preparación del desayuno. Ignis se dirige al pequeño salón para responder la llamada y Nix lo sigue con sigilo solo para asegurarse de que todo estuviese bien, o al menos en circunstancias aceptables. Con cuidado se asomó detrás de una columna decorativa esperando que Ignis no notara su presencia.

―Diga ―dijo el vampiro con cautela.

“Ignis-sama” ―era la voz de Yamato desde la otra línea quien se escuchaba angustiado y con mucha prisa ―. “Ignis-sama, se encuentra usted bien?”

― ¿Yamato? ―Ignis Caelestis se sorprendió en escuchar la voz aquel vampiro con quien compartió unas copas la pasada noche, no tienen la mejor relación e Ignis podía jurar que no era del total agrado de Yamato y por esas razones le extraño su llamada ―. ¿Qué ocurre?

“¡Tienes que huir cuánto antes!” ―la desesperación en la voz de Yamato captó la atención de Ignis de inmediato ―. “Ignis ¿Estás ahí? ¡Responde! ¡Te digo que tienes que huir de ahí tú y tu acompañante!”

― ¿Qué me estás diciendo? ¿Dime lo que está sucediendo? Primero Saya con su visita inesperada y misteriosa, ¿y ahora tú?

“¡Escúchame!, Un escuadrón de cazadores está a punto de irrumpir para matarte ¡Tienes que escapar!”

― ¿Quién te dio esa información? ¡Dime quien te dijo todo eso!

Un corto silencio seguido de una dolorosa respuesta

“No juzgues a Saya” ―dijo Yamato ―. “Por favor, no lo hagas, ella se hará responsable de sus acciones, ella sufre las consecuencias de su decisión”

―Saya ―y aquel nombre nunca le supo tan amargo.

“No pierdas más tiempo, este herido eso lo sé, ven a mi casa yo les daré asilo, ¡Pero escapa de ahí cuanto antes!”

La llamada se corta de forma abrupta y el tétrico silencio se instaura una vez más. Nix al ver el estado de estupor de Ignis se aproxima con lentitud y precaución, ¿Qué noticia fue tan impactante como para causar una conmoción así? Su mano le toca el hombro con timidez mientras lo llama reiteradas veces sin obtener respuesta.

― ¡Ignis! ―dijo Nix elevando la voz captando al fin la atención del vampiro ―. ¿Qué está ocurriendo?

Pero antes de que Nix logre reaccionar y poner en marcha la huida la puerta principal es rota y un grupo de 20 cazadores irrumpen de forma abrupta

 

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Comments

Somnia Vargas Mori

Somnia Vargas Mori

Saya, pero que traicionera, lo que hacen los celos...

2022-12-09

2

Rosa Osorio Vasquez

Rosa Osorio Vasquez

hay pinches hijos de la chingada cazadores no se atrevan a dañr a mis bbs

2022-12-01

0

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