...IX...
... ...
El lugar se encontraba en absoluto silencio y por extraño que pareciese ningún alma yacía deambulando por aquellos lares. Era mejor así, no convenía involucrar a ningún civil en un asunto tan delicado y a su vez peligroso. En cierta forma agradeció que el objetivo lo hubiese llevado a una zona poco transitada, aunque eso también simbolizaba un peligro para su propia seguridad.
―Resultaste ser tan letal a pesar de parecer vulnerable hace un momento ―dijo Ignis retrocediendo un par de pasos, aunque todavía se encontraba cerca de Nix, lo suficiente como para apreciar aquella figura que recordaba tan vívidamente.
Definitivamente, era él, no existía duda alguna.
―Limitemos tus comentarios a las respuestas que me darás en este instante ―respondió Nix sin inmutarse y manteniendo el arma levantada y apuntando directamente a su objetivo ―. Confirme su identidad, ¿Es usted Ignis Caelestis hijo de la reina roja?
―Lo soy ―respondió Ignis casi en el acto, su voz era suave, casi una caricia, algo tan contradictorio teniendo el hecho de que se encontraba amenazado con un arma apuntando a su pecho.
―Eso quiere decir que pertenece o perteneció a su clan, ¿Aún guarda vínculos con aquel aquelarre? ―continuo Nix.
― ¿A qué se debe todo esto?
―Las preguntas las formulo yo, limítese a responder.
― ¿Y se supone que deba responderle a un desconocido que no se ha identificado hasta ahora y que además me amenaza con un arma? ―dijo Ignis sin desdibujar esa sonrisa de su rostro ―. Por cómo yo lo veo creo que no estoy en la obligación de continuar con esta interrogación a no ser que se me de alguna garantía de que no se trate de alguna clase de impostor o amenaza hacia mi persona.
Nix chasquea la lengua ligeramente disgustado. Ese tipo tenía toda la razón y eso posiblemente era lo que más le disgustaba.
―Soldado N° 89, Nix miembro de cazadores pertenecientes a la rama británica. Estoy aquí ante usted, príncipe rojo, para interrogarle acerca de un asesinato en Londres ocurrido 4 días atrás, se presume que miembros del aquelarre de su madre se encuentran involucrados y se le solicita a usted información necesaria para poder identificarlos.
Ignis no se muestra sorprendido en lo más mínimo al enterarse de un acto como ese por miembros del aquelarre de su madre, si bien el clan de la reina había sido uno de los primeros en firmar el tratado entre los cazadores, quieres eran acérrimos representantes de los humanos, sus miembros todavía hacían sus cacerías secretas en grupos de dos y enfocándose solo en presas débiles y olvidadas, aquellas por las que nadie haría un escándalo si desaparecía sin dejar rastro. Más algo en la declaración de Nix le llamó mucho la atención.
―Entiendo, es verdad, en todos los aquelarres existe alguien que no sigue las reglas del juego y el aquelarre de mí madre no es la excepción. Más si hay algo de lo que dijiste que me intriga. ¿Dices que Londres fue atacado? ¿Fue en uno de sus barrios bajos?
―No, fue en un bar local, asesinaron a 15 personas entre ellas el dueño del lugar ―respondió Nix ―. El hecho está registrado en las cámaras de seguridad tanto de la zona como los del interior del establecimiento. Como verá usted su majestad eso constituye una enorme falta al acuerdo firmado por los representantes de ambas partes. Si tiene conocimiento de la identidad de los sospechosos está en la obligación de informar según lo dicta el ya mencionado acuerdo de lo contrario será considerado cómplice de aquel crimen y se le juzgará como uno de los implicados.
―Me ha quedado claro ―dijo Ignis de lo más tranquilo como si el hecho de estar siendo apuntando con un arma no le afectase en lo más mínimo ―. Supongo que tu misión es sacarme toda la información posible, no tienes que seguir apuntándome con eso, te diré todo lo que sé sin necesidad de que continúes amenazándome, lo haré voluntariamente, pero no aquí, no es seguro tratar un tema tan delicado en un lugar en donde podemos ser oídos con facilidad.
―Tienes que estar de broma si piensas que voy a caer en tu treta ―Nix respondió en el acto y sin bajar su arma ni un solo centímetro. ¿Qué se crea ese sujeto al hablarle de esa forma tan despreocupada como si no lo considerara una amenaza? ¿Por qué su mente empezaba a dudar de sus acciones? ¿Por qué su cuerpo empezaba a experimentar sensaciones extrañas que lo embragaban de una calidez inexplicable? Incluso se quedó anhelando aquel toque en su rostro.
¡Ridículo! ¡No lo podía permitir! Nunca antes se había cruzado con él en su vida. Nunca
― ¿Tienes miedo? ―de nuevo esa sonrisa confiada y despreocupada que solo exaspero a Nix y hacía que su corazón latiera con fuerza.
―No tengo miedo de un noble.
―Y no deberías ―sin miedo a un posible disparo Ignis se aproxima tomando el arma de la mano de Nix y bajándola ante la sorpresiva mirada del cazador ―. Si hubiese tenido la oportunidad de lastimarte, lo habría hecho hace un instante, lo haría justo ahora ―su mano acaricia el rostro de aquel joven desarmado y contempla su rostro ligeramente ruborizado.
Era tal y como lo recordaba, sus labios, sus ojos, el color de sus mejillas, aunque su actitud ahora era mucho más fuerte no obstante definitivamente era él, lo comprobó desde el instante en que sus rostros se acercaron y noto la vibración en su cuerpo al sentir su tacto sobre su piel.
¿Cómo puede ser eso posible? ¿Cómo es que regresó a la vida luego de tantos años? Las razones ahora no importaban, para Ignis lo único valioso había regresado a formar parte de su existencia.
Nix no sabía cómo lidiar con todas esas extrañas sensaciones que lo consumieron como un fuego abrazador. La melancolía en aquella mirada causo algo que lo estremeció, tuvo el presentimiento de que lo conocía de algún lugar, tal vez lo había visto en un sueño quizás coincidieron en algún lugar y no poseía el recuerdo del momento exacto, en su trabajo como cazador había recorrido muchos lugares por el mundo quizás se cruzó con él en una de esas locaciones.
Tal vez se arrepentiría en su decisión, tal vez no. Lo cierto era que ese vampiro tenía razón. Carraspeo un par de veces esquivando el rostro y creando una distancia entre ellos. Era un chico y no estaba acostumbrado a ese tipo de contacto con alguien de su mismo género aun así tuvo que reconocer que el tipo era atractivo, pero eso era lo único que admitiría. Volvió a guardar su arma y suspiro pesadamente.
―Usted gana príncipe, será mejor que…
Una fuerte explosión que estremeció todo el lugar impidió que Nix continuase hablando. Su cuerpo fue expulsado hacia el otro extremo de aquella calle logrando su caída ser amortiguada por las bolsas de basura en aquella esquina.
La fuerte onda expansiva dejo por unos segundos aturdido a Nix, quien a duras penas pudo incorporarse, sus pasos eran inestables y se tambaleaba un poco al intentar caminar. Todo el cuerpo le dolía por el duro golpe que pudo resultar peor si no hubiese contado con su buena suerte.
¿Qué estaba ocurriendo? ¿Estaban bajo un ataque enemigo?
― ¡Nix! ―escucho a alguien gritar su nombre, a esas alturas ya ni se acordaba que se encontraba acompañado. El olor de la pólvora y el humo ocasionado por el pequeño incendio le impedía respirar y ver con claridad.
―Príncipe ―recordó aquel rostro perteneciente a quien se encontraba a su lado en el momento del ataque.
Unos brazos lo levantaron del suelo y por un instante se sintió flotando. Cuando recupero el sentido de la realidad se percató que se encontraba en los brazos de aquel vampiro noble quien huía a velocidad intentando escapar de lo que fuese que los estuviese persiguiendo.
― ¿Quiénes estaban enterados de tu misión? ―dijo Ignis elevando la voz al mismo tiempo que esquivaba un proyectil que por poco logra darles de no ser por la agilidad del vampiro.
La pregunta de aquel noble en medio del alboroto le pareció ridícula, ¿A qué se refería eso? Nix dudaba de que su equipo estuviese tras de esto y dudaba aún más de que Kanda-sama estuviese al tanto, si alguien era el responsable de ese ataque definitivamente tenían que ser asesinos enviados por algún aquelarre de vampiros.
― ¡Cuidado! ―grito Nix al ver una motocicleta dirigiéndose a ellos a toda velocidad, dos hombres venían sobre esta ambos resguardados con cascos oscuros que impedían identificarlos. El sujeto que viajaba en la parte trasera saco una ametralladora y empezó a disparar hacia ellos a quema ropa.
― ¡Sujétate! ―la fuerte voz de mando de Ignis hizo que el cuerpo de Nix reaccionara ante su orden, sus brazos se aferraron al cuello del vampiro en un intento de evitar caerse debido al ritmo de la huida.
Ignis esquiva los proyectiles haciendo uso de su velocidad sobre humana, más unos pocos que no lograron ser evitados a tiempo impactan en su brazo izquierdo. Normalmente, las balas ordinarias no tienen efecto en el cuerpo de un inmortal, no obstante, esas balas eran de plata posiblemente perteneciente a un arma de cazador. Una terrible herida se abrió en la piel quemada, aun así, conteniendo el dolor en aquella zona, Ignis no deja a Nix tocar el suelo y continúan ambos con su escape.
― ¡Bájame idiota!¡Estas herido! ―exclama Nix, más Ignis hace caso omiso a sus palabras y pese al ardor que se acrecentaba cada segundo a un punto en el que se volvía intolerable continúo esquivando los ataques de sus perseguidores e intentando proteger a Nix ―. No soy ninguna maldita damisela en peligro, que esto te quede claro ―dice el cazador sacando su arma y apuntando hacia el sujeto que se encargaba de dispararle mientras que el otro conducía la motocicleta.
Nix era bueno con su arma, de la forma en la que un cazador debía de serlo, contuvo el aliento por unos segundos mientras intenta localizar un punto abierto y estabilizar su cuerpo en medio del movimiento de un escape como ese. Entonces lo vio, justo ahí el punto exacto y vulnerable. El disparo ensordecedor salió despedido directo a la garganta del conductor quien al recibir el proyectil su cuerpo es expulsado haciendo que tanto él como su compañero cayeran estrepitosamente contra la carretera.
― ¡Le di a ese hijo de perra! ―exclama Nix con una sonrisa en los labios.
Al verse libre del ataque Ignis se detiene y una vez que se aseguró de que ambos se encontraban fuera de peligro, al menos por ahora, deja libre a Nix quien con delicadeza es devuelto a tierra. El cazador agradece en voz baja, apenas audible, más no quita ese rostro de molestia e incomodidad por haber sido tratado como una frágil flor cuando obviamente no lo era. Nix sabía y podía cuidarse muy bien de sí mismo.
― ¿Estás bien? ―pregunta Ignis ignorando que el herido era él y no su acompañante.
― ¿Tienes la cara de preguntarme si estoy bien cuando tienes el brazo casi destrozado? En serio eres un idiota ―responde Nix con molestia sacando un pañuelo oscuro de su bolsillo y utilizándolo como una improvisada venda ―. Esto no será de mucha ayuda considerando que no eres humano, pero al menos servirá para que puedas mantener las heridas no expuestas ―dijo el cazador aproximándose al vampiro y atendiéndolo con tal cuidado que hasta el mismo se sorprendió de verse siendo tan considerado con alguien quien era su enemigo natural.
Ignis al verlo no pudo evitar sonreír pese a su dolor. Era encantador verle actuando tan preocupado cuando su rostro hacia ese pequeño puchero y sus ojos le miraban con enfado y empatía a la vez.
Incluso cuando se volvió tan fuerte e independiente no dejaba de ser aquel apasionado chico en el fondo, el amoroso príncipe blanco que un día conoció.
―Gracias ―murmuro el vampiro con suavidad y cariño y Nix no pudo disimular su sonrojo, tosió un par de veces e intento disimular, pero su rostro ya lo había traicionado.
―Estamos a mano ahora ―dijo Nix ―. Gracias por llevarme a cuestas.
―No tienes nada que agradecer ―respondió Ignis disimulando un gesto de dolor, rápidamente su vista fui en dirección a los dos cuerpos que se encontraban tirados en medio de la carretera ―. ¿Crees que hayan muerto?
―No estoy seguro, tendremos que aproximarnos para confirmarlo.
Cuando ambos estaban a punto de avanzar hacia aquella dirección, uno de los cuerpos se mueve mostrando claras señales de vida. A duras penas este logra incorporarse y Nix se pone en alerta sacando su arma y apuntando al sobreviviente. El sonido de una motocicleta se escucha viniendo desde la lejanía, esta derrapa levantando el polvo de la pista, el herido deja el cuerpo de su compañero fallecido y se apresura a subir al nuevo vehículo que vino en su auxilio emprendiendo esta vez huida.
―Eran más de dos, ese debió de haber sido el que lanzo la granada desde la azotea de algún edificio ―dijo Ignis.
Los dos se acercan al cuerpo inerte abandonado hacía poco y le quitaron el casco que ocultaba su identidad, grande fue la sorpresa de Nix al comprobar que se trataba de uno de los suyos, un cazador perteneciente a la rama japonesa a cargo de Kanda-sama. Estaba en absoluta negación, uno de los suyos no pudo intentar traicionarlo. Al darle una mirada al brazo vendado del vampiro a su costado supo que esa posibilidad crecía aún más, ya que solo un arma de cazador puede afectar o herir a un inmortal. La piel quemada de Ignis podía confirmar eso.
―Lo conozco ―Nix rompió el silencio instaurado ―. Su nombre es Kohaku, lo conocí hace poco, él fue quien me confirmo tu posición, se supone que solo era una misión de interrogación, se supone que nada de esto debió de haber sucedido, ¿Por qué? Tengo la sangre de uno de los míos en mis manos.
―Nos salvaste ―hablo Ignis colocando su mano sana en el hombro de Nix intentando darle un poco de consuelo a la situación tan compleja por la que estaba pasando, no debía de ser sencillo saber que uno de los tuyos buscaba asesinarte.
―No soy ningún héroe si eso es lo que quisiste decir ―responde Nix intentando instaurar su coraza de hielo nuevamente ―. No lo seré luego de esto, es probable que también sea juzgado por mi crimen.
―Tenemos que movernos de aquí, no es seguro ―dijo Ignis sacando de su bolsillo derecho un teléfono inteligente, buscó entre todos sus contactos al único en quien podía confiar en una situación como esa, una vez localizado procede a llamarlo.
― ¿Señor? ―se escucha al otro lado de la línea.
―William, necesito que vengas de inmediato en uno de los autos, no tengo tiempo para darte explicaciones te mandaré nuestra ubicación ahora.
― ¿Nuestra? ―responde el mayordomo.
―Date prisa cuanto antes.
―Como usted ordene joven maestro.
La llamada se corta abruptamente, y en la soledad de aquella calle vacía y fría ambos jóvenes aguardan la llegada del vehículo de Ignis que los pondría a buen recaudo. Lo vivido hace instantes atrás todavía rondaba por la mente de ambos. Nix se recostó contra la pared y se sentó en el suelo intentando descansar un poco luego de lo sucedido. Su humor no era el mejor y la duda todavía rondaba su cabeza, ¿Qué se supone que haría ahora? ¿Viviría como un objetivo el resto de su vida? Ya no sabía en quien confiar al saber que su misma organización intento asesinarlo.
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Comments
Lili ❤ jikook ❤
hay aja ahora resulta jajajja me encanta
2024-04-24
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