El encuentro

...VIII...

 

^^^Club nocturno “Dai Tengu”: 3: 15 am ^^^

 

A donde quiera que Ignis observaba había grupos de personas por todo el lugar como una horda que impedían su salida y se aglomeraban en zonas específicas como el bar o la pista de bailes. Logro ver de entre todas esas personas a Seiji y Rumi, por un lado, captando la atención de todos ya sea por su apariencia física o por ser figuras públicas y también pudo ver a Haiden y a Aidou del lado contrario bailando muy animadamente y de rato en rato de forma sugerente.

¿Quién lo hubiese pensado del muchacho que hacía apenas una hora le confesó su emoción por encontrar una prometida bonita para empezar a sentar cabeza como su familia esperaba que ocurriera?

Ignis sonrió mientras continuaba intentando buscar la salida, pediría un taxi, ya que estaba seguro de que el grupo buscaría regresar a sus respectivos departamentos y hogares en su auto. No le importaba hacerles el favor solo por esa ocasión.

― ¿Ya te vas? ―una bonita mujer quien lo había estado observando tomó valor y decidió interceptarlo con la esperanza tal vez de tener un poco de suerte con aquel hombre que logró capturar su atención desde el primer instante, un hombre joven con el atractivo de un actor de cine o modelo nunca suele pasar desapercibido por las féminas que suelen ser atraídas por aquella apariencia.

―Con permiso ―responde Ignis de manera educada intentando alejar a la pequeña mujer de top ceñido y pantalones cortos y ajustados quien con un aliento alcohólico y una sonrisa traviesa hacía gala de sus encantos. 

― Vamos, ¿Me invitas un trago?, por favor ―el agarre de la mujer se hizo más fuerte como una trampa de osos.

Ignis se sintió fastidiado y con una terrible irritación acrecentándose en él cada segundo, pero era un caballero, aun en aquellas circunstancias, y no podía actuar de una forma maleducada y brusca.

―Por favor ―murmura mirando a la mujer a los ojos con tanta intensidad que ella sintió un inmenso terror al verle, como una gacela que se encuentra cara a cara con un león a punto de saltar hacia ella para devorarla ―. Quiero estar solo, así que retírate.

La mujer lo suelta de forma inconsciente y se aleja sintiendo un frio abrumador y la sensación de haber esquivado una bala. Ignis al verse liberado reanuda su partida entre comentarios de aquellos que presenciaron la escena de hace poco y algunos insultos por parte de algunos ebrios que tomaron valor con el alcohol en sus cuerpos.

―Maldito loco ―escucho a alguien escupir.

― ¿Qué le sucede a ese infeliz?

La música seguía retumbando aún más fuerte y la salida se veía ya cercana, cuando de pronto escuchó unas copas quebrarse e insultos soeces y maldiciones. Ignis gira solo un poco para ver a que se debió aquel escándalo. Lo que presencio fue suficiente para que abriera los ojos enormemente por la sorpresa y se quedara inmóvil por apenas unos segundos bloqueando la salida y ganándose de nuevo el desagrado de algunos.

― ¡Maldito fenómeno! ¡Era mi chaqueta favorita! ―un hombre visiblemente corpulento sujeta a otro un poco más pequeño del cuello de la camiseta negra sin mangas y lo atrae hacia el bruscamente con ojos enfurecidos y una expresión de total enojo.

 

^^^2:40 am (minutos antes) ^^^

 

Apenas segundos antes un grupo de amigos se encontraban bebiendo y causando alboroto, eran ruidosos y vulgares y fastidiaban a toda mujer que pasara cerca y fuese lo suficiente bonita para captar su atención. Uno de ellos era el hijo del dueño del club quien se rumoreaba que pertenecía a un peligroso grupo Yakuza. Cualquiera que fuese lo suficientemente inteligente los evitaba a toda costa y dejaban que estos hiciesen lo que quisieran.

Pero se toparon con la persona menos indicada y esta se los haría saber. 

Un joven hombre se encontraba en la barra bebiendo una cerveza mientras aguardaba a la persona a quien esperaba desde hacía un par de horas desde el instante en que una buena fuente le había facilitado la ubicación. Era su primera noche en Tokio y tuvo que admitir que se entusiasmó cuando le informaron que la misión clasificación “A” era suya para ser ejecutada. Mantuvo la calma y se preparó para el momento de la confrontación, el lugar era lujoso y la música estaba demasiado fuerte para su gusto, pero tuvo que soportarlo con el único fin de completar su trabajo.

Agotado y con un terrible dolor de trasero Nix se incorporó e intento caminar un rato por el establecimiento intentando revisar el perímetro antes, localizo a cuatro de los objetivos bailando en la pista de baile aparentemente sin muestra de hostilidad y disfrutando como si fuesen humanos ordinarios cuando en realidad no lo eran. Los mantuvo vigilado, aunque continuo con su recorrido. Se suponía que el objetivo principal estaba en la zona exclusiva con otro vampiro noble así que Nix no tuvo más alternativa que quedarse a hacer guardia y esperar a que este se encuentre solo para interceptarlo y proceder a la interrogación, su misión era sencilla según palabras de su capitana:

“Solo intercepta al objetivo e intenta sacarle toda la información precisa de lo acontecido, si existe alguien que puede dar fe sobre el aquelarre de la reina y de cada vampiro que habita ahí ese es su hijo. Si el objetivo muestra señales de confrontación aléjate de ahí, ¿te quedo claro Nix? Un aristócrata no es como un “Nivel E” ese vampiro es el maldito príncipe y puede lastimarte si lo provocas. Pide refuerzos a la base de Japón, Kanda mandará a sus mejores hombres como refuerzo” ―había dicho su maestra aquella mañana cuando fue convocado en la oficina de lord Bingley.

Y ahora se encontraba es aquel club nocturno al acecho de un vampiro como si su noche no fuera a empeorar más no solo se encontraba aquel a quien debía interrogar, sino que cinco nobles más que podían irse en su contra si todo salía terriblemente mal.

Pero ya había aceptado y ya estaba ahí no le quedaba de otra más que continuar.

Su teléfono celular vibró y Nix se apresura a echarle un vistazo a la espera de alguna nueva orden o cualquier información de los refuerzos mandados por el encargado de la rama japonesa, el general Kanda. 

“Reporte de situación, ¿Objetivo ya interceptado?”

 

Un mensaje simple y claro, Nix respondió rápidamente y espero la respuesta o alguna nueva orden de la base a cargo de Kanda-sama.

 

“Objetivo localizado, está acompañado de 5 nobles más. Espero confirmación para continuar o posponer la intervención.

 

La respuesta no se hace esperar mucho.

 

“Intervención todavía en pie, solo observe a buen recaudo y reporte cualquier movimiento o acción sospechosa, le daremos luz verde de ser la situación apta”  

 

“Afirmativo” ―responde Nix escribiendo rápidamente y enviando el mensaje para proceder guardando de inmediato su dispositivo móvil.

Nix no lo había visto venir, posiblemente fue su reciente distracción al enviar textos en un lugar repleto de gente entrando y saliendo y cuyos cuerpos se encontraban tan repletos de alcohol que no podían tener control absoluto de sus habilidades motoras o tal vez tan solo fue el fuerte ruido de la música que le impidió escuchar el “Hazte a un lado” de ese cretino de apariencia porcina y solo se percató de su presencia cuando su hombro chocó bruscamente con la de ese tipo y el fuerte impacto hizo que su cuerpo se sacudiera y soltase lo que tenía en su mano derecha.

El destino obraba de formas tan distintas, definitivamente.   

El teléfono de Nix cayó de sus manos al suelo casi como una acción en cámara lenta como si se tratase de alguna especie de película, incluso le pareció que el sonido del impacto fue mucho más fuerte que el estruendo que lo rodeaba. Antes de que Nix pudiese levantarlo el teléfono este fue pisoteado por aquel mastodonte de una manera en la que el cazador pudo decir que lo hizo de forma intencional.

―Te dije que te hicieras a un lado niño bonito ―dijo el hombre de aspecto grotesco a quien sus amigos apoyaban con carcajadas estruendosas que tenían como finalidad acrecentar la vergüenza de la víctima, sin embargo, vergüenza es lo que menos sentía Nix en ese instante.

―Quita tu pezuña de mi teléfono, cerdo ―dijo el más bajo sin dejar que un tipo como ese lograse intimidarle.

― ¿Qué fue lo que dijiste? ―El hombre lo empuja con fuerza más Nix solo se tambalea y evita la caída, aun así, supo controlarse y no estamparle un golpe al tipo que tenía al frente, y ganas no le faltaban para darle uno, pero su misión era más importante que cualquier pelea de borrachos.

Pero, ¿Qué diablos? ¿Dónde se supone que estaba el objetivo? Busco con la mirada con desesperación, pero no pudo hallarlo por ningún lado, ¿Acaso la noche puede estropearse más de lo que ya está? Solo tenía un trabajo y lo echo a perder por distraerse solo por un momento, espera, no era su culpa, ¡Era la de ese neandertal!

―Tuve suficiente ―dijo Nix intentando alejarse de ahí y continuar con la búsqueda, pero el hombre se lo impidió haciendo que sus amigos se interpusieran en su avance con una actitud matonesca.

Las personas a su alrededor se alejaban del radio de la confrontación o intentaban mirar a un lado ignorando lo que estaba sucediendo. Todos conocían a esos tipos y escucharon terribles rumores sobre ellos, no querían terminar golpeados en algún callejón.

―No tuviste suficiente ―la voz del hombre se volvía amenazante cada segundo ―. ¿A quién llamaste cerdo hace un momento?

Nix lo observo son inmutarse, podría golpear a aquel patético sujeto y noquearlo de 20 formas distintas, pero eso solo empeoraría las cosas y expondría su situación ante los nobles que se encontraban en el mismo lugar que él. Tenía que salir de ahí.

―No estoy jugando, amigo ―dijo ―. Tú y tu grupo de perros háganse a un lado, no quiero problemas.

―Creo que ya es tarde para eso, ya te buscaste los problemas ―dijo el hombre con una sonrisa burlona ―. ¿Qué esto de ahí? ¿Te crees muy genial con tu cabello blanco y tus tatuajes? ¿Acaso eres de esos Otakus de Akihabara o algo así?

Y su grupo no tardo de reírse de su burdo intento por humillarlo.

―Quítate de mi camino.

―No lo haré.

―No hagas que te lo repita de nuevo, Hazte a un lado llevo algo de prisa.

―Esta noche serás mi perra, ¿Te gustaría eso? ―cuando aquel hombre se le acercó Nix pudo oler su fétido aliento y las entrañas se le revolvieron por completo.

 Al ver por el rabillo del ojo notó que cerca de él yacía una mesa y sobre esta una botella de cerveza a medio tomar. Con rapidez toma la botella y la rompe en la cabeza del sujeto al ver su espacio personal ser perturbado por ese hombre.

El sonido de la botella rota se escuchó tan fuertemente que todos los que se encontraron cerca de ellos fueron alertados del alboroto y vieron alarmados los vidrios rotos y el suelo completamente sucio por el líquido esparcido. Nix supo que su acción no fue correcta más se vio obligado debido a que el tipo se empecinaba en provocarlo. Por fortuna su cráneo de mastodonte era tan duro como una roca que no se rompió debido al fuerte golpe.

―Maldito fenómeno, era mi chaqueta favorita.

Y lo último que sintió Nix fueron las gordas y toscas manos del tipo completamente empapado de cerveza quien lo sujetó del cuello de su camiseta a encararlo. Bien, eso no salió como debería y para ese momento su misión posiblemente ya se había ido al demonio. Puede que el objetivo ya se encuentre lejos del club y no le quedaba de otra que solicitar apoyo de Kanda-sama.

Todo era una completa mierda.

―Tu aliento es repulsivo aléjate de mi rostro.

― ¿Quieres un besito para que puedas sentirlo más a fondo? O quizás un golpe en tu carita de niño bonito te haga darte cuenta de la terrible situación en la que te encuentras en este instante.

Cómo un reflejo de su repugnancia Nix le lanza un escupitajo que cae justo en el ojo del hombre que lo tenía sometido. El rostro del sujeto empezó a ponerse rojo de furia y por un segundo Nix creyó que los ojos se le saldrían. Vio el puño de su captor levantado y con la clara intención de estamparse en su rostro. Nix cerró los ojos y espero lo que él considero inevitable. Pero los segundos pasaron y el golpe esperado nunca llegó, el muchacho de cabellos de plata abrió los ojos, uno por uno, y lo que vio a continuación marcaría el inicio de su noche y el comienzo de su perdición, aunque en ese instante él no lo sabía.

^^^3: 17 am ^^^

 

Ignis sujetó el puño del hombre antes de que este lograse golpear a aquel otro un poco más pequeño y aparentemente sometido. El vampiro ni siquiera supo cómo es que había llegado tan rápido a aquella parte del club estando él tan cercano a la salida. Nunca tuvo intensiones de intervenir, en primer lugar, no le interesaba una pelea de humanos que no le concernía, había visto luchar a esos seres por muchos años y según los acuerdos firmados por su madre y los cazadores hacía siglos atrás los vampiros nunca debían de involucrarse en cualquier conflicto existente entre aquella raza. Ignis vivió siguiendo esa ley y le fue sencillo porque desde la pérdida de su pareja no le volvieron a interesar los humanos. Hasta ahora.

Ignis Caelestis creyó que se trataba de un engaño de su cerebro, tal vez una alucinación por el alcohol, ¡Imposible! El alcohol no tenía ese efecto en ellos, ¿Alguien ataque enemigo de un vampiro noble que desconocía su título de príncipe?, todavía más ridículo de suponer. No podía ser verdad, él no debía de estar ahí y, sin embargo, era tan real como el resto de personas que se apartaron de aquella zona de enfrentamiento y tan solo veían a un tipo grotesco y brutal sometiendo a otro de menor tamaño y de facciones mucho más armoniosas. Ignis lo reconoció de inmediato en cuanto vio su hermoso cabello plateado y una extraña marca en su cuello y brazos que el vampiro identifico cómo estigmas.

―Príncipe blanco ―murmuro para sí mismo avanzando con pasos cada vez más veloces hasta que presencio al captor de quien era supuestamente su pareja levantar su puño contra él y es cuando la ira recorre su cuerpo por completo y sintió como sus instintos primitivos despertaban.

Lo mataría y bebería hasta la última gota de su sangre si se atrevía a tocar a su pareja.

Nix abrió los ojos y vio el rostro sombrío de quien supuestamente era el objetivo a vigilar, aquel a quien había perdido de vista por un largo tiempo más, sin embargo, apareció justo en el momento menos indicado y como un héroe que corre a proteger a su damisela. Lejos de mostrarse protegido eso solo le causó cierta indignación, era un chico no una chica, si quería romperse la cara a puños con un tipo de su doble de tamaño y el quíntuple de su peso lo haría.

―Suéltalo de inmediato ―murmuro Ignis con dureza y una terrible e intimidante aura que lo hacía ver como el depredador que era. 

― ¡No te involucres en esto! ―espetó el sujeto al verse sometido de esa forma y casi en el acto su grupo de matones que hasta ese instante se mantuvo al margen salieron en defensa de su jefe y amigo.

―No te lo voy a repetir de nuevo asquerosa alimaña ―el agarre de Ignis se intensificó de tal manera que se pudo escuchar la muñeca del hombro quebrarse.

El grito de dolor fue tan desgarrador que el tipo se ve en la obligación de soltar a Nix quien por poco se cae de espaldas más logra mantener el equilibrio. Por su parte su agresor intento liberarse del agarre de aquel aterrador hombre que lucía como una bestia salvaje a punto de despedazarlo empezando con su brazo derecho.

― ¡Déjalo ir! ―dijeron los compañeros del tipo y las mujeres del lugar empezaron a gritar de forma histérica.

Ignis sabía que era cuestión de tiempo para que la seguridad del lugar interviniera y se armara un gran escándalo. Incluso podía divisar a lo lejos a sus amigos intentando averiguar lo que sucedía y la razón de aquel alboroto.

El vampiro deja libre a su presa quien herido se arrastra como un perro maltrecho y es auxiliado por su grupo quien intenta sacarlo y llevarlo a un centro de urgencias, ya que su brazo se encontraba completamente roto y dislocado.

Nix se queda enmudecido y quieto, podía escuchar los murmullos y las voces de las personas de seguridad acercándose y abriéndose paso entre la multitud. Esto no podía ir peor y el cazador lo sabía no solo la misión se vio comprometida, sino que el objetivo lo había visto e incluso intervino en su defensa.

―Ven conmigo, tenemos que salir de aquí ―escucho aquella voz todavía alterada por lo ocurrido hace un momento, observa la mano extendida y por un momento duda si tomarla al final Nix decide aceptar de inmediato sin perder más tiempo no sabiendo que ese contacto no sería el único en toda la noche.

Ambos emprendieron huida esquivando a las personas y burlando la seguridad quien al ver a ambos fugitivos los persiguieron hasta la salida del lugar más al hacer una inspección detallada del perímetro no lograron dar con ellos.

 

...----------------...

Ignis y Nix continuaron huyendo sin soltar la mano del otro. El DAI TENGU ha quedado atrás y en su lugar lo remplaza edificios y calles silenciosas y poco transitadas, es de noche y sin embargo no hay rastro de ninguna luminosidad, el cielo se encuentra en total penumbra debido a que las nubes del bloquearon el brillo opaco de la luna, incluso no quedó el consuelo ni siquiera de eso. 

Cuando se consideraron que se encontraban a buen recaudo, fue Ignis quien se detuvo haciendo que su acompañante chocara abruptamente contra su pecho. Nix siente un terrible dolor en el rostro y exclama su enojo.

― ¡Eso dolió idiota! ―dijo el cazador tocando su nariz y su entrecejo asegurándose de no haberse roto ningún hueso del rostro ―. ¡Avisa antes de detenerte de esa forma!

―Lo siento ―Ignis se acercó a ese rostro y lo observo preocupado mientras inspeccionaba de que no hubiese daño alguno ―. ¿Te encuentras bien?

Nix se sintió extraño y con la sorpresa aun en su rostro al tener al objetivo tan cerca de su rostro con un semblante tan preocupado, sus dedos eran cálidos a pesar de ser un vampiro noble, nunca espero que fuesen así, tampoco es que hubiese estado cerca de algún noble, este era sin duda su primer encuentro. Sus mejillas se tiñeron de un leve tono rojo al sentir aquellos dedos cerca a sus labios. ¿Qué era esa sensación tan familiar? ¿Por qué su cuerpo reaccionaba de esa manera? En circunstancias normales le hubiese dado un golpe ¿Cómo podría permitirlo? 

―Objetivo noble interceptado ―murmuro Nix logrando despertar de esa especie de sueño y recordó su misión. Con rapidez saca su arma y apunta directamente en el ancho y trabajado pecho de aquel vampiro, Ignis siente la dureza del arma más no se estremece en lo más mínimo, incluso una sonrisa se plasma en sus labios ―. Ignis Caelestis ―continua Nix sin despegar la vista de la intensa mirada de aquel vampiro ―. Usted tiene algunas cuantas preguntas que responder.

 

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