Regreso a "casa".

Dado que él mayordomo había estado muy ocupado, la orden de llear los respectivos documentos para proceder con el regreso de Christian como hijo y heredero de los Winston, recayó en manos de Rosalí.

La noticia no tardo en llegar a toda la mansión, por lo que todos se prepararon para tal suceso. Él señor Winston pronto les ordenó organizar la fiesta de bienvenida para su hijo, así que una vez más la casa estuvo de cabeza para los empleados que iban y venían atareados con sus respectivas labores.

Fue justo en ese momento cuando la máscara de buena mujer de Alejandra callo ante los empleados de la mansión, pues justo cuando se enteró de la noticia, su humor se volvió oscuro; no demostraba cambio alguno frente a su marido, pero con la servidumbre era otra cosa. Rosalí lo había escuchado de las dos sirvientas cercanas de la señora Winston, de pronto se la pasaba de mal humor y comenzó a tratarlas cruelmente.

La misma Rosalí fue víctima de la mujer el mismo día de la fiesta de bienvenida de Christian Winston; la joven estaba llevando el vestido de la señora que había llegado recién de la lavandería, así que al momento de cruzar por el pasillo que daba a la habitación de su jefa, se topo de golpe con ella y termino empujándola por accidente.

—Disculpeme señora, fue un accidente no la vi —explico angustiada la sirvienta.

—¿Un accidente? Es porque eres una inútil que no mira por dónde camina. Dame el vestido y lárgate de mi vista, muchacha estúpida — rugió con irá la antigua enfermera.

— Si señora Winston, con su permiso señora — Rosalí le entrego el vestido y se marchó a prisa del pasillo, llendo directamente a cumplir el resto de sus labores, pero en su interior estaba demasiado inquieta y asustada luego de su desagradable encuentro con la señora Winston.

Al haber visto ese lado cruel en la mujer se asusto tras nunca haber sido tratada así antes, y luego se preocupó pensando en lo que sería en el futuro, pues si esa era la verdadera cara de la mujer, los empleados se las verían difícil para soportarla. Una cosa era que ella se sintiera desconfiada al creer que la otra había sido una mujer muy astuta aprovechandose de la situación del señor Winston, pero esto era muy diferente al ver qué no solo era una mujer ventajosa, sini que además era interesada —dado que era obvio que su mal humor se debía al regreso del heredero del señor Winston—, y cruel con la servidumbre además.

Lo hablo con el mayordomo en cuanto se toparon, y el hombre afirmó que también había tenido su propia ración del mal carácter de la señora, y afirmó que era algo que sería muy común para una persona de tan bajos valores como ellos habían previsto que era Alejandra.

Para la noche, la casa ya se encontraba explendidame arreglada y todos esperaban con paciencia la llegada de los invitados y del joven Winston; sin duda sería una noche ajetreada, pero se les había prometido buena paga por eso, así que no podían quejarse siendo un trabajo que les sería bien pagado.

Los invitados llegaron, comenzando así con la labor de la servidumbre a servirles en lo que se requiriera; el ambiente era tranquilo pero agradable, aunque para la media noche, el señor Winston ya se encontraba lo suficientemente ansioso luego de revisar su reloj con insistencia y comprobar que su hijo no se dignaba a aparecer pesé a la hora que era. Para ese punto, parecía que el joven no mostraría ni sus luces hasta que los invitados se hubieran marchado.

Justo cuando el señor Winston tomaba su celular, la puerta se abrió haciendo que todos en el lugar guardarán silencio.

Un joven atractivo de cabellos negros y ojos oscuros, vestido en un traje a medida, ingreso al lugar, portando una mirada desdeñosa que recorrió todo el salón hasta terminar en su progenitor.

Un joven al que Rosalí ya había visto antes. En el café.

Chris resultó que en verdad era Christian, como ella había llegado a pensar que podría ser.

El joven camino hasta el centro del lugar y saludo a todos con cordialidad, pesé a su expresión, comportándose con modales impecables mientras recorría la habitación hasta llegar a la otra esquina, donde estaban su padre y su madrastra.

El joven no dijo una palabra una vez ante ellos y la mirada que le dirigió a la mujer fue peor a la que le había dado a su padre, claramente ese gesto había pasado desapercibido para los invitados a los que les daba la espalda, pero no para Rosalí que se encontraba cerca de ellos, haciendo su deber.

—Por fin llegas, hijo —afirma el señor Winston.

—Prácticamente me obligaste a hacerlo, padre —refunfuña Christian.

—Yo no te obligue a nada, hijo, solo te deje las cartas sobre la mesa de una vez, como debí hacer antes —se justifico el padre.

—Claro, que se resumé a lo mismo: tú sabías lo que yo escogería, así que prácticamente. me orillaste a esto —volvió q reclamar el hijo.

—Mhm, Christian, es un gusto verte de nuevo; la última vez te fuiste demasiado pronto y no pudimos despedirnos —intervino Alejandra.

El joven volvió su mirada a ella, endureciendo su gesto en clara muestra de desagrado, pero la mujer pareció no percatarse, o simplemente fingió no ser consciente de eso y siguió sonriendo al hombre.

—Es porque claramente no tenía intención de despedirme o estar ahí siquiera —gruño él.

—Ah, bueno, me gustaría agregar que ahora que somos familia, debes saber que puedes contar conmigo para lo que necesites y buscar mi ayuda o consuelo si alguna vez lo requieres, es decir, no puedo tratar de suplantar el lugar de tu madre, pero me gustaría que tuvieras confianza conmigo y me reconocieran como tú madrastra, como alguien cercano a ti —agrego ella, volviendo a actuar como si nada hubiera ocurrido.

—Tampoco me interesa tu propuesta, así que olvídalo —responde Christian.

El señor Winston trata de reprenderlo, pero el joven solo se da la vuelta y se aleja de ellos antes de permitir alguna palabra más. Inmediatamente Rosalí se oculta entre la gente y lo evita, notando que el joven recorre con la mirada todo el salón, como buscando con esmero a alguien en específico.

Ella no sabe porque se está escondiendo, pero en ese momento solo tiene claro que no desea que él la vea ahí ahora.

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