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Y más por las historias que le había dicho su sirvienta japonesa Hyunna Su, las historias eran de miedo y otras eran de milagros, algunas eran crueles y otras simplemente de romance; así que decidió no ir a la sala, ya que su madre le dijo que para orarle al creador, también podía hacerlo en su habitación, pero no se preguntó ¿Cómo fue que ese ser llegó en primer lugar a la sala de oración?

Simonette, decidió no orar como de costumbre, ya que nadie le aseguraba, que ese ser invisible, no iba a pasarse a la habitación para hablar con ella.

Los hijos de las combinas estaban cumpliendo 12 años y el sultán, hizo una festividad para ellos como correspondía; el sultán apreciaba a los hijos de las combinas, pero a los hijos de la sultana, los amaba sin ninguna duda, ya que, después de todo, el amor del sultán, era nada más y menos, que para la hermosa sultana de 30 años; el cuerpo de la sultana ya no era sencillo como lo era en un principio; el cuerpo de la sultana era demasiado curvilíneo; la belleza de la sultana era asemejada con las de las diosas de los griegos, ya que la belleza e inteligencia de la sultana, arrasaba con cualquiera que deseaba humillarla.

Los hijos de las combinas se encontraban sentados viendo a las personas que habían llegado y luego dirigieron la mirada hacia las princesas; esas eran unas niñas que no pasaban desapercibidas con facilidad, así que era imposible ocultar su presencia de los demás y aún más de los hijos de las combinas, ya que ellos tenían acceso libre en cualquiera de los palacios.

--Están hermosas.

--Si.. Lo están.

--Si deseo una mujer, debe ser igual de hermosa que mis hermanas.

--¿Porque desear a alguien igual? ¿No pueden ser ellas?

Akar miró a Myrąc, a Bekir, a Ilhan y a Sedat al oírlos, le dio un leve fruncir al ceño y luego dijo: --No deben pensar en eso.. Recuerden, ellas son nuestras hermanas y uno de nuestro deber como hijos del sultán, es protegerlas.

Los cuatro comenzaron a reírse por las palabras de Akar, luego de unos minutos, Bekir se levantó de la silla mientras decía: --Yo tendré a Arzu.

Akar le dio un leve fruncir al ceño y luego escuchó a Ilhan que dijo: --Entonces yo tomaré a Öslem.

Luego se fue detrás de Bekir, Myrąc vio a Akar, de igual manera Sedat y este dijo: --Sabemos que esta mal.. Pero solo jugaremos Akar, luego lo dejaremos así y nadie sabrá.

--Ey.. Nosotros somos mayores, si deseamos hacer algo con una chica.. Bien que podemos tomar a cualquier sirvienta, así que será mejor que dejen a las princesas.. O le diré a nuestro padre, al sultán lo que traman con ellas.

Bekir se regresó tomó a Akar, por el cuello y dijo: --Si deseas ser golpeado por nosotros.. Puedes hacerlo Akar.

--Chicos.. (Ellos miraron hacia donde estaban las concubinas sentadas y vieron a Ava, ya que ella había hablado, luego les dijo) --¿Todo en orden?

Bekir soltó a Akar y dijo: --Si tia.. Todo en orden, solo jugabamos ¿Cierto Akar?

Akar asintio y en un susurro dijo: --Hagan lo que deseen.. Yo no me meteré en eso.

Las concubinas le habían dicho a sus hijos que todo lo que hicieran estaba bien, ya que ellos eran príncipes, hijos de un sultán y en ese caso, este era el que hacia la ley; pero los jovenes estaban codiciando a unas niñas que no debían desear, y estas niñas eran las princesas, estás niñas eran las hijas de la sultana y del sultán.

Simonette estaba hablando con Salim mientras bebían y sintió como la piel se le erizó y un leve susurro llegó en su oído y dijo: --Dentro de poco.. Será la traición Simonette Abadi.

Simonette miró hacia todas partes y no vio a nadie cerca de ellos, así que Salim al verla buscando con la mirada dijo: --¿Sucede algo querida?

Simonette vio a las concubinas sonriendo, seguramente, era por que estaban hablando de su pasado en Inglaterra, así que ese fue el pensamiento de Simonette al verlas, luego vio a los cuatro hijos de las concubinas hablando con las princesas, así que le dio un leve fruncir al ceño al recordar la historia de Salim, así que miró a Emel y dijo: --Emel.

--¿Si?

Emel era el típico niño que no le gustaba las celebraciones, así que, como no deseaba gastar energía caminando de un lado a otro, él solo se quedaba sentado a un lado de sus padres, pero sus hermanas, eran todo lo contrario, a ellas le gustaba ir y venir, haciendo que la tranquilidad de Emel se terminará.

--¿Podrías ir por tus hermanas?

Emel miró hacia donde estaban sus hermanas y dijo: --¿Porque no envías a Hyunna?

--Cariño.. (La sultana lanzó un suspiro y dijo) --Si envió a Hyunna, tus hermanos no dejaran venir a tus hermanas, por el contrario, molestaran a Hyunna delante de los demás y eso en este momento estaría mal.. En cambio si vas tú, todo lo anterior se ahorraría y tus hermanas vendrían a sentarse.

Emel vio hacia donde estaban sus hermanas, luego vio a su madre y dijo: --Tsk.. Que fastidio.

El sultán enarcó una de sus cejas y dijo: --Ey.. Ven a disculparte.

--Si me disculpo no voy por nadie.

--Este niño..

El sultán estaba molesto por el comportamiento de Emel y la sultana le dijo: --Amor relajate ¿Si? (El sultán asintió y la sultana miró a Emel que estaba de pie a un lado de la silla y le dijo) --Ve.

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