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El sirviente salió y la sultana comenzó a llorar mientras decía: --Yo no quiero verte.

--Pero Yo sí.

--Acaso ¿No puedes entender como me siento?

El sultán rodeó a la sultana con sus brazos y dijo: --Claro que lo entiendo, es por eso que e venido aquí ¿Podrías escucharme por un momento?

Simonette miró a Salim a los ojos; ella sentía que las palabras que iba a decir la herirían aún más, así que simplemente dijo: --¿Les distes nombres?

El sultán asintió y dijo: --¿Me dejarás decirte lo que deseo?

La sultana negó con la cabeza metida en el pecho fornido del sultán y dijo: --No.. Solo quiero que me des calor.. Llevas tiempo por fuera y deseo estar contigo hasta que amanezca.. Así que, solo por hoy.. No digas nada.

El sultán cargó a Simonette y la llevó a la habitación en sus brazos, él la amaba con locura, esa joven sultana era su codicia y la cuerda fina que rompía su cordura, él la amaba tanto, que al verla de ese modo tan débil y sensible, lo había afectado demasiado.

Él no fue más al harem, pues ya habían niños y no tenía nada por hacer en ese lugar, así que se dedicó en brindarle amor a la sultana y ella decidió recibir el amor de él sin más; pero el deseo de concebir en ella ¿Se había ido? No, al contrario, ella solamente pensó "Quizás es porque aun soy joven.. Así que, cuando cumpla los 22, iré nuevamente a la sala de oración a pedirle al creador una bendición".

Cuatro años habían pasado, el sultán estaba cumpliendo 40 años, la sultana había cumplido 22 la semana pasada y desde ese momento comenzó a ir nuevamente a la sala de oración.

--¿Dónde está mi esposa?

Preguntó el sultán al levantarse y no ver a la sultana a su lado, el sirviente al verlo bajó la mirada en forma de respeto y dijo: --La señora está en la sala de oración mi señor.

El sultán asintió y le dijo al sirviente que saliera de la habitación para levantarse e ir a bañarse, el sirviente salió de la habitación y el sultán se levantó, fue al hamma y pensó "Así que aún deseas un hijo.. Amor ¿Que debo hacer para que olvides esa idea? Un hijo entre nosotros dos no nacerá"; el sultán se metió en el hamma y dijo: --Cuando pasen los cinco minutos entras.

--Si señor.

El sultán duró 20 minutos en el hamma y al salir, la sultana no había llegado "¿Se habrá dormido en la sala de nuevo?", luego miró al sirviente que lo ayudaba a cambiarse y dijo: --¿A qué hora fue mi esposa a la sala?

--Lleva alrededor de una hora mi señor.

El sultán no preguntó nada más y solo dejó que el sirviente terminará su trabajo.

Por otro lado, momentos antes; la sultana se había despertado al sentir los rayos del sol que pasaban por la ventana en su rostro, ella se había levantado despacio para no despertar al sultán y cerró la ventana.

--Ya que estoy despierta iré a orar.

Fue lo que dijo la joven sultana mientras salía de la habitación; los sirvientes al verla, inclinaron su cuerpo y le dijeron: --Buenos días mi señora.

La sultana asintió y dijo: --Preparen el hamma para el sultán, no falta mucho para que se despierte.

Los sirvientes asintieron y entraron en la habitación y ella simplemente fue directo a la sala de oración.

Al llegar al final de la sala, se postró y dijo: --Padre.. Soy Yo, Simonette Abadi.. Te agradezco infinitamente por permitirme estar viva, pero tu sabes mi mayor deseo, que es mas grande que el vivir sino lo tengo.. Concedeme la bendición de tener un hijo, Yo no deseo simplemente conformarme con los hijos de alguien más.. Permiteme ser madre.. Por favor, permiteme serlo siquiera una vez.

Simonette lloraba mientras oraba, el deseo de ser madre la había agobiado y aún mas con ver que los hijos de las concubinas se acercaban al sultán y le decían padre; ella ya no pensaba en objetos como joyas y vestidos, ya que desde que nació, siempre tuvo infinidades de ellos, ella simplemente quería un hijo, así sea que con ese deseo, tendría que dar su propia vida.

A veces un fuerte deseo, es escuchado por un ser que no conocemos.

Simonette, la sultana de 22 años, sintió un viento frío que la envolvía y luego una voz en su oído dijo: --Hija mía.. Te e escuchado.

Simonette tembló al escuchar la voz y al sentir los bellos de su piel erizarse, pero al recorrer la sala de oraciones con su mirada, notó que era la única persona en la sala de oración.

--¿Qui.. Quién eres?

La voz volvió a decir: --¿Quién soy? Mmm.. El quién soy depende de lo desees.

Simonette se sentó en la sala y dijo: --No entiendo.

--En algunas partes soy conocido como dios y en otras como diablo, pero no se cuál vas a escoger.. En algún lado fuí un ángel y en otro un demonio, pero no sé como me vas a decir.. También me conocieron como un hada o simplemente como un brujo, pero no tengo idea de como me llamarás.. Dime Simonette Abadi ¿Que es lo que deseas? Te aseguro que lo haré realidad para ti.

Simonette sentía que debía salir de ahí en ese momento, pero el deseo de ser madre la invadió aun más, así que simplemente dijo: --Si te conocen con cada uno de ellos, de seguro sabes lo que deseo ¿No?

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Li Otero

Li Otero

❤️💘

2025-03-23

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