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Simonette miró a Salim y dijo: --¿La verdad? (Salim asintió y Simonette pensó en todo lo que le dieron sus padres cuando ella vivía con ellos, también recordó las palabras que le decían al darle lo que pedía, así que con lágrimas en los ojos dijo) --¿Porqué no me lo dijiste y solo te callaste?

--Lo siento Yo quería decírtelo hace un momento.

Simonette se levantó del suelo y dijo: --Debiste de haberlo hecho hace mucho.. Para que el deseo de tener un hijo no estuviera conmigo ¿Sabes cuántas veces soñé con ser una madre cariñosa como lo mía? ¿Sabes cuántas veces te imaginé cargando a nuestro hijo?

Salim agachó la cabeza, le tomó las manos a la joven sultana y dijo: --Lo siento.

Un silencio frío hubo del lado de Simonette, luego le dio un beso en las manos al sultán y dijo: --No.. Disculpame a mí, por no poder ser la madre de tus hijos.

Salim levantó la cabeza algo confundido y dijo: --No importa eso.. Yo te amo así.

Simonette dijo: --A mí si me importa y mucho.. Saber que mis antiguas sirvientas van a darte los hijos que Yo no pude por mi incompetencia, me importa.. Pero tú no eres el culpable de ello, e incluso, ni siquiera lo son mis padres.. El culpable es nuestro creador, que no permitió que Yo me convirtiera en madre.

Simonette se soltó del agarre de Salim y comenzó a caminar hacia el palacio; así que él al verla caminar dijo: --Simonette espera.. Eso no es así.

--Así es.

--¿Para donde vas?

Simononette se giró para ver a Salim y dijo: --A reclamarle al creador por enviarme con este defecto para ser tu esposa.

Luego de decir eso la joven sultana se marchó y no escuchó las palabras que tenía el sultán para decirle.

--Hermano.. Creo que ella tiene un enredo en su cabeza en estos momentos, así que será mejor que la deje ser por ahora.

Salim, el sultán miró a Yusuf, a su hermano menor, a su escolta y dijo: --Sí.. Ahora veo que debí de haberle dicho desde antes.. Me hubiese evitado esto.

--Si.

Simonette fue a la sala de oración a reclarmarle al creador el echo de haberla enviado defectuosa, mientras que los monarcas estaban planeando un banquete para celebrar el echo de que el sultán tendría descendientes.

La celebración se dio sin preámbulos y como era costumbre, la sultana debía de darle regalos a las concubinas por estar en embarazo.

La sultana preparo unos regalos para cada concubina y mientras caminaba frente a ellas los murmullos en el salón del palacio comenzaron a oírse.

--Qué lastima.

--Si, tan joven que es.. Era para que por lo menos fuera mas fértil que las concubinas.

--Sí..

La sultana sentía un gran nudo en su garganta y las lágrimas amenazaban con salir al oír esas palabras, pero eso no sucedería mientras estuviera frente a sus súbditos, después de todo, ninguna persona aparte de su esposo estaba por encima de ella en ese lugar.

Al llegar a su asiento, se giró, vio a todos en el salón y estos al sentir su mirada penetrante y fría, agacharon la cabeza; la sultana se sentó al lado del sultán, él tomó la mano a ella y le dio un beso.

--Mi sultana hermosa.. ¿Estás bien?

Simonette asintió y dijo: --Por supuesto que sí mi sultán.. Estoy muy bien.

El sultán vio a Simonette por unos minutos y luego asintió, él sabía que ella no estaba bien, ya que sus acciones lo decían, por que desde que la noticia de que las concubinas estaban en cinta ya se había esparcido en toda Granada con tan solo una semana, Simonette dejó de ir a la sala de oración, y cuando le preguntaban por que no iba decía:

--No tengo nada más que pedirle a nuestro creador.

En las noches luego de amarse con el sultán lloraba, ya que ella deseaba tener un hijo, pero maldecía al dueño de todo lo que se veía, por no permitirle ese echo.

Por otro lado, el sultán no encontraba palabras para hablar con la sultana, ya que cuando le iba a decir algo, ella decía:

--Disculpame.. Pero tengo cosas por hacer.

A él le dolía verla de ese modo, tanto así, que olvido como tratarla; las concubinas, comenzaron a sentirse superiores a la sultana, ya que ellas habían sido inteligentes y dentro de cada una estaba el futuro sultán; tanto así, que olvidaron que en un tiempo fueron sirvientas de la sultana y comenzaron a atacar a la sultana con indirectas.

--Bendiciones a la luna de Granada, Simonette Abadi de Ali (Simonette asentía y ellas decían) --Mi señora ¿Desea pasear con nosotras el día de hoy?

--Dicen que las caminatas ayuda al bebe a nacer sano.

--Camine con nosotras, tal vez un bebe también este creciendo en su bello cuerpo en este momento.

La sultana sonreía por lo que sus antiguas sirvientas decían, pero no había nada que hacer, ya que fue ella la que hizo el harem, fue ella la que les ofreció a sus sirvientas ser concubinas, ya que ella reconoció los orígenes de ellas y estos orígenes eran los de una familia noble en Inglaterra.

--No estoy de ánimos.. Así que pueden pasear ustedes.

Las concubinas se marchaban con una sonrisa, ya que sentían en esos momentos que estaban por encima de la sultana.

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Comments

Li Otero

Li Otero

Seguro q el problema no es de èl JAJAJAJAJAJAJ😅🤣

2025-03-23

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