Mi declaración

Izan

Ha llegado el día de la fiesta y diosa Luna dame fuerza para resistir, me has otorgado una cosita hermosa y peligrosa. Solo miro a mi madre, enojado, por haberle puesto semejante vestido que hace que todos la devoren con los ojos. Estoy tratando de no explotar en posesividad, sobre todo cuando el desgraciado alfa Alejandro pone sus ojos en ella. Sin embargo, me detengo a observar que ella y la Luna de esta manada traman algo, quizás deba dejarlas hacer lo suyo, puede convenirnos. Por lo que saco fuerzas y la dejo ser, de todas formas, debo alejarme para traer a Alex y cumplir con lo que le prometí, que iba a ayudarlo con su pareja.

Voy en busca de mi amigo y cuando estoy regresando el hombre que vigila a Nerea me dice que esta se ha escapado. Dijo que iba al baño y se demoraba demasiado, así que al verificar se encontraron sus tacones y nada más. Mi corazón se acelera a tal punto que creo que va a reventar, sin dudarlo le digo a Alex que me siga. Llego hasta el baño y busco el olor de mi chica, ha salido por la ventana y ha tomado camino al bosque. Decido que solo yo y el beta vayamos delante, le pido al guerrero que avise a mi padre.

En nada estamos atravesando el bosque y mi pecho se aprieta, siento que ella está en peligro. Escuchamos que gritan Sara, sé que es el nombre de la pareja de Alex por lo que este se tensa y aprieta el paso. Entonces continúan los gritos, incluso sentimos el impacto de un cuerpo contra algo y por el grito de Nerea supimos que fue Sara la afectada, mi amigo ya estaba en modo de transformación. Pero lo que me asombra es que siento gruñidos y estos no son normales, nunca había sentido ese tipo de amenaza. Es como si estuviese fuera de control y entonces los sonidos de que comienza una pelea se escuchan, casi estamos ahí. Al llegar al claro los gemidos me llegan y al entrar en mi rango de visión la imagen de que Nerea iba a ser violada todo se perdió.

Agarré al Alfa por el cuello y lo lancé, lo que sucedió después está envuelto en una niebla, solo sé que me di gusto destrozándolo, nada me importaba. Sus golpes no me dolían porque estaba en estado de furia y terror, solo veía la cara asustada de mi chica. Cuando Alex me detiene, ya he terminado con la vida del infeliz, apenas escucho la voz de mi Beta hasta que el nombre de ella llega a mis oídos. La busco y la veo desmayada en los brazos de la otra muchacha, que no cesa de llorar. Corro a su lado y la deposito en mis brazos, respira con esfuerzo y sé que algo está mal, toco con cuidado y siento que una de sus costillas está quebrada. No podemos dejarla sin atención médica, por lo que busco una solución y frente a nosotros se encuentra el vehículo que tomaron para escapar. Sin titubear, la monté en este y le pedí a Alex que se dirigiera hacia la manada, le encargué que la llevara y la mantuviera a salvo. Aunque deseo permanecer a su lado, no puedo abandonar el lugar, he asesinado a un alfa, por lo que debo permanecer aquí como dictan las leyes.

Mi padre llega al poco rato y al ver lo que ha sucedido sé queda casi sin respiración, quizás deba sentirlo porque acabo de terminar una vida, pero no siento pena. El beta de la manada Corve llega con sus hombres y me someten, no me revelo. Los dejo llevarme y una vez comienzan a interrogarme respondo. Por supuesto que mi padre no permitió que el tal Berto me interrogara solo, este es tan corrupto como lo fue su alfa y es capaz de torturarme únicamente por placer. No tengo miedo, pero tampoco deseo ver a mis padres sufrir, así que acepto la ayuda de otros alfas que intervienen. Tres están presentes en el cuarto escuchando todo, están tan aburridos como yo, llevamos dos horas aquí, respondiendo una y otra vez lo mimo. Cuando estoy a punto de mandar lejos al imbécil que me interroga, entran en el lugar mi padre con uno de los ancianos del lugar.

Era un antiguo beta, pero no tenía ningún poder para detener todo lo que sucedía antes, sin embargo, ahora todo cambio. El alfa está muerto y hay pruebas de toda la corrupción e incluso ha sido expuesto el sitio donde han enterrado a las chicas desaparecidas. Bueno, mi padre sí que es eficiente y en nada acaba de limpiar todo el sistema corrupto de esta manada. Por suerte el futuro alfa, que va a asumir, no se parece en nada a su hermano, de hecho, dejó este sitio por no poder pelear contra su propio hermano. Solo espero que no me odie por esto y comprenda que no quedaba de otra, no iba a permitir que tomara a mi luna.

Al ser liberado corro hacia el médico para saber cómo sigue mi atrevida y loca pareja, mientras avanzo pienso en que no puedo continuar. Necesito que este a mi lado, deseo que sea mía, lo que sea que paso en el pasado no me interesa. Al entrar en su habitación esta dormida, mi madre al verme me abraza y se lo devuelvo, la verdad es que lo necesitaba.

—Va a estar bien cariño, tiene dos costillas fracturadas, pero ya están sanando.

No me sorprende, ya había hablado con el doctor de nuestro clan y me dijo que tenía una recuperación sorprendente. Que de hecho había comenzado un estudio con su sangre, pues encontró rastros de semejanzas a la nuestra, los hombres lobos. La miro, me acerco y tomó su mano, aparto un mechón de cabello que le cubre el rostro. Es tan hermosa que me siento perdido en todo lo que veo.

Como puedo seguir herido cuando tengo una mujer increíble como mi mitad, cuando he descubierto que tengo a la persona perfecta para amar y estoy tan enamorado que caigo de rodillas. Sé que estoy solo en la habitación así que le hablo.

—Nerea, sé que es mejor esperar a que estés despierta, pero necesito decirte esto o voy a volverme loco. —Exhalo con fuerza—. Yo creí que me había enamorado antes, sin embargo, nunca había sentido algo así por nadie, nada más por ti. Me he dado cuenta durante estas horas que han pasado, de que eres todo lo que quiero y más. Por eso he decidido jurar a la diosa Luna de que cuando regresemos a casa voy a sostenerte contra mí y no voy a dejarte marchar jamás.

>> Eres mi guía hacia la felicidad, eres mi hogar y quiero que lo sepas, deseo que estes al tanto de lo rápido que he caído por ti. Ya no estoy asustado de decir que te amo, el solo pensar en perderte me hace temblar y perderme en la locura. Tu eres mi salvavidas, mi espacio personal donde solo soy yo sin adornos sin mentiras, simplemente Izan. Solo di que me aceptas mi amor, por favor perdóname esta vez y prometo dedicarme mi vida a ti, a complacerte, a hacerte reír y a estar para secar tus lágrimas si debes derramarlas.

Me acerco y beso su frente, demoro el beso y nada más lo interrumpo porque siento una caricia en mi rostro. La miro y ella me está sonriendo, le contesto esa bella sonrisa.

—Más te vale que cumplas lo que has dicho o pienso matarte con mis propias manos si no.

Me carcajeo y afirmo en lo que me acerco para hacerme con sus labios que hacen que el mundo desaparezca cuando me devuelven lo que doy. Que bien se siente, es como estar sin lugar a duda en el sitio preciso y me pierdo en eso. Tanto que el beso se vuelve atrevido, profundo, sensual y hambriento, debo detenerme o haré una locura. Lo cual es imposible, no puedo arriesgar su salud así, pero en cuanto esté bien no abra nadie que me detenga de hacerla totalmente mía.

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