Se queda

En casa del alfa:

Tercera persona

—Es la última vez que voy a discutir esto contigo Izan, mientras yo sea el alfa de esta manada, Nerea se queda aquí.

—Pero padre…

Alzó una mano haciéndolo callar.

—Si no la quieres es tu problema, el estúpido eres tú por denegar lo que la diosa Luna te ofrece.

Se escuchó un resoplido y ambos hombres miraron a una risueña chica que trataba de evitar la risa. Esta se aclara la garganta y luego de soltar un pequeño bufido, habla.

—Lo siento, pero si tengo voto, puedo decir que estoy con mi padre.

—¡Nadie te lo pregunto!

—¡Izan! Es suficiente, tu hermana no tiene la culpa de lo que tú escoges. Pero, además, no deberías preocuparte, pues al final ella tampoco desea tenerte como pareja y no la culpo.

Los ojos del chico se abrieron de par en par y miro a su madre con claro interés.

—¿Ella te lo dijo querida?— Pregunto el Alfa con interés.

—Sí, dice que como era posible querer estar con alguien que la puso en esa cama.

—Y tiene toda la razón, yo tampoco perdonaría a quien me dañe de esa manera. —Todos miraron al chico.

—¡Yo no la empuje, ella se lanzó porque quiso!

—¡Qué idiota tengo por hermano… tú la arrinconaste! Luego de hacerla huir al mostrarte como una bestia ante ella. Que sin duda alguna eso es lo que eres, un animal sin sentimientos. No tienes ni la menor idea de cuanto ha pasado Nerea en su vida, era claro que escogería morir, imbécil. Sabes que, olvídalo. Voy a verla y de paso le llevo sus cosas, no soporto estar un minuto más con este ser extraño.

La chica comenzó a salir molesta del lugar.

—¡Carla, yo soy tu hermano, me debes respeto!

Se sintió que subía las escaleras y en nada las bajaba lanzando la puerta de salida.

—Lección para ti como futuro alfa, el respeto se gana, no se impone.

Izan respiro con fuerza y luego de mirar a sus padres por última vez también se dirigió a la salida. Ambos padres respiraron con pesar, Boris encerraba en un abrazo a su luna Ela.

—¿Por qué tuvo que pasar esa horrible chica por su vida? Ella lo ha hecho un ser totalmente vacío, sin sentimientos.

—Eso no es cierto, puedo ver que está fuertemente atraído por Nerea aunque intente esconderlo. Es solo que se opone a volver a sentir por alguien otra vez. Quizás, solo tiene miedo.

—Bueno, será mejor que se arrepienta pronto porque ella está muy decidida a olvidarlo.

—No creo que la atracción se lo permita.—Dijo el lobo.

—Bien puede negarlo y lo sabes. —Ambos respiraron con tristeza.

—Recemos a la diosa Luna para que eso no suceda.

—Si, pero hablando de Nerea, hay algo que quiero consultarte. Me ha hecho un pedido… —Ambos se sentaron en el sofá—. Como toda luna tiene ese deseo de ser útil, así que, me ha pedido ser mi secretaria.

—¿Tu secretaria? Nosotros no tenemos eso…

—Lo sé y se lo dije. —Tomó la mano de su esposo—. Me dijo que lo tomara como si estuviese entrenando a la próxima luna, aun cuando nunca lo será.

—¡Vaya!

—Si… y creo que tiene razón, si lo miras desde su punto de vista. Ya todos saben quién es y cómo la han rechazado, ¿cómo podrá trabajar con la comunidad? Sin contar que es una humana. Prefiero acogerla bajo mi ala y que me ayude, porque realmente necesito ayuda con todo lo que hay que hacer. Este clan está creciendo.

Boris la mira y admira como su esposa pone esos ojos que siempre utiliza para convencerlo cuando desea algo. Tratando de contener la risa, la abraza y besa su frente.

—Sabes que no te negaré algo tan sencillo y, además, yo también le tengo cariño a esa chica. No sé lo que es, pero algo me atrae mucho hacia ella y me produce quererla hasta como una hija.

—Lo sé, me sucede igual y por eso, aunque la decisión lastime a nuestro hijo, no puedo dejarla ir.

—¿Pero sabes que tendrá que aprender todo sobre nosotros?

—¿No tendría que hacerlo igual si llegara a ser la próxima luna?

Él se rio.

—Es cierto… y quien sabe… quizás en un futuro ambos decidan darse esa oportunidad.

—Ojalá y los dioses te escuchen, no sabes cómo me gustaría sentir los gritos de algunos niños en esta casa.

Ambos rieron felices, a pesar de ser jóvenes, era normal que las parejas destinadas al encontrarse se unieran pronto en matrimonio y trajeran a la próxima generación en poco tiempo, sobre todo si eran alfas y lunas. Debido a su responsabilidad con toda su gente y al peligro continuo al que se ven enfrentados, deben dejar encaminado el futuro por si cesaban de existir. Además, la mayoría de los alfas se retiran de los puestos cuando sus hijos están preparados para ocupar su lugar y así poder continuar una vida tranquila y de paz, que no tienen en ese tiempo en que dominan.

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