¿Quieres mirar las nubes conmigo?
sus formas cambiantes y hermosas nos recuerdan a la vida misma,
los atardeceres nunca serán los mismo, pero de alguna forma,
nos recordaran aquellos días de diversión y felicidad.
¿Puedes borrar la tristeza misma?
No, jamás lo haremos porque esa misma tristeza es la que nos trajo
los recuerdos más felices, porque incluso con ella,
recordamos cuando secaban nuestras lagrimas con amor.
Mirando el ramo de flores en tus manos,
¿Cómo puede algo tan efímero? darnos memorias eternas,
mirando los rayos del sol que nos anuncian auspiciosos días,
días con tormentas y calma, días para ser vividos y también gastados.
✽◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈✽
Esa mañana luego de su habitual entrenamiento decidió ir a la biblioteca de la aldea, incluso si era probable que se encontrara a Bella no podía soportar ni un momento más en tal estado, los libros de su casa ya habían sido leídos por el varias veces, y ni siquiera había alguno que realmente le gustara para ser leído cientos de veces sin descanso, necesitaba literatura ¡ya!
Jugando con un botón suelto en su bolsillo caminaba admirando los rayos del sol pasar por entre los árboles, ya se había acostumbrado al aire limpio y fresco de este mundo, bueno al menos algo bueno tenia regresar a la antigüedad, excepto claro al momento de hacer fogatas o encender una chimenea.
Llego al frente de la biblioteca, era pequeña y su fachada parecía descuidada, la madera viaja de la puerta crujió al entrar, hizo más ruido que la propia campanilla. Apilando libros en los estantes se encontraba un hombre castaño que con un par de antejos le miro.
-Bonjour pequeño ¿buscas algo? -El hombre se ajustó los lentes y le sonrió.
-Bonjour mi nombre es Gastón y quisiera pedirle prestado un libro-Con su mirada entre los títulos de esas obras busco alguna interesante, que tuviera ese "je ne sais quoi".
-Claro toma el que te agrade, el plazo de entrega es de 3 días-Amablemente le mostro como estaban organizados en secciones.
Entre todos ellos encontró uno: "Eléments de botanique* " de Joseph Pitton de Tournefort. Decidió llevarse ese esta vez, no había entendido por completo la corta explicación de aquel rubio sobre que exactamente le dieron a Paulette ¿Quién sabe tal vez algún día esto sería útil?
Agradeció al amable hombre y salió, rumbo a la boutique quería revisar la condición de Paulette, si es una niña odiosa, pero ayer debió ser algo realmente terrorífico para ella.
La campanilla del lugar sonó, el lugar olía a flores frescas, los floreros llenos de ellas estaban a un lado del mostrador dándole un toque de elegancia, camino admirando los lindos vestidos y sombreros, claro que había también algunos demasiado exagerados para su gusto, pero la moda de este mundo era muy linda.
-Gastón-Le llamo una linda vocecilla desde detrás del mostrador.
-Bonjour Paulette ¿Cómo estás? -Miro a la cobriza que se acercaba hasta él, llevaba un lindo vestido azul, y en sus manos un ramo de margaritas amarillas.
-Es mi agradecimiento por rescatarme-Le entrego el ramo al pelirrojo. Temprano esa misma mañana se había despertado asustada y llorando, después de que su tía le contara todo seguía sin creerlo, a ella no le agradaba mucho ese niño, desde que se conocieron siempre peleaban, ella misma llego a creer firmemente que Gastón la odiaba.
Pero este niño puebleri-ejem-pelirrojo había llegado tan lejos como para intentar rescatarla en medio de la noche, tal vez se había equivocado con respecto a él.
Ahora incluso que lo veía más de cerca se veía lindo, tenía finos rasgos, sus ojos azules le hacían resaltar y su cabello casi rizado le daba un toque fresco, pero su vestimenta no era adecuada ¡eso es! lo había decidido, se quedaría cerca de este pelirrojo para ayudarlo a desarrollar su sentido de la moda, por supuesto sería un desperdicio dejar tan linda apariencia con semejantes trapos, además eso sería un mejor pago por rescatarla que solo unas cuantas flores.
-No fue nada, me alegro que te encuentres bien-Sin conocer los pensamientos de la pequeña niña solo pudo sonreír, si a veces estos conejitos podían ser realmente agradables.
Paulette no entendía por qué solo ese acto del bermejo había logrado acelerarle un poco el corazón.
-Hoy tomare el té con Claudette y Laurette, puedes acompañarnos-La niña aparto la mirada fingiendo desinterés en cualquiera que fuera su respuesta.
-Lo siento, pero...-Nuestro villano ni siquiera pudo terminar cuando la cobriza le tomo de la muñeca y los arrastro afuera.
-Bien, vámonos o llegaremos tarde y el té se enfriará-El tono tajante de su voz, le impidió opinar al respecto, si bien nunca fue partidario de que alguien debería ser manipulado tan fácilmente por los demás, pero después de casi perder a esta pequeña pulga, aún estaba algo temeroso por su seguridad, además no haría ningún mal acompañarla, tal vez la pequeña aún se sentía indefensa.
Paso el resto de la mañana tomando té, galletas con chocolate, tartaletas y pastelillos. Las dos niñitas le agradecieron por salvar a su amiga, y esta vez la estancia ahí no le pareció tan mala, claro las bimbettes no lo tratarían demasiado bien de la noche a la mañana, pero al menos esto era mejor que pasar todo el rato peleando por cualquier cosa.
Y debía admitir los postres eran su mayor debilidad de solo ver la mesa llena de ellos comenzó a envidiar su estilo de vida, ¡Oh dios! ¿por qué no fue una bimbette en lugar del villano? Al menos ellas no tenían un final tan malo, si claro, perdieron a su amado Gastón, pero no pasaría a más de un corazón roto.
Si quería cambiar bien la trama tenía que ir al castillo de la bestia, pero como está ahora no puede hacerlo sin tener un pase a la muerte segura con solo poner un píe cerca.
Además, en poco tiempo iniciarían las clases para él, es una lástima que la escuela sea solo de varones, tal vez extrañaría un poco a las molestas bimbettes, si, solo tal vez.
A medio día ya estaba listo para regresar, agradeció por los platillos a las pequeñas niñas, pero Paulette insistió en que la acompañara de regreso.
-Listo, ya estamos aquí-Llevo a la cobriza a la puerta de la bonita casa a un lado de la boutique.
-Toma, sé que no es mucho, pero espero que te levante el ánimo-El pelirrojo saco de uno de sus bolsillos una bolsita de tela con dulces, los había comprado en el festival, pensaba comerlos después, su padre no contaba con demasiado dinero por ello no podía comprar dulces cada que quería.
Pero aun así quedaría dárselos a esta pequeña pulga, la había observado toda la mañana y aunque Paulette aparentaba estar tranquila como si nada hubiera pasado, podía ver en sus movimientos lo asustada que estaba, como miraba a su alrededor cada tanto, cuando apretaba su vestido en su puño.
Paulette aún estaba asustada, lo entendía, ella aun es tan pequeña y tener que pasar por lo de ayer debió haber dejado una marca en ella, si podía reducir ese temor, aunque sea unos momentos ya era algo bueno.
La pequeña bimbette los tomo entre sus manos, cuando miro al pelirrojo a los ojos casi juro verlos resplandecer.
No tenía idea de que la impulso a extender sus manos y abrazar a Gastón, pero esa sola acción logro darle algo de calor en su corazón, con las mejillas sonrojadas se separó del aun estático niño y corrió a adentro no sin antes decir un rápido "à plus tard".
El oji-azul no entendía aun el motivó de aquello, ni mucho menos porque aun sus mejillas ardían.
Ninguno tenía idea de que a partir de ahora las cosas serían diferentes para ambos y todo solo por un simple caramelo.
(Eléments de botanique* El libro publicado en el año 1690 por Joseph Pitton de Tournefort, estaba ilustrado con 451 excelentes planchas de Calude Aubriet y descripciones de 7000 especies e inmediatamente fue un gran éxito.)
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Comments
Amy
Tienes una manera muy linda de redactar la historia, gasto sin querer ya cambio todo el cuento
2022-11-30
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