『Capítulo 7』┉ Las fangirls y el almuerzo ┉

El nunca creyó en el destino, siempre se dijo a sí mismo,

que él podría cambiarlo todo, arruinarlo o arreglarlo,

jamás pensó en su muerte, en que habría después de ella,

evito ese temor a toda costa, pero fue en vano.

Ahora que sabe cuál será el final de su vida,

no puede evitar temblar por ello cada día,

cada mañana solo era un paso más a su muerte,

¿no es así para todos? ¿por qué el aún no lo entiende?

Que no es el único que sufre.

✽◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈✽

Esa tarde como lo había dicho Remi trajo galletas y paso toda la tarde junto a nuestro villano.

Para su sorpresa su padre solo le dio un leve regaño a su regreso, si bien en sus recuerdos su padre no era muy expresivo y sus comentarios parecían fríos, parecía ser un buen tipo, claro la muerte de su esposa había sido un fuerte golpe para él, no tuvo la mejor atención en ese lapso de tiempo con su primogénito, solo diciéndole que "ya no debía llorar" porque "era vergonzoso" y cosas así, ahora como un adulto podía ver que el tipo no sabía cómo expresarse de manera adecuada, si en ese hecho es bastante torpe, él sin saberlo podría haber sido uno de los detonantes del comportamiento del Gastón original.

Si, había cometido errores, pero no por eso merecía tener un hijo villano y morir prematuramente, eso ya era otra cosa, tenía que mantenerse atento a cualquier cosa y por más que odie decir esto, debía aprender a cazar para estar cerca de él, ya que debido a su trabajo siempre estaba expuesto al peligro, una posible causa de muerte era un ataque de algún animal salvaje.

Esa misma noche pidió a su padre comenzar su entrenamiento como cazador, por un segundo vio la confusión en los ojos de su progenitor, pero este no hizo ninguna pregunta solo acepto aquello.

A la mañana siguiente antes del amanecer, comenzó disparando tantas flechas que solo unas horas después le dolían las manos, claro sus dos pequeñas manitas no estaban acostumbradas a ello, y aún más después de lo ocurrido el día anterior.

-Ayer escuché que le prometiste a esa niña...Bella que almorzarías con ella y su padre-Su padre le dijo mientras estaba a su lado supervisándolo.

-Um, sobre eso...-Le molestaba recordar aquello, si le había prometido a la castaña almorzar juntos, pero eso fue antes de saber quién era.

-Hoy iras allí- Ordeno el pelinegro, el estar encerrado no le vendría bien al pelirrojo temía que se volviera un niño demasiado tímido y solitario con el tiempo.

Al escuchar eso la flecha del pelirrojo se desvió por completo, ni siquiera se acercó a la diana. Quería objetar, pero su padre ni siquiera le dio tiempo.

Y esa era la razón por la que ahora se encontraba sentado en la fuente de la plaza sin saber qué hacer.

Quería ir a la biblioteca, su difunta madre le había enseñado a leer y escribir, así que en referencia a eso no había problema, pero probablemente se encontraría a Bella ahí, y eso es lo que más quería evitar. En cuanto al pequeño hámster, estaría en su hogar este día entero así que era un problema menos.

- ¡Hey! espera-Escucho el grito de una niña\, pero al levantar el rostro para ver a la responsable de aquello solo sintió una cosa peluda lanzarlo al agua.

- Pero ¿qué...? -Cuando salió del agua y recupero el aliento\, aún no tenía idea de que lo había lanzado.

-Oh mi querido Toby, mírate estás todo mojado-El bermejo busco a la dueña de esa voz.

Resulta que era una niña rubia de ojos verdes que sostenía a un cachorro marrón en sus brazos. Espera ese cachorro era el que lo había lanzado a la fuente.

-Por lo menos podrías disculparte-Furioso le grito aquello a la rubia.

-Hey, no le hables así a Laurette-Se le acercó corriendo una cobriza de ojos azules, mientras le apuntaba con el dedo, le dio una mueca de desprecio.

-Cálmate Paulette-Una pequeña rubia de ojos grises le tomo el brazo, intentando apaciguarla.

-Pero Claudette ¿Cómo se atreve ese niño a hablarme así? Además, él tuvo la culpa de que mi Toby este así-Se quejó la dueña del cachorro con un tono demasiado irritante para el pelirrojo.

- ¿Qué yo tuve la culpa? -Exclamo él indignado-Si tú eres la dueña de ese perro\, si él se escapó y me tiro al agua es tu culpa.

-Eres tan...tan grosero-Se quejó Paulette- ¡Ya se! Le diré a papá que se encargue de este niño salvaje.

- ¡¿Salvaje yo?! Si claro entonces dime\, ¡¿quién fue la maleducada que ni siquiera se disculpó porque ahora yo esté empapado?!- Se levantó de un salto del agua\, estas mocosas de verdad le estaban colmando la paciencia.

-Sí, es el perro de ella, pero tú también estás siendo muy descortés-La rubia llamada Claudette lo miro con desaprobación.

-Estoy seguro ustedes tres deben estar completamente locas para acusarme de algo en lo que yo no hice absolutamente nada-Se burló de ellas mientras les daba una sonrisa.

-Tú...tú eres la persona más grosera que he conocido-Lloriqueo Claudette.

-Si te odio-Declaro Laurette con la cara roja de ira, sostuvo a su cachorro y dio media vuelta alejándose de él.

-Esto no se quedará así-Paulette declaró lanzándole una mirada amenazante, dio media vuelta y junto a la otra rubia siguieron a su amiga.

A nuestro villano solo le dio un poco de gracia esas como esas tres se habían comportado, sin duda la primera impresión en ellas no había sido nada bueno, en sus memorias no había nada de ellas, así que dedujo que era la primera vez que se veían y claro que no resulto nada bien.

El comportamiento de esas niñas había sido bastante altivó y por su ropa estaba casi seguro que eran de alguna familia adinerada.

- ¿Gastón? -La voz de Remi lo saco de sus pensamientos- ¿Qué te sucedió? -Cuestiono el castaño bastante asombrado de ver en tal estado a su amigo.

-Unas niñas tontas, eso es lo que sucedió-Suspiro frustrado, ya era un dolor de cabeza solo recordarlo.

- ¿Niñas? ¿Quiénes? -Al niño le parecía extraño aquello.

- ¿Cómo se llamaban? Ah\, sí\, creo que eran Paulette\, Claude...-El castaño lo interrumpió al oír aquello.

-Oh no, fueron ellas, esas tres se acaban de mudar desde parís por la pandemia, las tres son hijas de familias con mucho dinero y escuché que sus familias siempre han sido cercanas, dicen que son grandes amigas-El rostro de Remi palideció de solo pensar que el pelirrojo había desatado la ira de esas tres.

-Las llaman las Bimbettes-Al escuchar aquello Gastón se sorprendió. ¿Aquello podía ser posible? En la historia las Bimbettes eran tres chicas que lo amaban, incluso soñaban con casarse con él. ¿En verdad eran ellas?

- ¿Estás seguro que hablamos de las mismas? -Cuestiono dudoso\, si era cierto aquello era una gran ventaja para él\, sin sus fangils se alteraría la trama de la historia.

-Completamente, sus nombres son Paulette, Claudette y Laurette-Remi solo pudo ver a su pobre amigo perdido en sus pensamientos, apuesto a que el pobre estaba aterrorizado. Pero si Gastón lo había ayudado, él también podría hacer lo mismo por el amable pelirrojo. Sí, eso haría, encontraría la forma de que las Bimbettes lo perdonaran, y así Gastón le agradecería mucho, y serian mejores amigos por siempre.

-Bien esta decido-Exclamo orgulloso el castaño solo así logrando regresar la atención de nuestro villano hacia él- Á plus tard-Se despidió y sin más se alejó corriendo.

Gastón se quedó parado frente a la fuente aun sin saber bien que había pasado con Remi, pero decidió no darle importancia, así eran los infantes algunas veces parecían estar en su propio mundo.

-Hola Gastón-Esa sola frase fue capaz de ponerle la piel de gallina.

-Hola Bella-Devolvió el saludo sin saber qué hacer, estaba tan asustado de verla aquí, que incluso mover sus pies del suelo era un reto para él.

-Estas todo mojado, ven en casa te podrás secar y luego almorzaremos-La protagonista tomo su brazo y lo halo hasta llegar a su casa.

Tiritando de frio y miedo fue arrastrado a la cabaña de la pequeña.

-Papá, ya estamos aquí- Anuncio la pequeña al entrar.

-Me alegra oír eso y veo que esta vez trajiste compañía-La voz de hombre castaño le llamo la atención, si bien había visto su personaje en la vejez le daba curiosidad ver cómo era ahora.

El hombre castaño se retiró los lentes dejándolos sobre su escritorio dispuesto a saludar a su pequeño invitado.

-Un gusto conocerte muchacho mi nombre es Maurice-Saludo, y era bastante sorprendente lo que la edad podía hacerles a las personas, puesto que el hombre ante sus ojos era bastante apuesto, claro no tanto como su padre, pero no se acercaba en nada al viejecillo en la historia.

-Lo mismo digo señor, yo soy Gastón-Se presentó, aunque en realidad estar en esa casa con ellos era una pesadilla para él, intento guardar la compostura.

-Sí, Bella me ha hablado de ti, pero antes de almorzar deberías secarte, ven te daré unas toallas-Maurice lo guio hasta el pequeño baño y le entrego un par de toallas.

Una vez solo, simplemente se dejó caer en el suelo, ¿Quién lo diría? Intentando evitarlos y ahora simplemente estaba en la casa del enemigo.

Este almuerzo más bien sería una tortura, y sin saberlo un pequeño castaño estaba ideando un plan a sus espaldas ¡¿acaso esto podía ser peor?!

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