Cada noche las lágrimas manchaban su almohada,
recordando, sintiendo su pasado en otro mundo,
que solo llegan a él de forma borrosa y fragmentada,
las voces en sus sueños, las dulces palabras ¿puede volver a escucharlas?
Él, se siente como un extraño en este lugar,
¿Podría ser adecuado...permitirte el lujo de ser feliz?
¿aún si eso significa dañar a los demás?
¿Podrá algún día dejar todo atrás? y solo...perdonar.
✽◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈✽
La mañana siguiente el clima frío llego, la espesa niebla interfirió al inicio del entrenamiento con arco de Gastón, para su sorpresa no estaba tan cansado como el día anterior, o al menos no físicamente, si habría que aclarar que fue toda una tortura mental pasar parte del día anterior en casa de nada más y nada menos de la protagonista.
Procuro actuar de la forma más natural posible, pero aún el ligero temblor en sus manos lo molestaba, era un reflejo suyo cuando tenía miedo, por ello profirió mantener sus manos bajo la mesa el mayor tiempo posible, en fin, que para el final del almuerzo solo había comido dos galletas y su taza de tema estaba a la mitad.
Por lo menos la mitad de este día pudo estar tranquilo, si era preferible tomar las lecciones con su padre a meterse en problemas por esas pequeñas pulgas.
Aunque tal vez había hablado demasiado pronto, puesto que Remi llego a su casa luego de eso, alegando que lo necesitaba y que era algo "urgente".
Por su tono de voz el pelirrojo de inmediato lo siguió, ni siquiera pudo dejar su equipo de entrenamiento, había corrido todo el camino con su carcaj* y su arco. Grande fue su sorpresa al encontrarse ahora frente a lo que parecía ser una nueva boutique.
Los tonos blancos y rosa pastel la hacen resaltar bastante, añadiendo a eso los vidrios pulcros, estantes llenos de telas que se podían ver desde el aparador que mostraba el nombre del lugar "beauté naturelle", eso y sus muchas clientas adentro, le aseguraban ser un lugar bastante popular a pesar de la reciente apertura.
Remi le indico que esperara afuera un momento, el niño entro a la tienda le susurro algo a uno de los empleados a lo que este pareció dar una corta frase y asentir, yendo al interior de la tienda, el castaño regreso saltando de alegría al lado de su amigo.
-Entonces... ¿Qué estamos esperando exactamente? -La paciencia no era uno de sus puntos fuertes, ya llevaban más de 10 minutos esperando frente a la puerta
-Pues verás ¿recuerdas a las Bimbettes? Bueno pues investigué y resulta que el papá de Claudette es un comerciante de telas, el de Laurette un diseñador bastante bueno, y el de Paulette maneja esta boutique, así que las tres siempre han sido inseparables porque los negocios de su familia están muy conectados, recuerdo que me dijiste que ayer las habías ofendido así que decidí...-Fue interrumpido por el sonido de la campanilla proveniente la boutique.
-Oh, así que en realidad ¡si viniste! -La aguda voz de esa rubia de ojos verdes, lo hizo voltear a su dirección.
-A decir verdad, me sorprende bastante- Claudette se les acerco a pasos lentos.
-Hum, bueno al menos tiene la decencia de disculparse-Se burló Paulette con el cachorro de ayer en sus brazos mirándolo de arriba a abajo de forma despectiva.
- ¿Qué? ¿Remi que sucede aquí? -Le exigió Gastón a su acompañante.
-Bueno, ayer hablé con ellas. Les prometí que hoy tú cuidarías, pasearías y le darías un baño a Toby en compensación por lo de ayer- Cada palabra que salía de la boca del chico le parecía una completa locura, ¡DIOS, él es quien merece una disculpa! No esas niñas odiosas.
-Pero ¿qué estás diciendo? - Grito, su expresión llena de ira hizo a Remi saltar en su lugar del susto.
-Oh, los pueblerinos como siempre gritando igual que cabras- Laurette dio una risilla burlona, deleitándose con la expresión de agravió de aquel grosero pelirrojo.
- ¿No se mordió la lengua señorita? -Contraataco al recordar a la niña gritando en medio de la plaza el día anterior.
-Bonne après-midi Gastón y Remi- La vocecilla del pequeño hámster logro capturar la atención de todos.
El azabache se sintió de inmediato incómodo, había pasado todo el día anterior pensando en la manera adecuada de agradecer a su príncipe rojo, recordando su amabilidad solo se sintió aún más avergonzado, daría lo mejor para expresar su gratitud. Puesto que como lo dijo él, sus abuelos estaban verdaderamente preocupados cuando recibieron la noticia de su herida, fueron de inmediato al centro médico, al verlos no puedo evitar volver a llorar y abrazarlos, regresando sus abuelos se disculparon con él por no haberle prestado atención luego de la muerte de sus padres. Ellos habían fallecido debido a la caída de su carruaje camino a regresar a su hogar a tiempo para su cumpleaños, así que siempre se había culpado de ese hecho.
Sin embargo, sus abuelos le aseguraron que aquello no fue su culpa. Solo cuando le dijeron eso pudo después de tantos meses respirar en paz.
También les contó lo que había ocurrido a sus abuelos, ellos estuvieron de acuerdo en agradecer a Gastón y esta mañana se levantó temprano junto a sus abuelos para prepararle un pastel de moras. Aunque debido a que no conocía la dirección de la casa del pelirrojo fue una verdadera suerte encontrarlo ahora.
-Oh, hola LeFou-La expresión tensa de nuestro villano se relajó un segundo, claro hasta volver a escuchar los comentarios despiadados de las tres chicas sobre el hámster.
-Oh, pero si es un pequeño cerdito, debes ser amigo del salvaje ¿verdad? -Se burló una de ellas mientras las demás afirmaban aquello entre risas.
-Discúlpate por lo que acabas de decir-Gastón se acercó a las chicas intentando controlar su ira apretando sus puños.
-Pero si eso es lo que son, ¡ah! Claro olvidé al pequeño pueblerino de allá-Paulette señalo a Remi. En este punto a pesar de que eran solo infantes no se pudo controlar no sabía si había sido por este cuerpo, pero se acercó a la chica y le halo del brazo con fuerza, la chica del susto dejo caer al animal de sus brazos.
-Discúlpate-Le lanzo una mirada llena de odio a la cobriza, esta dudo por un momento de hacerlo, pero su orgullo no se lo permitió ¿Por qué ella se tendría que disculpar?
-Um Gastón creo que...que mejor deberíamos irnos-El azabache se acercó unos pasos para intentar apaciguar al bermejo.
El olor del pastel recién horneado de pronto les llego a todos, sí, claro que también al cachorro, que sin dudarlo comenzó a ladrar en dirección al pequeño bollo, este asustado sin saber que hacer retrocedió unos pasos, esa acción fue suficiente para que el animal corriera en su dirección y el azabache sin pensarlo dos veces corrió sintiendo tanto miedo que ni siquiera estaba seguro de a donde se dirigía.
-Espera. Hey, pequeño bollo no corras-Grito en vano sin conseguir la atención del hámster.
-Toby, regresa aquí-Laurette grito realmente preocupada.
-Tenemos que seguirlos. Vamos-Ordeno nuestro villano, y de inmediato los 5 estaban emprendiendo una carrera para alcanzarlos.
Esperaba que el pequeño bollo se encuentre bien, apenas se había recuperado de su lesión y ahora ya se encontraba corriendo un maratón.
(Carcaj* Bolsa o caja en forma de tubo que se empleaba para llevar flechas; se llevaba colgada del hombro.)
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