『Capítulo 12 』┉ Linternas de papel ┉

Astro magnificente, estrella mía ¿cumplirás mi deseo?

tú que has presenciado las más hermosas escenas,

pero también los lados más oscuros de las bestias,

viste criaturas vivas convertirse en algo etéreo.

A las sombras de la noche velaste por los sueños,

¿cuidarás los míos, aunque no lo merezca?

¿Te llevarás mi gran dolor? Cuando amanezca,

por favor ayúdame a superar este duelo.

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Fueron de lugar en lugar buscando las linternas más bonitas y ¡vaya! Que fue algo difícil, puesto que las expectativas de cada pulguita debían ser llenadas.

Para este punto ya casi todos tenían sus lámparas excepto LeFou, Laurette había escogido una de papel morado con un diseño de estrellas, Claudette eligió una rosa con un gatito al centro, Laurette una azul con un cisne pintado extendiendo sus alas, Remi acababa de comprar la suya, era una linterna verde con un león, Bella por su parte compro una amarilla con florecitas y nuestro villano tomo una blanca con un dragón chino pintado de rojo.

-Bien ahora ¿Dónde hay más linternas? - Cuestiono Remi llevándose un dulce a la boca.

-Me parece que más adelante, no se preocupen aún falta tiempo para el anochecer-Bella a su lado hablo, a pesar de que al inicio a Remi no le agradaba ahora su presencia no le incomodaba, la niña era bastante amable y trataba a todos con cariño.

Juntos siguieron caminando buscando la linterna perfecta para el azabache, hasta que este divisó una muy bonita, color beige con grabados de claveles blancos cuyos pétalos parecían salpicados con rojo, dándole un aspecto muy real.

Se acercó lleno de emoción al vendedor, para preguntar por su precio, pero lo único que obtuvo fue "estas linternas no están a la venta, se deben ganar en un juego de tiro con arco" lo cual solo pudo bajar su ánimo.

- ¿Qué sucede? ¿Te gusto alguna de estas? -Gastón señalo las hileras de lámparas que colgaban relucientes entre las luces.

Suspirando solo pudo explicarle lo que aquel hombre le había dicho.

-Bien ¿Cuál te gusto? intentaré conseguirla, aunque no te prometo nada- Había escuchado que su príncipe rojo tenía entrenamiento de arco, pero en realidad nunca lo vio practicando, esto porque el bermejo lo corría de inmediato alegando que con su presencia no podría concentrarse, la única muestra de sus habilidades había sido la vez del oso, pero aquello no había resultado muy bien.

La lámpara que le gustaba estaba en la sexta hilera, cada una representaba los puntos que tenía que obtener siendo el máximo de diez, de verdad quería esa lámpara, pero cualquier cosa que viniera del pelirrojo era genial para él.

Dudando le indico una lámpara de la primera fila, no era tan bonita como la otra, pero para ella solo necesitaba darle en la diana.

- ¿Seguro? Creo que hace rato estabas mirado esa de allá-Gastón en efecto le indico la que quería.

-Pero...pero esta también es linda-Apartando la mirada de la suya volvió a indicarle la linterna de la fila más abajo.

-Bien, veremos qué puedo hacer-Tomo unas monedas de su bolsillo y pago un juego.

Tomo el arco y la flecha que el hombre le dio.

LeFou solo podía ver maravillado el porte del pelirrojo enfocándose en los ojos azules de este, que solo miraban la diana, apretó sus manitas deseando que Gastón lo consiguiera.

El grupo de conejitos estaba realmente interesado en ver el resultado del juego, esperando que el esfuerzo de Gastón en estos meses diera frutos.

Para sorpresa de todos, si, hasta del mismo Gastón la flecha dio en el aro señalado con seis puntos. El dueño del puesto le dio la lámpara de claveles a Gastón.

-Aquí tienes-El pelirrojo le paso la lámpara a LeFou, quien aun sin creerlo le agradeció.

"No puede ser, él me lo regalo" pensó el azabache emocionado, con su corazón latiendo muy rápido y sus mejillitas sonrojadas siguió a todos al centro de la aldea.

Cuando llegaron ya había anochecido, y todos se preparaban para comenzar a lanzar sus linternas, compraron una vela y papeles de los puestos cercanos, cada uno escribió su deseo en él y lo coloco en su linterna.

Todos ellos lo hicieron con la ilusión de que pronto se cumpliera, nuestro villano miro el papelito en blanco en sus manos, era algo tonto, él lo sabía, pero por intentarlo no perdía nada ¿verdad? Tomo el papel y en él escribió "quisiera volver a casa" su hogar, lo extrañaba tanto, aún no se sentía cómodo en este mundo de cuento ni con estos personajes a su alrededor, si, le parecían lindos, a veces tiernos e incluso otras desesperantes, pero para el no eran más que eso, personajes que llegarían al final de la trama a diferencia de él, eran seres que ya tenían una personalidad y un destino que perseguir, él no es como ellos.

Doblo el papelito y lo metió en la lámpara, junto a los conejitos él fue encendiendo cada linterna uno por uno la dejaba ir sin despegar su mirada de ella.

Disfrutaron un rato más de la vista, la plaza estaba llena y en cierto momento la gente empezó a apretujarse buscando espacio.

Cuando las linternas de cada uno fueron casi indistinguibles en el cielo decidieron regresar a sus hogares.

Gastón junto a todos y fue pasando lista en su mente uno por uno, hasta que llegó el turno de Paulette, que no estaba a su vista.

- ¿Paulette? ¿Dónde está? - Les pregunto\, pero ninguno de los conejitos supo darle una respuesta\, la habían visto lanzar su linterna\, luego de eso\, nada.

Las personas se dispersaban del centro, excepto aquellos que se quedarían al baile nocturno, de nuevo la música llego a los oídos de todos, pero esta vez la melodía alegre no hacía más que poner de nervios al pelirrojo. ¿Dónde podía estar esa niña? El busco y llamo por los alrededores, pero parecía que se había esfumado.

Se sentía como una mamá pato buscando a su patito perdido, arrastrando a todos los demás de un lado a otro buscando la bimbette faltante.

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