-VII-

Escuchó el sonido de fondo del agua romper contra las rocas. También oía las gaviotas chillar.

Desperezandose e incorporándose se dio cuenta que ya no estaba en la entrada de la cueva hasta donde arrastró al humano dragón sino que había vuelto a la otra gruta.

Se percató que estaba sentado sobre una especie de lecho improvisado hecho de hojas y pieles y a un lado de éste descubrió al extraño animalillo enroscado y aún dormido.

Del dragón humano no había señales por ningún lado.

Algo temeroso pero más calmado que la noche antes, se puso en pie. Valiéndose de sus manos y tirándose de la corta camisa, echó a andar hacia la salida de la cueva.

Llegando a ésta, se asomó como con precaución...

Y entonces fue cuando le vio.

Allí, con un simple pantalón remangado hasta las rodillas y que se veía cómodo, vio al moreno.

Con cuidado, Ástin trató de bajar hasta donde éste se encontraba. Procurando que el blusón no se le volara a causa de la brisa marina y le dejara al descubierto todas sus intimidades, Ástin lo consiguió mantener sujeto con una mano mientras que con la otra intentaba equilibrar su cuerpo para no caer por el complicado caminito que llevaba hasta el azabache.

Draknar, en alerta siempre, oyó al chico caminar y giró la cabeza para verle.

-Gracias, no...ya puedo yo, no te apresures por ayudarme...¡EEE...!- Ástin quiso pinchar a Draknar pero como alzó por unos segundos la vista de por donde ponía los pies, fue en ese instante que echó mal el paso y empezó a deslizarse hacia abajo.

Por suerte, algo lo frenó. O más bien sería decir alguien.

Obviamente, al verse caer camino abajo, Ástin extendió los brazos hacia delante y cerró los ojos, por si de ésta manera al darse el más que seguro golpe, no le doliera tanto.

Pero...no llegó ningún golpe. Al menos no contra la arena o las piedras. Fue más bien contra algo que le rodeó por la cintura y lo sujetó con firmeza evitando su caída.

Ástin, abriendo poco a poco los ojos, lo primero con los que se topó fue con un ancho pecho desnudo y bronceado.

Tragando saliva, comenzó a levantar la cabeza para al hacerlo por completo poder ver el rostro del moreno quien le miraba fijamente.

-Veo que te gusta el peligro- dijo el azabache sin soltarle de la cintura y sin apartar los ojos de él.

-Y yo veo que te gusta mucho...¿Tocarme?- desdeñó Ástin clavando sus orbes gris perla en los azules del más alto y de mayor edad.

-Si no te tocara ahora mismo estarías sobre la arena y probablemente bastante adolorido- rezongó burlón Draknar.

Ástin le lanzó una mirada fulminante. El moreno mayor, a pesar de darse cuenta de cómo le miró, le ayudó a llegar hasta la firmeza del terreno y lo soltó.

-¿Tienes hambre?- se interesó caminando de nuevo hacia donde Ástin lo había visto.

-La verdad, sí- respondió el chico.

-Bien, si no me molestas ni haces ruido, podré pescar unos cuantos peces para almorzar-

-Bien- aceptó Ástin y buscó algún lugar para sentarse.

Ïgra no tardó en reunirse con ambos al verse solo en la cueva.

El animal se mantenía lo más cercano a Ástin mientras Draknar sacaba pez tras pez.

Al cabo de una media hora, había logrado pescar casi diez peces y de muy buen tamaño.

Él fue el encargado tanto de llevarlos hasta la cueva como de limpiarlos.

Hizo que Ástin sufriera un severo cuadro de pánico cuando usó su fuego interno para prender una hoguera y así poder cocinar los pescados.

Ïgra también se unió al almuerzo por lo que los tres, en compañía, comieron.

-¿Piensas tenerme secuestrado por mucho tiempo?- inició una conversación Ástin tras haber almorzado.

Draknar terminaba de comerse el último pescado para dejando la raspa a un lado limpiarse las manos, encoger una pierna y descansar un brazo sobre la rodilla de ésta.

-No te tengo secuestrado- contestó.

-Pues devuélveme a mi casa- espetó Ástin.

Draknar dio un resoplido.

-Vendrán a por ti- apuntó.

-¿Qué más te da llevarme tú? Tú me raptaste así que veo lógico que tú me devuelvas-

-Yo no pedí un virgen- escupió Draknar -La culpa fue toda vuestra por hacer el "Llamado"-

Ástin frunció el ceño.

-Se suponía que no había más dragones- restalló un tanto molesto.

Draknar le miró seriamente.

-Eso fue lo que seguramente creyó ese...- no quiso terminar la frase por lo que dejándola en el aire se levantó tras haber reunido todos los restos de la comida.

Ástin, curioso por lo que no terminó de decir, le imitó y se puso en pie.

-¿Quién?- inquirió siguiéndole.

-No te interesa- respondió de mala manera Draknar.

-Pues no haber dicho nada- reprochó Ástin -Así que ahora acaba la frase-

-No tengo porqué hacerte caso-

Draknar volcó las raspas de los peces del almuerzo por el acantilado de la entrada de la cueva.

-Pues no haber mencionado nada porque ahora yo quiero saber de quién hablas o a quien te refie...-

-NO ES DE TU INCUMBENCIA- rugió Draknar encarando al chico y mostrándole sus orbes dorados además de sus colmillos.

Ástin dio un paso hacia atrás, un pelín asustado.

-Pa-para qué...para qué se supone que...me quieres aquí- quiso saber.

-En realidad no te quiero para nada- ladró Draknar -Te he dicho que la culpa fue toda vuestra- avanzando hacia él, Draknar se calmó y recuperó sus rasgos humanos -Me he mantenido aquí oculto, sin necesidad de convertirme en lo que soy y no meterme en líos por ser lo que soy...¡Y se os ocurrió a ti y a los...imbéciles de tu pueblo en hacer el..."llamado"?- recriminó.

-Ya te he dicho que creíamos que no quedaban dragones- repitió su respuesta Ástin.

Draknar bajó la mirada para nuevamente volver a alzarla y mirarle a los ojos.

-Tranquilo, cuando vengan a por ti estoy seguro que también lo harán por mí y es muy posible que entonces se cumpla lo de que dejen de existir los dragones- repuso.

-Si no me haces daño y vinieran a por mí, ten por seguro que no dejaría que te hicieran daño- apuntó Ástin.

Draknar soltó una carcajada un tanto falsa.

-Si hicieras eso, entonces a lo mejor también te podrían hacer lo...- Draknar volvió a quedarse en silencio.

-¿Lo qué?- Ástin avanzó hacia él -¿Qué ibas a decir?-

-No creo que debiera contártelo-

-Pues en ese caso tampoco deberías haberlo mencionado-

Draknar acortó aún más la distancia entre ellos.

-¿Y si no me crees?- inquirió -¿Y si te lo cuento y no crees ni una palabra de lo que te diga?-

Ástin se cruzó de brazos.

-Prueba- repuso.

El azabache tragó saliva un par de veces. Llegando ante el chico, se le plantó delante y se colocó en jarras.

Ástin tragó saliva con dificultad al ver que ese joven hombre le superaba en una cabeza de altura.

No se había dado cuenta hasta ahora que lo tenía bien cerquita y tuvo que levantar la cabeza para poder verle a la cara mejor.

-Por...por favor, cuéntamelo- cambió su modo de pedirle que le contara lo que fuera que callaba.

Draknar movió la cabeza en sentido afirmativo. Señalándole hacia el interior de la cueva, hizo a Ástin que se adentrara para él seguirle de cerca.

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Anonymus

Anonymus

Cuanta a sufrido el pobre Dragnar solito🥹🥹

2024-06-23

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