-XVI-

Se despertó a causa de sentir frío y no percibir el cuerpo del otro a su lado.

Incorporándose, Ástin buscó al mayor con la mirada.

-¿Draknar?- llamó a éste pero no obtuvo respuesta.

Agarrando la piel que habían usado como manta se puso en pie mientras se la echó por encima de los hombros y se cubrió con ella.

-¿Drak, estás aquí?- siguió llamándole al mismo tiempo que caminaba hacia la salida de la cueva -¿Draknar dónde es...-

No terminó la pregunta pues al salir descubrió al azabache frente a él, de espaldas y aún desnudo.

Había dejado de llover y el sol empezaba a asomar a lo lejos.

-¿Drak?-

Draknar giró la cabeza viendo al chico junto a la entrada y tapado con la piel todo cuanto podía.

-Vas...vas a coger frío si...si no te pones algo- repuso Ástin un tanto turbado aún después de conocer mucho más que bien cada parte del cuerpo de éste. No lo dejaron en una sola vez sino que tanto les gustó y fascinó a ambos que volvieron a repetir.

-No te preocupes- dijo Draknar dándose la vuelta y acercándose a él -Yo no me enfermo- añadió para sujetándole por ambos lados del rostro acunarlo entre sus manos -Pero tú sí que te puedes enfermar. ¿Por qué no has seguido durmiendo?-

-Porque... tenía frío y no te vi- respondió el chico.

Draknar acarició sus mejillas usando sus pulgares. Despacio aproximó su boca a la del menor para con toda la dulzura del mundo, depositar un tierno beso en sus labios.

Ástin, perdiendo la fuerza en sus manos, acabó por soltar la piel que lo cubría la cual cayó a sus pies.

Draknar soltó la cara del joven para de inmediato rodearlo con los brazos por la cintura y aproximarselo hacia él. Así lo resguardaría del frescor de la mañana.

Ástin, sin negarse a sentir piel contra piel, elevó las manos hasta el cuello del moreno mayor el cual rodeó con ellas a la vez que ladeaba la cabeza para así darle mejor acceso a su boca y recibir mejor sus besos.

En tan solo unas horas, los dos habían aprendido, no solo a conocer lo que era hacer el amor, sino que de simplemente presionar sus labios entre sí, ahora se habían convertido en expertos en besar.

Muy lentamente, tanto uno como el otro, fueron retirando sus bocas de la del contrario pero continuaron abrazados entre ellos.

-Me gustaría mostrarte algo- dijo Draknar presionandose aún más contra sí al chico.

Ástin pudo notar aquella parte de la anatomía del mayor aplastarse un poco más arriba de su sexo.

-Mmm, creo...creo que ya me estás haciendo una muy buena..."demostración"- suspiró, picarón.

Draknar dejó oír una risa para en el acto depositar un beso en la frente del joven.

-No. Eso que notas no es a lo que me refiero- musitó.

Ástin alzó la vista para poder mirarle a los ojos.

-Jum, vaya- se quejó sacando morritos.

Otra carcajada brotó de la garganta del moreno mayor al ver la mueca de malestar en el menor.

-No te enfades. Hay más cosas aparte de...hacer el amor- repuso Draknar deslizando sus manos hacia el desnudo trasero de Ástin.

-Ya lo sé pero...a mí me gusta mucho hacer el amor- apuntó Ástin golpeando tentadoramente con su sexo el del azabache.

-Para Ástin- medio mandó medio pidió Draknar sujetándole por los glúteos y estrujandolos un poquitín. Tal acción provocó en Ástin que diera un jadeo más que placentero para después cerrar aún más sus brazos en torno al cuello de Draknar.

Se mantenía sobre las puntas de sus pies debido a la altura de Draknar cuando de súbito, Ástin dio un gritito de sorpresa al notar como Draknar lo empujó por el trasero hacia arriba y se lo aposentó sobre sí.

-Me gustaría que vinieras conmigo- continuó hablando.

-¿A dónde...-

-A que veas lo que yo veo...cuando dejo de ser humano- respondió.

Ástin abrió los ojos como platos.

-Pe-pero yo...estoy desnudo y...-

-Eso no importa. Nadie te verá. Excepto yo- ronroneó Draknar arrimando aún más su boca a la suya -¿Qué dices, quieres venir conmigo?-

Cerrando sus piernas alrededor de la cintura del moreno mayor y sus brazos a su cuello, Ástin sonrió.

-Sí. Claro que quiero-

En cuanto Draknar oyó su respuesta afirmativa no se lo pensó. Con él en peso se giró, caminó hacia el filo de la roca y saltó al vacío.

Un grito retumbó por todo el lugar.

Segundos después, Ástin, con los ojos cerrados permanecía sobre el lomo negro del gigantesco escuálido que previamente hubiera sido Draknar. Éste, girando su largo cuello hacia el joven tembloroso y que tenía los ojos cerrados, hizo un ruido con la garganta emulando una risotada. Luego arrimó su hocico a la cara del chico. Mimoso y con cuidado, le obsequió con un par de golpecitos, logrando así que Ástin moviera la cabeza y la levantara.

Ojiplatico, miró fijamente el rostro alargado y de morro afilado que tenía delante.

Las dos bolas doradas que poseía el animal por ojos, se clavaban en los suyos, no perdiéndolo de vista.

-¿Dra-Drak?-

El dragón asintió con su enorme cabezota al mismo tiempo que emitió una especie de sonido similar a un ronroneo.

-Por...por los dioses, me...me has hecho asustarme- recriminó Ástin.

Suavemente, el dragón volvió a aproximar su hocico a su cara y le otorgó una dulce caricia con él.

Ástin, olvidándose por completo que seguía sin ropa, se deslizó un poco más hacia su cuello, lo abrazó y presionó su mejilla contra la escamosa piel de la criatura.

De repente, el dragón, alzó el vuelo con el chico bien sujeto a su cuello.

Nunca imaginó que algún día él pudiera verse a lomos de una supuesta criatura peligrosa como decían que eran los dragones.

Ástin, más relajado, podía ver y disfrutar de las preciosas vistas que por doquier tenía.

Sentir el viento dándole en la cara, notarlo en todo su cuerpo, verse sin miedo encima de un dragón y además conocer en primera persona la manera de ver las cosas desde la perspectiva de uno de ellos le hizo sentir por una vez lo que realmente era ser libre.

El panorama que visionaba a lomos de Draknar era, sin lugar a dudas, el más increíble y maravilloso que jamás imaginó.

Aunque al principio comenzaran llevándose peor que el perro y el gato, ahora, Ástin, no concebía la idea de no volver a verlo ni estar con él.

Durante los días previos, había estado rogando porque fueran a buscarle hasta que conoció más y mejor a Draknar y su historia.

Ahora no deseaba irse de su lado.

Ahora solo quería quedarse con él.

Vivir junto a él.

Tener una familia con él.

Sin esperarlo, el dragón cambió el sentido y dirección para en picado, lanzarse rumbo hacia abajo.

Ástin, notando la gran velocidad que adquiría, tuvo que abrazarse firmemente a su cuello tanto con brazos como con las piernas.

Un cosquilleo intenso le apareció en su bajo vientre que empezó a extendersele por todo el cuerpo.

Presionando su rostro en la piel escamosa del escuálido cerró los ojos.

-¡Draknar, no vayas tan rápido por favo...-

No pudo acabar la frase pues sin más, tanto él como el dragón se sumergieron bajo las aguas.

Ástin creyó que acabaría ahogado al notar el agua cubrirle hasta más arriba de la cabeza pero...no fue así.

Con un veloz movimiento, emergió gracias a dos manos fuertes que lo sacaron a la superficie. Dos brazos vigorosos le rodearon por la cintura para después escuchar la voz del azabache decirle:

-Ya puedes abrir los ojos-

Ástin hizo lo dicho.

Maravillado observó y comprobó donde estaban.

Ambos, metidos en medio de una especie de lago no muy grande, permanecían casi a la mitad.

-¿Dónde...estamos en...-

-Seguimos en la isla pero en otra parte- contestó Draknar.

Soltando una mano de la cintura del chico, se ayudó con sus dedos para asirle del mentón y hacer que le mirara -Ahora puedo llevarte conmigo cada vez que quiera y que veas lo mismo que yo veo- repuso.

Ástin rió de júbilo. Inmediatamente le echó los brazos alrededor del cuello y logró encaramarsele encima.

-Y yo deseo que lo hagas- asintió.

A la vez, ambos se fundieron en un apasionado beso mientras permanecían inmóviles en medio de las aguas.

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Comments

Anonymus

Anonymus

Solo me.preoxupa, que al volar, ivar y su hermano en el barco pueden verlos y hacerle daño al dragoncito.

2024-06-23

1

Sol

Sol

noooo... si vuelan los van a ver... ahhhh

2023-05-21

4

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