Había pasado un buen rato desde que Ástin tuviera una discusión con el otro desconocido.
Finalmente terminó por ponerse un poco del ungüento que éste le dio pudiendo notar algo más de mejoría en su herida.
Más tranquilo, decidió buscar una forma para salir de aquel agujero.
Alzando la cabeza vio la oquedad que había en lo más alto y supuso que esa era la única salida.
-Perfecto, solo...tengo que lograr escalar hasta allá y saldré- se dijo sarcásticamente -Pero como no querían que me subiera a los árboles pues no sé si aún tendré la misma agilidad-
Dando un suspiro decidió probar suerte.
Agarrándose a los salientes que podía distinguir en la roca, se impulsó hacia arriba y comenzó su ascenso.
-Mmm, bueno, no...parece tan...difícil- refunfuñaba mientras iba subiendo.
En pocos minutos había conseguido llegar casi hasta la mitad de la pared de piedra. Debido al esfuerzo realizado, su rostro goteaba de sudor. Volvió a levantar la vista.
-Vamos As, ya casi llegas- se dio ánimos a seguir.
Con coraje, prosiguió su escalada en la cual se hería y arañaba las manos por culpa de los afilados salientes de la roca.
Casi llegando al final, aguantó la respiración, se apoyó con un pie en la piedra, extendió una mano y buscó agarrarse a otro saliente. Pero...no calculó bien y sus dedos resbalaron. No pudiendo recuperar la estabilidad se soltó de la otra mano y su cuerpo se inclinó hacia atrás. Prefirió cerrar los ojos para que el impacto no le doliera tanto como imaginaba cuando...
Una mano le sujetó por la ropa.
Ástin abrió los ojos topándose con los azules que solo había visto a través de la grieta de la pared de piedra.
-¿¿Qué pretendes??- increpó el otro sin soltarle la ropa.
Ástin se había quedado mudo al ver que el dueño de tales ojos era un joven mayor que él, de cabello negro y ondulado y piel tostada.
Sobraba decir que su primera impresión fue la de resultarle excesivamente atractivo pero también recordó lo maleducado que había sido con él por lo que apartó ese pensamiento de considerarlo guapo.
De un veloz movimiento, el azabache lo ayudó a salir haciéndole caer de culo a su lado.
-Auch- se quejó Ástin al sentir el golpe en su trasero.
-¿¿Por qué has tenido que salir??- increpó el otro poniéndose en pie y mirándole enfadado.
-¡¡Has dicho que no soy un rehén!!- encaró Ástin aún en el suelo.
-¡¡Ahí abajo estabas a salvo!!- recriminó el mayor alejándose de él.
-¿A...salvo?- preguntó confundido Ástin.
-¡¡De él!!- exclamó el moreno mayor.
Ástin se levantó entre quejidos y siseos.
-¿Hablas del...dragón?-
-¡¡Siiii!!- ladró el otro.
-Bueno, si...si me ayudas a lo mejor podemos matarlo y salir de aquí...-
-No puedes matarlo y tampoco puedes salir de aquí- escupió el pelinegro quien cruzó por su lado.
Ástin no se quedó en el sitio sino que fue tras él.
-¿Cómo que no puedo? Si...si me dices dónde está a lo mejor puedo y con tu ayuda más probabilidades hay de que...-
-Escuchame-
Ástin se detuvo en seco al verse encarado por el moreno y pudiendo comprobar que le sacaba una cabeza de altura.
-No puedes ni matarlo ni escapar de aquí- apuntó el mayor.
-No pienso quedarme aquí para siempre- espetó Ástin -Tengo que...yo voy a...casarme-
-Entonces que vengan a buscarte- decretó el azabache -Porque bien seguro que lo harán y así podrás casarte con ella-
Dándole la espalda, el joven de mayor edad retomó su camino.
-¿Ella? No. Yo no...verás no es una ella con quién voy a casarme sino con un él...-
Ástin le siguió pisándole los talones para nuevamente volver a sobresaltarse al verlo tan próximo y frente a él.
-¿Cómo?- inquirió el mayor.
Ástin tragó saliva.
-Yo...yo no...aunque me veas como un chico, yo...no soy como uno de ellos- respondió.
-Salta a la vista de que no- espetó el moreno mayor.
-¿Y cómo...tú...por qué estás aquí? Si dices que no te secuestró el dragón- indagó Ástin.
-No te importa- contestó de malos modos el otro.
-Oye, estoy siendo amable pero tú eres un maleducado conmigo- echó en cara Ástin.
El azabache rodó los ojos y volvió a darle la espalda.
-Eeh, no me ignores- exigió Ástin nuevamente echando a andar tras él.
-No has debido salir de donde estabas- siguió en sus trece el moreno y apretando los puños.
-¿Por qué no? ¿Qué me podría pasar? No veo rastro de ese...monstruo y...y tampoco parece que se encuentre aquí-
-No tienes ni idea- resopló el moreno sin detenerse en su camino.
-¿Él está aquí? ¿Lo has visto? ¿Dónde está?-
-Deja de preguntar y ser tan curioso- advirtió el otro.
-Tengo derecho a saberlo, ese bicho me raptó y me hirió, exijo saber si está en algún lugar de éste sitio si tú sabes dónde está quiero que me lo digas- medio mandó medio pidió Ástin siguiendo de cerca al joven.
-Está...está dormido. De momento- contestó el moreno.
-Ooh, bien, genial, eso me da una ventaja sobre él así que podrías ayudarme a escapar de aquí y...-
-¡¡No puedes escapar!!- exclamó fuera de sí el azabache a la vez que se giró hacia el chico.
Ástin, dando un paso atrás, procuró no mostrar su temor.
-Eso ya lo veremos- dijo.
-No intentes nada. El que esté durmiendo no quiere decir que no se entere si intentas escapar, así que te aconsejo que no hagas más tonterías. Espera y sé paciente y verás como tu futuro esposo vendrá a rescatarte-
-No soy una chica en apuros y aunque lo fuera, precisamente las chicas de mi pueblo son muy cabezonas y con muy mala leche- repuso Ástin.
-Desde luego...si son como tú, deben ser insoportables- se burló el azabache.
-Ja, mira quien habló. El sumum de la "amabilidad" y "cortesía" en persona- se mofó Ástin -Ni siquiera debería estar hablando contigo puesto que hace un ratito me has tratado como una boñiga de vaca-
-Te estaba ayudando y tú no ponías de tu parte- apremió el moreno acercándose hasta él.
-Me lo puse- respondió Ástin.
Retrocediendo, el otro varió su talante.
-¿Te encuentras mejor?- se interesó.
-Sí. Gracias por el ungüento- agradeció Ástin.
-Me alegro y creo que deberías volver allí abajo-
-No voy a bajar a ese agujero otra vez- escupió malhumorado Ástin.
-¡Es dónde estarás más seguro de él!!- volvió a encenderse el mayor.
-¿Seguro por qué?- siguió insistiendo Ástin.
-¡¡Porque tu sola presencia podría hacer que él despierte!!- se encolerizó el pelinegro.
-Ummm, no creo que eso sea...-
-NO HABLES SIN SABERRRRR- rugió el moreno desencajando la cara.
-NO ME GRITES DESALMADO- respondió con otra voz aún más fuerte Ástin.
Impetuosamente, el azabache no se contuvo. Acortando aún más la distancia entre ellos, agarró de un brazo al joven y le obligó a caminar hacia el agujero por donde había salido.
-¡¡No voy a bajar ahí otra vez!!- se negaba Ástin retorciéndose.
-Y yo no voy a permitir que por tu culpa, él se despierte- escupió el de melena.
De manera atrevida, Ástin no lo dudó y regaló un puntapié en la espinilla a éste haciendo así que se viera en la obligación de soltarlo. Acto seguido, Ástin echó a correr hacia quien sabe dónde para enseguida, el pelinegro ir tras él.
Pronto, Ástin alcanzó la entrada de donde estaban. Fijándose mejor pudo constatar que era una cueva pero no se paró para corroborarlo sino que salió al exterior.
Se detuvo en seco al ver que la cueva se situaba en lo más alto de aquel fino risco afilado. Miró hacia abajo y vio horrorizado la tremenda altura que lo separaba de tierra firme.
O más bien sería decir del mar y las rocas.
-Quedate quieto- oyó la voz del otro a sus espaldas.
Con cuidado, Ástin se fue dando la vuelta muy lentamente.
-¿Cómo...cómo bajas de...aquí?-
-Quedate quieto, por favor- pidió el moreno mirándole fijamente.
-N-no estoy tan loco como para...poner en juego mi vida- tartamudeó Ástin.
-Ven, por favor, ven aquí y aléjate del borde- pidió el mayor andando muy despacio hacia él y con una mano extendida y ofreciendosela.
Ástin asintió por lo que obediente también anduvo hacia él.
Poco a poco, ambos iban aproximándose el uno al otro cuando de repente...
Un extraño animal entre felino y cánido apareció por sorpresa ante Ástin.
Éste, al no esperarlo, dio un brinco hacia atrás junto con un grito. Pero no calculó bien la distancia y su pie resbaló. Ástin cayó por el risco profiriendo un fuerte chillido.
El azabache no se lo pensó ni por un segundo sino que también saltó al vacío.
-¿¿QUÉ ESTÁS...NINGUNO VA A SOBREVIVIR...- gritó Ástin notando como caía y viendo cara a cara al moreno.
Éste, estirando ambas manos, le mandó:
-¡¡AGÁRRATE!!-
Ástin, creyendo que aquel joven estaba peor que mal, ya no le importaba mucho hacerle caso. Ambos no tenían salvación.
-¡¡AGÁRRATE!!- volvió a ordenar el moreno.
Tratando de alcanzar sus manos, Ástin consiguió agarrarse a ellas.
Perplejo y sin salir de su asombro, vio cómo el joven de melena les hizo intercambiar los lugares para ahora ser él quien terminara de espaldas al mar y rocas y Ástin viendo cada vez más próxima la muerte de ambos.
-No...no quiero morir- sollozó.
De repente, ante sus ojos, presenció como el azabache empezó a expulsar fuego de su pecho. Luego de sus extremidades, después todo él parecía hecho de fuego. Hasta que finalmente lanzó un alarido y...su cuerpo se esfumó.
En su lugar, el mismo dragón que había secuestrado a Ástin, apareció.
-¡Por...por Frey, qué...-
El dragón emitió un atroz rugido para fijando sus ojos, ahora dos bolas doradas, en Ástin, batió las alas, se dio la vuelta y recibió al chico sobre su lomo.
Por mala fortuna, debido al impacto, el escuálido se desestabilizó un poco, aunque fue lo suficiente como para terminar estrellándose contra el mar.
Por suerte, al estar el agua serena, el cuerpo del dragón hizo el trabajo de una barcaza por lo que acabó en la orilla de la playa.
Ástin, levantando la cabeza, vio que el escuálido no se movía. Más asustado que otra cosa, se bajó de su lomo y decidió escapar pero el mismo animalito que le hizo caer se le apareció delante provocando que otra vez se asustara.
El extraño animal le gruñó y bufó además de señalarle hacia el dragón inconsciente.
Ástin giró la cabeza para mirarlo. Luego lo hizo al bichito aquel.
-No pienso ayudarle-
Otro gruñido esta vez algo más de regaño, salió de la boca del animal.
-¡Él me secuestró y encima se lo ha callado!- espetó Ástin entre molesto y enfadado.
De nuevo, el animalito le increpó en su idioma.
-No voy a ayudarle- decretó Ástin que cruzó a toda prisa por al lado del bichito aquel.
En cuanto le hubo pasado unos cuantos metros le escuchó gimotear lo cual le hizo detenerse.
Dándose la vuelta muy lentamente, miró al animal y después al dragón inmóvil. Tragando saliva dejó oír un suspiro y terminó diciendo:
-Está...está bien. Le ayudo-
El pequeño mamífero desconocido emitió un ruidito similar a una risa de alegría.
Ástin regresó junto al dragón inconsciente y pensó en cómo hacer para llevarlo a un sitio seguro y poder comprobar si estaba herido o no.
En el fondo le hubiera sido imposible abandonarlo.
Él no era así.
Aunque estuviera enfadado.
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Comments
MiriAm rojas
Se parece mucho a una película que ví, pero el protagonista era mujer, nada mas creo que se y llamaba yo soy dragón, creo que es rusa una muy linda película romántica.
es casi igual.
seguiré leyendo para ver qué tan parecida es por ahora es igual.
2022-10-23
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