Capítulo 17

Alana.

Ha pasado una semana desde que llegué a la universidad, ha sido un poco difícil acostumbrarme a mi nueva vida, pero estoy feliz, estar fuera de la mansión Romanov me da una sensación de libertad.

Voy subiendo las escaleras rumbo a mi dornitirio y mi celular suena, lo saco del bolsillo de mi chamarra, no hay que ser un genio para saber quién es, de hecho es la única persona que me llama, deslizo el dedo en la pantalla y lo llevo a mi oreja.

— Hoy te habías tardado. — digo rápidamente.

— Estaba ocupado con unos asuntos. — me responde Dimitri.— ¿Cómo te fue hoy?

— Bien, acabo de dar la última clase de la semana, ahora voy hacia el dormitorio, hoy tuve que despertarme un poco más temprano, así que ahora me voy a dar un baño y luego haré una siesta.

— Me parece bien, ¿Cómo va todo con tus compañeras de dormitorio?

— Hmm, bien supongo, Ariel es muy amable, aunque algo callada y tímida, con la otra chica, no sabría decirte, es decir, no hablamos para nada, es una engreída de lo peor se cree de mejor clase o yo que sé.

— Hmm, bueno es mejor así.

— Bueno, si es una criatura sobrenatural, lo mejor es que sí, ¿Podría ser peligrosa no?

— Así es.

— ¿ Y como te ha ido está semana con el sustituto?

— Bien, me ayuda bastante, pero jamás va a hacer lo mismo, tu sangre es mil veces mejor, haré todo lo posible por irte a ver el próximo fin de semana. — anuncia y sonrió.

— Bien, te esperaré. — la linea se mantiene en silencio por varios segundos y frunzo mi entrecejo.

— Alana, hablamos más tarde, Acaban de llegar unas personas que estaban esperando para una reunión.

— Okay. — digo mientras llego al dormitorio, cuelgo el teléfono y tomo el pomo de la puerta, no tiene seguro , así que la abro.

— Ya para y sal de la habitación — le dice Raquel aún chico que está de espaldas a mi.

— Lo siento, espero no interrumpir nada. — comento mientras entro al lugar, el chico se da la vuelta y me mira sonriente.

— ¡Oh eres tú chica! ¿Qué increíble sorpresa, ustedes comparten habitación. — es el chico que me ayudó a encontrar el salón mi primer día de clase, ¿ Cómo era su nombre? ! Ah sí, ya lo recuerdo!

— ¿Jhon cierto? — pregunto, el asiente.

— Así es, Alana. — responde.

— ¿De dónde se conocen? — cuestiona Raquel.

— El lunes nos tropezamos y el me indico dónde queda el salón de Literatura contemporánea. — le explico, ella asiente.

— En verdad nos conocemos de antes, pero veo que aún no lo recuerdas. — Comenta Jhon y ambas lo miramos extrañadas y curiosas.

— Fiesta de fin de año, niño rubio, escuálido que te invito a jugar uno. — comenta y justo en ese momento varias imágenes pasan por mi cabeza. — No hablamos mucho, tu madre vino y te llevo casi arrastras.

— ¡Sí, si, ya me acordé! — exclamó. — ¿Así que eres ese niño?

— Así es. — dice sonriente.

— Lamento no haberte reconocido, fue hace mucho tiempo y esa noche fue catastrófica para mí, no recuerdo mucho de ella. — comento un poco cabizbaja.

— ¿Así que es ella? — comenta Raquel, Jhon la mira y asiente.

¿De qué hablan?

Raquel me mira y frunce el entrecejo, luego da media vuelta.

— Como sea, sal del dormitorio, no quiero ganarme una sanción por tu culpa Jhon, yo hablaré más tarde con papá.

— Está bien, Alana, ojalá que pudiéramos volvernos a ver y charlar un rato más. — comenta y asiento, el sale de la habitación y miro a la chica tirada en la cama.

— ¿Ustedes son familiares?

— Si, somos primos.

— Ya veo.

Decido no preguntar más y procedo a hacer lo que tenía planeando.

— ¿Así que el chico que siempre visita a Raquel fue quien te ayudo a encontrar el salón esa vez, y además ya lo conozcas de antes? — pregunta Ariel mientras asiento.

— ¡Wow el mundo es un pañuelo definitivamente! — Exclama y asiento.

— ¿ Y es su primo? La verdad debo decir que creí que era su novio. — cometa ahora en voz baja.

— ¿ Por qué creías eso, acaso los has visto en elgo sospechoso? — pregunto curiosa.

— No, la verdad no, pero como en esta semana lo encontré como tres veces en la habitación. — dice y asiento.

— Ya veo, pero aunque sean primos, ¿No te parece raro que la visite constantemente?

— Por lo que me he dado cuenta a ella le molesta. — dice Ariel y asiento. — El chico es guapo, pero me causa una extraña sensación. — comenta y la miro extrañada. — Es la misma sensación que me causa Raquel y tú novio.

Ante aquello miro a la chica algo expectante.

— ¿A qué te refieres con eso? ¿Qué tipo de sensación?

— No sé cómo explicarlo, pero es como, un instinto, algo que me dice que debo de tener cuidado con ellos. — me explica, frunzo el entrecejo. — Sí sé que suena raro, pero así es como me siento con respecto a ellos.

¿Será que ella es una criatura sobrenatural? No, Dimitri me lo hubiera dicho, pero al parecer Ariel es capaz de sentir a los seres sobrenaturales.

Entonces, eso quiere decir que Jhon es un ser sobrenatural, y debe de ser de la misma especie que Raquel. ¿Qué serán?

— ¿En qué piensas? — me pregunta ella sacándome de mis pensamientos.

— Oh, en nada, solo recordé algo. — comento y sonrió. — ¿ Oye y no sientes nada raro viniendo de mi? — ella sonríe y mueve la cabeza de un lado a otro.

— Para nada.

Asiento y confirmó mis pensamientos, Ariel es como una especie de detector de Sobrenaturales.

Miro la hora en mi reloj y abro los ojos al ver que son las ocho de la noche, miro a todos lados en la biblioteca y noto que soy la aunica aquí, a excepción de Ariel, quien se desempeña como bibliotecaria de medio tiempo.

Cierro el libro que estoy leyendo y guardo mis pertenecía en mi bolso, camino a la recepción y le sonrió a Ariel.

— Se me fue el tiempo. — comento, ella asiente. — ¿Ya vas a cerrar cierto? — indago, ella asiente.

— En unos pocos minutos.

— Bueno, ¿Te parece si te espero y así nos vamos juntas? — pregunto.

— Sí, genial.

Después de quince minutos esperando a que ella inspeccione el lugar y pusiera algunos libros en su puesto, cierra la biblioteca y nos vamos hacia nuestro dormitorio.

— El campus de noche es muy solitario. — comento viendo que no hay ni un alma cerca. — ¿No crees que es muy peligroso? Deberías cerrar la biblioteca más temprano. — comento, ella asiente.

— He pensado hablar con el decano sobre eso, pero imagino que él ya lo sabe, después de todo van tres chicas que renuncian al puesto de bibliotecaria en el turno de la tarde, ahora sé por qué. — comenta.

— Bueno, hasta que puedas hablar con él y arreglar el asunto, pienso acompañarte, es muy peligroso que andes sola. — digo, ella sonríe.

— Gracias.

Caminamos por varios segundos en silencio hasta que al doblar una esquina, nos encontramos con un grupo de chicos, al parecer fumando cigarrillos.

— ¡Oh mierda! — #exclamo en voz baja, Ariel me toma del brazo y lo aprieta.

— ¿Quiénes jamás los había visto? — pregunta.

— Ni idea, ¿Entonces nunca te los habías encontrado? — pregunto y ella niega.

— ¡Pero mira lo que tenemos aquí! Dos hermosas y nuevas chicas. — exclama el que parece ser el líder, un chico de cabello oscuro, largo y ondulado, debe de tener al menos unos veinte uno o veinte dos años.

El se acerca a nosotros y cuando está cerca sus ojos se posan en Ariel, sus fosas nasales se dilatan un poco y luego sonríe con sorna.

— Valla, la diosa me ha enviado mi caramelo. — comenta y frunzo el entrecejo ante aquello.

— ¿ Cómo te llamas linda? — indaga estirando su mano y tomando un mechón de pelo de Ariel.

— A... Ariel.

— A-r-i-e-l. — dice despacio el nombre de mi compañera, la cual debo decir está temblando. — Me gusta, es corto, bonito. — musita para luego aspirar el mechon de cabello.

¡Oh Dios mío que miedo!

Ariel piensa lo mismo que yo pues me aprieta el brazo con fuerza.

— ¡Ey! ¿Noa qué haces? — alguien llama la atención del tipo y esté mira hacia su derecha, hago lo mismo y juto que siento un gran alivio al ver a Jhon a pocos metros de nosotras.

— Jhon, amigo, no estoy haciendo nada, solo saludaba a estas chicas, en especial a Ariel. — comenta y vuelve a mirar a la susodicha.

— Hmm, ya veo, bueno, ellas son compañeras de habitación de Raquel, no las molestes.

— Oh, cielos, lamento que estén compartiendo dormitorio con esa perra rabiosa e engreída.— frunzo el entrecejo, por la forma en que llamó a Raquel, aunque tiene razón en lo de engreída.

Jhon se acerca a nosotros, me mira y sonrie.

— Hola. — saluda.

— Hola. — le respondo.

— ¿Van hacia los dormitorios? — indago y asiento.

— Las acompaño. — dice y vuelvo a asentir. — Muy bien, yo acompañare a las chicas al dormitorio, Noa, no vuelva a llamar a mi prima perra, sé que es insoportable, pero no es de caballeros hacer eso.

— ¿ Y quién te dijo que soy un caballero amigo? — dice este sonriendo. Jhon no dice nada, solo sonríe y mueve la cabeza de un lado a otro.

Caminamos hacia delante, con Ariel manteniéndose bien agarrada a mi brazo, noto que mira hacia atrás y luego vuelve a mirar al frente con su mejillas sonrojadas.

—¡Nos vemos luego caramelo, Ariel¡ — Exclama el tipo, la chica da un respingo y se aferra más a mi.

— Bueno, hasta aquí las acompaño yo. — comenta Jhon.

— Bueno, muchas gracias por eso, estábamos un poco asustadas. — digo, el asiente y sonríe.

— Una manera de agradecerme, sería que aceptes tomar un café conmigo mañana. — comenta y sonrió apenada. — O una maltaeda, lo que más te guste.

— Ah, verás. — Miro a Ariel, pidiéndole ayuda y ella baja la mirada.

¡Genial, Valente ayuda!

— Hmm, sí, ¿ Por qué no? — digo al final, la verdad no creo que tomar un café con él sea algo malo.

— Muy bien, entonces, ¿ Estás libre a eso de las diez y media de la mañana? — pregunta y asiento.

— Perfecto, entonces nos vemos en la cafetería.

— Okay. — digo. — Buenas noches. — me despido

— Buenas noches. — él da media vuelta y Ariel y yo entramos al edificio.

— ¿ Tu novio no se enoja si aceptas la invitación de otro chico? — pregunta y la miro con desden.

¡Y ahora es que va a opinar!

— Bueno,Jhon es un chico amable que puede llegar a convertirse en mi amigo, así que no, no lo creo.

Ella asiente no muy convencida y yo no digo más nada porque en el fondo sé que Dimitri no estaría nada contento con eso.

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