Capítulo XIV

Las reglas.

Narrador omnisciente.

En la sala de estar, había una gran tensión entre Annelise y Massimo. Vanessa decide intervenir.

— Annelise basta — ella la mira confundida —. Lo mismo va contigo, D'Angelo podrían dejar las provocaciones; no llegamos a nada con esto.

— Tienes razón, después de todo ya eso pasó — dijo Annelise más tranquila.

— Cierto, tenemos que llevarnos bien, nos vamos a casar — dice Alessandro mirando a Vanessa.

— Si será así, ¿con quién nos vamos a casar?—preguntó con el ceño fruncido.

— Tú conmigo, según las reglas — le dice firme Massimo.

— ¿Reglas? ¿De qué hablas? — pronuncia Vanessa confundida.

— Así es principessa, las reglas dicen que el mayor de nuestra familia va a desposar a la menor de la familia a quien se le propone dicha alianza. Sería de esta manera Annelise con Massimo, tú y yo — le dijo con una sonrisa.

— Eso no puede ser —mencionó Vanessa en negación.

— Es así, después de todo nosotros sugerimos esta alianza, por lo tanto, se hará con nuestras reglas — Massimo no entendía su negativa.

— ¡No se puede hacer! ¡Es imposible! Como ustedes tienen sus reglas, nosotras las nuestras, sería un caos si se cumplen — Annelise estaba alterada.

Vanessa sostiene sus manos para calmarla.

— Annelise tranquila — la ve relajarse y continúa —. No podemos casarnos con ustedes bajo esas normas.

— ¿Por qué? — Al igual que su hermano, Alessandro estaba intrigado.

— Los L'ouvrier han seguido ciertas reglas, desde que tomaron el liderazgo, cada generación tiene que seguirlas. Una de ellas es que cuando una familia hace la propuesta de unirse a nosotros a través del matrimonio, debe ser de la siguiente manera: los mayores tomarán el puesto de líderes, y los menores se encargarán de las empresas, si se llegan a romper significa… —La interrumpe Annelise

— Un levantamiento, que tiene que ser controlado, eliminando a la amenaza, o sea, abra guerra — se levantó para servirse una copa de whisky.

Vanessa niega.

— No son esas palabras exactamente, pero la situación es grave — lo dijo frustrada.

— Esperemos a ver qué decidieron nuestros padres, se encontrará una solución — Massimo se encontraba analizando todo y llegó a esa conclusión.

— Sí, tocará esperar y ver qué va a suceder —mencionó Annelise tomando asiento nuevamente.

Vanessa también se levanta y se sirve una copa, mientras piensan en cómo resolver esta situación sin afectar a nadie.

Mientras tanto, en el despacho.

Angélique paseaba de un lado a otro. Augusto le había contado todos los hechos, ya que escuchó a sus hijos hablar, no le había dado importancia, pero cuando los vio muy asombrados al verlas, se dio cuenta de que eran las mismas personas, por eso pidió ser él quien le explicará.

— Angélique tranquila, aunque fueron encuentros fuertes, no tienes de qué preocuparte. No creo en eso del destino, pero ahora tengo mis dudas — le dice con una sonrisa.

— Si tienes razón, igual hay que estar al pendiente. Las conozco, no se quedarán quietas sin hacer nada — dice ya más calmada.

— Angélique tenemos que hablar de algo importante — mencionó serio.

— Ya me imagino de qué, ¿las reglas, verdad? ¿Eso es de qué quieres hablar? — preguntó.

— Exacto, cualquier decisión que tomemos podría afectarnos — le dice frustrado.

— Ahora soy yo la que te dice que te calmes, tengo la solución, querido — se levanta y Augusto la sigue totalmente confundido.

Llegaron de nuevo a la sala encontrándose con una pelea.

— ¿Qué está pasando aquí? — estaba esperando una explicación.

Minutos antes…

— Tardan demasiado — le dice Annelise a Vanessa.

— Deberías estar tranquila, después de todo, nuestro padre puede manejarlo — dice Alessandro.

— No es el único, nuestra madre es inteligente — repuso Vanessa tomando asiento.

— No tengo la menor duda de ello, ya que son una familia poderosa igual a nosotros — Massimo dijo aquello con mucha admiración.

La fama de la L'ouvrier es muy conocida, a pesar de que son mujeres que supieron sobresalir en un mundo de hombres, demostrando un buen liderazgo y poder.