Capítulo XIII

Una L'ouvrier

Narra Massimo

Al salir el sol, empezamos a prepararnos para la cena, Alessandro había salido temprano dijo que quería ver si encontraba a su princesa regresó sin ninguna novedad, no se pero me asombra jamás lo ví tan interesado en una mujer, en fin la hora de partir se acercaba así que nos fuimos a alistar.

Escogí ponerme un traje de diseñador totalmente negro, un reloj de plata y una cadena de oro, al bajar veo a mi hermano con un traje azul, y mi padre con uno gris, ya listos partimos para la mansión L'ouvrier, que aunque algo extravagante como la nuestra se ve más lujosa, al llegar nos recibió la señora Angélique L'ouvrier debo decir que es muy hermosa, mi padre no le quitaba la vista de encima hasta que ella habló

Angélique L'ouvrier: Bienvenidos — dice ella con una sonrisa

Augusto D'Angelo: Estas hermosa angélique toda una Reina — le dice mi padre dándole un beso en su mano

Angélique L'ouvrier: Gracias por el halago Augusto también te ves bien, bueno me retiro llamaré a mis hijas — lo dijo tranquila, a lo que mi padre reacciona y la suelta

Subió por las escaleras, sin antes decirle a una de sus empleadas que nos guiarán a la Sala de estar, ya solos Alessandro no pierde el tiempo de mencionar lo que ocurrió allá

Alessandro D'Angelo: Padre controlate, parece como si te la quisieras comer — lo dice burlón a lo que yo ruedo los ojos

Augusto D'Angelo: Ganas no me faltan querido hijo — vaya eso me sorprende

Massimo D'Angelo: Es encerio, no pensé eso de tí — le digo sincero

Augusto D'Angelo: Es verdad, que quieren que les diga me encantó apenas la ví, pero por mis errpres la perdí, pero no voy a descansar hasta tenerla otra vez y antes de que pregunten si ella es aquel amor que jamás pude olvidar — lo dijo con melancolía en sus palabras

Alessandro D'Angelo: Entonces cuenta con nosotros para ayudarte, después de todo eres nuestro padre siempre te apoyaremos — me mira y asiento con la cabeza

Esperamos unos minutos, hasta que baja la señora Angélique acompañada de sus hijas, estaba distraído pero cuando las miro me quedé de piedra, era mi Diosa, no podía creerlo quise buscarla y resulta que ella vino hacia mí, al igual que yo también está asombrada

Alessandro D'Angelo: Massimo es ella — ¿Como? Sigo la dirección de su mirada y veo a Vanessa, si vienen juntas eso quiere decir que ella es...

Angélique L'ouvrier: Vanessa, Annelise no se queden ahí vengan — una L'ouvrier interesante por eso su manera de hablarme

Alessandro D'Angelo: ¿Son sus hijas? — que pregunta hermano

Angélique L'ouvrier: Así es, son mi más grande orgullo — dice tomando asiento, ellas también lo hacen

Vanessa L'ouvrier: Mucho gusto mi nombre es Vanessa L'ouvrier — le da una mirada a su hermana

Annelise L'ouvrier: Annelise L'ouvrier encantada de conocerlos — no dejó de mirarla, se ve divina

Alessandro D'Angelo: Me llamó Alessandro D'Angelo también es un gusto conocernos — dice sin apartar su mirada de Vanessa

Massimo D'Angelo: Massimo D'Angelo, un gusto aunque ya nos conocíamos — lo dije tranquilo, a lo que la señora Angélique reaccionó

Angélique L'ouvrier: ¿Como que se conocen? — dice confundida, mi Diosa me fulmina con la mirada, y me encantó

Annelise L'ouvrier: Si, él es el imbécil que casi me mata — lo dice con ironía

Angélique L'ouvrier: ¿De que estas hablando Annelise? — estaba algo alterada

Augusto D'Angelo: Yo puedo explicarte Angélique, ¿Podemos hablar a solas? — dice mi padre, ella acepta y salen de la Sala

Annelise L'ouvrier: Ni media palabra, muerdete la lengua antes de hablar — me dice  molesta

Vanessa L'ouvrier: Lo mismo va contigo — dice mirando a mi hermano, pero esto no se quedaría así

Massimo D'Angelo: Sabes que tienes una boquita algo grosera verdad — le sonrió

Annelise L'ouvrier: El primero que dijo algo como eso término tres metros bajo tierra, no creo que quieras lo mismo, después de todo yo no olvido una cuenta sin saldar — me mira amenazante

Vanessa L'ouvrier: Annelise control — dice tranquila mi Diosa la mira — Aunque te entiendo el sentimiento es mutuo — dice y chocan sus copas

Alessandro D'Angelo: Nosotros no hicimos nada malo — Vanessa lo mira incrédula

Mi Diosa por su parte estaba callada, le sonrió, a lo que ella se enoja y no puedo evitar estar feliz, esta noche promete.

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alejandro peña alanis Rosales Chaires

alejandro peña alanis Rosales Chaires

del odio al amor hay un solo paso

2024-03-20

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