Confesión.

Caleb

—¡Ah! ¡Libre! —exclama Gretel cuando sale de la comisaria, se estira y masajea sus muslos—. Ah, ese piso es demasiado duro y frío, casi me muero —susurra. Bosteza, me acerco a ella y le pongo el abrigo extra que traje, hace demasiado frío ahora mismo. Gretel voltea a verme, no se quita el abrigo, al contrario, se lo pone—. Lo siento —mi ceño se frunce y ella suspira con pesar—. Aunque no lo creas, lo decía en serio aquella vez, no quería volver a cruzarme contigo, trabajamos bien en equipo, pero eres Caleb Abels, tienes demasiadas seguidoras con las que lidiar, es cansado —se encoge de hombros.

>> Además de eso, una persona como tú no puede estar con alguien como yo.

—¿Cómo es una persona como yo? —he estado escuchando mucho eso, si no soy yo, es una persona como ella. Arquea una de sus cejas, seguimos frente a la estación, pero no estamos estorbando a nadie.

—¿Finges no saberlo? —no le respondo, suspira y se da por vencida mientras me responde—. Una persona como tú, una persona como Caleb Abels... ¡por todos los cielos! Eres el rostro de la universidad, el cerebrito de la facultad de psicología, un chico prodigio, con buenos antecedentes, no tienes ningún problema, ni siquiera una imperfección en tu rostro, participas en eventos de caridad, no te importa cuidar a los ancianos... ¿tengo que seguir?

Parece saber mucho sobre lo que hago, pero eso es todo.

—Solo sabes lo que los demás...

—¿Tengo que saber más? Aparte, ¿eso es una fachada? Maldición, todos saben que disfrutas mucho ayudando a los demás, así que, ¿por qué no ayudarme a mí cuando en verdad necesitaba salir de ese lugar? —señala con su dedo pulgar la estación detrás de ella.

—Sí, disfruto ayudando a las personas que lo necesitan...

—Bien por ti, te irás al cielo, si es que eres creyente. En fin, debo irme, te pagaré el dinero que gastaste hoy por mí... —no me está escuchando, siempre dice lo que quiere y desaparece. Antes de que siga hablando, tomo su mano, lo que la detiene de irse.

Sus ojos se agrandan, luego su ceño se frunce, mira nuestras manos y luego a mí, entrecierra sus ojos, intenta soltar su mano de mi agarre, pero presiono más su mano con la mía, incluso me tomo el atrevimiento de entrelazar nuestros dedos. Su mano está helada.

—¿Qué...?

—Salgamos —al principio no hay ninguna reacción de su parte, como si no me hubiera escuchado, así que lo repito—. Salgamos...

—Te escuche a la primera. ¿De qué carajo hablas? —vuelve a intentar soltarse de mi agarre, aprovecho que está distraída y la jalo hacía mí, su cuerpo choca con el mío y su concentración pasa de estar intentando soltarse, a fulminarme con la mirada—. Esto no es gracioso.

—En ningún momento dije que lo fuera. Salgamos, quiero que seamos pareja —su ceño fruncido se relaja y ahora termina riéndose.

—¿Qué mierda estás diciendo, puritano? —se burla, me mantengo serio, hasta que deja de reírse—. Joder, ¿es de verdad? ¿Esto es una confesión? —asiento.

—Quiero salir contigo, quiero que seamos novios.

—Wow, espera... demasiado rápido. Tú, Caleb Abels, el sujeto que sale con Amberlly Preston... ¿quiere engañar a su novia conmigo? Tienes buenos gustos, no te lo voy a negar, pero eso de ser amante no se me da... no me gusta compartir, no lo aprendí en el preescolar... así que yo estoy fuera... vaya, no eres tan puritano como creí.

—Amber no es mi novia.

—¿En serio? Todo el tiempo están juntos, la gente dice que...

—¿Crees en los rumores?

—Son divertidos —se encoge de hombros—. Pero si no estás saliendo con ella, ¿por qué aspiras a salir conmigo? Eres el puritano más popular de toda la universidad, ¿no puedes conseguirte a cualquiera otra?

—Pero yo no quiero a otra. Yo quiero salir contigo...

—Por eso... insisto, ¿por qué quieres salir conmigo? —no me deja responder, ella se adelanta y sigue hablando—. No soy una obra de caridad, no necesitas verme como un ave herida al cual curar, yo no necesito curar —no niega que está herida, pero se niega a recibir ayuda.

—Está bien. No es por eso por lo que quiero salir contigo.

—Además, ¿no sabes lo que le paso a mi ex? Creo que está teniendo una buena vida con una identidad diferente —se encoge de hombros, distraída.

—No me importa. Quiero salir contigo.

—Entiendo, escucha, ¿estás teniendo alguna etapa tardía de rebeldía? Podrás matar de un infarto a tu madre si descubre que sales conmigo o a tu hermana, la famosa rectora —así que la conoce, no me molesto en eso.

—Quiero salir contigo —insisto, Gretel suspira.

—Créeme, no es que me niegue, no soy esa clase de persona, pero me das un poco de pena... no estoy segura, pero hasta eso, eres un buen tipo, no quisiera que tu reputación sea arruinada por mi culpa.

—Tampoco me importa —ladea su cabeza, al final suspira y asiente.

—Bien, pero antes de que comencemos a salir, debo aclararte algo. Yo nunca termino con mis novios, prefiero ser una dejada a terminarlos... porque disfruto de la venganza —sonríe, se acerca más a mí, soy un poco más alto que ella, así que tengo que agachar un poco mi cabeza para verla—. Y si descubro que me eres infiel... te castraré y a la mujer con la que me engañes, la asesinaré. No dudes de eso, Caleb.

—No te seré infiel, y tampoco terminaré contigo. No por miedo a tu venganza, sino porque no quiero dejarte —arquea una de sus cejas.

—Eres extraño, pero no me molestas. Entonces, a partir de ahora, estamos saliendo —quiero decir algo, pero me interrumpe cuando jala de mi sudadera y me inclina lo suficiente para besarme.

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