Fin.

Gretel

—Plantéalo desde este punto... —de nuevo, señalo el error que está teniendo Caleb, es bueno entendiendo, pero se le dificultan los detalles dentro del diagnóstico, lo entiendo, es la primera vez que hace un diagnostico solo, pero no quiero trabajar a medias.

Una vez termine este proyecto, voy a asesinar a Karl. Asiente varias veces, está muy entrado en el proyecto. Miro mi reloj de muñeca y cierro el libro, tomándolo por sorpresa.

—Bien el tiempo se acabó. Te veo dentro de tres días para terminar lo que queda del trabajo —asiente, se estira, luce cansado, parece acostumbrado a desvelarse, pero no a este punto. Supongo que es la primera vez que trabaja toda la noche.

Lo veo recoger sus cosas y meterlas en su mochila, cuando termina me observa, yo hago lo mismo.

—¿Qué?

—¿Te quedarás?

—Tengo clase hasta dentro de dos horas, planeo seguir estudiando —su ceño se frunce, ¿cuál es la idea que tiene de mí? No soy una irresponsable, podré ser todo menos eso.

—¿No estás cansada? —me pienso una respuesta tranquila.

—No, ahora vete. Se te hace tarde —vuelvo mi vista al libro y no lo veo mientras se marcha.

—¿Gretel? —levanto mi vista, cuando alguien me llama, y entonces veo a Dietrich, el famoso sujeto de intercambio lleva un libro entre su costado y su trabajo, al igual que trae dos vasos, supongo que con café.

—¿Vienes a estudiar?

—Sí, pero los cubículos están ocupados.

—Puedes estudiar aquí.

—¿En serio?

—Si no te molesta.

—No, de hecho, lo agradezco —entra al cubículo y cierra la puerta detrás de él, deja sus cosas donde momentos antes estaba Caleb—. ¿Estuviste estudiando toda la noche?

—Sí, tengo proyectos que entregar —asiente y me extiende uno de sus vasos—. No tomo café.

—Lo sé, este no es café, es té. Yo tampoco tomo café en estás épocas, o moriré —sonrío de lado, acepto su té.

—¿Té de qué?

—Té de jazmín —asiento, lo destapo y el olor es relajante.

—Gracias —susurro y le doy un sorbo. Ambos nos concentramos en nuestros trabajos. De vez en cuando me pregunta algo o yo le pregunto algo.

-

—Hola... —reconozco la voz tímida de Caleb, ni siquiera la miro, ya que estoy anotando en la pizarra, me envió un adelanto de su trabajo y está bien, pero necesita pulir algunos detalles así que le daré otra clase.

—Entra. Quiero terminar rápido está explicación para poder... —me callo apenas me giro y no encuentro a Caleb solo, tiene acompañantes.

—Hola —me saludan de manera tímida sus amigos, los reconozco, porque para mí desgracia he hablado con ellos más de una vez.

—Gretel, ellos son Lance y Amber, mis amigos y nuestros compañeros de clase...

—Sé quienes son —lo interrumpo, me sonríe con cierta timidez.

—¿Recuerdas que me debes un favor? —arqueo mis cejas—. Ellos tienen las mismas dudas que yo y es que eres muy buena en el tema, por lo que si nos explicas a los tres...

—Está bien —parpadean sorprendidos—. Siéntense, no respondo preguntas estúpidas. Solo explico una vez —los tres asienten emocionados y toman asiento—. Bien, comencemos. Con respecto al avance que me enviaste, hay algunos detalles que se pueden pulir, quiero imaginar que ustedes tienen los mismos detalles...

Paso toda la tarde y parte de la noche, explicándoles algunas cosas, al final, logramos terminar el proyecto, le doy una ultima revisada al trabajo de sus amigos y al nuestro, al final, son buenos, no tanto como me gustaría, pero tienen talento para esto.

—¡Gracias! —Lance y Amber me agradecen y se marchan emocionados, cierro sesión en mi laptop y miro a Caleb que luce cansado, pero contengo.

—Gracias por lo que hiciste...

—Fue un favor, no me agradezcas, el favor está hecho, ahora estamos a mano —me encojo de hombros, no lo dejo decir nada más, tomo mis cosas y me marcho, estoy agotada, tendré que tomar un taxi. En mi espera por el taxi, suena mi celular, veo el registro y es un numero extranjero, suspiro.

Subo al taxi que pedí con antelación y contesto la llamada.

—¿Qué?

—Es la primera vez que contestas —preguntan del otro lado de la línea—. Las llamadas internacionales son costosas, pero eso no te importó antes, ¿o sí?

—¿Quieres que cuelgue?

—No, solo quiero saber, ¿cómo estás?

—Sigo respirando, es lo que te importa, ¿no? Solo eres un maldito perro faldero de ese señor, así que dile que conteste y que no necesito nada, sigo bien, no me han arrestado desde hace semanas y se acercan mis proyectos, así que deja de molestar por al menos un mes.

—Anotado y enterado... —termino la llamada y guardo mi celular.

Estoy cansada.

-

—Bien, clase. Quiero sus proyectos en mi escritorio a la cuenta de diez, quien no alcance a entregarlo tendrá cero. Diez... —veo al profesor Craig, quien me sonríe, todos los estudiantes están entregando sus trabajos de manera apresurada. Camino junto con Caleb, esperando a nuestro turno—. Nueve... ocho... siete... seis... —deja de haber gente cuando cuenta cinco—. Cinco... cuatro, tres, dos, uno... —cuenta más rápido los últimos números, pero alcanzamos a entregarle nuestro proyecto—. Dígame, joven Abels, la señorita Wagner ¿trabajó con ustedes?

—Así es profesor.

—¿Se dividieron los diagnósticos o lo hicieron juntos?

—Lo hicimos juntos —mientras sigue preguntando no despega su mirada de la mía.

—Si me doy cuenta de que me miente, sabe lo que le pasará a su calificación, ¿verdad? Joven Abels, su carrera depende de este buen comienzo...

—Lo hicimos juntos —repite con más convicción, el profesor deja de verme y ahora nos mira a los dos mientras sonríe.

—Entonces no les molestará que exponga su proyecto solo para evaluarlo frente a la clase, ¿verdad?

—Por favor, deje que yo lo exponga —ladeo mi cabeza, el profesor se ríe entre dientes.

—Ya que son tan amables, el equipo Abels y Wagner presentarán sus diagnósticos, presten atención clase.

-

—Sin duda tienen la calificación más alta, no puedo darles un once, porque no está permitido, pero son los mejores diagnósticos que he visto hasta ahora —aplaude el profesor—. Bien, nos vemos la próxima clase, estudiantes. Les entregaré sus notas al final de la siguiente clase. Ahora salgan de mi aula, tengo más clases que dar.

Tomo mis cosas y le entrego los diagnósticos al profesor.

—Estoy muy orgulloso de ti, Gretel —susurra.

—Y yo estoy decepcionada de usted, profesor —murmuro, se ríe entre dientes, salgo del aula y me topo con Caleb.

—Lo hicimos bien, ¿no crees? —mi ceño se frunce, he visto esa mirada antes, por lo que aclaro las cosas.

—Así es. El trabajo en equipo termino, significa que esto es el fin —su ceño se frunce—. Borra mi número, haré lo mismo con el tuyo y no vuelvas a contactarme, ahora ya no hay nada que nos obligue a vernos o a hablar, ¿cierto?

Su mirada me confirma mis sospechas, ¿creyó que éramos cercanos solo por un trabajo en equipo? Debe estar loco. Sacudo mi cabeza decepcionada, no sé de qué, pero decepcionada.

-

—Mierda —murmuro, mientras el oficial me estrella contra la patrulla y me esposa—. ¿No cree que sea un poco brusco, oficial? —pregunto.

—Estabas advertida, Gretel —susurra el otro oficial, como si estuviera decepcionado de que de nuevo soy arrestada. Mierda.

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