Secuestrada

Mi mente estaba en blanco tanto que mi cuerpo se sentía completamente liviano.

Parpadee un par de veces; el cántico de las aves me había despertado.

Enseguida miré por doquier, era una habitación desconocida para mí.

«¿En dónde estoy?»

Entonces, recordé lo que sucedió el día anterior, las fotografías, el vestido y mi propio padre inyectandome algo en el cuello.

De ahí ya no recuerdo nada más.

Rápidamente me levanté de la cama pero para mi asombro algo tiró de mi tobillo derecho; perpleja levanté la sábana y mi pie tenía una cadena de metal.

—¡¿Q-Qué?! —exclamé en un hilo de voz.

No podía creer lo que estaba viendo.

Me asusté muchísimo por tal acto desmedido.

¿Cómo mis propios padres me tenían encadenada?

La cadena no eran tan larga así que me puse de pie y traté de llegar a la puerta pero era totalmente inútil, por más que intenté ni siquiera pude dar más de cinco pasos.

¡¡Aghr!!

Me lastimé el tobillo por hacer tanta fuerzas, sentí mi garganta seca por gritar.

—¡SAQUENME DE AQUÍ!

No había salida para mí. Todo a mi alrededor se tornó sombrío; la ventana también estaba lejos de mí.

¿Qué podía hacer?

Indefensa ante una padres que desconocí por completo, literal estaba secuestrada y no había nada que hacer, solo esperar por un milagro...

Con las puntas de mis dedos, busqué la manera para zafar la cadena de la cama pero por maldición está estaba soldada.

Se las habían ingeniado para no escapar.

«Estoy atrapada y para colmo mi tobillo se está hinchando.»

—Ah. Harry...en verdad te necesito. Lamento mucho haber salido cuando tú me lo dijiste. —musité arrepentida por mi acción.

Más no me esperaba que recibiera una respuesta a eso.

—Ja. Es bueno escuchar lo mal que te sientes Teffany.

«Esa voz...»

Levanté la mirada y era Harry, quien estaba postrado ante mí con una sonrisa sarcástica.

—Mira a dónde te llevo tu desobediencia. —masculló.

—Lo siento mucho... —me disculpé.

La verdad que sí me sentía culpable por hacer salido cuando él me dijo que no.

Pero me sentía aliviada por verlo y saber que ya no estaba sola.

—No te disculpes con esa expresión decaída. No puedes predecir el futuro. —dijo él.

Sus ojos se clavaron directamente en mi pie derecho; pude percibir su aura sombría.

Sentí un escalofrío recorrer mi espina dorsal.

—Dije que te iba a proteger de la gente mala y mira como estás ahora.

Sonó como si todo fuera su culpa.

—Quien iba a decir que mis padres se atreverían a cometer tal acto... —no tenía las palabras certeras para describir lo que hicieron.

—¿Descubriste la verdad? —preguntó.

Suspiré.

—Mm. Yo encontré en un cuarto, fotografías claramente de nosotros y un vestido blanco. —le respondí.

—Aunque mis padres no me dijeron nada sobre eso, solo dijieron que yo estaba mal de la cabeza y pues me pusieron una inyección y perdí la conciencia. —agregue.

Él no quitaba la mirada de mi pie.

Por su expresión sombría pude deducir que estaba molesto.

—Van a subir, y te darán otro tranquilizante para que vuelvas a dormir.

—¿Eh? —chisté.

—Pon atención Teffany, tienes que ser elocuente con ellos y decirles que estabas confundida, que no sabías lo que decías pero muestralo con una cara inocente y decaída y quizás eso ayude a que te quiten la cadena pero no te dejarán salir por el momento.

«Vaya, él está muy serio ahora.»

—Entiendo. Haré lo que tú dices. —le respondo.

Por otro lado, recordé a su doble de él.

Era el momento para pregúntale si tenía un hermano gemelo.

—Harry.

—Dime.

Solo es una pregunta y ya. ¿Qué podría pasar?

—Tú...¿tienes un hermano gemelo?

Un incómodo silencio se formó entre nosotros.

Y me fulminó con la mirada.

—¿Por qué me preguntas eso? —inquirió con un tono áspero.

—Es que ayer que vine aquí me lo tope en la entrada y mi madre lo llamo Henry. Bueno es que son muy idénticos incluso lo confundí y me dije "Harry."