Estaba estupefacta por lo que escuché; mi cuerpo no me respondía y mi respiración se volvía irregular.
Esa frase había causado un gran revuelo en mi interior.
Por alguna extraña razón sentí melancolía...
La silueta seguía inerte; la atmósfera era densa y la visibilidad se desvanecida lentamente.
Con ese nudo en la garganta, me atreví a decir:
—Yo... estoy alucinando. E-Esto no es real, no lo es.
Entonces sentí un pinchazo en el hombro.
—¿No soy real para ti?. —escuche decir en un tono seco.
Mi vista se nublo y me desvaneci, cayendo en el frío piso.
Todo quedó en silencio.
Al día siguiente, desperté con un dolor de cabeza . Recordé lo que sucedió y un escalofrío recorrió todo mi ser.
Estaba en la cama y la ventana estaba cerrada.
El cantico de los aves era amena.
«¿Realmente era una alucinación mía?», me cuestione un poco angustiada y temerosa.
Necesitaba hablar con el médico para saber si era normal lo que me pasó. Sin dejar pasar más el tiempo me levanté de la cama.
Tome las llaves del automóvil y viaje hasta la tienda más cercana que se encontraba a 3 kilómetros de la casa.
Estacione el automóvil y baje de inmediato.
Afortunadamente había señal y le marqué al médico Richard.
—Buenos días. —me saludó él.
—Buen día doctor. Soy Teffany, le llamo para preguntar si las pastillas que me recetó me causarían algún tipo de alucinación o lo que sea. —le dije con la voz temblorosa.
Escuché su profunda respiración.
—Ejem. Puede que le causen hipersensibilidad a la luz pero ninguna alucinación. ¿Qué fue lo que le pasó? ¿Cómo va su estadía? —me preguntó a la vez y eso me abrumo.
Suspiré en silencio.
—Em. Todo bien solo necesitaba saber si tendría otro tipo de reacción doctor pero yo... estoy bien y gracias por preguntar. Adiós. —y colgué de inmediato.
No quería sentirme bombardeada por sus preguntás llenas de preocupación, aparte no sabía cómo explicarle lo que sucedió en la madrugada.
Guarde el movil en mi bolso y me dirigí a la tienda para comprar algo de comer.
Después de comprar lo necesario, subí todo al automóvil.
Antes de marcharme del lugar, quise explotar un poco más la zona rural.
No quería pensar más en lo que aconteció.
Camine hasta la parte trasera de la tienda y para mi sorpresa habia un banco que daba la vista hacia el enorme mar...
La brisa del aire era agradable así como las nubes grises que se formaron.
Me senté admirando la hermosa vista; relajándome y dejando mi mente en blanco.
A decir verdad no extrañaba la ciudad y mucho menos a mi familia.
«Siempre estaban detrás mío para saber cómo me sentía.»
No me gustaba para nada que me trataran cómo una niña a pesar de tener 28 años...
No entendía el por qué de mis insomios y esos pensamientos que me hacían sentir menos.
Sentía un vacío en mi interior como si hubiera dejado algo pendiente.
Repentinamente mis pensamientos fueron interrumpidos.
Un joven apareció a mi lado.
—Buenos días. Es raro ver una joven mujer sola y por estos rumbos. —me dijo con una sonrisa coqueta.
Sus ojos color miel se clavaron en mi cara y el aroma de su colonia me inundó las fosas nasales.
«¿Y este quién es?», me pregunté mientras él sonreía amenamente.
—Quizas porque soy nueva por aquí. —le respondía medio afable.
Él se sentó a un lado mío y soltó una pequeña carcajada.
—Lo digo en serio, es raro ver una mujer por aquí. No me lo tomes a mal pero me ha pillado abruptamente. —lo escuché decir.
Claro que no me lo tomé a mal pero para mí era un joven desconocido y lo más extraño es que me hablará con amabilidad.
Supuse que así era gente que vivía allí.
—¿No te da miedo vivir sola?
Su pregunta me saco de órbita.
—¿Cómo? —inquiero.
Él se pasa la mano en su cabellera.
—Aunque sea un lugar alejado de la ciudad hay personas que habitan por estás tierras así que los rumores de que alguien más ha venido por aquí no se hacen esperar. —dijo algo apenado.
—Oh vaya. Bueno no tengo miedo de vivir sola ya estoy mas que acostumbrada a la soledad.
Realmente no le tengo miedo a nada...
—Oh no me presentado. Que tonto soy.
Lo veo a la cara y él me tiende su mano derecha.
—Mi nombre es Axel. Mucho gusto en conocerte. —me dice con una sonrisa.
—Mucho gusto. Yo soy Teffa...
Me quedo a medias al sentir un pinchazo en el estómago; inconscientemente llevo mis manos en mi estómago mientras Axel me pregunta sí estoy bien.
No podía entender qué diablos pasaba conmigo y mucho comprendía el extraño escalofrío que envolvía mi cuerpo.
Era una sensación asfixiante.
—E-Estoy bien... yo tengo que irme ya. —dije precipitadamente.
Ví como él mostraba esa expresión de preocupación.
¿Como un extraño se preocupa por otro que ni conoce?
Me levanté del banco.
—¿Segura que te sientes bien? ¿No necesitas ayu...
—No. —lo interrumpí.
—Gracias pero estoy bien. —agregue con una sonrisa falsa.
Sin esperar un segundo más caminé rápidamente, entre al automóvil y di marcha sin mirar atrás.
El dolor en mi estómago se volvía cada vez más grande e insoportable.
«¿Qué es lo que me pasa? ¿Por qué este dolor?»
No era normal sentirme más mal de lo normal.
Llegué a la casa y entre de inmediato.
Me dirigí a la cocina y busqué cualquier pastilla que me aliviará el dolor. Después de eso me fui a recostar en el sofá acomodando en posición fetal para apaciguar el dolor.
Estaba sudando frío y sentí el cuerpo muy cansado.
—¿Voy a morirme...? —murmuré.
No era consciente de mi misma; cerré mis ojos para dormir pero...
—Teffany... recuérdame.
Ese susurro volvió a causar estragos en mi interior.
«No, no. Las pastillas están provocando que escuché cosas. Esto no es real.», me repetí una y otra vez hasta quedar totalmente dormida.
Y después de mucho tiempo, tuve un profundo sueño; soñando con algo que me conmocionó hasta las lágrimas...
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Comments
Mery Diaz
que será??
2024-05-29
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