Una personalidad temperamental

Estaba determinada a descubrir la verdad sobre aquel accidente que tuve.

Esa misma noche, él se quedó a mi lado; yo aún me sentía confundida con un dolor de cabeza que no podía tolerar.

Se recostó a un lado mío, solo mirándome fijamente sin expresión alguna, no dije nada al respecto.

La tormenta aún no cesaba y la luz tenue de la vela lentamente se iba apagando.

Poco a poco mis párpados se cansaron y de un segundo a otro me quedé completamente dormida.

...***...

A la mañana siguiente, desperté con un sutil dolor en mi sien.

Abrí los ojos y estaba sola en la habitación.

«Él no está...», supuse que se había ido.

Suspiré aliviada.

Antes de poner un pie afuera de la cama, un crujido proveniente de la puerta me llamo la atención.

Mire directamente hacia allí, la perilla se giró y...

Todo se volcó al instante de verlo entrar con una charola en sus manos.

—Has despertado Teffany. —lo escuché decir.

Camino justo hacía a mí y colocó la charola en el pequeño buró.

Yo estaba, literal anonadada con la boca abierta.

Observé la charola... él me había preparado el desayuno.

¡Me preparó el desayuno!, grité en mi interior.

—Me voy a volver loca, en serio que sí. —me dije a mi misma.

Era increíble que él me hubiera preparado el desayuno y sobretodo que me lo llevará hasta la habitación.

Mi cabeza otra vez era un caos.

—¿Qué ocurre? ¿No te ha gustado lo que preparé? —preguntó con una expresión decaída.

—N-No es eso. Solo que...no puedo creer que tú...

—¿Qué parezca una persona normal? Bueno yo tampoco lo imaginé pero mírame aquí estoy y te prepare tu desayuno como solía hacerlo antes.

Fruncí el ceño.

—No sé que decirte la verdad.

El hecho que lo viera esa mañana como una persona normal...era sumamente abrumante.

Tenía que ver a mi madre cuanto antes y preguntarle sí yo me iba a casar, sí tenía novio y sí se llamaba Harry...

—¿Quieres estar sola? —preguntó con una seriedad que me calo hasta los huesos.

—Hm. S-Si...yo necesito darme una ducha antes y después voy a comer lo que me preparaste. —le respondí con cierto nerviosismo.

Se puso formal y salió de la habitación sin decir nada más.

Solté un gran suspiro y observé la charola.

Me había preparado unos pequeños trozos de sandwich junto a un vaso de jugo y una taza de café, también había mermelada; realmente se veía apetitoso.

Agarré la taza de café y le di un pequeño sorbo.

—Esta como me gusta. —musité.

...

Después de darme una ducha, me comí lo que había en la charola.

Salí de la habitación.

El silencio era rotundo. Camine sigilosamente hasta la cocina y puse todo en el lavadero.

«¿Él se fue?», me pregunté.

Bueno yo supuse que sí se había ido.

Me sentía patética por tener la idea que él existía.

*Toc Toc Toc*

El golpeteo de la puerta principal me hizo respingar.

¿Quién podría ser?

Fuí abrir la puerta y la sorpresa de ver a Axel en la entrada.

—Buenos días. —me saludó con esa misma sonrisa agradable.

—Buen día. —lo saludé por igual.

«¿Qué hace aquí?»

—La tormenta estuvo fuerte así que vine a dar una vuelta y pues de pasó a ver cómo estabas. —me hizo saber.

Ciertamente estaba impactada por su visita.

—Asi estuvo fuerte y yo...estoy bien. —le dije nerviosamente.

No estaba bien para nada.

—Escuché que la luz se va a restablecer en unas horas.

—Oh, eso suena bien.

¡Que incómodo!

No tenía la menor idea de qué más decir.

«¿Y sí lo hago pasar? Puede ser que sea educado.», eso pensé.

Aparté el clima estaba fresco y él parecía tener frío.

Pero antes de abrir mi boca, sentí que alguien tocó mi hombro.

Petrificada torcí mi cuello y otra sorpresa más... ¡Era él!

Me miraba con una expresión bastante sombría que me erizo la piel.

Pase saliva fuertemente.

—¿Qué sucede? ¿Estás bien?

—¿Eh? —chisté.

—Te has puesto pálida. —preguntó Axel con un tono preocupado.

¿Acaso él no podía verlo?

Aún su mano seguía en mi hombro, ya podía sentir su aura retorcida.

«Que personalidad más temperamental.»

—¿Te sientes mal? —volvió a preguntar Axel.

Suspiré en silencio.

—Mm. Si, estoy bien. —le respondí.

Mi voz me delataba.

—Teffany, dile que se vaya. —me susurró.

—Él no puede verme. Dile que se vaya. —dijo con un tono amenazante.

Entonces, Axel no podía verlo ni nada.

—Discúlpame, yo necesito ir al baño con urgencia así que adiós.

Sin darle la oportunidad de despedirse, azote la puerta en su cara.

Me sentí muy grosera por mi deliberada acción pero esa aura a mi alrededor me estaba cortando la respiración.

Mis piernas estaban tambaleándose.

—Vaya, ese tipo le gustas.

—¿Eh?

Se alejó rápidamente de mí.

Voltee para verlo y él ya había desaparecido.

«¿Qué es lo que le pasa?»

Y así pasaron dos días y él ni sus luces.

También la tormenta había pasado y la luz se ha la restablecido.

Finalmente podía regresar a la ciudad, sin embargo, no dejaba de pensar en Harry y de preguntar qué era de él...

Absurdamente lo extrañaba.

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