– Archiduque Grayrat.
– Dime solo Grayrat..
Dice concentrado escribiendo en su cuaderno.
– ¿Que quiso decir con que no se puede subestimar a las reinas de Azalea?
– Una vieja leyenda, ¿las ha escuchado, majestad?.
– No estoy segura, ¿podría hablar sobre eso?.
– Claro, ya pocos las recuerdan pero entre la realeza aún se creen en ellas y es que dicen que las mujeres que ascienden al trono guardan alguna característica especial que las hace invaluable para el reino.
– ¿Que tipo de características especiales?
– No se sabe, todas tenían algo distinto, por ejemplo, la reina Katja.
– Mi padre me habló sobre ella, una mujer pura y retraída.
– Habían rumores de que podía hacer que las personas perdieran la voz maldiciendo con un leve susurro suyo.
– Eso suena escalofriante, ¿de verdad podía hacer algo así?.
– No se sabe majestad, por eso son leyendas.
– ¿Crees que podría tener algo igual?.
– ¿Lo tiene?.
– Lo dudo.
– Supongo que tendremos que esperar para verlo.
Termina de escribir y decide levantarse guardando su cuaderno.
– Me retiraré ahora, cuando llegue comenzaré a ejecutar su plan y le haré llegar a Sergei un informa del proceso diario.
– Gracias por darme una oportunidad señor Grayrat.
– Solo Grayrat, no soy tan mayor para que me estén diciendo señor, oh y una cosa más, te recomiendo dividir la tesorería para que Bastian no use tus fondos o te traerá muchos problemas.
– Eso haré.
– Nos vemos.
Salió sin si quiera darle una última mirada, Niniel solo lo observo salir con curiosidad.
– Eso de verdad fue muy rápido, que personalidad tan interesante tiene. Se quedó pensando un poco y murmuro. – Por su posición en la mesa... creo que el se encarga del territorio sur.
Niniel continuó leyendo sus libros después de eso, al medio media se detenía para comer lo que le llevaban más sirvientas y seguís estudiando los libros que mandaba Sergei hasta que se volvía a detener para la cena, para más surgió ese día concentrándose en lo que debía estudiar.
Al día siguiente fue lo mismo pero solo Sergei estaba entrando a la habitación, desayuno y estudiar, almorzar y estudiar, cenar y estudiar pasando así otro día.
Un día más después a ese el patrón siguió viendo solo a Sergei, desayunar, estudiar, almorzar, pero esta vez llevaron a Ignam a estudiar junto a ella para que le levantará los ánimos pero lo único que hizo fue terminar de agotar sus ánimos.
– Ya no quiero más, quiero salir.
Dijo en voz alta entre pataleos dejando a medias una hoja con su examen.
– Deja de lloriquear y termina tu prueba.
– Quiero salir, no soporto más ver tanto texto.
– No puedes salir Niniel, debes seguir estudiando más antes de poder hacerlo.
– No es justo, ¿esto es una especie de castigo?.
– No puede ser un castigo algo que tú misma pediste.
– No me refiero a esto, ¿porque no he podido ver a nadie más que no a sea a ustedes?, incluso dejaron de venir las sirvientas.
– No es necesario si estaré aquí todo el día contigo Niniel.
Niniel le daba una pésima mirada desconfiada, Ignam intenta ayudar con la conversación.
– Viste a Luck antes de ayer.
– Tu mismo lo dijiste, fue hace casi dos días y desde que leí sobre sus responsabilidades me dió vergüenza llamarlo solo para venir a perder el tiempo hablando conmigo.
– Dijo que no le importaba si era para pasar el rato contigo.
– A mi si me importa, tanto trabajo para que yo no lo tenga que hacer y aún así sigo teniendo tanto que hasta es absurdo.
Suspira dejando caer su cuerpo por la silla hasta acabar desparramada cómo trapo en el suelo.
– No se acueste en el suelo majestad, podría resfriarse.
– No estaría mal para variar, ¿como van los preparativos del Archiduque Bator?.
– Actualmente debería estar comenzando a aumentar las producciones en los laboratorios de alquimia y siendo distribuidos a las granjas.
– ¿Lograste dividir la tesorería?, ¿Cómo es su estado?.
– Está dividida y el ingreso de capital está aumentando muy lentamente majestad, cuando termine de llegar la distribución a las granjas comenzaremos a ver los verdaderos resultados.
– Super.
– ¿Puede seguir con su prueba ahora?.
Comienza a hacer pucheros en el suelo como una niña pequeña.
– No, ¡hoy lo decreto día libre!.
– ¿No habías dicho que te ibas a esforzar al máximo para ser una buena reina?, ¿tu máximo era solo tres días?, que pésimo primer decretó.
– ¡Libre!.
– Está bien, tomamos todos un descanso, Iré a buscar helados para todos y continuaremos con las lecciones en la noche, ¿te parece mejor?.
– Si.
– Bien.
Sergei sale de la habitación dejándolos solos.
– ¿Soy la única que le parece excesivo que tenga que estar encerrada solo estudiando?.
– Bueno, nunca fuimos a una escuela para saber cómo normalmente es ser educado y supongo que la realeza funciona de manera distinta en eso también.
– Parece que jamás estarás de mi parte.
– Tu me preguntaste, de igual manera, Sergei hace lo que puede para cuidarte, deberías agradecer eso sin dudar.
– Lo agradezco pero sabes que no puedo vivir así.
– Lo se.
Niniel se queda observando el techo un momento y luego dice en voz alta.
– Ahora que recuerdo, me hace falta un libro, el segundo de las virtudes de un duque, ¿Podrías buscarlo por mi en la biblioteca, Ignam?.
– Que molesta eres, ya vengo.
Ignam se levanta molesto dejando en la mesa sus libros y sale de la habitación dejándola sola.
– Sergei es rápido, debo serlo más.
Niniel se levanta y comienza a revisar el ventanal, en el marco bordado toca un interruptor escondido como parte de la decoración y de la pared en el lado externo de la pared sale disparada una cuerda hacia el suelo.
Ella sonríe retirando sus zapatos y baja los tres pisos con cuidado hasta llegar al suelo, da algunos toques a la cuerda para que se vuelva a esconder.
– Pan comido, en unos minutos me comenzarán a buscar.
Comienza a correr por el jardín trasero del palacio buscando jugar entre las plantas. El jardín es basto y está conectado a un bosque que conecta a su vez con otras partes del palacio.
Hacer esto calmaba su mente del estudio, admiraba con curiosidad todo lo que se encontraba ya que no había tenido la oportunidad de recorrer nada desde que se auto-coronó cómo la reina.
A veces se encontraba con algunos sirvientes que la observaban de forma extraña guardando silencio pero ella los ignoro pensando:
– "Seguro están así porque traigo ropa simple o seguro porque salí sin mis zapatos".
Pero mientras más caminaba, más incómoda se estaba sintiendo con sus miradas así que decidió caminar al bosque sin un rumbo fijo hasta llegar a una pequeña plaza dividida en cuatro áreas llenas de flores, cada área con flores de un color distinto.
– Que hermoso.
Respiró hondo caminando hacia el centro de la plaza pero luego se sintió atraída por el área de flores blancas, se movían de forma peculiar, como se la llamara, haciéndola caminar sobre ellas, llevándola silenciosamente hacia una marca roja en el suelo de la que emergía una flor, está se movía en contra del viento, señalando el camino de vuelta al jardín.
– Lycoris, tu no deberías estar aquí.
Murmuró observando esa pequeña flor queriendo tomarla.
– Y tu tampoco deberías estar aquí.
Dijo Bastian detrás de ella haciéndola estremecer.
Niniel reacciona con correr lejos pero Bastian la toma del brazo impidiéndole escapar.
– Suéltame, ¡suéltame ahora mismo!.
– ¿O si no, que?, ya era hora que salieras de esa habitación, me preocupada que Sergei realmente no te dejara salir con tal de que no encontrarme contigo.
Niniel forcejea en pánico, el agarre de se brazo dolía mucho y la mirada de Bastian no era nada agradable.
– ¿Que quieres de mi?.
– Que desaparezcas, tu simple existencia me molesta, nunca debiste estar aquí.
– Ya es tarde, ahora soy la reina, eso nada puede cambiarlo.
– ¿Quien dice que no?.
– Nuestro lazo matrimonial, solo puede ser desecho con la muerte y está prohibido que me mates.
Bastián sonríe amplió haciendo perturbar a Niniel, su cuerpo entero grita que huya.
– ¡Te equivocas!, ¿realmente te sentiste protegida con eso?, parece que ambos pensamos muy diferente mi pequeño cordero, para mí eso fue como decir "Está prohibido hacer algo que pueda resultar mortal".
Bastián tira de su brazo hasta que cae al suelo y luego patea con fuerza su pecho.
Un dolor inimaginable invadió a Niniel como nunca antes lo había sentido en su vida, los zapatos que estaba usando Bastian no eran comunes, sus botas parecían traer algo metálico en la punta que la destrozó junto con una parte de su brazo izquierdo cuando se intentó proteger.
– ¿Ahora lo entendés?, no dejaré que juegues a ser la reina en paz, conseguiré lo que quiero y si para eso te debo enterrar, de alguna manera lo conseguiré.
Respondió sin darle una mirada alejándose del lugar.
Niniel tiritaba en el suelo con su vista nublada por las lágrimas, no podía sentir nada más que un fuerte ardor invadiendo su pecho.
– "Por favor, que alguien venga".
Cruzo por su mente pero nadie llegó.
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Comments
🍒CHELI🍒
Hijo de 🤬🤬🤬🤬🤬🤬, es un maldito infeliz, desgraciado, pero ya verás esto no se quedará así.
2022-06-27
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