No lo haré sin ellos.

Entrando a Zona Sur pudieron notar la falta de luto de las personas que trabajaban por las calles generándoles una extraña sensación mientras el carruaje comenzaba a dar vueltas en busca de rutas alternativas a las comunes por el constante encuentro de calles parcialmente cerradas por la marcha en honor y respeto a la difunta reina Sophia que ya tenía tiempo de haber circulado por el lugar. Después de un tiempo dando vueltas hasta acabar en las cercanías de Capital Central con conexión a Zona Sur, ambos se bajaron del carruaje despidiéndose del mercader agradecidos con su favor.

– Lo siento, solo los puedo llevar hasta aquí.

– No se preocupe, fue de gran ayuda a pesar de las dificultades para llegar hasta acá, espero que disfrute de su día.

– Igualmente, tengan cuidado con los guardias que siguen circulando por capital.

– Eso haremos.

Ambos agitan un poco sus manos mientras el carruaje se aleja del lugar hasta que Niniel repentinamente empieza a correr directo a los callejones siendo perseguida por Luck que la siguió sorprendido por su reacción.

– ¿Hacia donde vas ahora?.

– Sígueme, hay un lugar al que necesito ir.

– No tenemos tiempo, deberíamos ir directamente a una posada o algo para llamar a Sergei..

– Primero necesito ver a alguien.

– ¿A quien querrías ver justo ahora?, Niniel, deberíamos solo enfocarnos en nuestra misión.

– Aliados, más bien, mis mejores amigos, no tengo la confianza de hacer esto sin el apoyo de ellos aunque no se que dirán cuando se enteren de nuestro plan ... miento, se que van a decir pero igualmente tengo que intentarlo.

– No deberíamos meter a terceros, eso solo hará las cosas más difíciles de lo que ya son.

– ¡Silencio, coronel Lutrein!, ¡es una orden!.

Dijo firme con su rostro lleno de rubor concentrada en tomar el camino los caminos que consideraba más cortos y seguros para llegar mientras Luck no podía evitar querer burlarse de Niniel.

– ¿Para esto si deseas ser mi reina?.

– ¡Silenció, te dije que no podías hablar!.

El soltó una pequeña risa que la hacia avergonzar más mientras mantenían el ritmo de sus pasos hasta detenerse frente a la puerta trasera de una tienda dejando caer sus cuerpos sobre sus rodillas en busca de un poco de aire por el cansancio de tanto correr.

– Bueno, ¿y ahora que?.

– tú entraras por ahí.

Niniel señalo una pequeña ventana situada a treinta centímetros más arriba del final de la puerta dejando a Luck con una mirada de incredulidad cuando la observo.

– Dime que es broma ... no, contigo nunca es una broma.

Paso a observar a Niniel con desaprobación pero ella simplemente se quedaba señalando con una traviesa sonrisa hasta que se digno a subir usando de apoyo pequeños sobresalientes de los ladrillos de la pared consiguiendo entrar con facilidad pero de inmediato intento salir quejándose desesperadamente con Niniel.

– ¿Porque siempre me haces estas cosas?, ¡Es el cuarto de una mujer!.

– Cállate y quédate ahí.

– ¡Niniel!.

Ella lo ignoro entrando por la puerta trasera con movimientos lentos hasta encontrar a Peggy de espaldas hacia ella caminando por el pasillo que da hacia su habitación consiguiendo sujetar su cuerpo desde atrás manteniendo su boca tapada también murmurando desesperada contra su oído.

– Soy Niniel, soy Niniel.

Peggy se había quedado paralizada por un momento del susto pero apenas escucho su voz, se giro para abrazarla agitando su cuerpo con fuerza.

– ¡Estás aquí!, creí que no te vería por otro par de semanas.

– Pasaron cosas que ya te contaré pero primero vallamos rápido a tu habitación, ¿si? y no grites.

– ¿Gritar?.

– No, no grites.

– Entendido.

Ambas se movieron hacia la habitación abriendo la puerta pero en el instante en que Peggy noto a Luck parado en una esquina extremadamente nervioso de estar en ese lugar, ella casi suelta un grito del susto que Niniel callo rápidamente tapando su boca con sus manos asustada también de que la fueran a atrapar.

– Dije que no grites.

Luck le dió un pequeño saludo con sus manos mientras Peggy empujaba a Niniel al interior de la habitación cerrando la puerta tras de si con llave hasta quedar recostada de espaldas contra ella observando simultáneamente a ambos deseando gritar pero solo murmura enojada en voz alta.

– ¿Estás demente?, ¿Cómo puedes meter a un hombre a mi habitación sin permiso?, ¿Que hubiera pasado si lo encontraban mis padres aqui?, ¿Que les voy a decir?.

– Por favor escúchame, tengo algo muy importante que hablar contigo.

– Almenos déjalo afuera, me avisa que tienes a un chico que deseas adentrar y yo decido si quiero tener dentro de mi habitación a un hombre. Lo ve detenidamente y completa con una sonrisa coqueta. – Guapo.

Luck se tensa más con un ligero rubor en sus mejillas observando cómo discuten entre las dos hasta que la voz de un hombre desvía su atención.

– ¡Peggy!, tu amigo Ignam está aquí.

– Oh no, más hombres y ese ni siquiera es guapo para variar.

– Ve a recibirlo que apenas entre, lo callo.

– Entendido.

Peggy sale un momento mientras Niniel toma un trozo de tela del suelo con el que se esconde a un costado de la puerta esperando que entren a la habitación.

– Tus amigos parecen ser tan peculiares como tú.

Murmuro Luck observando con curiosidad mientras ella solo se encoge de hombros con una sonrisa juguetona esperando el momento en que Peggy abre la puerta y empuja a Ignam al interior tapando Niniel rápidamente su boca con la tela comenzando a luchar los dos hasta que Peggy cierra de nuevo la puerta con llave para unirse a la lucha colgando su cuerpo sobre Ignam armando un desastre por toda la habitación quedando Luck en su rincón observando todo hasta que después de diez minutos de lucha y hora y media de charla cuando todo se calmo, los cuatro se encontraban sentados sobre la alfombra cerca de la cama formando un círculo en la que se observaban como si no supieran que debían opinar sobre Niniel.

– Entonces una reina. Murmuró Peggy.

– Si.

– ¿Piensas allanar el castillo de nuevo?. Dijo Ignam enojado.

– No... bueno... si, técnicamente.

– No, técnicamente no, es un hecho.

– Para quitarle la corona y el marido a Lady Miriel.

Dijo Peggy haciendo que Luck y Niniel trataran de no reir mientras Ignam solo se enfureció más por el comentario.

– ¡Toma esto con seriedad, Peggy!.

– Lo hago, juro que lo hago pero técnicamente es eso y todo para arreglar la vida de las personas de todo el reino.

– ... Estás idiota Niniel, no cabe duda.

– No me digas eso, Ignam.

– ¿Que más te puedo decir?.

– No, ¡es que esto es increíble! y todo empezó queriendo allanar un palacio, debería también hacer eso con el reino vecino a ver como me va.

– ¡Que te lo tomes enserio, Peggy!.

– Pero es que yo también quiero casarme de repente con un príncipe solo porque me cole a un baile real.

Ellos se ríen a carcajadas divirtiéndose con la conversación hasta que un ligero sonido comienza a salir de la mochila de Luck sacando de el un reloj de bolsillo.

– Es Sergei, ¿Que hago?.

– ¿Eso es el comunicador?.

– Si.

– Solo contesta, quiero que mis amigos sean parte de esto también.

Luck lo piensa un momento pero después lo abre dejando escapar del interior la voz de Sergei como si lo tuvieran cerca.

– ¿Dónde están?, ¿Están bien?.

– Si, ya estamos en Capital Central, nos refugiamos con una amiga de Niniel.

– ¿Que?, ¿Nos está escuchando?.

– Si.

– ¿Pero que están haciendo?, ¿Hay más personas con ustedes?.

– Está mi hermano Ignam también pero por favor, Deja que escuchen, quiero que formen parte de esto, no puedo estar tranquila si no los tengo cerca, ellos fueron quienes me ayudaron a entrar al castillo antes, así que están bien contarles sobre esto también.

– Comprendo. Sergei suspira tomándose un tiempo para pensar. – Dime, el joven al que llamas Ignam es el que estaba a tu lado cuando fueron a ver a la reina Sophia, ¿verdad?

– Si.

– Bien, otra cosa más, ¿la chica es costurera?.

– Si.

– ¿Es quien hizo tu vestido?.

– Si.

– ¿Crees que ella quiera modificar tu vestido de novia?, me impresionó la forma en como estaba armado tu vestido de tal manera que nadie pudiera dudar de ti, necesitamos que puedas correr con el vestido pero sin que deje de verse como uno de novia.

– ¡No hay problemas!, improvisar es lo mío, solo debo recibirlo y comenzaré a coser.

– Es bueno escuchar eso ¿pero podrás hacerlo en una noche?.

De repente su cuerpo se estremece un poco al recordar lo horrible que se sintió por lo dormir a causa de hacer el anterior vestido para Niniel.

– Creo que... puedo hacerlo.

– Peggy, no te tienes que forzar a ayudarme, ambos pueden negarse a participar si creen que esto es una locura, solo quería que almenos estuvieran al tanto de lo que iba a hacer.

– Sabemos que viniste también por apoyo y eso de mi siempre vas a tener, además de que suena muy divertido, ni se que ocurra dejarme atrás.

Niniel voltea a ver a Ignam jugando un poco sus dedos mientras el frunce ligeramente su ceño haciendo que ella su cabeza con una pequeña sonrisa.

– Sabes lo que quiero oír.

– Me agrada la idea de ser una reina y más aún si de esa manera puedo ayudar a los demás aunque al mismo tiempo me aterra mucho pero ... no me arrepentiré, jamás.

– Entonces todo está bien para mí.

– ¿Porque últimamente aceptas todas las locas idea de Niniel?.

– Que importa cuánto lo intente, igualmente lo va a hacer, ya me cansé de evitar que no haga cosas absurdas, mientras no se arrepienta después intentaré que no salga lastimada en el proceso.

– Gracias, Ignam, te quiero mucho, mucho.

– Déjame en paz....

– Niños, ¿ya puedo continuar?.

– Lo sentimos señor Sergei, podemos continuar.

– La boda y la coronación se hara de forma consecutiva a las nueve de la mañana, así que escuchen con atención.

Todos quedan en silencio mientras Sergei dictaba los pasos que iban a seguir cada uno hasta iniciar al atardecer el primer movimiento de ellos presentándose Luck frente a las puertas de los muros del palacio vestido con su traje blanco con dorado de coronel acompañado por Niniel e Ignam que mantenían sus manos atadas tras su espalda junto a una tela que ocultaba sus cuerpos y rostros para que no los pudieran reconocer.

– No hablen, no se asusten, junto a mi no tienen nada que temer.

Murmuro Luck mientras esperaba a qué terminarán de procesar su orden comenzando a abrirse poco a poco el enorme portón donde se encontraba una pequeña fila de guardias que lo recibían en formación.

– ¡Bienvenido de vuelta, coronel Lutrein!.

– ¡Descansen y permítanme llevar a estos bandidos directo al piso inferir del calabozo sin recibir ni una pequeña pregunta sobre ellos porque al que lo haga, le haré extrañar como es el sabor de un simple plato de arroz por un mes!.

– ¡Señor, si señor!.

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