No soy tan fuerte.

Luck ayuda a Niniel a levantarse manteniendo una expresión de incredulidad mientras ella se separa de el muy preocupada por su inesperada experiencia volviendo a encenderse las farolas que se encuentran a su alrededor.

– Con eso no se juega, ¿sabes?.

– ¡No es un juego!, ¿me crees capaz?.

– Es que ... ¿Cómo puedes decir algo así con tanta confianza?.

– Quisiera saber lo mismo, simplemente lo sé.

– Se que ella no está en condiciones pero si así fuera, el señor Sergei ya me hubiera avisado.

– ¿Sergei?.

– El Tesorero y mano derecha de la reina.

– ¿Cómo iba a hacer eso?

– Bueno....

Luck hizo como si fuera a tomar su mochila pero no la traía encima, rebuscó entre los bolsillos de su pantalón pero tampoco había nada.

– Soy un idiota, lo deje en la posada a que fuimos anoche, antes de irme del palacio, el me dió un comunicador por si alguno de los dos tenía noticias importantes que dar.

– Entonces terminemos con esto y vallamos a la posada a buscarlo, si hablamos con el encargado-

Antes de acabar, un fuerte estruendo se escuchó en las calles y el encargado de la botánica apareció corriendo desesperadamente hacia ellos asustado y lleno de preocupación.

– Rápido, dejen todo, el príncipe Bastian a convocado que todos nos reunamos en las plazas centrales.

Niniel y Luck se miraron mutuamente comenzando a correr junto al encargado hacia la plaza central perteneciente a la Zona Este encontrándose con menos gente de la que pudieron imaginar.

– Comprendo que la gente le este dando la espalda al príncipe Bastian pero enserio creí que habría más personas.

– Yo igual y más porque un comunicado a esta altura no puede ser una buena noticia para nosotros.

Las nubes en el cielo se comenzaron a acumular bajo el brillo del ocaso como una gran tormenta sumergiendo lentamente en una fina oscuridad a toda la ciudad dejando nerviosos a las personas y encendiendo de manera automática el fuego de los faroles que se iban alterando proyectando solo una luz tenue que los dejaba con dificultades para ver bien.

– Creí que era mi imaginación pero ahora es muy obvio con los dos días el fuego apenas están dando algo de luz.

– El cielo ... se parece al que relataban los cuentos que me leía mi papa cuando era una niña.

Murmuró Niniel sujetando la orilla de la camisa de Luck sin quitar su mirar el cielo ya cubierto de nubes negras en su totalidad empezando a bajar un poco la temperatura.

– ¿Cuáles cuentos?.

– Creo esto estaba en el de Enid Gales.

– Oh, la leyenda de la reina que fue asesinada por su propio esposo hace siglos... no suena un buen cuento para una niña.

– Bueno, el libro infantil cuenta la historia de forma muy suave pero recuerdo que cuando ella murió el reino se volvió de esta manera y hasta peor por perderla.

– Pero son solo leyendas, ¿no?.

– Si.

Luego de varios minutos un cubo emergió del centro de la plaza con la imagen del principe Bastian siendo transmitida desde una de las habitaciones del palacio con una expresión afligida que intentaba ocultar mientras a un costado de su cuello se podía ver la figura de alguien con piel blanquecina y ojos envueltos en profundo rosa resultante que atraía toda la atención.

– Esos ojos....

– Son de Lady Miriel pero perturba un poco como se ven ahí.

– Gente de Azalea, lamento venir a informar que mi amada madre; la reina Sophia Mirai Beristain; acaba de fallecer después de estar luchando por un luego tiempo contra su desconocida enfermedad dejando al reino desamparado mientras caía con ella pero quiero garantizarles que lo superaremos, si continuamos unidos estoy seguro que lo podremos superar.

Las personas ante esa frase comienzan a abuchear al príncipe costando que puedan seguir escuchando de lo que está hablando.

– Me pregunto quien preparó ese discurso, se siente extraño que hable de esa manera en un aviso sobre la muerte de su madre.

– Para mi es más extraño que las personas esten tan resentidas al punto de ignorar que ella acaba de morir.

– Tienes razón, ni siquiera yo lo pensé, aun cuando le jure mi profunda lealtad.

– Solo resistan un poco más, mañana será la ceremonia de entierro de mi amada madre y pasado mañana mi boda y ascensión al trono junto a la princesa Miriel Renard de Ungernia, mantengan su espíritu fuerte, una nueva vida está por empezar.

El cubo desaparece provocando que las personas comiencen a agitarse mientas gritan su descontento contra las palabras del principe encendiéndose lentamente una turba que se empuja constantemente sin razón.

– ¿Que más debemos aguantar?.

– ¿Si no han hecho nada hasta ahora, como confiar que lo harán después?.

– ¿Una boda después de un entierro?, ¡son de lo peor!.

Luck toma la mano de Niniel caminando de vuelta a una de las calles principales para evitar el conflicto concentrado en ponerla a salvó de vuelta en su habitación.

– Regresemos a la posada, Sergei debe estar tratando de localizarme.

– Espera un momento, si lo que sentí en la botánica fue real, ¿Como es posible que organizarán todo eso tan rápido?.

– No lo sé y no quiero saberlo, tengo un terrible presentimiento.

Niniel suelta la mano de Luck bruscamente empezando a retroceder lejos del lugar aterrada sin quitar su vista de una figura que los esperaba a unos metros del lugar mientras Luck vuelve a tomar sus manos temeroso de perderla.

– ¿¡Que estás haciendo!?.

– Ahi, ese hombre.

Ella parecía estar particularmente nerviosa escondiéndose detrás de Luck hasta que esa figura se detuvo frente a los dos con mucha calma.

– Tu descuido es sorprendente, coronel Lutrein.

– Lo siento mucho señor y perdone mi atrevimiento pero ¿que está haciendo aquí?.

Niniel le da un vistazo abrazada a la espalda de Luck notando que era aquel anciano mayordomo que acompañaba a la reina Sophia la noche del baile.

– Es el mayordomo de la reina....

– Es un gusto verla de nuevo señorita Bauty, las cosas en el palacio son un caos así que a falta de comunicación, tuve que venir personalmente a buscarlo.

– ¿Cómo lo logro venir aquí?.

– Bueno...

– ¡Oigan!, ¡miren ese hombre!.

Grito alguien señalando directamente hacia Sergei provocando que todos los que estaban armando una conmoción en la plaza se volteen en su dirección alertando a Niniel que golpeaba desesperada la espalda de Luck.

– ¡Rápido!.

– ¡Comprendo!.

Luck levanta a Sergei sobre sus hombros corriendo a toda velocidad al lado de Niniel mientras Sergei se encontraba muy confundido e irritado por su sorpresiva acción deseando que lo bajen inmediatamente.

– ¿¡Pero que creen que están haciendo!?.

– ¡Posada!.

– ¿Segura?.

– Sin detenerte.

– ¡A la orden!.

– ¿¡Coronel Lutrein que demonios esta haciendo!?, ¡bajenme ya niños dementes!.

– ¡Cállate!.

Grita Niniel con fuerza casi raspando su garganta e introduce vuelto un bollo una pequeña toalla que llevaba en el bolsillo de su vestido dejando a Sergei aturdido y resignado de que hagan lo que quieran hasta que llegaron a la posada dejando que Luck siga directo hacia la habitación mientras Niniel le lanza un beso al de recepción siguiendo de largo también a la habitación.

– Nunca estuvimos aquí Gertrudis, te quiero.

– Claro que no, Niniel, me debes dos Artistelos de Dionalia.

Dentro de ella Luck bajo a Sergei en el centro de la habitación retirando el pañuelo de su boca y siguió hacia la cama para dejarse tumbar sobre ella recuperando el aliento en lo que Niniel pasa también agotada cerrando la puerta con seguro.

– Dios, tanta oficina me ha hecho daño, necesito volver al campo de entrenamiento.

– ¡Nadie me había tratado de forma tan desvergonzada como ustedes!.

– Que bien que ahora estoy fuera de servicio.

Luck se ríe un poco desdoblando la toalla de Niniel haciendo enojar aún más a Sergei mientras acomoda su traje analizando el lugar con atención en lo que Niniel se recompone.

– Lo siento mucho señor pero como su ropa muestra que viene del palacio lo tuvimos que sacar rápido de ahí, las personas son agresivas con los que vengan de allá y ahora que paso lo de Sophia ... las cosas no van bien.

– Oye, está es mi toalla, ¿la guardaste?, no quedó ni una mancha.

– Fuiste tan amable conmigo que lo quise conservar, se me había olvidado devolverlo cuando te vi.

– Muchas gracias Niniel, lo mantendré siempre junto a mi.

– Señor, puede sentarse dónde guste.

– No es necesario, solo vine a confirmar que vendrá con nosotros señorita Bauty.

Luck se sienta en la orilla de la cama observando fijamente a los ojos a Niniel mientras ella lo observa también con una suave sonrisa.

– Eso depende de que tienes para mí, Luck.

El le sonríe de vuelta nervioso al no tener idea de que responder.

– Estar estos dos días junto a ti fue ... Horrible para mí y a la vez muy divertido conociendo tu día a día dándome cuenta que ... te envidio.

– ... Está vez yo soy la que no te entiende, ¿Que envidias de mi?.

– Tu misma dijiste que todo el mal nace de la negligencia del principe Bastián y los problemas que nacen del palacio, un palacio en el que tienes la oportunidad de gobernar y repararlo todo pero no lo haces, aunque tengo una alta autoridad, tengo un límite entre las cosas que puedo o no hacer por el pueblo pero tú no. Respira hondo lleno de frustración agarrando con fuerza sus rodillas hasta temblar manteniendo la mirada baja. – Si tuviera la oportunidad de ser el rey, el líder supremo de todo y todos me aseguraría de que nadie más siga sufriendo está ruina pero no la tengo, la tienes tú y la estas rechazando, se siente tan ... horrible.

– Cielos ... era convencerme, no regañarme ... lo estabas guardando desde que viste al anciano, ¿verdad?.

– No fue solo el, fue todo, no puedo soportar todo esto como lo haces tú, no soy tan fuerte.

– Yo tampoco.

Murmura Niniel con ahogó provocando que el levanté su vista hacia ella encontrando su rostro cubierta de lágrimas en silencio haciendo que corra a tomar sus mejillas entre sus manos limpiandolas preocupado.

– Lo siento, no quería hacer eso, no llores por favor.

– Te equivocas sobre mi, Luck, había pensado también en eso pero ser la reina da mucho miedo, da tanto miedo que simplemente no puedo hacerlo.

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