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¡Dije que se detenga! - Fue lo último que dije antes de salir de ahí corriendo a toda prisa.

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Corriendo lo mas rápido que pude llegué a la fuente de hace un rato y me moje todo lo que pude, apenas podía asimilar lo que había pasado, así que directamente me dirigí donde estaba el Conde y le pedí irnos, pude ver su cara de confusión, especialmente por mi estado, pero al ver mi rostro supo que algo sucedía, así que solamente se despidió y me acompañó al carruaje.

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- ¿Qué sucede? - Me dijo seriamente

- Tengo calor... - Dije apenas en un susurro

- Estas caliente - Me dijo después de tocar mi frente - ¿Qué pasó? - Habló un tanto preocupado - Gil, llevanos a casa rápido - Le dijo al Cochero

- Si, Conde - Respondio aumentando la velocidad

- Tranquila, pronto llegaremos - Me dijo acariciando mi mano

- Creo... creo que me dieron afrodisíaco - Heble en susurros mientras trataba de hacer menos notorio las ganas que tenía de que me siguiera tocando

- ¿Qué?, ¿Que sucedió con tu vestido? - Dijo notando el vino en el y lo desastroso que estaba

- Hablaba con la... Duquesa y me sentí extraña, choqué con ella y... dijo que me cambiara... pero a la... habitación llegó... el príncipe

- ¿Tú lo planeaste? - Dijo notablemente enojado

- N..o - Trataba de no hacer nada, pues Adriel dormía en frente de donde yo estaba

- ¿Él te tocó?

- Creo que le dieron a él también - Dije apenas, viendo como apretaba las manos

- ... - Mientras veía como ignoraba todo, yo trataba de que la brisa de la noche me llegara al rostro, deseaba calmar esas ganas que tenía, y por más frío que me echara encima, parecía que nada funcionaba.

Sin darme cuenta ya habíamos llegado a la residencia, así que agarre la mano del Conde y lo llevé a mi habitación, sin antes decir que tengan cuidado con Adriel y lo taparan bien.

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- Lo siento Conde, pero realmente no aguanto más - Dije besándolo apasionadamente, deseosa de calmar las llamas que mi cuerpo sentía, sabía que aún estaba enojado así que trate de calmar un poco su furia - Le dije que soy su esposa Conde, no me hará esperar ¿verdad?, estuve aguantando todo este tiempo

- ¿Te tocó? - Me dijo seriamente

- No puedo mentirle, pero no le permití hacer demasiado... Necesito que saque esa sensación de mi mente esposo, deseo sentir las caricias del hombre con el que me casé - Dije sin saber realmente lo que hacía, me estaba descontrolando...

Me dejé llevar al saber que era el Conde quien estaba ahí en frente, me desvestí para él y poniéndome encima de él, lo aprisioné contra mi cuerpo obligándolo a saciar mis ganas.

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- Te enseñaré a no dejarte tocar por otro hombre -Dijo con una malévola sonrisa - Quitaré la sensación de sus caricias de tu mente, y grabaré las mías para que no se te ocurra volver a hacerlo por más drogada que estés

-Estoy a su merced - Dije sin aguantar ya las ganas...

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A penas desperté, los rayos del sol me llegaron al rostro... sabía que era tarde, pues habíamos estado haciéndolo hasta el amanecer... sentía mi cuerpo adormecido, pesado y adolorido en algunas partes, el Conde es algo agresivo al momento de las relaciones sexuales, ya me estaba acostumbrando... pero no puedo negar que ayer lo disfruté como nunca antes.

Decidí arreglarme ya que el Conde no se encontraba en la habitación, quería ver a mi hermoso Adriel, seguro estaría preocupado por haberlo dejado ahí.

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......... Mientras tanto .........

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Con los rayos del sol posándose por la ventana de aquella habitación, un hombre se levantaba exaltado, pues lo ultimo que recordaba era haber visto el rostro de su antes amiga, haber probado sus labios, estar extasiado por ellos, fuera de control y a punto de cometer un grave error.

Mientras se lamentaba sintió alguien moverse a lado suyo, así que la destapó y grande fue su sorpresa ver ahí a su prometida Camila.

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- ¿Alteza? - Dijo con voz dormilona

- ¿Cómo dormiste? - Dijo sin procesar aun lo que estaba viendo

- Fue la mejor noche de mi vida... - Dijo tímidamente escondiendo su rostro

- Yo... ¿Estas segura de lo que pasó? - Dijo confundido

- No me arrepiento de haberme entregado a usted, Alteza... - Dijo ésta, el príncipe procedió a después besar a su amada prometida y repetir lo que no podía recordar...

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Cuando Margaret ya estaba lista y mas descansada, salió para ir a la oficina de su esposo, despues de todo había prometido ayudarlo con su trabajo, y debía cumplir su palabra. Trataba de caminar lo mas normal posible, pero sentía un poco de dolor en las caderas, mientras a paso lento se dirigía con su esposo, en medio del camino la interceptó el mayordomo.

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- ¿Sucedió algo? - Hablé confundida

- El Conde desea que coma con él en el comedor - me dijo con una amable sonrisa

- ¿Por qué? - Hable sorprendida

- Usted sabrá señorita - Me dijo con un especial tono, no pude evitar verlo confundida mientras me sonreía de una manera realmente extraña

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Cuando estaba ya en el comedor pude ver a la madre de Adriel sentarse en el lado izquierdo del Conde, y a su hijo en el derecho. Justo al pasar la puerta Adriel giro para verme y noté lo emocionado que estaba.

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Margaret

- Es un honor que me haya invitado a la mesa Conde, agradezco su buena voluntad - Dije con una reverencia

Conde

- Basta las formalidades, espero no te moleste que te haya mandado a llamar para el almuerzo, pero entenderás que no podía obligar a mi esposa a que viniera para el desayuno, especialmente cuando esta apenas había dormido - Me dijo con una sonrisa ladina que provocó mi sonrojo

Margaret

- Lo entiendo... Conde

Concubina Mina

- Pero yo no - Dijo mostrando una seria expresión - ¿Me podría explicar por qué ella está aquí?

Conde

- ¿Exactamente desde cuando debo obedecer sus órdenes mi señora? - Hablo un tanto enojado el Conde

Concubina Mina

- Al igual que yo le demuestro mis respetos, usted debería mostrarlos hacia mí

Conde

- ¿Respeto?, ¿Desde cuando?

Concubina Mina

- Desde que llegué a este lugar

Conde

- No recuerdo ningún momento, y mas le vale guardar silencio si no quiere que le quite sus "privilegios"

Concubina Mina

- Yo me gané esos privilegios, no tiene ningún derecho a quitármelos

Conde

- ¡Silencio...!, Si te los quito es únicamente por que te los mereces, y lo sabes perfectamente

Concubina Mina

- Yo le di a su heredero

Conde

- Felicidades - Habló sarcásticamente - Me vale si me diste o no un hijo, también debes cuidarlo ¿no lo crees?, Ahora es mejor que se calle mi señora, o ya sabe. Margaret, siéntate a mi derecha

Margaret

- Si Conde

Conde

- Desde hoy comerás con nosotros Margaret, una vez a la semana nos reuniremos ya sea en la mañana, tarde o noche. Tu lugar será siempre a mi derecha, junto a Adriel, ¿Entendido?

Margaret

- Si Conde

Conde

- ¿Entendido? - Habló mas fuerte

- Si Conde - Repetimos los tres al unísono

Conde

- Perfecto, comamos - Dijo para hacer una seña

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Trajeron la comida a la mesa, y después de que el Conde comenzara, nosotros ya pudimos empezar.

El tiempo pasaba y el Conde comenzó a preguntar a Adriel como le iba, supo que había estado últimamente en la Biblioteca, y este le contó que por ahora solo estaba leyendo el Diccionario, ya que no tenía un maestro definido, pero que agradecía que en los próximos días viniera uno. Su padre sabía que su hijo no era de poner mucho empeño en los estudios, especialmente en los últimos días que le habían avisado de su desánimo y su extraña manía de escalar árboles, eso hasta que llegó su ultima concubina, le preocupaba su actitud especialmente por su actitud a tan corta edad, pero él no era mucho de hablar con su hijo, aunque este admitió abiertamente que deseaba hablar con su madre, que ella le contara sobre mas cosas y le explicará de otras, y por ello su empeño en leer el diccionario, deseaba que su madre le hablara como un igual, tal confesión sorprendió bastante al Conde, pero pudo ver el verdadero empeño de su hijo.

Luego el Conde empezó a hablar de trabajo, me preguntaba sobre el proyecto que estábamos desarrollando y si ya tenía todo preparado, le conté que dentro de poco le daría unas muestras mas exactas de como se vería el producto final y necesitaba también un evento para poder hacerle publicidad.

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Conde

- No hay problema, pero... ¿invitarás solo a mujeres?

Margaret

- Quisiera hacer que sea también para hombres, después hacer uno mas publico, para la gente mas común...

Conde

- Si piensas ofrecer ese producto a todo publico, supongo que será a un precio accesible

Margaret

- Así es, además que con el cacao se puede hacer no solo aquélla delicia, aunque por el momento es empezar con aquella barra, así podríamos ir asegurando su popularidad

Conde

- ¿Como lo llamaste?, ¿Chocolito?

Adriel

- Chocolate, padre. Pero mamá dijo que con el cacao se puede sacar jabones y otros productos para...

Margaret

- Para la belleza, y no comas con la boca llena cariño, te lo había dicho - Le dije limpiandole la barbilla por que se derramó un poco de comida al hablar

Adriel

- Si mamá - Dijo apegándose a mí y mostrándome una adorable sonrisa

Margaret

- Te volviste muy mimado... - Dije como un simple susurro

Conde

- No lo dudo... - Dijo burlándose de su hijo

Concubina Mina

- ¡Es suficiente! - Dijo levantándose repentinamente y dejando el comedor

Conde

- No le hagan caso, está acostumbrada a que todo se haga como quiere

Margaret

- Tal vez se enfadó por otra cosa... - Dije mirando tristemente a Adriel, pues sospechaba que estaba celosa por el trato de su hijo, que conocía a una extraña como madre y a la verdadera la ignoraba sin ponerse a pensar en su situación

No podía evitar sentirme culpable, después de todo era triste el hecho de tener que ignorar a tu hijo, por no querer que te vea en su estado o por que le tienes cierto rencor por ser producto de un abuso, al fin y al cabo eso hizo el Conde... abusó de ella, seguramente.

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- ¿Por qué tan silenciosa - Me dijo cuando llegamos a su oficina

- Es simple respeto a mi esposo -Dije tratando de evitar el tema

- No me engañas, lo estas desde que la Concubina Mina se retiró de la mesa, ¿Por qué?

- Con un largo suspiro decidí ser sincera - Verás... siento que le estoy quitando a su hijo

- De hecho ya lo hiciste - Me dijo recostándose un poco en su asiento

- ¿Qué? - Dije incrédula

- Mira Margaret, él es mi hijo, tengo otros, si, pero él al ser el heredero está propenso a no ser solo usado por todos

- Te recuerda a ti...

- Prácticamente. Amo a mis hijas, aunque casi no las veo, puedo decir que... si las amo, pero no quiero hacer con Adriel lo que hicieron conmigo

- No sabía que tenía mas hijos... - Dije en un susurro

- Es casi obvio después de tantas concubinas que tuve, y que tengo, ¿No lo crees?

- Si... - Me quedé un rato en silencio pensando - Él... ¿es su primer hijo?

- No... Tuve otros, pero fue el primer y único niño que sobrevivió al igual que su madre. Como sabrás, muchas luchan para tener privilegios, ganarse el título de Condesa con respecto a esta casa, y... para ello no solo se deshicieron de las mujeres, también lo hicieron de sus hijos, solo sobrevivieron las niñas pues en general estas no dotan de mucho privilegio en un harem, lo hace un niño. Sin ofender...

- No ofende... se como es todo aquí... - Dije rápida mente - ¿Qué edad tiene su hija mayor?

- Acaba de cumplir 11 el día de ayer

- Es casi una jovencita... ¿Ayer?, ¡Ohh... Dios!, ¡¿Por qué no me lo dijo antes?! - Hablé alterada

- Creí que solo te importaba Adriel

- En esta casa Seré madre de todos sus hijos ¿Entiende?

- Puedes tener hijos propios...

- Pero ellos también serán mis hijos... - Tratando de calmarme - Me desvié del tema

- Así parece. ¿Por qué te preocupas?

- Solo me pongo en sus zapatos, yo... no se si soportaría tener un hijo del hombre que

- Que te lastimó tanto, o no querer que te vean con marcas todo el tiempo sin saber que decirles - Me dijo con total seriedad - Margaret, me gusta que a pesar de que sepas como soy, me sigues mostrando respeto... aunque no entiendo el por qué. Solo te pido que no dejes a Adriel, si su madre no le pone la atención que necesita y merece, dásela, sé la madre que no pudo tener, te pido mucho pero

- Está bien... - Dije con una sonrisa - Me sentía culpable por que me sentía egoísta, pero creo que aquí la única victima fue Adriel, lo cuidaré a él como a sus hermanas

- Gracias... - Dijo rodeando el escritorio - Es un alivio tener a alguien como tú en un lugar como este - Habló quedándose en frente mío

- No agradezca... después de tod - Me detuve al sentir unos labios encima de los míos que se movían lentamente y que al darme cuenta comencé a seguir el ritmo

- Eres exquisita esposa - Me dijo luego de detener su beso que me dejaba sin aire - Dale algo lindo a Karra

- ¿Como? - Pregunté sorprendida

- Acabas de enterarte, te alteraste al saber que era su cumpleaños, ¿No es obvio?

- Usted me conoce bastante - Dije algo sorprendida

- No se sorprenda esposa, después de todo el tiempo que pasamos es lo normal...

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Comments

Melani Alexa

Melani Alexa

Síndrome de estolcolmo?? o que será eh..No me agrada la protagonista tiene algo que te hace odiarla..y no me la van a justificar la prota con que es sumisa o al conde por su pasado de mrd es así y que no se que, no pe.Tan todos lokillos

2024-02-05

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Tina Ixchiel Puthod

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es estupida

2024-02-03

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Anayeli Santiago

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la protagonista es masoquista

2024-02-03

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