18

Anastassia, de cabellos dorados como el sol, brillaba como tal, aun sin su cabello su sonrisa era lo suficientemente majestuosa como para compararlo con el sol… eso era ella, el sol brillante… simplemente hermosa.

La había conocido durante la visita a uno de los socios de mi padre, había llegado enojada por que de su carruaje se rompió una rueda y se quedó varada en lugar de poder continuar con su viaje al mercado, sabía que eso pasaba constantemente, especialmente por los caminos, por ello en nuestra casa habíamos decidido calcular el tiempo de resistencia de las ruedas, y las cambiábamos para evitar accidentes, y de paso se llevaba unas ruedas de repuesto, recuerdo que tal idea simplemente la la escuchó mi padre como si hubiera sido nada, ese nada fue igual que los demás, pero al día siguiente comenzó a ser ejecutada… 

Fue en el momento que ella vino con sus palabras, que una idea vino a mi cabeza, ¿por qué no trabajar en los caminos? Nadie ponía su atención en ellos, se quejaban y nunca se ponían a trabajar en el problema real… aunque tal pensamiento lo había dejado en segundo plano en cuanto la vi de frente, ella se había dado cuenta que yo estaba ahí "una visita", y apenada se disculpó por su actitud, aunque eso no me importó por que la vi… lo mas hermoso que mis ojos habían observado, no se como o cuando lo hice, pero le había invitado a un paseo cuando ya me estaba retirando… fue ahí que comenzamos a salir, cuando yo tenía 17 años…

Durante un tiempo estuvimos saliendo, paseando y teniendo encuentros ocasionales, y cuando menos lo esperé, la pensaba día y noche, deseaba estar con ella todo el tiempo, abrazarla y besar esos labios tentadores, acariciar su hermoso cabello, verla todo el tiempo… No sabía lo que me pasaba, pues no estaba tranquilo si no la veía al menos una vez al día, se estaba volviendo una tortura hasta que al contarselo a Ismael,  su deducción fue simple, amor. Una palabra para explicar mi estado, me había dejado sin reacción, yo lo consideraba un error, algo malo, pero Ismael decía que el amor llegaba a cualquiera, que hasta a mi padre le había tocado, no sabía qué pensar, para mi era un error, pues me había perjudicado, mi rendimiento había bajado por pensar constantemente en ella, no lograba concentrarme y deseaba verla o escucharla todo el tiempo, era una tortura… 

Ismael me convenció de decírselo a ella… Aún no se como lo hizo, pero… tampoco sé si fue lo mejor, pero se lo dije, y estaba feliz. A mis 18 sabía que me había enamorado de Anastassia, mi dulce y amada Ana, como solía decirle… 

Estaba decidido en hacerla mi esposa, mi futura Condesa, así que con todo el coraje del mundo fui a hablar con mi padre, pero antes, sabía que él la consideraría como algo malo viendo mi desempeño en mis deberes asignados, así que me dediqué a mejorar en ellos, hacerlo mejor que antes, mejor que el día anterior, debía hacer que mi padre no la vea como algo malo… pero no funcionó todo como esperaba. Después de hablar con mi padre, ella estaba extraña, era más callada, con menos tiempo, más irritable. 

Más adelante supe la razón, a mis 20 lo supe…

Era época de otoño, las hojas secas brindaban un hermoso aire a la plaza central de la capital donde a veces me solía sentar para contemplar la nada, en medio de mi silencioso momento que esta vez había decidido hacerlo completamente solo, había visto cruzar a una figura conocida, era ella que cruzaba con caminar sospechoso, viendo a su alrededor por si alguien la había visto… Ahí traté de seguirla sin que se diera cuenta, pero no se si arrepentirme por tal acto… pues lo que vi y oí fue demasiado para mi. Los labios que tocaba no eran los míos, y al hombre que sujetaba con sus brazos no era yo, mientras que con sus palabras repetía 《solo un poco mas y estaremos juntos como siempre quisimos, viviendo como lo deseamos mi cielo》  Destruido y a paso lento, me fui con mi tormento y lucha interna por encararla ahí mismo y saber por que lo hacía, reuniendome después con los cinco hombres que normalmente me seguían, sin notar perturbación mía, eso creí hasta que Ismael solo dijo - ¿lo viste? -, con la mirada directo a él no necesitó palabras para entender mi incógnita y respondió - lo sabía, lo sabíamos los cinco… pero no sabíamos cómo reaccionarías cuando te enteraras. Me sorprende que lo supieras por que solo abriste los ojos antes y no después - estaba sorprendido, dolido, pasmado… pero entendía a mi viejo amigo, él me conocía, pero no sabía cómo era yo enamorado - Llamémoslo destino o casualidad, como prefieras - respondí mirando inmediatamente a la ventana, observando ese hermoso paisaje, ese que tanto me gustaba… ese donde el sol parecía pisar la tierra, dolía… de eso no había dudas, dolía demasiado. 

Llegando a casa y observando el portal, me sentía débil ante la rutina diaria, ante el castigo que mi padre seguramente preparó, que últimamente se había esmerado en que sea más doloroso, más tardío… con suspiro traté de no darle muchas vueltas a todo eso, y simplemente decidí aceptar lo que se venía, puesto que, aunque no lo quiera, esta era mi vida.

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- Buenas tardes Condesa, ¿cómo se encuentra el día de hoy? - pregunté como todos los días, con un beso en el dorso de su mano

- Buenas tardes hijo mío, me encuentro bien ¿tú?

- Cansa

- Tu padre me dijo que te espera en su oficina apenas llegues - Dijo como siempre, sin importarle realmente mi respuesta o mi estado, sin importarle siquiera si tuve un error al saludarla, como últimamente había hecho para burlar un poco su respuesta, esa que repite como reloj cuando pasa por la misma hora

- Esta bien madre, pero quisiera comer un poco prim

- Dijo apenas llegues - Severa, nuevamente, sonreí por el chiste, era gracioso que no haya notado la noche a la distancia, o que realmente su cariño por mí sea tan patético que escucho la misma frase desde los 11 años que mi padre me hizo salir con él para aumentar mis deberes, o que realmente mi tiempo con ella haya sido tan mínima, que es la que más recuerdo y la única que no puedo evitar olvidar cada vez que llego a casa desde su fallecimiento, ahí cerca de la ventana para que el sol le llegue, cosiendo una prenda o tomando una taza de té.

- Si, Condesa 

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Como un saludo, siempre pasaba por su salón… a pesar de la lejanía que siempre tuve con ella, no podía evitar hacer la misma rutina… ya era costumbre, y su fallecimiento estaba reciente para mi. 

En su despacho, durmiendo, como últimamente encontraba a mi padre, lo vi en su asiento, así que para evitar su bochorno, salí para tocar la puerta y que sea él quien me deje entrar.

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 Toc, toc, toc, 

- Pasa - dijo con voz un poco ronca y algo apresurado 

- Buenas tardes padre 

- Es de noche - indicó seriamente 

- Disculpe - sonreí divertido, al verlo cansado por el mismo equívoco que últimamente repito 

- ¿Sucede? 

- Termine lo de hoy 

- ¿Tarde? - Dijo alzando una ceja 

- Estuve en la plaza un momento, espero no se moleste

- ¿Solo tú? 

- Si, ¿por qué la pregunta? 

- ¿Tu novia? 

- … Hoy quería estar solo 

- ¿Sucede? 

- No… 

- Sinceridad - dijo autoritariamente 

- Yo… la vi con otro… - dije suavemente - creo que... me tendieron una trampa, creo… que solo quería 

- ¿Dinero?, ¿título?

- Disculpe Conde, pero ¿por qué el interés? Nunca mostró preocupación 

- El puesto de tu madre no sería suyo, le dije

- Entiendo - dije levantándome - Me disculpa, pero hoy estoy indispuesto para seguir con los deberes

- ¿Enfermo? 

- No - solo dolido, pensé

- Sigue con tus deberes

- … - ¿Qué?, no lo entendía, ¿por qué era así? Estaba a mi límite… el dolor y coraje eran demasiados. Con las primeras lágrimas que me cayeron de los ojos, abandoné su despacho sin importarme nada, salí de la residencia, salí lo más lejos que el caballo me permitió, salí sin rumbo esperando que el frío del aire de la noche calmara un poco mi dolor. Odiaba a mi padre, lo odiaba por ser así, por poner esa diferencia entre mi hermana y yo, por no importarle realmente mi seguridad, solo era su heredero… nada más, era hijo de mi madre, de mi padre ¿pero por qué esa diferencia?, odiaba esto… ¿realmente importaba seguir?.

Llegué tarde a casa, silencioso todo… y solo un guardia que esperaba mi llegada me recibió con una inclinación sin mirarme siquiera al rostro, acostumbrado a ello lo ignoré y guardé al caballo que parecía agotado. Estaba más calmado… había llorado en ovillo, golpeado la tierra para sacar mi furia, sentía las manos adoloridas y llenas de polvo y piedras, así que al curarme esta me ardía profundamente… pero ese dolor distraía, y sin querer una risa me salía. No recuerdo desde cuando me salen risas en lugar de gritos, mi padre se detenía en ese punto… no se si era por que se sentía extraño o si sabía que ya me dolía demasiado, aunque es más seguro que sea el primero… 

Al día siguiente me sentía motivado para volver a seguir en la rutina, aunque no motivado… pero me sentía mejor que el día anterior.

.

- Buenos días Conde - dije luego de tocar y obtener su permiso  

- ¿Mejor? - dijo con cierta burla

- Si

- Elnhijo del Duque Tora desea proponerte algo 

- ¿Está dispuesto a que lo haga solo? - dije un poco asombrado 

- No sabré tu potencial hasta que lo hagas

- ¿Dónde? 

- Parko 

- De acuerdo - dije levantándome y recordando el viejo estadio Parko, en donde concursan gente que sirve a nobles o plebeyos que desean obtener gloria y fama. Por lo general la gente que va siempre apuesta, eso significa que tendría que llevar unas cuantas monedas, pero me intrigaba más lo que tendría que ofrecer el hijo del Duque, pues nunca tuvimos relación alguna y la diferencia de nuestros rangos es bastante… En ese momento mientras pensaba y me dirigía a la puerta, escuché un extraño sonido, que al girarme eran unos pergaminos enrollados y puestos en la mesa de mi padre

- Ayer te fuiste antes, espero sirva - dijo serio

- Lo revisaré - dije pensando que eran unos encargos que me tenía

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De esa forma llegué al Gran estadio Parko, donde algunos hombres esperaban para pelear, otros para demostrar su arte con la espada, y otros para mostrar a sus veloces caballos. Nunca antes había venido por lo que no sabía exactamente qué hacer o a donde ir, solo había escuchado rumores, historias, y estaba perdido en todo esta campo gigante. 

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- Herman Spanos - Dijo una voz a mis espaldas mientras observaba la gran construcción, así que giré sobre mis pies - Al fin tengo el gusto de conocerlo, joven Conde 

- Mucho gusto, supongo que es el joven Duque Tora - dije con una reverencia 

- Leonardo Tora, o solo Leo - dijo con una sonrisa - no me gusta usar los títulos cuando estamos en un lugar como este

- ¿Cómo este? 

- Si, uno no tan formal, entiendes ¿no? - yo solo asentí - Bien, entremos ¿traes dinero?

- Si

- ¡Genial!

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Era extraño… jamás había convivido con alguien que parecía tan animado, aunque lo que sí fue más incómodo fue que esa salida parecía solo un paseo, y en todo el evento no hablamos nada sobre el negocio del que mi padre me había comentado. 

Fue a la salida, mientras íbamos en el carruaje que me dijo que ya era hora de hablar de negocios, que se había divertido, y que era verdad los rumores sobre mi, no lo comprendía, así que pregunté para aclarar mis dudas 

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- ¿Rumores? - dije más relajado que cuando lo conocí

- Así es - dijo - dicen que sueles ser demasiado serio, arrogante para muchos… pero que, con tu gran capacidad para los negocios e inversiones, tienes una razón para serlo, aunque también dicen que las chicas te persiguen por esas mismas razones, tu seriedad las atrae - dijo con una sonrisa divertida

- No me interesa - respondí un poco seco - Hablemos de negocios, ¿por qué quería verme joven Duque? - dije serio, viendo como sacando una media sonrisa se recomponía en su sitio y su rostro cambiaba, parecía otra persona 

- He de aclarar que me gusta el dinero, como pudo notar seguramente, se manejarlo, se cuando es momento de invertir y cuándo debo retirarme, mi problema… es que no se como invertirlo. Al inicio traté con la suerte, pero la suerte, como una moneda, puede estar en tu mano y al segundo ir a otra persona… 

- Sea breve - indiqué 

- Conozco su reputación, el hecho de no tener un título del todo alto hace que no le tomen muy en serio a pesar de ser hijo de su padre, pero por ello muchos lo respetan 

- ¿Y? 

- ¿No quiere ganar su propio poder? Tengo un par de negocios que podrían interesarle, solo que no estoy del todo seguro, como dije es cuestión de suerte para mi, pero para usted… - Me miró y apuntando a su cabeza dijo - es solo analizar, tal vez no siempre gane el primer lugar, pero ganará aunque el tercero… y eso lo vi el día de hoy… usted tiene potencial, yo solo quiero que usted y yo…

- Unamos fuerzas - Completé al captar su silencio 

- ¡Así es!, ¿qué dice? 

- ¿Cómo se repartirá? - pregunté antes de cerrar el trato, para no caer en una trampa

- ¡Ja, ja, ja, ja… sabía que usted no era un tonto! Le ofrezco… 70, 30 

- Supongo que no podremos hacer el trato joven Duque - dije mirándolo retador

- Vaya… dígame por qué

- Véalo de este modo, seré yo quien analizará todo esto, usted solo me mostrará esos negocios, ¿no cree que es injusto que yo reciba solo 30? 

- Mmmm… se nota que es hijo de su padre… proponga

- 50, 50 

- ¿Por qué? 

- Me parece que soy bastante generoso, como usted dijo, tengo potencial, ya que usted solo me ofrece negocios, fácilmente puedo investigarlos y acapararlos ¿no le parece? - dije observando su rostro contraído y al final soltando una leve risa 

- Como dije… tiene potencial, 50 para ambos... no quiero salir perdiendo - dijo extendiendo su mano 

- Trato hecho - dije soltando una leve sonrisa, sabía que esto iba para bien, lo presentía

- Usted es tan… 

- ¿Arrogante? 

- Parecido a su padre - dijo tras negar mi pregunta - aunque también es arrogante, pero conoce su potencial, eso es bueno, saber lo que uno vale 

- Mi padre juega a ganar ganar, yo solo a ganar 

- Pero usted gana más 

- No - dije negando, sabiendo que mi padre sabía jugar sus cartas - él conoce sobre los secretos de la gente y lo usa a su favor, yo simplemente quiero hacer negocios sin usar esos secretos 

- Tienes la habilidad de tu padre para el juego, pero no usas las trampas que él usa, ¿no es mejor? 

- No siempre

- Entonces sólo mantén la trampa ahí pero solo cuando sea totalmente necesario, así ganarás 

- Pero no tanto como podría con sus estrategias

- Este es tu juego joven Conde, ¿realmente quiere jugar como su padre? - me preguntó, cómo sabiendo algo que yo apenas había logrado admitir

- Realmente no - dije un poco aliviado al ser comprendido a tal magnitud 

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Cuando llegué a casa el día estaba oscuro, la brisa fría de la noche anunciaba lo tarde que era… pues me había ido a resolver los asuntos que debía hacer y había retrazado a causa de esa reunión. Pidiendo comida a mi cuarto, me fui a bañar recordando de pronto los pergaminos que mi padre me dio, había olvidado en todo el día leerlos y seguro serían algo de suma importancia, así que con ello en mente al salir del baño los saqué y puse en cama para no olvidar revisarlos antes de dormir.

Estaba agotado, eso era cierto, sin embargo había algo que no me permitía dormir, y era la curiosidad que tenía en los pergaminos, temía que fuera algún trabajo que el Conde había arreglado solo para este día, de ser así… ya estaba perdido, así que con mi temblorosa mano y respiración algo agitada, la abrí encontrándome con mera información de personas… aunque había algo curioso, pues tenían algo en común, y era que todos conocían a la misma persona. 

Me sentía estúpido, un juguete de madera, me sentía simple ropa de tela vieja, usado y desechado como algo inservible después de algunos usos… Ella me había usado, pero tampoco fui el único, ¿cómo he de darme cuenta si permanezco ocupado?... la molestía que sentía era demasiado, pues era dolor transformado, ese mismo que sentí al verla en brazos de otro, era la rabia de todas las golpisas que aguanté ilusionado, de las frías palabras repetitivas de mi madre, del hecho de ver a mi hermana siempre entre salida y juego… mientras yo me quedaba teniendo castigos, insultos y trabajo, eran esas mentiras, esas que siempre había odiado, era al sentir que me vean la cara de estúpido… me molestaba que me vean como tal pues tal vez no era como mi padre, pero sabía mi valía, sabía lo que poseía… y esta vez le mostraría como lo sabía, esa mujer me las pagaría… 

Las ideas circulaban por mi cabeza, ¿secuestrarla y castigarla como mi padre lo hace?, no… no soy mi padre, ¿darle un regalo a mi padre por la información?... podría ser… una bella mujer como ella atraería bastante clientela… podría después venderla como esclava a uno de esos Reyes corruptos, odiaba todo este sucio mundo… pero, ¿por que negarselo a quienes realmente lo merecen?, pero… ¿por qué ser yo quien se ensucie las manos?, puedo dar la información… - pero quiero que ella sepa que fui yo, quiero ver su miedo... Oh… mi bella Anasstasia, mi hermoso sol brillante, pronto te apagarás, no debiste meterte conmigo… pues el poder, es un arma de doble filo - Con una sonrisa en el rostro, me acosté teniendo un plan en la cabeza ¿para que tomarme tiempo?, tengo cosas que hacer… y… basuras como ella no merecían de mi caridad, solo le mostraría las puertas del infierno para patearle y que entre en ellas, no sería yo su torturador… 

.

.

Eran dos semanas después, había estado con una extraña actitud estos días, malhumorado y de buen humor a cada rato… pero hoy no podía evitar estar inquieto, mis manos temblaban de la emoción que sentía, pues parecía que mientras más apresurado ansiaba que el tiempo avance… más trataba el tiempo de detenerse. 

Salí rápido de casa, sin desayunar siquiera, choqué con mi hermana y con sus insultos habituales me saludó, pero ignoré por la emoción… tenía muchas cosas que hacer, y debía apresurarme si quería llegar a tiempo.

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Ahí, en medio del camino de la capital, estaba la iglesia, la tarde mostraba esos colores que tan dignamente me detengo a observar para calmar mis ansias, hoy le daría un adiós a mi profundo amor al día, pues ya no era lo mismo para mi a pesar de necesitar tanto esos descansos breves que tan pocas veces podía darme. Con mi habitual mirada gélida entro, mi caminar lo más digno posible y mi pose una de arrogancia, como muchas veces mi padre me indicó, espero a escuchar a que la unión se ha concretado, y entro para mostrar mis "más sinceros aprecios". 

Aplaudo como una muestra de felicidad dirigida a ellos.

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- Espero disculpen mi tardanza a esta unión, se me hizo tarde… suelo estar bastante ocupado, pero quería... decir unas palabras - dije con una sonrisa que más de uno vio con ojos temerosos, pero mis ojos estaban fijos en ella, que estaba con una tez pálida, y el temor absoluto reflejado en sus ojos… - Te ves hermosa, mi bella Ana - dije suavemente - pero lástima que tengo un regalo para el novio - dije entregando el pergamino en sus manos. Mientras este leía me acerqué a Annastasia y con unos suaves susurros le dije - Tan bella… y tan estúpida, quería hacerte pagar con mis propias manos, pero ¿por qué yo?, ¿no es peor un hombre con aires de grandeza cuando se entera que jugaron con él? 

- ¿A qué te refieres? - dijo apenas… 

- Ya lo sabrás querida 

- No te tengo miedo, tú lo dijiste… tienes aires de grandeza - Negué con mi dedo en ese momento 

- No querida, yo si soy grande… pero… pronto sabrás a quién temerle, aunque no se si tu pequeña mente tendrá tiempo de asimilarlo - Escapándose una sonrisa de mi boca, me fui relajado, mientras el alboroto comenzaba a mis espaldas

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Había llegado a casa después de estar un rato en esa plaza que siempre había guardado mis pensamientos y mis silencios, relajado me dirigí al comedor… pues había llegado temprano y mi padre aún comía junto a mi hermana, había pasado un tiempo desde la última vez que comí con ellos. Con reverencia los saludo y comemos mientras ellos dos hablan y yo me mantengo en silencio, como siempre… Cuando me retiraba simplemente me levanté y agradecí por la comida, hasta que la voz de mi padre me detiene - ¿Relajado? - Solo lo miro por su pregunta - Duele, pero aprenderás a vivir en este mundo, descansa - Era extraño… ¿él lo sabía? Tal vez si, pero me convencí de decir unas palabras antes de irme - Gracias - Agradecí ese gesto, realmente lo agradecía.

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Comments

Marianita Hurtado

Marianita Hurtado

hola está muy linda la historia me gusta mucho esta novela 😸😻😻 actualiza rápido por favor 🙏🙏❤️😇

2022-08-26

6

Gloria Gonzalez

Gloria Gonzalez

hola me encanta la historia espero con ansias actualices. gracias

2022-08-26

0

Elizabeth Avarsua

Elizabeth Avarsua

supongo q es una historia de como el conde se volvió tan zorete no ?con una familia así quien no lo sería

2022-08-21

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